Al otro lado del mundo material/En los Brazos de Juanito En los Brazos de JuanitoVladimir planificaba con Dios cada etapa del trabajo conmigo y cada viaje. Ese día íbamos a visitar el sitio de poder de Juanito, el mismo lugar donde me encontré con Él por primera vez. Pero nuestro encuentro estaba teñido no solamente de ternura mutua, sino también de mi tristeza. Yo todavía sentía angustia por mi posible futuro horroroso y pedía perdón a Juanito por este estado mío. Estaba parada en una senda estrecha y rodeada de flores de rosa silvestre. Estas tiernas flores me sonreían con alegría llenándome de su aroma. Detrás de mi cuerpo, crecían unos pinos muy bellos y delante se extendía el mar, desde el cual llegaban, de vez en cuando, las voces de las gaviotas. Vladimir se fue habiéndome dejado a solas con Juanito y habiéndome dicho que yo pidiera Su ayuda en la curación de mi glándula mamaria. El Rostro gigante de Juanito estaba detrás de mi cuerpo, sobre los pinos. Salí del anahata hacia atrás y me arrimé con la espalda de la conciencia a Él. Me envolví en Su Ternura y me sumergí en Su hesiquia. No quería hablar. Así pasé, creo, unos veinte minutos, tranquilizándome y buscando las fuerzas para volver al estado armonioso. Sin embargo, ya era la hora de empezar el trabajo. Así que, apliqué todas las meditaciones conocidas por mí en aquel momento para purificar la energía del cuerpo. En este trabajo usé principalmente mis brazos de la conciencia unidos con los Brazos de Juanito. Pronto llegó Vladimir y me felicitó alegremente añadiendo que aparte de la eliminación de las contaminaciones energéticas, yo debería también «vivificar» la parte afectada del cuerpo para que la energía comenzara a fluir allí. Entonces me puse a pensar en algún método que pudiera usar en este caso y enseguida me dieron una respuesta: ¡las flores! ¡Puedo usar la imagen de los pétalos rosados y tiernos de la rosa silvestre! Así que, empecé a introducir las visualizaciones de los botones de las flores en mi glándula mamaria e imaginaba cómo éstas comenzaban a abrirse allí llenando gradualmente con su aroma tanto el lugar afectado como todo mi cuerpo. ¡Y pronto la ternura de estas flores, flores que Juanito me regalaba, me llenó completamente! ¡Y entonces la energía comenzó a fluir! ¡Sentí que la tensión desaparecía gradualmente y hasta respiré con más facilidad! Poco tiempo después, Vladimir me comunicó que deberíamos ir a visitar a los Lorenzes Divinos, Quienes nos invitaron a continuar el trabajo en Su sitio de poder que se encontraba en otra parte lejana en la orilla del mar.
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