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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Los Cuatro segmentos
 

Al otro lado del mundo material/Los Cuatro segmentos


Los Cuatro segmentos

Pronto nos acercamos al siguiente sitio de poder, donde Vladimir me propuso empezar a dominar una etapa fundamental y totalmente nueva del desarrollo.

—Hemos trabajado mucho limpiando y desarrollando nuestros chakras, dantianes y meridianos principales. Sin embargo, nuestros organismos pueden ser divididos en otras estructuras muy poco conocidas. Estoy hablando de los segmentos.

»El hecho es que nuestros cuerpos y capullos bioenergéticos tienen 4 segmentos verticales: dos derechos (delantero y posterior) y, analógicamente, dos izquierdos. Estos segmentos están separados entre si por unos tabiques. Nuestra tarea es examinar y purificar cada segmento y cada tabique de todas las inclusiones oscuras. No habíamos tocado este tema antes. Por lo tanto, teníamos la ilusión de que estábamos trabajando con todas las estructuras principales de nuestros organismos. Pero resulta que es solamente una cuarta parte de nuestras capacidades.

Vladimir hizo una pausa, para que yo pudiera comprender todo esto.

—¡En otras palabras, estábamos trabajando solamente «en el marco» del segmento derecho (si somos diestros) posterior!

Él hizo una pausa otra vez.

—Si aprendemos a hacer todo lo que ya conoces no desde uno, sino desde los cuatro segmentos, ¡nuestras capacidades meditativas se aumentarán cuatro veces!

»Es más, algunos malestares del cuerpo pueden ser eliminados sólo si uno purifica los cuatro segmentos.

»Cada segmento influye sobre todo el cuerpo y sobre los demás segmentos también. No obstante, el problema es que desde un segmento uno no puede ver lo que sucede dentro de otros.

»Es un hecho que a veces un segmento es «culpable» de la patología bioenergética dentro del otro segmento. En este caso, hay que empezar la sanación por el segmento «culpable», y no por el segmento donde observamos la patología.

»Por eso es posible liberarse de ciertos problemas de salud solamente a través de examinar y de limpiar todos los segmentos y también todos los tabiques entre éstos.

Empecé a comprender lentamente: «¿Entonces, qué resulta? ¿¡Todo lo que he hecho tengo que repetirlo ahora tres veces más!? ¿¡Y todas las meditaciones subsiguientes también deben ser realizadas en los cuatro segmentos!?».

Al ver mi rostro, Vladimir se echó a reír.

—¡Qué bien que tenemos solamente los 4 segmentos y no los 100! —concluí yo.

Pero él seguía imperturbablemente:

—En este momento, mientras estamos en la zona de trabajo de Adler, la tarea principal para ti es ver dichos segmentos dentro de tu propio cuerpo y capullo. Después debes aprender a revisarlos y a limpiarlos. Luego, los tabiques. Empezamos la revisión desde atrás. Así es más fácil ver. Y no te olvides de examinar también tu cabeza y piernas.

Salí del anahata hacia atrás y comencé a examinar mi capullo. Pronto encontré dichos segmentos y los tabiques entre éstos. Aunque debo reconocer que si no hubiera sido por las explicaciones de Vladimir, sería poco probable que los hubiera encontrado alguna vez. Y creo que ni siquiera hubiera logrado comprender de qué se trataba.

Pero no era todo. Y yo seguía escuchando sus explicaciones:

—Además, cada tabique está compuesto de dos mitades, las que podemos abrir desde adentro. Como resultado, éstas se despliegan y coinciden, si miramos desde arriba, con la circunferencia del capullo. Así se forma, en el centro entre todos los tabiques abiertos, un «nuevo meridiano central».

La tarea, a juzgar por la explicación, no era nada fácil. Pero resultó que lo más importante era comprender intelectualmente la descripción de los segmentos y los principios del trabajo con éstos. Tan pronto como lo entendí, logré hacer todo con facilidad, aunque en algunos lugares, para obtener la pureza necesaria, tuve que esforzarme más, como si estuviera moviendo las hojas pesadas oxidadas de una puerta.

Vladimir indicaba dónde estaban los oscurecimientos energéticos cuando yo misma no los notaba inmediatamente.

Después de algún tiempo, empecé a cansarme. Mi cabeza se puso pesada y comenzó a doler. No obstante, quería terminar lo más pronto posible aquel trabajo y, por eso, inventaba cada vez nuevos métodos para liberarme de los oscurecimientos. Entre éstos, prefería usar la visualización del fuego. Para mí era más cómodo trabajar con éste.

Vladimir, sin duda, veía mis pensamientos.

—Podemos usar el fuego de la meditación «Volcán»…

Con esmero, yo limpiaba todo lo que alcanzaba ver. De repente, Vladimir me comunica tranquilamente:

—Aquí está Eagle observando con interés y atención lo que estás haciendo. Él vino para invitarnos a Su zona de trabajo.

Imaginé cómo podría ser el Rostro atento de Eagle Que observaba mi actividad y me dio tanta risa que hasta se me pasó el cansancio.

Mientras estábamos caminando, Vladimir destacó la posibilidad de hacer las meditaciones «Salto al abismo» y «Volcán» desde cada segmento.

Quité el imaginario sudor de mi frente. ¡Tantas complicaciones!

¡Pero qué interesante!

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