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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
¡Aquí puedes entrar directamente en Jesús!
 

Al otro lado del mundo material/¡Aquí puedes entrar directamente en Jesús!


¡Aquí puedes entrar
directamente en Jesús!

¡El día de hoy vamos al sitio de poder de Meniul!

¡Y yo ya puedo vivir sin lentes! Además, puedo extender fácilmente mis brazos desde el corazón espiritual, ya acostumbrado a los estados expandidos, para acariciar y abrazar las copas de los árboles, los pájaros… El sol matutino llena todo el espacio de su tierna luz, y yo sitúo un solecito similar, pero más pequeño, en mi anahata y brillo con éste para todo y todos alrededor.

Experimento otra vez la alegría del encuentro con Vladimir y Katia en el tren eléctrico. Luego de un corto viaje, bajamos del tren y caminamos por el sendero en el bosque llegando finalmente al sitio de poder de Meniul.

Era muy temprano en la mañana. Una neblina ligera flotaba suavemente alrededor. Las ramas de los abetos estaban humedecidas con el rocío.

Lavamos nuestras manos con nieve y comimos un poco.

Cuando todos se fueron a trabajar en sus tareas, Vladimir me invitó a seguirlo y, al volverse hacia el mar, comenzó a explicar:

—Aquí está, dentro del Mahadoble gigante de Meniul, un sitio de poder muy interesante e importante. Está destinado para el trabajo con las tres órbitas: la microcósmica, la macrocósmica y la intermedia. Vamos a comenzar con la intermedia, o sea, con la órbita alrededor del cuerpo. Experimentamos las fronteras del propio capullo y, caminando hacia delante, empezamos a girar la energía alrededor del cuerpo dentro del capullo. Hay que mencionar que en esta área de trabajo de Meniul esa rotación sucede como por sí sola, sin un gran esfuerzo del practicante. Es así porque en este lugar Meniul ayuda a sus discípulos encarnados a dominar dicho ejercicio fundamental.

Vladimir, caminando hacia delante, mostró cómo había que hacerlo.

—Y si caminamos en la dirección opuesta, el sentido de la rotación también cambia al opuesto, como por sí solo. ¡Es un sitio de poder muy interesante y extraordinario!

Intenté experimentar mi capullo. Pero no pude. El problema fue que ni siquiera empecé a trabajar con éste cuando me preparaba para la visita. Lo único que me acordé de este tema fue unas dos esferas alrededor del cuerpo con puntos luminosos, como lo describió Carlos Castaneda. Y no empecé a trabajar con estos ejercicios en mi casa, porque no había imaginado, bajo ningún concepto, que llegara a esos niveles de desarrollo.

Caminé varias veces por aquí y por allí, pero no sentí ningún cambio, puesto que ni siquiera tenía una idea de dónde está localizado y cómo es ese capullo.

Vi a Larisa que caminaba hacia mí, repitiendo el mismo ejercicio que yo. Pedí su ayuda, pero al fin tuve que reconocer y decir a Vladimir que no lograba hacerlo.

Entonces él dijo: «Dejemos los capullos por ahora», y empezó a explicar el principio de la rotación de la energía en la órbita microcósmica. Después de indicarme su trayectoria en el cuerpo, me envió otra vez a trabajar en el sendero según lo explicado.

Ahora sí logré realmente sentir la rotación, la que, en aquella etapa de mi desarrollo, se parecía al movimiento de una oruga de tractor.

Después de trabajar con la órbita, decidí volver a trabajar con el capullo. No sé por qué, pero lo experimenté redondo como una bola y, además, transparente. Pregunté a Vladimir sobre esto. Él dijo que un capullo purificado de hecho debe verse completamente transparente.

—Y en cuanto a Carlos Castaneda, él en realidad no logró abrir su corazón espiritual. Su edad psicogenética no le permitió realizar con facilidad esta autotransformación. Por ende, él simplemente no pudo comprender muchas cosas que practicaban sus compañeros indígenas y las describió inadecuadamente.

Habiendo cortado sus explicaciones, Vladimir de repente dijo con mucha tranquilidad:

—Jesús vino. ¡Puedes saludarle! Él está aquí —Vladimir alargó su brazo y señaló en el espacio delante de nosotros—. Ahora puedes entrar directamente en Él, experimentarlo y escuchar lo que está diciendo.

Habiendo notado mi confusión, Vladimir comentó:

—Podemos escuchar las palabras de Dios de la mejor manera, siempre y cuando estemos en la meditación: «Existe sólo Él, yo no estoy». Solamente en este caso Sus pensamientos se nos hacen muy claros y entendibles.

Di un paso hacia delante.

¡La intensidad de las sensaciones que surgieron no la puedo comparar con nada! ¡Parecía que no había nada salvo Jesús! ¡Las olas de Su Éxtasis traspasaban mi cuerpo! En unos segundos, mi vida entera pasó ante mí y sentí que mi control sobre las emociones fue llevado como una rama seca con un fuerte soplo del viento… Lloré…

Me parece que sobre Jesús Amoroso yo había sabido siempre. Desde mi niñez temprana, tengo recuerdos de los dibujos animados extranjeros, creados según los temas del Nuevo Testamento, que fueron mostrados en las mañanas durante todo el año y los que yo veía siempre con gusto.

Aquí tengo 5 o 6 años. Estoy caminando con mi abuelita y le pido que me enseñe a orar. Aun esto era extraño, ya que mis padres, educados en el ateísmo, nunca hablaron conmigo de Dios. Tampoco lo hizo mi abuelita, quien empezó a visitar la iglesia solamente en sus últimos años. Pero yo sabía en aquel entonces que podía preguntarle sobre la oración. Y esto no era un plan premeditado, sino que pasó espontáneamente.

Y la abuelita empieza: «Padre nuestro, Que estás en el Cielo…», y yo repito. Así aprendí.

Una vez perdí el zapatito de mi muñeca favorita y estuve muy triste. Temía haberlo perdido en el almiar y entonces nunca lo encontraría. Pero recuerdo que me acerco a la ventana, a través de la cual brilla la luz del sol, me pongo de rodillas y empiezo a orar y a pedir a Dios que me ayude a encontrar el zapatito. Pedí muy sinceramente, aunque nadie nunca me lo enseñó. Luego me puse de pie e iba a hacer mi cama. Pero, de pronto, levanté del piso el extremo de la cubrecama y… ¡Oh alegría! ¡El zapatito!

Lo agarré, lo estreché contra mi pecho y me fui corriendo a contarle a la abuelita lo que pasó. Ella reaccionó muy moderadamente y mis padres no reaccionaron en absoluto. Pero no me afligí por el hecho de que nadie quiso compartir mi alegría; al contrario, satisfecha, me fui a hacer mis cosas.

También tengo recuerdos de edad más madura. Una vez, agobiada completamente por los fracasos en la universidad, por las sobrecargas intelectuales y, además, por una fuerte riña con mi mamá, yo, habiéndome «sumergido» profundamente en «mí misma», escondiéndome del mundo como una tortuga en su coraza, rogaba desesperadamente a Dios que viniera y me ayudara. La sensación de la injusticia (según mi medida) de todo lo que sucedía producía en mí una tristeza permanente. Yo lloraba en mi almohada y llamaba a Jesús. ¡Y Él venía! En aquel entonces, yo no lo entendía tanto como ahora, pero sin duda Él venía, porque enseguida me calmaba. Yo imaginaba que Él secaba mis lágrimas, sentado en mi cama y teniéndome de la mano. Y así me dormía.

¡Y ahora aquí una nueva etapa de mi vida, el resultado de mis ardientes búsquedas y llamadas! ¡Las palabras apenas pueden describir lo que experimenté en aquellos momentos cuando estuve en Él y Le agradecía una y otra vez!

Vladimir se había ido, dejándome a solas con Jesús especialmente. Lágrimas brotaban de mis ojos. No pude calmarme de ninguna manera para escuchar aquello que quiso decir Jesús.

Tuve que salir de aquel lugar. No quise que alguien me viera llorando. Tenía que tranquilizarme urgentemente. Habiendo enjugado otra vez mis lágrimas, puse mi cuerpo bajo un árbol para descansar. Se acercó Vladimir. Él, con aire pensativo, miraba a mi lado, o escuchando o formulando su pensamiento:

—Ya que tú misma no lograste escuchar lo que dijo Jesús, te lo trasmitiré yo.

Me quedé inmóvil.

—¡No has de ignorar aquello que recibes ahora! ¡Es inadmisible! Si esto pasa, será una gran mancha en tu karma.

Vladimir continuó:

—Jesús se abrazó con Meniul. Dicen que debes fortalecerte en el nivel logrado.

¿Pues cómo? ¿Acaso dudan de mí? ¿Acaso Él supone que yo puedo tratar todo esto como un juego? ¿Quizás, haya hecho algo malo en mis vidas pasadas, si Dios no está seguro de mí? ¿O es el destino de cada alma humana demostrar su fidelidad constantemente?

Hasta ahora no logro comprender cómo algunas personas que se acercaron tanto a Dios (verbigracia, Olga) pudieron apasionarse de repente por algo pasajero y dar la espalda. En este caso, de hecho, es posible dudar de todos.

Sin embargo, la parte positiva de esa advertencia consistía en que dejé de llorar completamente.

No tuve tiempo ni para anotar las palabras de Jesús, y Vladimir ya añade:

—Kair está aquí. ¡Dice que la «unión con los gatos» debe ser remplazada por la Unión con Dios ahora mismo!

Sentí que estaba empezando a entrar en el estado de postración. «¡¿Kair?! ¡¿Gatos?! ¡¿Ahora!? ¡¿Cómo ahora?! ¡¿Ahora mismo!?». Intenté entrar en la Unión, pero no logré, por lo visto, nada bueno debido al caos de las emociones y los pensamientos.

Vladimir sonreía. Me pareció incluso que todo esto fue dicho a propósito para que no me relajara*. Pero si los Maestros sonreían viendo esta situación y mi reacción, yo no.

Poco a poco empezaron a llegar los demás. Vladimir también les dijo que Jesús, Meniul y Kair estaban aquí.

No obstante, no vi en nadie ni siquiera una pizca de la emoción que acababa de sentir. Por el contrario, podría definir su estado como dichoso o beatífico. La paz y la tranquilidad en los rostros, las sonrisas cariñosas… Además, tuve la sensación de que ellos estaban aquí solamente con una parte pequeñísima de ellos mismos, y su mayor parte estaba muy lejos, en la infinidad… Pero esto no les impedía ver, oír y comprender todo lo que pasaba aquí.

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