Al otro lado del mundo material/«La teoría urinaria» «La teoría urinaria»Antes de entrar en la estación del tren, Vladimir llamó mi atención sobre el hecho de que yo… orinaba muy poco. Todos van a los arbustos con frecuencia, pero tú, dice, casi nunca, y me dictó al respecto una conferencia entera, a la que llamó la «Teoría urinaria». Los pis se dividen en: Obligatorios y facultativos (es decir, individuales, no necesarios para todos a la vez). Los pis obligatorios se realizan antes del trabajo meditativo o, por ejemplo, antes de un viaje largo o antes de dormir. La observación escrupulosa de los pis obligatorios acostumbra al hombre a vivir según el principio «¡hay que!» en vez de «¡yo quiero o no quiero!». El Guerrero Espiritual debe vivir solamente según el principio «¡hay que!». El que no ha dominado la práctica correcta del pis, todavía no ha aprendido a trazar correctamente su camino en la vida. La vejiga urinaria sobrellena distrae los indriyas de la conciencia, actuando de la misma manera como la ropa apretada. ¡Y no es posible experimentar la libertad y amar cabalmente a Dios si uno no orina a tiempo, según la regla mencionada! Todo esto Vladimir lo pronunció con gracioso énfasis, manteniendo en su rostro una expresión seria. Y los demás lo estaban escuchando expandiéndose desde los anahatas debido al arrobamiento. Todas las relaciones entre los miembros principales del grupo de Vladimir siempre tenían este aspecto abierto, tierno y amoroso, saturado del preocuparse el uno del otro y ahora también de mí. Aquí bromeaban mucho y reían, a pesar de la situación política adversa y las condiciones materiales severas de la vida. Me contaron que en los años anteriores las bromas de Vladimir estaban relacionadas frecuentemente con los «juegos de religión». Este término lo usaba él para referirse a las situaciones en las cuales las personas adultas «juegan a la religión». Es decir, van a las escuelas supuestamente «espirituales», donde, en vez de realizar el trabajo verdadero que Dios espera de nosotros, se entretienen repartiendo mantras especiales, recibiendo nuevos nombres extranjeros y llevando ropas y peinados específicos «de monje». Riéndose de todo esto, él empezó a llamarse a él mismo, para los amigos cercanos, como «Murka», es decir, como aquel que inventó el mantra del deleite felino, «Murk». Katia una vez dijo que este nombre le iría muy bien, porque él es, de hecho, Murka. Y por más difícil que sea la situación a su alrededor, él simplemente ronronea varias veces con el mantra «Murk», para igualar las energías dentro del cuerpo y del capullo, y se sumerge en la Conciencia de Dios. Y allí está el Éxtasis. Y este Éxtasis él lo regala a los demás. Dios está en él y él está en Dios. Él lo ha realizado. * * * En algún momento, empecé a sentir que mi cabeza comenzó a reventar lentamente e incluso me daba cierto dolor al moverla. ¡De inmediato, me puse a culparme de no haber trabajado bien y de haberme descuidado tanto en el tiempo que había vivido desde el inicio de mi encarnación! Se acercó Vladimir y comenzó a explicar que después de tales entrenamientos curativos, cierto problema de salud podría agravarse al principio antes de desaparecer. Le conté sobre mi dolor de cabeza y él confirmó que era el agravamiento temporal mencionado por él. Respiré con alivio. Entonces, esto, por lo visto, era un indicio positivo. En la tarde del mismo día, el dolor persistía y no pude dormir. Además, deseaba vehemente limpiar al máximo «mi burbuja alta de percepción». Y lo mejor que pude hacer, según mi entender, era arrepentirme. Entonces, me puse a recordar, una tras otra, todas las ofensas, tanto las mías como aquellas que hice a otras personas, todas mis pretensiones y acusaciones y todos mis deseos que iban contra el principio del Amor y, por consiguiente, generaban sólo sufrimiento y desilusiones. Yo trataba esta vez de repasar aquellas situaciones en un estado emocional correcto. Después volví a leer los libros y probé hablar con el Espíritu Santo y escuchar Sus respuestas hasta que sentí un agotamiento total. Y sólo entonces dormí.
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