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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Sobre la competitividad
 

Ensayos sobre lo Principio/Sobre la competitividad


Sobre la competitividad

Cuidémonos de cultivar en nosotros la competitividad —que en gran medida es el deseo de vencer a los demás, de lucir mejor que los demás—.

El éxito competitivo es espiritualmente peligroso porque cultiva el orgullo. Es decir, hace crecer el egocentrismo en la persona. Mientras, que por el contrario, el egocentrismo debería ser erradicado voluntariamente de uno mismo.

La gente compite por dos motivos principalmente, por recompensa o —por fama—. Nos concentraremos en el segundo, ya que después de todo, es el más importante desde la perspectiva de la ética espiritual.

La competencia está enraizada y se manifiesta con mayor claridad en los deportes. Mi consejo es que —sería mejor que los atletas actúen no por obtener premios o fama— sino por transmitir belleza espiritual a la audiencia, ¡mostrando con su ejemplo el Camino a la Perfección! (Por supuesto, aquí solo podemos hablar de esos deportes que acercan a los adeptos al paraíso).

Por ejemplo, ¡qué gran fiesta espiritual se dio en las presentaciones del patinaje artístico en Moscú el invierno de 2020-2021! Tanto los atletas como los millones de espectadores que vieron los eventos incluso a través de la televisión, ¡avanzaron espiritualmente! ¡Cuántos Espíritus Santos estuvieron presentes en la pista de hielo durante las actuaciones! ¡Todos intentaban ayudar a los presentes! ¡Y muchos —lograron sentirles—!

Después de todo, el avance real en el Camino espiritual no se basa en la «mortificación de la carne», en el llanto crónico por la «inevitabilidad del infierno», en pedir «bendiciones» a Dios, o en el aburrido «¡Señor ten piedad!». Simplemente en tratar al menos al comienzo, de sentir brevemente —los estados de los Espíritus Santos— como los Estándares para sintonizarnos con Ellos.

Y Sus estados pueden describirse como: Refinamiento, Ternura, Dicha, Belleza, Expansión en las capas más sutiles del Absoluto, y disposición para ayudar a todos —con Su Sabiduría y con Su Amor—.

¡Tiene sentido esforzarnos por llegar a ser como Ellos!

* * *

¿No sería pues más útil para las personas adultas que se esfuerzan hacia Dios aprender a ceder en vez de —a ganar—?

En cuanto a los niños, dejémosles competir en sus juegos de niños que esto les ayudará a desarrollarse.

Y que las almas adultas encarnadas, al erradicar su egocentrismo —se preparen para fusionarse con Dios y disolverse en Él— cuando estén listas para ello según el resto de los parámetros del perfeccionamiento.

¡Intentemos pues aprender a sentir constantemente a Dios, Quien en todo momento observa nuestros pensamientos, emociones y decisiones! Y Quien nos ayuda mientras aún haya esperanza…

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