Ensayos sobre lo Principio/Sobre la Sectaria Estrechez del Pensamiento Sobre la Sectaria Estrechez del PensamientoLas sectas son asociaciones religiosas de personas cuya visión del mundo difiere significativamente del conocimiento verdadero sobre Dios, Su Evolución y nuestras responsabilidades en este sentido. Además, a más primitiva la secta, más agresivamente se comportan sus líderes en relación a otras asociaciones religiosas: ¡ellos tienen que retener y mantener obediente a su «rebaño»! Porque tales líderes son «alimentados» financieramente por sus partidarios embaucados. Al mismo tiempo, los «adeptos» de la secta pueden ser mantenidos con el temor al castigo por intentos de abandonar la secta o por dudas sobre su rectitud. Una de las indicaciones de sectarismo es el inculcar odio y hostilidad hacia todos los disidentes y librepensadores. Está claro que el éxito espiritual está excluido en esta situación: ¡el Creador no permite que personas con vicios tan acentuados se acerquen a Él! Por el contrario, el desarrollo en uno mismo de la capacidad de diferenciar entre la verdad y la falsedad puede conducir al logro del progreso espiritual. Esto es llamado la capacidad de pensar críticamente. Personalmente, me las arreglé para caminar el Camino a la cognición directa de Dios —gracias al hecho de que incluso en el comienzo mismo de mi despertar espiritual en esta vida terrenal— definí para mí tal credo: ¡«El aceptar e integrar lo mejor de todo lo bueno»! … Una vez, seguidores de una de estas sectas comenzaron a hablar conmigo —con la intención de convertirme a su fe—. Yo les respondí muy benevolentemente, concordando con las cosas correctas que veía en sus sermones y tratando gentilmente de corregir en lo erróneo. Al final de nuestra conversación, me ofrecieron tomar como presente el folleto impreso por su editor, titulado «¿Cuál es el Significado de la Vida?» Lo di vuelta y me di cuenta de que esa pregunta sólo se había puesto ahí, sin embargo no había ninguna señal de que los mismos autores, siquiera aproximadamente, conocieran la respuesta. Agradeciendo cortésmente decliné el presente y les ofrecí tomar en respuesta mi folleto «El Significado de nuestra Vida». «¡Aquí —dije— la respuesta a la pregunta, pon en tu libro!» … Pero ellos… retrocedieron y agitaron sus manos: «¡No, no! ¡Tenemos prohibido siquiera sostener en las manos libros que no fueron publicados por nuestra organización!…»
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