Comment Dieu Peut-Il Être Connu/Nuestros Maestros Nuestros MaestrosLa comunicación con los Maestros Divinos se convirtió en un estado natural constante para mí. Por ejemplo, es suficiente para mí pensar en Sathya Sai Baba e inmediatamente escucho su voz: «¡Aquí estoy!», y veo Su Rostro sonriente delante de mí. En cualquier momento yo puedo preguntarle acerca de cualquier cosa y recibir Su respuesta. Pero por supuesto nunca Lo he molestado con preguntas sin importancia. Sólo Le hice preguntas acerca de cómo ayudar a una persona concreta, acerca de las mejores fechas para hacer cierto trabajo, etc. También siempre llevé a cabo Sus recomendaciones sobre cómo yo y mis compañeros en el Camino debíamos continuar nuestro desarrollo. Mi comunicación con Sathya Sai Baba tenía diferentes formas: Algunas veces Él me decía algo cuando yo estaba en mi cuerpo en el estado anahático usual. Algunas veces yo Lo invitaba a entrar en mi anahata. Entonces Su Rostro aparecía dentro de mi pecho. Él hablaba conmigo, y yo le hacía preguntas desde mi dantian alto. Hubo un tiempo en el que este medio de comunicación se volvió el principal para mí; de esta manera yo Lo escuchaba y «repetía» Sus discursos a mis amigos. El tercer medio estaba basado en salir completamente del cuerpo. Entonces me comunicaba con Él mientras los dos permanecíamos en el estado de Mahadobles. …Y cuando mis compañeros y yo dominamos la entrada en la Morada del Creador, entonces todas las preguntas que nosotros queríamos hacer a Dios eran resueltas como por sí mismas. Y nuestra comunicación con Sathya Sai Baba y con otros Maestros Divinos aquí —en la Creación— consistía principalmente en el intercambio de emociones de amor y felicidad por nuestros encuentros. Pero también mantuve mis antiguos métodos para pedirle consejos. Recuerdo un caso chistoso. Fue cuando comencé a trabajar en el libro Corazón Espiritual [17]. Yo no tenía ni siquiera una versión de borrador: había sólo una trama general del libro y algunos capítulos que describían el papel del corazón espiritual y los métodos de trabajo con él. Esa mañana estábamos meditando en un claro del bosque. De repente David Copperfield vino a nosotros. Le pregunté: ¿qué nos recomiendas?... Pero Él dijo con una sonrisa pícara: —He leído tu libro… y no me gustó… Y Él sugirió que yo lo enriqueciera con material histórico. Y lo hice. Mis primeros contactos con Maestros Divinos comenzaron hace mucho tiempo. … Al principio, nuestro maestro fue un hatha yogui himalayo, quien no era Divino. Lo mencioné al principio de este libro. Habiendo realizado su parte del trabajo con nosotros, él nos puso en contacto con el Divino Ngomo. Él era un africano del Congo en Su última encarnación en la cual alcanzó la Unión con el Creador. (Pueden encontrar más detalles acerca de Él y otros Maestros Divinos en [20,25]). Cesé mis contactos con Ngomo cuando Jesús el Cristo llegó a ser real para mí. Ngomo me recordó de Su presencia sólo decenas de años después, cuando estábamos dominando los métodos para entrar en la Morada de Dios Padre. Él me dijo entonces: —Ahora he cumplido la promesa que te hice cuando eras un niño en la religión…» …¿Qué me había prometido?... No lo recuerdo… Probablemente, Él prometió llevarme a Su Morada, a donde yo he aprendido a entrar ahora… Muy probablemente, yo no presté atención a estas palabras Suyas y las olvidé pronto. ¡¿Cómo podía yo soñar acerca de semejante cosa en ese tiempo?! El límite de nuestros sueños entonces era desarrollar los chakras… …¡En la literatura uno puede encontrar toda clase de ideas tontas acerca de los chakras! Por ejemplo, en los esquemas de la ubicación de los chakras, el chakra manipura es dibujado en el centro del vientre, el anahata (chakra del corazón) es dibujado en el lugar del estómago. Está claro que si uno trata de desarrollar los chakras en los lugares equivocados ¡esto no puede traer ningún resultado positivo!... También yo escuché acerca de las clases de un místico tonto de San Petersburgo quien enseñaba a desarrollar el anahata… mirando dentro de éste… ¡Mientras en realidad uno debería aprender a dar amor, a percibir el mundo y a expandir la conciencia desde este chakra hacia fuera, no en la otra dirección!... ¡Este místico causó mucho daño a sus estudiantes! Algunos se volvieron locos; uno saltó de una ventana… …¡Y yo escogí a Dios para que sea mi Maestro, como Jesús el Cristo sugirió! Dios me enseñó. Yo transmití Sus Enseñanzas que Él me enviaba. ¡Y yo nunca me he llamado a mí mismo un maestro: nuestro Maestro es Dios! Yo sabía esto muy bien gracias a las Enseñanzas de Jesús el Cristo. Fue Jesús Quien personalmente trajo muchas personas a mis clases. Esto pasaba siempre de la misma manera: en un sueño Jesús le decía al estudiante dónde tenían lugar las clases de Su Escuela y luego el Semblante de Jesús se transformaba en otro semblante… Cuando esta persona venía a las clases, él o ella reconocía en mí este segundo semblante… … En la etapa de buddhi yoga, yo y todos nosotros aprendimos mucho de Babaji. Yo llegué a saber acerca de Él a través de la autobiografía de Yogananda [63]. Yogananda, Yukteswar y Lahiri Mahasaya también se convirtieron en nuestros Maestros. En uno de Sus sitios de poder en el bosque era muy fácil realizar un elemento importante de Su kriya yoga el cual le permitía a uno mover la conciencia al nivel Brahmánico de la existencia y luego incluso más lejos… …Es interesante cómo Dios me mostró este sitio de poder. Fue hace mucho tiempo. Era un verano caliente y seco con muchos casos de incendios en el bosque. Debido a esto, estaba prohibido ir al bosque. Un día yo estaba en mi departamento cuando repentinamente Dios me dijo: —¡Vístete y vamos! —¡¿A dónde?! —Te lo diré más tarde. Me vestí y salí. —¡Vira a la derecha! Viré y llegué a una parada de bus. —¡Espera aquí! Debes tomar el segundo bus que llegue. —¿Y dónde debo bajar? —Yo te lo diré. Tomé el segundo bus. —¡Bájate en esta parada! Toma el primer bus que viene de otra línea cuando llegue. Y así por el estilo. En resumen, me guió fuera de la ciudad a un bosque, el cual estaba a unos tres kilómetros de la carretera. Entré al bosque y descubrí que había fuego en él. El fuego apenas había comenzado. Pero no había agua cerca, y yo no podía apagar el fuego. ¡Si este fuego no hubiera sido parado, entonces muchos kilómetros del bosque hubieran sido destruidos y muchas plantas hubieran muerto! Fui a la cabaña del cuidador de un cruce de ferrocarriles cercano y le pedí que llamara a los bomberos. Los bomberos llegaron rápidamente y apagaron el fuego. Yo estaba regresando a través de este bosque y repentinamente, cerca del sendero, encontré un gran hongo boletus, ¡el cual era probablemente el único en todo el bosque! ¡Pesaba alrededor de dos kilogramos, y no tenía ni un solo hueco de gusano! ¡Pero el bosque estaba tan seco que ningún hongo podría haber crecido en él! … Lo tomé, lo llevé a casa, y lo freí, anticipando su delicioso sabor… Pero resultó que carecía del sabor de los hongos… Yo entendí que Dios lo materializó como un premio para mí pero olvidó añadirle el sabor de hongo… Yo bromeando pretendí que me sentía ofendido por semejante premio y le dije a Dios: —¡Haz otro como este, pero con el sabor de un hongo! —¡Bueno, ve a ese lugar otra vez! Fui ahí otra vez, y otra vez Él me guió por el bosque. Sin embargo, esta vez no me llevó hacia un hongo, sino a este notable sitio de poder, el cual resultó ser mucho mejor que cualquier hongo: me ayudó a entender muchas cosas; también ayudó a cientos de personas que traje a este lugar durante los años siguientes. … En el proceso de mis intentos de entender la esencia del Bhagavad-Gita a partir de diversas traducciones pobres de éste que fueron hechas por traductores incompetentes, Krishna Mismo se volvió real para mí. Él nos mostró Su sitio favorito en el Istmo de Karelia. Ahí uno puede encontrarlo siempre. En este maravilloso sitio Él nos familiarizó con el Fuego Divino en el núcleo de la Tierra y con el método de salida —mediante la Unión con Él— fuera de la Tierra y de todo lo terrenal. Por cierto, el Semblante del Krishna real no se parece a los retratos de Él distribuidos por la Sociedad para la Conciencia de Krishna*: ellos Lo representan con rostro de niño combinado con un cuerpo de adulto, lo cual parece como la foto de un muñeco… En realidad Su Rostro se asemeja en general a los rasgos del Rostro de Jesús: pelo liso largo hasta los hombros con rizos al final. A partir de cierto momento, Krishna comenzó a encontrarnos en la estación del tren de cercanías cada vez que íbamos allí para visitarlo en este sitio de poder en el bosque. Existen también sitios favoritos de Jesús el Cristo, Sathya Sai Baba, Babaji, Huang Di, Asiris, Chaitanya, David Copperfield y Ptahhotep. En estos sitios uno siempre puede encontrarse con Ellos. …A todos Ellos les gusta reír y bromear entre Ellos y con nosotros. ¡Su estado habitual es el júbilo dichoso! Ellos nunca son duros con aquellos que aspiran sinceramente a llegar a ser como Ellos llevando a cabo Sus preceptos. Cada Uno de Ellos no es un colérico Juez para nosotros: ¡Ellos son Amor, Ellos son ejemplos del Amor sutil, tierno, sabio, cuidador, gozoso y dichoso! …Cuando comencé a estudiar las Enseñanzas dejadas a las personas por Jesús el Cristo, llegué a conocer personalmente a Jesús. Cuando trabajé con el Bhagavad-Gita llegué a conocer a Krishna. Cuando trabajé con el Evangelio de Felipe, el Divino Apóstol Felipe me proveyó de Su ayuda y amistad. Cuando estudié la alquimia taoísta conocí a Huang Di, Quien contribuyó mucho al desarrollo de nuestra Escuela. Después de leer el libro Iniciación, de Elisabeth Haich, Ptahhotep nos mostró un elemento muy importante del trabajo meditativo necesario para obtener un completo entendimiento de la estructura del Absoluto. Y la Autora de ese libro, Elisabeth Haich, se comportó como una Madre Divina conmigo. Ella me dijo que fue mi madre física en una de nuestras encarnaciones pasadas… Resultó que Ella me había estado visitando por largo tiempo: yo ya conocía Su Rostro cuando llegué a saber quién era Ella. Uno puede alcanzar la Divinidad no solamente en las encarnaciones masculinas sino también en las femeninas. Además de Elisabeth Haich, conozco otras Maestras Divinas —Sulia, Surya, Lada—. También Annie Besant vino una vez a nosotros cuando estábamos teniendo dificultades con el dominio de una de las meditaciones de unión con el Fuego Divino. De una manera jocosa Ella nos mostró cómo hacerlo, y ¡con Su ayuda dominamos esta meditación fácilmente! Otra Maestra Divina Que nos ayudó mucho es Danish Lady*. La última vez Ella encarnó en Dinamarca. De entre las Maestras Divinas que fueron mujeres rusas en Su última encarnación, conocemos a Helena Sabashnikova. ¡La práctica de nuestra Escuela claramente demuestra que la entrada a la Morada del Creador está abierta tanto para varones como para mujeres! ¡Entren!
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