Comment Dieu Peut-Il Être Connu/¿Por qué Dios necesitó mi muerte? Dios y el diablo
¿Por qué Dios necesitó mi muerte?
Dios y el diablo
Gracias al trabajo duro durante los años anteriores a mi asesinato, conseguí avanzar una parte considerable del Camino. Yo no era completamente libre de lo terrenal: detrás de mí había muchos seguidores-estudiantes, tanto en Rusia como en otros países. Yo me sentía uno con este sistema y no podía imaginarme a mí mismo separado de él. Esto obstaculizó mi progreso ulterior hacia la Unión con Dios.
El Creador sugirió que yo me despidiera de ellos y los dejara solos, porque yo había dado a estos estudiantes todo lo que ellos podían abarcar. Ninguno de ellos me pudo seguir más lejos. Sin embargo, la sola idea de abandonar mi servicio a la gente en la forma usual era tan ajena a mí que yo no podía siquiera entender esta sugerencia de Dios.
…Esta es la paradoja de la evolución: lo que es bueno en cierta etapa del desarrollo personal termina siendo malo en los siguientes niveles debido a que obstaculiza el desarrollo posterior.
…¿Así que qué podía hacer Dios en esta situación? Ya que yo no podía entenderle de una manera normal, Él se vio obligado a forzarme para mi propio bien.
Y entonces Él envió un diablo contra mí.
…Para la mayoría de la gente, Dios y el diablo no son nada más que ideas abstractas. Las personas saben que uno debería creer en Dios y temer a ambos: Dios te puede castigar, mientras que el diablo… ¿Qué es el diablo? «Un ángel caído» …que sedujo a Eva, Eva sedujo a Adán… Pero, ¿cómo se relaciona esto con nosotros?
El diablo y Dios no son abstracciones. Dios es Uno, aunque esta palabra suene distinto en diferentes idiomas y a pesar de que Él posea muchas Manifestaciones Individuales. En cuanto al diablo, hay muchos de ellos. Las leyendas del Antiguo Testamento describen a uno de ellos, pero sólo explican la esencia de este fenómeno: es decir, de dónde vienen los diablos y cuáles son sus relaciones con Dios. El Corán también habla acerca de los diablos (en plural).
En realidad, los diablos son habitantes del infierno y son más poderosos que los demonios. Ellos son más poderosos debido a su alto grado de cristalización de la conciencia. Ellos alcanzaron esto en sus vidas terrenales, probablemente con la ayuda de prácticas esotéricas aprendidas en escuelas especiales de magia negra satánica o como resultado de aprender de instructores poco sabios de técnicas esotéricas.
Los diablos en algunas ocasiones encarnan en la Tierra. Desde la niñez ellos exhiben una impresionante agresividad e inclinación por otros defectos. Cuando crecen ellos actúan como poderosos «destructores del mundo perecible» (Bhagavad-Gita, véase [20]). En el lenguaje de la psiquiatría ellos se comportan como psicópatas irascibles y paranoicos agresivos. Incluso pueden convertirse en prominentes figuras políticas…
…Pero los diablos no tienen poder para seducir a los virtuosos: ¡las personas sabias y éticamente inquebrantables no son capaces de cometer actos perversos no importa cuán arduamente trate uno de tentarlos!
Por lo tanto, para hacerme entrar en razón Dios escogió a un grupo esotérico donde su instructor —una antigua estudiante mía— usó los métodos de trabajo con la conciencia aprendidos de mí para hacer crecer a tales diablos. Con el deseo de seguir siendo una «líder espiritual» a cualquier costo, ella admitió en su grupo a cualquiera que quisiera aprender sin juzgar si era virtuoso o no. Ellos —personas ética e intelectualmente primitivas— aprendieron el poder mágico de ella. Y como resultado ellos desarrollaron el sentimiento de ser escogidos y supermeritorios, el sentimiento de que todo les estaba permitido.
Y ellos, al ser guiados por una diabla inventaron una acusación contra mí por un acto que yo no era capaz de cometer. Ellos se llenaron de rabia contra mí, dictaron una sentencia en mi contra, y ejecutaron esta sentencia sin siquiera dejarme saber al respecto. Ya describí esto.
… Recuerdo ahora con una sonrisa irónica cómo yo estaba desconcertado por lo absurdo y demente de su acto, y por largo tiempo no dije sus nombres ni siquiera a mis amigos más cercanos. De esta forma yo, agonizante, traté de salvarlos de la desgracia: pensé que ellos lo pensarían mejor y luego se disculparían y arrepentirían… Pero esto nunca pasó; ellos resultaron ser gente del polo opuesto al mío; ellos habían aprendido sólo a mentir, a odiar, a usar la violencia.
… Pero mi victoria estaba predeterminada por un hecho más: por el hecho de que el destino de estos criminales estaba en mis manos… Yo sabía sus nombres y direcciones, tanto de la organizadora de este crimen como de la líder de esta pandilla. Pude haber dado esta información a la policía, y ellas habrían sido arrestadas y encarceladas…
… No obstante, yo no quería vengarme de esa pandilla. Sabía que no había sido una víctima de asesinos profesionales o de gente perturbada que debía ser aislada de otros; ellos eran simplemente primitivos dignos de lástima… Y ellos no podían evitar las consecuencias kármicas de su acto criminal…
Comencé a observar esta situación desde el punto de vista de Dios: ¿qué es mejor para la Evolución universal, enviarlos a prisión por muchos años o tratar de reformar sus almas aquí en la libertad a través del arrepentimiento?
Escogí lo segundo y traté de dirigirlos hacia esto con la ayuda de su líder. Pedí a la policía que pusiera este caso en espera.
Recuerdo que uno de los policías me preguntó: «¿No tiene miedo por su propia seguridad?». No, no era yo quien debía sentir miedo, sino ellos, tener miedo de encontrarse conmigo, de toparse con la policía, de toparse con Dios si algunos de ellos se volvían creyentes.
Pero mi propósito en cuanto a su arrepentimiento falló: su líder no pudo explicarles lo que es el arrepentimiento, y ella dejó Rusia de urgencia habiendo registrado su matrimonio con un extranjero.
Sin embargo, no lamento haberlos perdonado. Al menos me beneficié del caso.
Si hubiera dado sus nombres a la policía, ¡yo habría gastado demasiado tiempo y esfuerzo en participar en este proceso como la víctima!
En lugar de esto, durante los meses de agonía conseguí escribir y publicar cuatro nuevos libros, y sacar conclusiones de todo lo que yo había hecho y conocido.
Además, conseguí aprender a entrar en la Morada del Creador y llegar a estar tan establecido allí que después de la muerte del cuerpo con naturalidad yo aparecí allí.
… Ahora sería apropiado incluir mis observaciones de la experiencia después de la muerte, de todo lo que observé personalmente.
Primero: la pérdida de la conciencia y la muerte clínica son estados completamente diferentes.
Cuando la pérdida de la conciencia ocurre de hecho la autopercepción y la autoconciencia desaparecen.
En cuanto a la muerte, si ésta ocurre inmediatamente sin un período inconsciente intermedio, entonces es percibida (al menos por una conciencia desarrollada) de una forma completamente diferente. Cuando ocurre, puede haber o no un intervalo de tiempo durante el cual el proceso de la separación de la conciencia con el cuerpo tiene lugar. Tal proceso tuvo lugar en el caso de mi primera muerte: la conciencia, es decir, yo, en una forma que se asemejaba a un globo gigante, se movió hacia arriba y comenzó a hacer movimientos oscilatorios como tratando de separarse del cuerpo. Esto continuó por varios segundos. Entonces ocurrió la separación y me encontré en la Calma de la amorosa Luz-Conciencia.
En el caso de mi segunda muerte, no hubo tal estado intermedio en absoluto, todo ocurrió instantáneamente.
También es importante hablar acerca del mecanismo de transferencia de la conciencia después de su separación del cuerpo.
En el momento de la muerte, ocurre una transferencia muy rápida y no intencional de la «gota» de la conciencia individual hacia esa dimensión espacial que le corresponde a esa «gota» como si fuera debido a su peso específico. Esta transferencia ocurre automáticamente, e inmediatamente uno llega al estado estable de permanencia en el correspondiente estrato de la multidimensionalidad. Esta es una transferencia completamente predeterminada a la respectiva dimensión, y no hay duda acerca de la futilidad de los esfuerzos por cambiar la situación después de que esta transferencia ha tomado lugar. Por lo tanto, las ideas budistas, católicas y ortodoxas acerca de la posibilidad de cambiar el lugar de permanencia del alma después de la muerte —gracias a pasar por el «purgatorio», o gracias a la ayuda de un místico experimentado que puede «guiar» al alma al paraíso— no son nada más que mitos. Son mitos peligrosos, porque humedecen el ardor de los creyentes y les dan una esperanza de que ellos pueden comportarse ahora equivocadamente o ser perezosos ya que luego otros orarán por ellos, los ayudarán, «después de todo existen nuestros santos patronos y todo estará bien»…
Después de ir al estrato predeterminado de la multidimensionalidad, una conciencia individual puede asumir una forma semejante a la forma de su antiguo cuerpo y continuar existiendo en esta forma. Esto les ocurre, con más probabilidad, a la mayoría de las personas.
Pero yo he escogido y escogeré en el futuro rechazar estar separado; escojo el estado de Unión, el cual requiere que uno se prepare a sí mismo de antemano con la ayuda de entrenamientos meditativos especiales.
* * *
Por varios años sentí un dolor insoportable en la espalda cada vez que llevaba una carga pesada en la columna. Este problema de la columna parecía ser irreversible, y debo confesar que a veces tenía un pensamiento: «¿Tuve razón al perder la oportunidad de castigar a los miembros de esa pandilla enviándoles a prisión?». Pero inmediatamente me reprendía: ¿se volverían ellos mejores por eso? ¡No! Era más probable que empeoraran… ¡Por lo tanto, fue correcto perdonarles!
…Mi característica distintiva que se formó en la vida pasada es que yo no me involucro en conflictos largos con la gente. La aspiración a mis metas siempre me hizo seguir adelante y descartar todo lo que me obstaculizara seguir avanzando.
Esto no es lo mismo que la cobardía. No. Incluso en la escuela yo siempre defendía a mis compañeros si alguien los ofendía. En la universidad comencé a oponerme públicamente a la Komsomol y casi fui expulsado por esto. En los años de servicio espiritual, cuando la KGB me ordenó dejar de dar clases, también luché e insistí en disputas personales con aquellos que lo ordenaron. Ellos me evitaban, y yo pude ganar tiempo para dar completamente el programa de clases…
Y cada vez que la lucha terminaba y yo era despedido del trabajo, nunca demandé justicia. Simplemente conseguía un nuevo empleo y continuaba mi trabajo espiritual…
Nunca exigí una compensación de las personas que me atacaron o me calumniaron…
Al final, resulté ganador: he alcanzado la Meta Más Alta en lugar de ser absorbido completamente por los conflictos. En cuanto a ellos, mancharon sus destinos con defectos…