Comment Dieu Peut-Il Être Connu/Acerca del trabajo con plantas Acerca del trabajo con plantasTodo el tiempo hemos hablado acerca del amor. No es posible llegar a Dios sin haber aprendido a amar Su Creación y luego a Dios Mismo. ¡El amor es altruismo, es darse uno mismo al otro! ¡El amor verdadero no puede ser egocéntrico! ¡El «amor» por uno mismo es una perversión de la idea misma del amor! ¡En el Camino espiritual no puede haber una fórmula del tipo: «¡Yo te amo, por lo tanto, tú tienes que ser mío y amarme!». Podemos aprender el verdadero amor altruista en el área de las relaciones sexuales, en la crianza de los hijos, a través del servicio a las personas en el lugar de trabajo (si consideramos nuestro trabajo como un servicio más que como un medio de hacer dinero y conseguir otros beneficios), e incluso mientras hacemos cola esperando por algo de lo que queda muy poco y vemos que otra persona necesita esto más de lo que lo necesitamos nosotros… El amor como compasión, ternura, paciencia, disposición para el autosacrificio, etc., es la base de la ética. Y el componente ético es el fundamento, el pivote de una persona espiritual que está creciendo. No sólo los líderes espirituales pueden ayudarnos a aprender a amar, no sólo otras personas, sino también... las plantas comunes y corrientes. ¡Sólo necesitamos el deseo de aprender! ¡Las plantas también son seres vivos capaces de sentir e incluso de reaccionar emocionalmente! Son, como nosotros, unidades de vida encarnadas en cuerpos materiales, son almas que evolucionan y que atraviesan el nivel vegetal de su desarrollo. ¡Es de esta manera que debemos considerar a las plantas si queremos aprender el amor! ¡Las plantas son seres vivos! ¡Y nosotros podemos aprender a amar a cualquier ser vivo, desarrollando así la capacidad para el amor emocional en nosotros! ¡Mientras más objetos aprendamos a amar, más perfecto y amplio será nuestro amor! Pero hay otras posibilidades de trabajo esotérico con las plantas. Por ejemplo, toda planta, como cualquier otro ser encarnado, tiene un cascarón de bioenergía, llamado capullo, alrededor de su cuerpo. Uno puede entrenarse para percibir los bordes de los capullos con las manos; uno puede desarrollar la clarividencia tratando de aprender a verlos. Y es más fácil ver los capullos de otros seres desde el propio capullo, después de haberlo llenado con la conciencia. Pero hay posibilidades más interesantes incluso. Por ejemplo, para entrenarse uno mismo como conciencia, uno puede convertirse en un árbol. Para hacer esto, uno tiene que pararse, por ejemplo, junto al tronco del árbol, de espaldas a él, sintonizarse con el árbol con amor emocional y salir desde el anahata por la espalda y entrar en el cuerpo del árbol. Entonces nos podemos experimentar fácilmente como un pino, por ejemplo; podemos mirar al mundo alrededor desde su cuerpo, como con sus ojos. Logrado esto, nuestro «yo» desaparece. ¡Es extremadamente importante aprender a desaparecer! El camino opuesto es típico de algunas escuelas ocultistas y de la magia negra, es el camino de hacer crecer el «yo»: «¡Yo soy el maestro aquí! ¡Yo daré las órdenes! ¡Todos deben venerarme!...» Al contrario, en las escuelas religiosas sanas se cultiva la humildad, es decir, la percepción modesta de uno mismo. ¡Y esta no es una meta dogmática sino un fin en sí mismo! Hay un significado realmente primordial en esto. ¡Uno se vuelve capaz de unirse con Dios y, por lo tanto, de terminar victoriosamente la evolución personal sólo habiendo aprendido a ser nada, habiendo aprendido a desaparecer, a desaparecer en Dios: desaparecer en Él para convertirse en Él! Uno no puede «entrar por la fuerza» en Dios. Uno sólo puede desaparecer en Él. Esta es la causa de que en el buddhi yoga la etapa de Nirvana en Ishvara es precedida por la etapa de Nirodhi en la cual uno aprende a transferir su «yo» al estado de «no yo». Uno debería tener esto en mente desde el mismo principio del Camino y ser muy cuidadoso con el aumento de la arrogancia, el orgullo y el egocentrismo en uno. De otro modo será muy difícil vencerlos después. …También con la ayuda de las plantas podemos volvernos más sutiles, al sintonizarnos con ellas. Las especies de plantas difieren en sus características de sutileza-grosería. Por ejemplo, el roble es energéticamente el tipo de árbol más grosero en el norte de la parte europea de Rusia. Al contrario, de los pinos, de los abetos falsos (Picea abies), de los abedules (concretamente, de la especie Betula pubescens) y de algunos álamos, ¡uno puede aprender mucho! ¡Aquel que cae fácilmente en los estados energéticos groseros, quien no es capaz de abandonarlos, no puede ser llamado una persona espiritual! ¡Pero los árboles arriba mencionados siempre viven en el estado de calma y sutileza! La actividad bioenergética de un árbol depende de la estación del año. Los abedules nos dan su sutileza más intensamente en primavera, en el período del movimiento activo de la savia. La mejor estación para trabajar con los pinos es el verano, cuando hace calor. Y es mejor trabajar con abetos falsos durante las estaciones frescas del año. También existen diferencias bioenergéticas entre plantas de la misma especie. Las plantas que crecen en condiciones desfavorables, por ejemplo, en la maleza o en un suelo inapropiado, etc., son débiles bioenergéticamente. Y los árboles saludables, sanos, que crecen en espacios abiertos están generalmente llenos de energía. * * * Y como conclusión de este capítulo, examinemos la ética de las relaciones con las plantas. Algunos especialistas en bioenergética de Rusia fantasearon que algunos árboles dan su energía, mientras que otros la quitan y, por consiguiente, de los primeros uno puede «suministrarse» de energía, mientras que de los segundos debería cuidarse, ya que son «vampiros», y así por el estilo. Una de las razones para tal fantasía es la escasa información que uno puede obtener mediante una varilla de radiestesia o un péndulo, en comparación con la posibilidad de entrar en relaciones armoniosas de amor emocional con las plantas, uniéndonos, como conciencias, con ellas. ¡En realidad no hay en absoluto plantas que «roben» la energía de la gente! ¡Y nosotros también no tenemos el derecho ético de tener una actitud consumista hacia la fuerza vital de otros seres vivos! ¡Prestemos atención a esto! Este es el punto fundamental de la ética espiritual. ¡En el camino espiritual no hay lugar para el consumismo! ¡Sólo hay lugar para el amor generoso y armonioso! Aquel que avanza espiritualmente establece relaciones de amor con las plantas. Acerquémonos a un árbol con amor, sintonicémonos con él en la armonía de las emociones sutiles, démosle nuestro amor tierno, ¡y entonces él nos responderá con su amor! ¡Únicamente cuando cada quien en una relación dirige el vector del amor no hacia sí mismo, sino hacia su pareja, es posible alcanzar la verdadera armonía entre un humano y una planta, entre un humano y otro y entre un humano y Dios!
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