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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Cartas
 

La heredera del anciano Zosima/Cartas


Cartas

Carta de Denis a Zosia (1905):


Querida Zosia,

Les escribo cartas a todos en esos pocos momentos de descanso que rara vez ocurren.

Estas cartas, como hilos, me conectan a través de ustedes a la antigua, sencilla, pacífica y feliz vida de antes.

Pero solo a ti puedo escribirte todo tal como es, es decir, ser completamente sincero.

¡El pasado me parece como un extraño sueño, donde no supe apreciar la belleza del maravilloso flujo de nuestras vidas!

Me sentía tan desdichado porque Olga eligió amar a Sergey en vez de a mí. ¿Cómo pude ser tan ciego y envenenar esos hermosos días de mi vida con emociones tan negativas?

Tú me lo mencionaste en ese entonces. Y lo entendí con mi mente pero insistí en seguir profundamente infeliz…

¡Qué tontas e ingenuas eran mis ideas sobre la felicidad y la vida! ¡Cuán egoístas eran mi fe y mis concepciones sobre Dios!

Mas ahora mi fe ha cambiado y se ha fortalecido.

¡El horror, la sangre, el sufrimiento y la muerte que veo a todas horas, no han quebrantado mi fe, sino que han fortalecido ese amor interno que es lo único que puede salvarme de la desesperación y la incredulidad! Y Dios me protege de una manera absolutamente increíble, salvando mi vida una y otra vez aunque yo no se lo pida.

Ayer, por ejemplo, un proyectil alcanzó la tienda del hospital donde paso varias horas sin descanso realizando operaciones y vendajes de emergencia. Poco antes del impacto del proyectil, habíamos ido todos a preparar el transporte con los heridos que serían enviados en el tren de la Cruz Roja. Al regresar, en lugar de nuestra tienda, solo yacía un gran cráter humeante en el suelo. Pero aquí estoy, vivo, completo y sin un rasguño, al igual que mis hermanas de la misericordia, mis ordenanzas y algunos soldados levemente heridos llamados «la brigada débil» que nos ayudan. ¡Todos fuimos salvados por un milagro de Dios!

Hoy recibimos medicamentos, nuevos instrumentos, y nuevas tiendas de campaña. ¡La vida continúa! ¡Espero que todo mejore!

Así que no te preocupes por mí y convence a Olga de que no se preocupe. No le cuentes los detalles. ¡En su estado actual no debe preocuparse!

No hay más tiempo para escribir, están recogiendo el correo. Puede que pase un tiempo en llegarte nuevas noticias.

¡Dale mi amor a todos los que conozco!

Tuyo, Denis


Carta de Víctor a Zosia (1905):


¡Querida Zosia!

¡Cómo te extraño! ¡He recibido tu carta —y beso cada línea y cada palabra escrita por tu mano—! ¡Me sumerjo en tu ternura como si estuvieras a mi lado!

No te preocupes por mí, estoy trabajando en un hospital bastante lejos de la línea de combate. Hasta aquí no llegan los disparos…

Pero las terribles consecuencias de esta guerra están ante mis ojos casi las 24 horas del día. Duermo sólo tres o cuatro horas…

¡Hay tantos lisiados y tantos otros a los que ya es imposible ayudar!

Nunca pensé ni podría haber imaginado que tendría que realizar tantas amputaciones en mi vida…

A veces lamento no haber aprendido a orar y hoy carezco del tiempo ni la disposición para ello…

¡El odio hacia quienes convirtieron la vida de esta pobre gente común en este infierno negro como boca de lobo hierve una y otra vez en mí!

¿Qué será de estos «héroes mutilados» tras la guerra? Me refiero a quienes sobreviven pero quedan lisiados… ¡Sus cuerpos desfigurados, sus vidas mutiladas y el destino de ellos y el de todos sus seres queridos rasgados para siempre!…

¡Los responsables de este horror tienen que enfrentar algún castigo! Toda la paz y la aceptación que me enseñaste se han desvanecido de mí por completo…

¡Ahora veo claramente cómo debí haber vivido y a qué me dedicaré cuando termine esta guerra!

¡Por favor, intenta calmar a mi padre! Está preocupado en exceso y busca cualquier excusa para hacerme volver a la Escuela de Medicina para que me dedique a la investigación científica.

Pero el destino del mundo no lo decidirá la ciencia, por muy lejos que avance y por muchos descubrimientos que se hagan. Después de esta guerra, no podré estar en un laboratorio haciendo experimentos con probetas, no importa cuánto lo desee papá, ni cuán talentoso me considere. Es necesario despertar al pueblo. Intenta explicárselo. ¡Tú sabes cómo decir todo con delicadeza, mi amor! Dile que lo amo, pero que debo seguir mi propio camino en la vida…

Escríbeme más a menudo. ¡Tus cartas son como sorbos de felicidad en medio de la muerte y el sufrimiento que me rodean!

¿Cómo van tus «luchas» con tu nuevo profesor en las prácticas de verano? ¿Ya cree en tus diagnósticos clarividentes o todavía está indignado en desacuerdo? ¡Sería genial ver la expresión de su rostro cuando mi amada Zosia tenga razón nuevamente! ¿Ya te permite operar por tu cuenta?

Cuando regrese, ¿me enseñarás cómo hacer eso? ¿O volverás a decirme que sin una fe profunda en Dios no lograré nada?

¡Cuánto te amo, mi querida, mi amada!

¡Cuánto anhelo abrazarte de nuevo!

¡Cuánto extraño la increíble felicidad de estar a tu lado!

¡Te amo!

Eternamente tuyo,

Víctor


Carta de Zosia a Fr. Alexander (1905):


¡Fr. Alexander, cuánto me gustaría poder contarle todo en detalle!

Espero regresar a verle pronto y que nuestras conversaciones nuevamente me acerquen al entendimiento de la Voluntad de Dios.

Hasta ahora, la publicación del libro con los dichos del anciano Zosima no ha tenido mucho éxito. En todas partes las editoriales me rechazan diciendo que son estructuras seculares y que las declaraciones de los Santos deben ser publicadas por editoriales religiosas… Continuaré explorando las posibilidades. Mientras tanto, Olga y yo decidimos imprimir una pequeña tirada con nuestros propios recursos y regalar los libros cuando corresponda.

Cuando pueda le haré llegar unas copias impresas.

Pero por ahora, algunas noticias alegres:

Nuestro nuevo profesor ha estado prestado mucha atención a mis diagnósticos. Su indignación se ha transformado en respeto, y ahora estamos colaborando. Me ha permitido realizar algunas operaciones por mi cuenta, mientras él supervisa y aconseja. Hablamos mucho sobre las causas espirituales de las enfermedades. ¡Todo sale tal cual usted lo predijo!

Permítame compartirle mis últimas reflexiones:

Es sorprendente cómo la guerra afecta de manera tan diferente la vida de las personas.

Para algunos, todo sucede en algún lugar lejano y no afecta en absoluto sus vidas.

Otros viven inmersos en las noticias de los periódicos, y anhelando la gloria y la victoria, critican la táctica de los comandantes en las derrotas… Se escucha también aclamar «lemas sublimes» y todo tipo de cosas ostentosas y sin sentido para «animar a los soldados»…

Y las huelgas y las protestas continúan en aumento pero en su mayoría no relacionadas directamente con la guerra…

Olga está embarazada, todos los que la rodean la protegen y ella protege a todos. Participa en la Cruz Roja en cada oportunidad posible, organiza cursos de enfermeras, invierte en la compra de medicamentos, y ayuda a los heridos que regresan de los hospitales y a sus familias.

Si todos los que se dedican a las obras de caridad fueran tan sabios y prácticos como Olga, y si hubiera más personas como ella, entonces, probablemente, todo el país funcionaría mejor, se lograría la paz y todo sería más próspero…

Aún no se reciben cartas de Sergey, y es comprensible porque no hay forma de enviarlas desde donde se encuentra. Así que estamos todos muy preocupados.

Sin embargo, sigo recibiendo cartas regulares de Víctor y Denis.

En Víctor, el «militante rebelde» y «luchador combativo por la libertad y la justicia» se despertó nuevamente… No sé si debería recordarle las revelaciones que tuvo hace tan poco… ¿O debería esperar? Está pasando por momentos tan difíciles…

Por otro lado está Denis, que se ha encaminado en una dirección completamente diferente mientras experimenta lo mismo, como si durante estos meses de guerra se hubiera vuelto espiritualmente más sabio y más fuerte.

Hasta aquí todas mis noticias.

Con amor,
Zosia



Carta de Zosia a Fr. Alexander (1905):


Víctor falleció. La noticia llegó hace una semana…

Me siento como en una especie de niebla… No puedo llorar… Es como si hubiera sabido desde hace mucho tiempo que sería así… Lo intuía desde el momento que partió. Me aseguró que al ser médico estaría en el hospital donde los peligros serían mínimos…

Estoy intentando consolar a su padre. Ha envejecido mucho por el dolor…

Sé que todo viene de Dios. Sé que Él elige el momento perfecto para llevarse a cada alma…

Durante toda esta semana, Dios ha estado conmigo en cada momento. Es tan asombroso. Él es como la anestesia para este dolor insoportable… El dolor de la terrible pérdida está presente, pero parece separado de mí por el océano de Amor y Cuidado con el que Dios me rodea. Es como si el Abrazo del Padre Celestial no me suelta ni por un instante…

Zosia


Carta de Sergey a Zosia (1905):


Querida Zosia,

¡Las cosas están bien! Denis me localizó en el hospital. ¡Ambos estaremos en casa pronto! ¡La guerra terminó! ¡Lo peor ha quedado atrás!

¿Qué hay de Víctor?

No sabemos nada de él.

¡Pero ahora paso a lo más importante!

¡No sé cómo agradecerte que hayas salvado a Olga y a nuestro pequeño Pablo! Comprendo que si no fuera por ti, el parto de Olga habría terminado en tragedia. ¡Lograste salvar dos vidas! ¡No hay palabras para expresar lo que siento! ¡La gratitud por haberlos preservado no cabe en las líneas de esta carta! ¡Comprendo claramente que nadie más que tú podría haberlo logrado en esas horas críticas! ¡Fue un milagro Divino manifestado a través de ti!

La noticia que ella recibió sobre la Batalla de Tsushima* y el hundimiento de mi barco fue lo que causó el parto prematuro. Y si no hubiera sido por ti…

Olga me escribió sobre cómo todo sucedió y me queda claro que no exageró en los detalles. ¡Doy gracias a Dios y a ti por haberte convertido en las Manos de Dios en esas horas críticas! ¡Esto permanecerá en mi corazón para siempre!

Mi vida también fue salvada por un milagro y el increíble heroísmo de mis marineros. ¡Ellos me salvaron! Herido, me cubrieron con sus cuerpos, protegiéndome de los fragmentos de los proyectiles, gritando: «¡Salven al capitán!». Muchos murieron, pero lograron bajar los botes salvavidas y salvar a unos pocos. ¡Y únicamente por valentía y compromiso propios! No sé qué hice para merecer semejante lealtad de mi tripulación…

En mi carta a Olga, le proporciono los nombres y las direcciones de las personas a quienes le pedí agradecer, cuidar de ellos y de sus familias.

Muchos de mis camaradas murieron en ese momento.

Siempre leal a ti,

Sergey


Carta de Zosia a Olga (1912):


¡Olga, mi querida amiga!

¡Si supieras lo feliz que soy ahora no te preocuparías ni te angustiarías por mí!

¡La inmensa bondad del Amor de Dios me acompaña constantemente!

¡Él siempre está conmigo, tanto en mi trabajo como en mis breves horas de descanso, y tanto de día como de noche!

Fr. Alexander me aconsejó no quedarme a dormir en el hospital a menos que fuera necesario, sino que más bien me fuera a vivir a mi casa ubicada a la orilla del río. ¿Recuerdas lo hermoso y tranquilo que se está allí? Estaré encantada si tú y tu pequeño Pablo se vienen a pasar este verano aquí como lo hicieron el año pasado.

Ahora todas las mañanas me levanto antes del amanecer, y tengo tiempo para disfrutar de la belleza y la tranquilidad mientras camino hasta el hospital. ¡Estas horas matutinas me llenan de un poder especial para todo el día! ¡Y debido a esto, me llega de Dios una comprensión clara de lo que debo decir y hacer en mis actividades diarias!

Luego, esta Conexión con el Amor, la Sabiduría y el Conocimiento Divino del Todo, parece mantenerse de manera inquebrantable durante el día. Incluso hasta cuando estoy realizando una cirugía complicada o teniendo una conversación difícil con alguien.

Apenas pongo esfuerzo en ello, ya que Dios mismo me ayuda, mostrándome y guiando mis manos, palabras y pensamientos. ¡Y Él mantiene Su Amor en mí con una estabilidad inquebrantable que me envuelve en una maravillosa Alegría Divina!

¡Y esta Alegría ahora es permanente! ¡Dios en mi corazón espiritual ya no es el Invitado anhelado, sino su Único Dueño!

Sin embargo, te preocupa que esté sola, que no me haya casado nuevamente, y temes que esto me impida ser completamente feliz, siendo motivo de tristeza. ¡Pero no, dulce Olga, no estoy sola en absoluto, Dios llena mis días y mis noches a cada instante!

¡E incluso Dios me ha dado muchos hijos!

¿Recuerdas que te mencioné en mi carta anterior que abriríamos una sección pediátrica en el hospital? Bueno, resultó ser que dimos con varios niños que requerían de una larga rehabilitación y carecían de familiares. ¡Al momento tenemos ocho de ellos de diferentes edades que son como nuestros propios hijos!

Creo que debemos formalizar esto de alguna manera, tal vez como un refugio infantil pero dentro del hospital. ¿Qué te parece? ¿Podrías ayudarme con esto?

Mi mamá está especialmente feliz de cuidar de ellos. Siempre soñó con tener nietos, y ahora tiene ocho pequeñuelos que siente como si fueran suyos. Y yo he llegado a ser en parte madre, en parte médico y en parte maestra de ellos…

Fr. Alexander también se ha ofrecido a ayudar con la educación de los niños mayores, ya que no puedo estar todo el tiempo con ellos.

¡Y a pesar de estas múltiples responsabilidades, soy feliz! ¡Mi felicidad proviene de estar con Dios y en Dios!

¡Esta felicidad no puede expresarse con palabras, pero sé que me entiendes porque tú misma has experimentado el milagro de la Vida Divina que llega a fusionarse con tu propia vida!

Esta es la felicidad de la que el anciano Zosima hablaba como la recompensa más alta de la vida monástica. Y está claro que mi vida no es para nada la vida típica de un monje, pero el verdadero monaquismo es una cosa de otro orden…

En mi vida hay como una capa externa, la capa donde hago mi trabajo e interactúo con quienes logro ayudar —curando tanto cuerpos como almas—, y a los que se han sumado los niños. Pero también vivo otra vida —una vida interior, íntima y profunda—…

¡Y es en esta capa interna donde se encuentra una felicidad que no es únicamente para mí, sino que se derrama hacia afuera en amor, alegría y ternura desde la Fuente de lo Eterno!

¡Ahí, solo existe Dios! ¡Y yo no estoy separada! ¡Es la Unidad en el Amor de Dios! ¡Es Vida Eterna!

Y yo puedo entrar en Él en cualquier momento, tan pronto como Dios me llama. ¡Y no es algo aterrador ni triste, sino una alegría maravillosa! Y con tan sólo mirar desde esta Profundidad hacia este mundo, el miedo y las penas se desvanecen… ¡En todas partes del Todo, está Dios! ¡Todo está saturado de Su Sabiduría y Su Amor!

Había leído antes sobre esto en los escritos del anciano Zosima. Lo entendía intelectualmente, pero no podía imaginar cómo sería.

Y tenía dudas y sentía un poco de vergüenza presumir que esto fuera ahora una realidad en mi vida, ya que yo no soy monja… Así que le confesé a Fr. Alexander lo que estaba experimentando para asegurarme de que no estuviera imaginando esos estados…

Me escuchó con lágrimas en los ojos y luego me bendijo, diciendo:

«¡Conserva esto toda tu vida hasta que llegue la hora de tu muerte! Después de todo, no sabemos cuándo llegará ni cómo afrontaremos ese período de transición que nos está destinado…»

… Bueno, esto es lo principal y más importante en mi vida actual.

¡Estoy muy feliz por Denis! ¡Por favor, dale mis felicitaciones por su boda! ¡Estoy feliz por él y por su amada Tanya! Definitivamente iré a visitarlos cuando vaya a verte a la capital.

Gracias por visitar al padre de Víctor. Él aprecia mucho ese gesto y me escribió al respecto. La muerte de Víctor todavía es una herida abierta para él… ¡Y cualquier visita de nuestra parte la aprecia muchísimo!

¡Bueno, eso es todo! ¡Los espero a todos este verano! ¡Un abrazo!

Siempre tuya, Zosia


Carta de Denis a Zosia (1919):


Querida Zosia,

No sé si esta carta llegará, o si las cartas llegan en absoluto en estos días.

Puedo decirte que todo va bien conmigo. Sigo trabajando en el hospital y mis investigaciones no se detienen.

La terrible guerra que parecía haber terminado para siempre ha sido finalmente reemplazada por otra…

¡Nunca podría haber imaginado que a Rusia le aguardaba este futuro! ¿Qué puede ser peor que una guerra civil en la que las personas de un mismo país se matan entre sí porque sus ideas sobre el bien para su patria difieren?

Recuerdo claramente que en varias ocasiones me comentaste sobre cómo la división de las personas en religiones y países —es realmente una separación entre comunidades de hermanos y hermanas— hijos todos de un Padre Sagrado Único común a todos. Sin embargo, para mí, el concepto de mi país y mi pueblo sigue estando arraigado… Y veo cómo crece el odio entre hermanos, inundado sus mentes y desencadenado un terrorífico fratricidio sangriento…

No he recibido respuesta a mi carta anterior, lo que me lleva a pensar que tal vez no la recibiste o que se perdió en el caos de la revolución.

Por lo tanto, resumiré brevemente lo que te escribí entonces.

Supongo que ya sabes que mataron a Sergei. Ya que, incluso si las cartas no te llegan, de alguna manera misteriosa siempre estás al tanto de lo que acaece en nuestras vidas.

Todo esto sigue siendo incomprensible para mí… Él intentó detener a una multitud de marineros que querían ejecutar a unos oficiales navales que fueron arrestados. Y ni siquiera conocía a quienes intentaba salvar. Estaba seguro de que podría detener lo que estaba sucediendo, ya que siempre había sido respetado por sus subordinados y sus palabras se seguían sin cuestionar…

Pero ahora todo ha cambiado…

Sergei murió como un héroe defendiendo una causa justa, pero ¿quién realmente necesitaba de ese heroísmo? Esta sociedad seguro que no.

Olga todavía no puede recuperarse de la tristeza… Y el pequeño Pablo se ha quedado sin padre…

Lo único que me detiene de una ciega aversión hacia estos «revolucionarios», es el recuerdo de Víctor, quien sin lugar a dudas, con toda su honestidad y su amor por la justicia y la libertad, habría estado del lado de ellos…

Por lo menos me siento tranquilo de haber enviado a Olga, Pablo y a Tanya con los niños a Francia donde están sanos y salvos.

¡Me gustaría mucho que tú te les unieras! Te lo mencioné en la carta anterior.

¡Te pido nuevamente que consideres mi oferta! Al momento, todavía estoy en capacidad de ayudarles con esto. Pero creo que lo más probable es que pronto me una como médico al ejército del almirante Kolchak*, y entonces ya no podré ayudarles a salir del país.

No sé si aprobarías mi elección entre las partes en conflicto o si me aconsejarías no intervenir. Pero mi conciencia me guía en esa dirección… ¡No puedo seguir tranquilamente con mi vida estando separado de Tanya y Olga y hacer las de médico científico… qué hipocresía, algo tengo que hacer!

Bueno, esto es todo el tiempo que tengo para escribirte… ¡Cuánto me gustaría poder hablar contigo en persona!

Sé que tu amor y sabiduría podrían ayudarme a elegir cómo vivir hoy, las razones para mirar hacia el futuro, y en qué apoyarme ahora en este mundo loco y caótico…

¡Dios los bendiga!

Con cariño,

Denis

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