La heredera del anciano Zosima/Fr. Alexander sobre la curación
Fr. Alexander sobre
la curación
Zosia, se pasó toda la semana desde la mañana hasta la noche en el hospital. Solo cuando logró hacer tiempo fue al monasterio a visitar a Fr. Alexander. Allí se enteró de que él estaba por esos días en el skete del bosque.
Esta no era la primera vez que Zosia lo visitaba en el skete. Desde la época del anciano Zosima, a ocho kilómetros del monasterio, en la orilla alta del río en el bosque, se erigió el modesto skete. Allí los monjes podían permanecer en soledad con la bendición del abad del monasterio.
Sobre la importancia de esta práctica, Fr. Alexander le había relatado previamente a Zosia las palabras del anciano Zosima:
«Es útil pensar en Dios en soledad y permanecer en silencio por largo tiempo. Y es útil que cada persona aprenda a sentir a Dios, y no tan sólo los monjes. ¡Ciertamente hay que dedicar tiempo de vida a esto!
»Incluso, en el monasterio habita la vanidad: en los actos obligatorios de los monjes, en las rutinas, en las ocupaciones y tareas diarias…
»Y aunque la vida monástica fue inventada para que el alma pudiera estar a solas con Dios, muchas cosas distraen de esto. El comportamiento de los otros monjes, la forma en que el rector evalúa tus esfuerzos y aún más —como en el mundo laico— esto lleva la atención del alma a lo externo.
»¡Además, el espacio del monasterio es pequeño y hay mucha interacción entre los monjes!
»En cambio, el aislamiento presenta una oportunidad más favorable para esforzarse con más ahínco en sumergirse —en la Profundidad del alma y en el conocimiento del Reino de Dios que está dentro de nosotros—.
* * *
Zosia estaba encantada con el paseo por el bosque. Pensaba con alegría: «¡Aquí en el bosque —tal soledad con Dios— sucederá para mí!».
El trabajo de esa semana en el hospital había sido muy agotador para ella. Se le habían presentado muchas oportunidades de practicar la clarividencia, y a menudo hizo el diagnóstico correcto con tan solo mirar al paciente. ¡Los médicos y las hermanas del hospital no se sorprendían mucho por esto, después de todo, Zosia era alumna del anciano Zosima y de Fr. Alexander! Todos ayudaron a Zosia de la mejor forma que podían y compartían sus experiencias con ella.
Pero a pesar de los éxitos, Zosia se sintió exprimida hasta la última gota, e incluso la alegría comenzó a írsele a pesar de que todo marchaba bien… Era eso lo que quería hablar con Fr. Alexander, y preguntarle qué era lo que pasaba.
El camino hacia al skete estaba trillado, por lo que no había forma de perderse. Por él, uno podía admirar la belleza del verano que se aproximaba y disfrutar del silencio del bosque. Muchos pájaros cantaban a lo largo del sendero primaveral, y había muchos polluelos con una pelusa graciosa en la cabeza que recién volaron de sus nidos… No tenían miedo de Zosia y saltaban por el camino muy cerca de ella, así como también por ramas de árboles y arbustos.
¡Zosia se sentía tan bien, tan a gusto en este mundo forestal! En el camino se topó con algunas setas tempranas. Las recolectó, recordando cómo, en su infancia, le llevaba setas y bayas al anciano al skete. También recordó cuán alegremente Zosima sonreía ante estos humildes regalos de la pequeña Zosia…
¡Y empezó a sentir como si el anciano Zosima había venido a acompañarla en el trayecto, abrazándola con amor, cariño, paz —y el silencio de Dios—! ¡Toda la belleza natural alrededor comenzó a percibirse de manera diferente! Cada pájaro, cada brizna de hierba, cada árbol, y hasta ella misma y Zosima, comenzó a percibirlos como Partículas todas del Universo creado por Dios. ¡Sin fronteras entre ambos Mundos!
Y comenzó a abrazar a cada criatura con más y más amor. Al principio, abrazó a los seres que eran visibles a simple vista, y luego, abrazó a todos sus seres queridos con el abrazo del alma, pero dónde estaban ahora Víctor, Olga, Sergei, y Denis… —el amor de su alma los ubicó a todos fácilmente—…
El anciano Zosima le mostró cómo el amor del alma puede expandirse y crecer aún más, abrazando países y pueblos, hasta que toda la Tierra quede abarcada en ese amor. Buscando así que todo el planeta se vuelva amor —como una casa que Dios creó para todos los humanos y otras criaturas que aquí habitan—. ¡Y para que en ella, como una sola familia, toda la humanidad junto con todas las criaturas buenas aprendan a vivir!
* * *
Fr. Alexander se puso muy contento al ver a Zosia.
«¡Zosia, que bueno verte aquí donde todo es más tranquilo y pacífico! La gente siempre me busca para recibir ayuda y consejo, pero hasta acá vienen pocos. ¡Es un largo trayecto a pie como para acercarse por nimiedades!
… Cuando Zosia le contó sobre la fatiga que había aparecido en ella últimamente, Fr. Alexander le respondió:
«¡No pases todo tu tiempo en el hospital! ¡Es cierto que Dios te ha dado tiempo de vida para que aprendas! Pero este aprendizaje no se trata solo de ver las energías de las enfermedades o el dolor en el cuerpo con la clarividencia del alma, o de ver las causas de las dolencias, o hacer mejores diagnósticos… Todavía necesitas entender mucho sobre cómo vivir con Dios en tiempos difíciles. Y estos tiempos se aproximan…»
… Hizo una pausa, como si estuviera considerando hablar o permanecer en silencio. Entonces dijo:
—Se acercan tiempos oscuros; el flagelo de la guerra está casi sobre nosotros… Se derramará mucha sangre… No solo en nuestro país sino en el mundo entero, ya falta poco para esto…
—¿Pero, no se puede evitar esto?
—Sí, pero tan solo parcialmente… ¿Pero quién lo hará? ¡Ni la persona común, ni un solo gobernante, pueden evitarlo! Después de todo, el destino de los países y los pueblos depende no solo de los gobernantes, sino también de la rectitud y pureza de la vida de los pueblos que habitan esos países. Todo está conectado entre sí… Los pueblos se merecen los gobernantes que tienen, y los gobernantes a su vez se merecen el respeto o el odio de sus pueblos…
»¡Todo está delante de Dios!
»Y a veces llegan la miseria y las desgracias… ¡Y no es Dios Quien “castiga”! Son las personas mismas quienes crean estos conflictos al ignorar las leyes.
»Por lo general, al principio suceden pequeños altercados, como advirtiendo: “¡Despierten!”, “¡Purifíquense!”, “¡Vuelvan a Dios!”, “¡Recuérdense del amor por los demás y por cada criatura de Dios!”
»Pero las masas no ven ni escuchan tales advertencias… Casi todos piensan que el conflicto cesará, o que no les tocará, o que pasará de largo.
»No será así en los tiempos actuales, no todo pasará sin dolor.
»¡La gente misma tiene la culpa, pero hacen caso omiso!
»¡Inventaron los automóviles, e inmediatamente les colocaron armaduras y ametralladoras! Lograron elevar el aeroplano por los cielos, e inmediatamente lo cargaron de bombas y otros artilugios destructivos…
»¿Qué más decir? ¡Todo lo que podría haber contribuido al progreso y la felicidad de todos —ha sido nuevamente pervertido y transformado en dañino por quienes deberían cuidar de los demás y se consideran razonables—!
»Y los pudientes creen que sus posesiones, casas, títulos, y tierras no les serán arrebatados… Y los pobres, creen que las cosas no pueden ser peor de lo que ahora son…
»¡Pero todo va a ser mucho peor! ¡Y afectará a todas las personas! ¡Este futuro tocará a todos, y este mundo verá muchas conmociones!
»¡Mas debemos recordar que tanto las desgracias como el sufrimiento son señales de advertencia para las almas!
»¡La muerte es la gran purificadora del mundo…! ¡La muerte es una consejera muy sabia, —si logras evaluar todo lo que sucede en la vida, desde el punto de vista de la inevitabilidad de la muerte del cuerpo, y la vida en los mundos a los Ojos de Dios—!
»La muerte puede ser repentina —sin que de tiempo para comprender o transformarse—. O puede ser el lento desvanecimiento de una vejez débil —donde ya no existirá la capacidad de pensar con claridad—… De ahí, ver a menudo la muerte de otras personas, puede permitirle a una persona replantearse el significado de su vida.
»¡Y con suerte, confrontado con la inevitable realidad de su propia muerte —más cercana que futura—, un hombre puede hacer de sí, —un juez terrible para consigo mismo—! Siempre y cuando, por supuesto, tenga aún la fuerza, la inteligencia y el tiempo para reevaluar toda su vida…
»Dios decide el momento en que el alma deja el cuerpo.
»¡Así que no conviene para nada aferrarse a la vida del cuerpo! ¡Así como tampoco conviene desvalorarla o despreciarla!
»Recuerda, querida Zosia: ¡lucha por la vida de los enfermos —pero sabiamente—! ¡Esto significa tener en cuenta las necesidades tanto de ellos como de Dios!
»Y muy pronto comprenderás que lograr una “victoria” o una “derrota” en esa lucha no es lo importante —ya que Dios lo mide todo según otro criterio: ¡bajo el criterio del amor que ha crecido en las almas—!
»No podrás “salvarlos” a todos Zosia… Hay una fecha límite para cada uno… La muerte es solo el final de la vida en el cuerpo…
»¡No obstante, conviértete en un gran médico! ¡Gana todas las batallas por la vida que se puedan ganar!
—¿Y cuando pierda la batalla?
—Pierde y acéptalo con humildad y gratitud. O, «paga el rescate».
—¿Pagar el rescate?
—Sí… es la disposición de hacer tuyos los problemas y el dolor de la otra persona… El pago será tu salud, tu fuerza y tal vez incluso tu destino… Pero no te aconsejo que hagas esto a menudo…
»Asegúrate de recordar Zosia, que tu sacrificio puede no ser siempre para el bien de esa alma… Después de todo, el evento fue enviado a ese ser como advertencia —por Dios mismo—. Esto significa, que la razón debe ser ubicada y transformada por ese ser en particular —y no por ti—. Y puede resultar que todos tus esfuerzos y sacrificios sean al final en vano… ¡Resultando que tal curación no era para el bien de Dios!
»Viniste a mí hoy diciéndome que has comenzado a perder fuerzas y que la alegría del alma se te desvanece… ¡Leíste ya cómo el anciano Zosima me dijo que casi se muere cuando comenzó a asumir las enfermedades de los demás!
—¡Sí, pero yo no asumí la enfermedad de nadie, solo aprendo a mirar!
—Sí, pero las energías de dolor a las que diriges la atención del alma, se conectan con tu cuerpo. Y también pueden causar enfermedades. ¡Es como un polvo gris o un tipo de escoria que pasa a aferrarse a tus energías corporales! Igualmente, también puedes aprender a limpiarte de esto. Te lo muestro más tarde…
»Mas ya es hora de que te vayas responsabilizando de tus nuevas habilidades y decisiones. Ya recibes el Poder de Dios y estas aprendiendo a controlarlo… ¡Así que busca la forma de mantener una conexión inseparable con Dios —para que no tropieces—!
»Incluso, si siquiera piensas en alguna persona sin amor, aunque sea con ligera hostilidad o condena, inmediatamente vendrán a ti pensamientos grises y la mente te susurrará cosas indignas…
»O al contrario, puede que el deseo personal te haga prevalecer a alguien en particular porque te gusta cierta persona. Ahí la mente te susurrará que es imperativo ayudar a ese alguien; y, en tales casos, no notarás inmediatamente que tu ayuda está dañando esa alma —y la tuya también—.
»¡No te permitas pensar sin el Amor de Dios! ¡Ese es el secreto de la discriminación inteligente! Así podrás claramente ver el problema y comprender cómo ayudar genuinamente a la persona. O bien, verás que no debes intervenir…
»En tal momento, puedes movilizarte a Dios, —y desde la Paz y el Mundo de Dios— aprender a mirarlo todo junto con Dios. ¡Ver con la Mirada de Dios! ¡Estos consejos ya los leíste y los escuchaste —mas ahora te toca aplicarlos de ahora en más en tu vida—!
»¡Es importante que lo entiendas claramente lo antes posible!
»Después de todo, existen diferentes curanderos y chamanes que pueden, a través del poder personal, curar a otra persona de sus enfermedades. O viceversa, enviar enfermedades o realizar otras acciones de mala voluntad mediante el uso de la magia. Ya hablamos sobre espiritismo algunas veces. Y sí, sucede que los espíritus inmundos “sirven” a tales personas…
»¡Así que debemos aprender a vivir según la Providencia de Dios, y no según nuestros propios deseos aunque nos puedan parecer justos!
—Pero, ¿cómo no cometer errores?
—Probablemente solo sean los Grandes Santos Quienes nunca cometen errores… ¡A nosotros… no nos queda otra que aprender a vivir bajo ciertas normas! ¡También, si por no fallar —no hacemos nada y tenemos miedo— entonces no aprenderemos nada! ¡Hacer todo —con Dios— es lo que nos toca practicar en nuestras vidas!
»¡Vayamos a la orilla del río, al espacio abierto! ¡Te mostraré cómo puedes bañarte en el Río de Luz del Espíritu Santo! Y como en la Corriente del Espíritu Santo, puedes lavar el cuerpo con la Luz de Dios de cualquier energía nociva. ¡Tanto tu cuerpo como el cuerpo de otra persona pueden ser lavados en esa Corriente, si es la Voluntad de Dios!
* * *
Dejaron el skete. En ese lugar, el río hacía un giro suave alrededor de la alta colina sobre la cual se hizo la construcción.
La arena dorada de la ladera del río brillaba con los rayos del sol. Una ligera brisa parecía acariciar las aguas.
Zosia, nunca había escuchado cantar a Fr. Alexander. ¡Y ahí, al aire libre, en la colina sobre el río, cantó Fr. Alexander una oración al Espíritu Santo! Su voz fluía uniforme, con fuerza, como si no fuera el cuerpo el que cantaba, sino el propio espacio quien lo hacía…
Zosia, vio cómo la Corriente de Luz Divina se derramaba con una fuerza y un brillo cada vez mayores…
Y sólo esta Gran Corriente del Espíritu Santo pasó a permanecer en la percepción del alma. ¡El Río de Luz Divina fluyó tan poderosa y ampliamente, que no se podía distinguir sus fronteras! ¡Y por encima y por debajo de sus cuerpos, y en todas las direcciones desde ellos, —una Luz Clara fluía y se extendía al Infinito—!
Esta Luz limpió tanto sus cuerpos como las almas…
Zosia, sintió que se había unido a esta Corriente, se había convertido en Su parte integral, y podía guiarla…
Y se quedó en silencio durante largo rato. Luego mencionó que había experimentado algo similar cuando Dios, a través de ella, sanó a la pequeña Nadia… En ese entonces Zosia solo pudo ver lo que sucedía pero no participar activamente…
Fr. Alexander se regocijó y dijo:
«¡Qué glorioso ha sido nuestro encuentro del día de hoy! Y la canción al Espíritu Santo no tiene que ser cantada en voz alta, también puede cantarse en silencio.
»Y esta Corriente puede fluir en cualquier dirección.
»¡Siempre y en todas partes —Dios está presente—! ¡Y el Poder del Amor de Dios puede manifestarse en todas partes!
»Y también puedes intentar llamar a Jesús el Cristo… ¡Será… especial!… ¡Jesús, vendrá en tu ayuda!