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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Sobre las prácticas sufíes
 

Enseñanzas de Dios para el logro de la Perfección espiritual/Sobre las prácticas sufíes


Sobre las prácticas sufíes

Una de las etapas más altas del desarrollo de una persona encarnada es tener éxito —antes de la muerte del cuerpo— en transformarse a sí mismo en Espíritu Santo tal como lo son nuestros —Maestros Divinos—.

Para esto, uno debe conocerles primero, y no solo ser capaz de escucharles, sino también verles con los ojos de la conciencia desarrollada, comunicarse con Ellos libre y claramente tal como con las personas encarnadas, y ser capaz de fusionarse y abrazarse con Ellos.

¿Qué se necesita hacer para lograr esto?

Además de los pasos necesarios de comprensión intelectual del Camino espiritual y la transformación ética de uno mismo, es necesario:

Primero, refinarse a sí mismo (como alma, como conciencia) al nivel de la Sutileza Divina del Espíritu Santo.

Segundo, —logrado tal refinamiento— llegar a ser Consciencias tan extensas como Ellos lo son. Después de todo, el tamaño de la conciencia individual es proporcional a su fuerza y a su capacidad de acción.

… Ya hemos dicho suficiente sobre los métodos para refinar la conciencia en nuestros libros y videos. Solo enfatizaré aquí que esto difícilmente se puede lograr sin la meditación en sintonía —con la armonía de la naturaleza, con la claridad y silencio transparente de la madrugada, con el aire lleno de la tierna luz del sol naciente, con las voces de los pájaros matutinos, y con los abrazos amorosos entre nuestros compañeros de Camino—.

La estabilización de uno mismo en estos estados celestiales es un paso de transición necesario hacia la plenitud del conocimiento real de los Espíritus Santos.

Sin embargo, estos estados sutiles no deberían convertirse en una «estancia» que frene nuestro desarrollo. No importa cuán dichosos sean nuestros estados, debemos siempre recordar el propósito principal de nuestras acciones, esto es —la unión con Dios— en el contexto del amor desarrollado hacia Él.

… Soy muy escéptico acerca de ciertos métodos sufíes que se han vuelto populares, tales como pisotear el suelo gritando en círculos «¡Alá! ¡Alá!» o «las danzas giratorias derviches», sin haber desarrollado previamente —el corazón espiritual—. Lo más elevado que pueden lograr estas técnicas es un bloqueo temporal del chakra craneal ajna al detener la agotadora e incesante corriente de pensamientos relativos a los eventos del mundo de la materia. Pero terminado el ejercicio, todo vuelve a su estado anterior. ¡No se logra un efecto estable por tales medios y no se añade nada en absoluto al progreso en dirección a la Perfección!

La Perfección sólo se puede alcanzar mediante el trabajo de «abrir» el corazón espiritual, incrementándolo fuera del cuerpo, y luego transformándose en él (con la inclusión de todo lo mejor que ha sido acumulado en otras partes de la conciencia; me refiero a la capacidad desarrollada del pensamiento, la memoria, el poder, etc., ver [13,17]).

Esto es, junto con la transformación ética de uno mismo y la aspiración constante al Objetivo de estos esfuerzos, el —Camino Recto— que fue proclamado por Dios y mencionado en particular, en el Corán y el Nuevo Testamento (2 Pedro 2:15).

Cuando la conciencia desarrollada de esta manera se vuelve tan grande que puede abarcar toda la Tierra, es posible ascender al nivel de Ser propuesto por Hermes Trismegistos [12]. Me refiero a Su recomendación de lograr la cognición de la Luz-Fuego Divina que existe a una altura distante por encima de la superficie de la Tierra desde donde se encuentran nuestros cuerpos.

Luego, llenamos el espacio entre estas dos conciencias de nosotros mismos —en el eón de la Luz-Fuego Divina—.

Acostumbrarse a tal estado le permite a uno afianzarse firmemente en el estado del Espíritu Santo y, a partir de este estado, entre otras cosas, corregir todas las imperfecciones restantes en el cuerpo material propio, deificándolo gradualmente.

* * *

Dios ha mostrado a las personas este Camino a lo largo de la historia de la humanidad en la Tierra [12]. Habla de esto no solo en prosa, sino incluso en poesía [3].

Pero… ¡la ignorancia religiosa reina en la Tierra! Y en lugar de deshacerse de los vicios,

— quienes se llaman a sí mismos budistas, rotan cilindros con «oraciones» incrustadas y realizan movimientos corporales «religiosos» cíclicos llamados «grandes postraciones»,

— quienes se llaman a sí mismos hindúes, dedican masivamente sus vidas a suplicar «bendiciones» de Dios y abiertamente, sin dudarlo, adoran al fabuloso «dios» Ganesha,

— muchos de quienes se llaman a sí mismos musulmanes, se embarcan en el camino criminal del «jihad externo», complaciendo sus propiedades espirituales viciosas al abusar masivamente de otros hasta matarles, en lugar de perfeccionase a sí mismos ante Dios,

— y una parte significativa de quienes se llaman a sí mismos cristianos, viven sus vidas no esforzándose por el amor al Creador, sino más bien por el odio hacia los «extranjeros» y los «infieles» según ellos…

* * *

Para los principiantes en la religión, además de la comprensión intelectual del Camino y la mejora ética —también les será conveniente honrar a Dios en Sus diversas Manifestaciones—. Visitar los templos y participar de reuniones espirituales puede conducir al éxito en esta dirección de trabajo en sí mismo.

Por cierto, muchas personas —bajo la influencia de «pastores» ignorantes— están convencidas de que pecar no es un problema, basta con después e incluso antes, como en el catolicismo (ver [6]), arrepentirse de los pecados, ya que Dios —a través de por supuesto la mediación de estos «pastores»— ciertamente condonará nuestros pecados…

¡Pero la gente razonable entiende que esto es un fraude! ¡Lo que Dios necesita de nosotros es que logremos un grado de pureza tal donde incluso la capacidad misma de cometer pecados (es decir, errores éticos) no exista!

¡Por lo tanto —en realidad— tiene sentido deshacerse de cada uno de los defectos éticos en el mismo momento en que los descubrimos en nosotros! ¡Ya que de lo contrario, es posible que no nos alcance el tiempo!

Además, nuestros defectos éticos no son solo pensamientos, palabras, emociones y acciones incorrectas, sino también la ausencia de cualidades positivas en nosotros.

Repito una vez más, Dios no necesita en absoluto de nuestras oraciones: «¡Dame! ¡Sálvame! ¡Ten compasión!…» ¡No! ¡Somos enviados por Dios a Su Creación física para que podamos mejorarnos a través de esta experiencia y, al final del Camino, lograda la Perfección, fusionarnos con Él —la Conciencia Primordial— para enriquecerla con nuestras cualidades propias!

¡Más para alcanzar la cognición de Dios, hay que amarle y mucho! Por lo tanto, ¡necesitamos desarrollar en nosotros la capacidad de amar en todas sus formas posibles! ¡Y a la vez, destruir en uno mismo, todas esas características que se oponen al amor!

La iniciativa directa para la realización de lo dicho —es lograr la maestría en el arte de la autorregulación psíquica— [13].

Y todos aquellos que vivan sus vidas terrenas sin eliminar los defectos del alma, morirán de cáncer u otros tormentos similares para luego establecerse en el infierno…

* * *

Pero alguien podría objetar diciendo que después de todo, Jesús, a solicitud de sus interlocutores, propuso la «oración» del «Padre Nuestro».

Pero veamos la sabiduría de Jesús en esto, ya que Él realmente propuso una serie de Exhortaciones Divinas a los judíos de esa época, presentándolas en forma de «oración» habitual.

Examinemos esto con más detalle (las siguientes citas se basan en la edición rusa del Nuevo Testamento).

«Padre nuestro que estás en los Cielos,»

Ante todo, es necesario distinguir entre el cielo que vemos con nuestros ojos y el Cielo al que se refiere Jesús. (En inglés y otros idiomas, estas dos palabras son diferentes pero en español son la misma, lo que se presta para confusión). Jesús sugiere aquí buscar a Dios (en el Aspecto del Creador, la Conciencia Primordial) no en el cielo arriba de nuestras cabezas como la mayoría de la gente piensa, sino en los eones más sutiles (es decir, en otras dimensiones espaciales que realmente existen y son plenamente cognoscibles). Por cierto, la palabra Cielo a la que hacemos mención es mejor escribirla con mayúscula.

«Santificado sea tu nombre,»

¡Ya hemos hablado de esto —alabar y glorificar el nombre de Dios— es justo y acertado!

«¡Vénganos Tu Reino, hágase Tu Voluntad así en la Tierra como en el Cielo!»

Jesús habla aquí de nuestra disposición ante Dios.

No hace falta explicar qué es —Tu Reino— ya que Dios es el Maestro soberano de Todo lo que existe y simplemente lo llena todo por completo con Él mismo.

Ahora bien, debemos aprender a aceptar Su Voluntad en nuestra vida terrena, en nuestra propia percepción del mundo, resignándonos calmadamente a lo que quizás no nos guste. Se trata tanto del aguante ante las contrariedades (tolerancia), como de la humilde aceptación de los propios fracasos, enfermedades, problemas en las relaciones con otras personas, etc. Todo esto nos viene de nuestro Dios Maestro, de acuerdo con nuestro destino, creado por nosotros mismos. ¡Y no debemos quejarnos! A través de todas esas dificultades, Él nos educa. ¡Debemos aprender a comprender —Su Voluntad— en nuestra crianza y agradecerle a Él, el Maestro, todas esas lecciones!

En el Islam, por cierto, la expresión usada es «¡Insha Alá!» que se entiende como «¡Que sea la Voluntad de Dios!» Y la misma palabra «Islam» significa obediencia, humilde aceptación de la Voluntad de Dios. (Aunque, como sabemos, no todos los que se llaman a sí mismos musulmanes resultan ser capaces de comprender y aceptar esto en sus vidas. Por ejemplo, la agresividad y la violencia, que son cualidades del alma presentes en sus vidas, son diametralmente opuestas al principio de humilde aceptación de la Voluntad de Dios.)

«¡Danos hoy el pan nuestro de cada día!»

La palabra pan no debe entenderse en un sentido estricto (el pan hecho de harina) sino en un sentido amplio, como alimento.

Ahora bien, por alimento se puede entender tanto el alimento material —como el espiritual—.

¿A cuál de estos dos creen que se refería Jesús?

¡Personalmente, le pedí a Dios alimento espiritual —y lo recibí en abundancia—!

Pero tanto en el pasado como en la actualidad esto ha promovido en las organizaciones religiosas el parasitismo total. Los monjes ni siquiera se molestan en alimentarse. Son los «laicos» quienes están «obligados» a alimentarlos…

(Pueden intentar colocarse en los zapatos de un monje vampiro de estos, mirando expectante a su alrededor esperando recibir dádivas de los demás y odiándoles si no llegan a alimentarle…)

Y así, en lugar de esforzarse por el bienestar de los demás —estas personas cultivan las cualidades opuestas—…

Pensemos para nosotros: ¿cómo se relaciona Dios con ellos? Y ¿qué medidas educativas intentará Dios para ayudar a mejorar a estos seres?

«¡Y perdona nuestras ofensas, así como nosotros también perdonamos a quienes nos ofenden!»

Se pueden repetir estas palabras miles de veces sin notar la segunda mitad de la frase. ¡Lo cual no traerá el efecto deseado!

Lo que es importante aquí es el énfasis en la segunda parte de la expresión de Jesús, es decir, Dios perdonará nuestras ofensas —si nosotros perdonamos a quienes nos ofenden—.

… Entonces, ¿quiénes pueden ser llamados Cristianos? Veamos esta situación a través de los ojos de Dios. ¡Ya que ni las cruces en el pecho ni hincarse en «oración» es importante para Él! ¡Tampoco el «sacramento» del bautismo! ¡Ni participar en otros rituales!

Para Dios, nuestro valor radica en la observancia de Sus Mandamientos (es decir, los principios éticos de vida que Él propone). [2,12-14]

… Por ejemplo, yo fui asesinado, desvalijado, calumniado, pero nunca busqué venganza ni fui hostil, más bien simplemente seguí avanzando por el Camino que elegí.

… Nuestros vecinos del piso de arriba, haciendo reparaciones mayores en su departamento, nos cubrieron el nuestro con polvo que se filtraba por las grietas que se producían en el techo por la vibración de los equipos que usaban, filtrándose también agua que despegó tanto el yeso de nuestro techo como el papel de nuestras paredes… Más yo no les presenté queja alguna. Incluso a su oferta de compensación monetaria les respondí: «¡No fue intencional de vuestra parte! ¡Traten de tener más cuidado para que no se repita! ¡Y en cuanto al dinero no hace falta —conviene que todos vivamos según los mandamientos de Dios—!»

Les mostré tanto a ellos como a otros, un ejemplo de comportamiento ético recto, y muchas personas, gracias a esto, ¡se han vuelto mejores ante Dios! ¡Así, —hice lo correcto—!

«¡No nos dejes caer en la tentación y líbranos de todo mal!»

Aquí Jesús se refiere al sano temor de no cometer acciones erróneas éticamente significativas durante las «sesiones de capacitación» que Dios ha creado para nosotros. En otras palabras, ¡estén siempre alertas y tengan cuidado con sus propios errores!

«¡Porque tuyo es el Reino, el Poder, y la Gloria, por los siglos de los siglos! Amén.»

He aquí nuevamente otra expresión de reverencia al Dios Eterno Todopoderoso —Quien es Amor—.

* * *

¿Qué es lo que obtiene la gente al orar por su «salvación»?

Además del hecho de que es una pérdida absoluta del tiempo que Dios nos ha asignado para que nos mejoremos realmente, —tales acciones generan una actitud parasitaria hacia Dios—. ¡Además —Dios no es nuestro siervo—! Al contrario, ¡debemos ser nosotros quienes debemos aprender a sentirnos como sus siervos!

También, la mencionada variante tergiversada de esta oración, refuerza en las personas un sentimiento de separación de Dios. Mientras que por el contrario, debemos esforzarnos por cultivar en nosotros una aspiración, un amor hacia Él —que contribuya tanto a Su cognición directa, a la Fusión con Él y a acercarnos a Él en calidad de alma—.

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