Enseñanzas de Dios para el logro de la Perfección espiritual/¿Qué necesita Dios de nosotros? ¿Qué necesita Dios de nosotros?La mayoría de las personas no se plantea ¿qué es lo que necesita Dios de nosotros? ¿Para qué nos creó? El comportamiento de tales personas en el ámbito religioso se reduce a las tediosas oraciones a Dios pidiendo bienestar terrenal, perdón por los pecados, salvación del infierno y demás… Aún no son capaces de acomodar en sus mentes, por ejemplo, la idea de que somos partículas de un Dios Absoluto y que vivimos en Su Cuerpo Universal, teniendo un cierto grado de autonomía como las células móviles presentes en nuestros cuerpos materiales. Y, que nuestras encarnaciones están destinadas a hacer todo lo posible en obtener la Perfección espiritual a través de: —la purificación y el autodesarrollo, —el conocimiento de Dios en toda Su plenitud y, —ayudar a los demás en esto. Las personas razonables pueden observar que las prácticas comunes de oración en las religiones, por lo general, solo alejan a los creyentes del Creador, inculcando en ellos distanciamiento de Él. Mientras que lo correcto sería, ¡abalanzarse firmemente hacia Él con la mente y las emociones del amor! Solo esto nos permitirá: —cognocerle, —aprender directamente de los Espíritus Santos y, —prepararse para la Unión con el Primordial. Después de todo, Él creó el Universo para que todos los seres encarnados por Él en los mundos, crecieran gradualmente como almas, —para luego, eventualmente— después de un cierto número de encarnaciones, logren la Perfección espiritual y se fusionen con Él nuevamente, enriqueciéndole con ello. Pero este conocimiento, repito, puede ser aceptado solo por aquellos que ya han alcanzado el nivel adecuado de desarrollo personal en su psicogénesis. Entonces, tratemos de entender que Dios no necesita para nada nuestras oraciones. Y Él, por regla general, no se inmuta por ellas. (Una rara excepción, son aquellas situaciones en las que se realizan milagros en vías de fortalecer la fe de las personas en la existencia de Dios). Así, los rezos disponibles para los creyentes en estos pésimos «libros de oración», aturden intensamente a los adeptos de tales credos, fomentando en ellos desánimo, sentimientos de insignificancia, desesperanza, y condena por el venidero tormento del infierno… Y aun así, los «pastores» de dichos credos instarán y obligarán a sus seguidores a «orar» más y más… Pero, si los creyentes lograran desarrollarse y cesaran los «rezos» —tales sectas serían innecesarias, quedándose los «pastores» desprovistos de las propinas de sus «adeptos»—.
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