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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
China
 

Corazón espiritual/China


China

Desde la antigüedad la vida religiosa de China ha sido supervisada por el Divino Maestro Huang Di*.

Es Él —Huang Di— Quien fue el Maestro de Lao Tsé, a Quien dictó el «Tao Te Ching». Fue Él Quien puso los cimientos de la alquimia espiritual taoísta china —la ciencia sobre la transmutación de la grosería y la ignorancia humana («plomo») en el «oro» de la resplandeciente Conciencia Divinamente Perfecta.

Pero con el tiempo la ignorancia humana prevaleció aquí también. Las Enseñanzas del Camino hacia Tao, como la Conciencia Universal Primordial, Quien es descrito como el «Ser Tierno» («Tao Te Ching», ver [9, 10]), se redujo a insensatas divagaciones en torno a dividirlo todo en «yin» y «yang», espíritus que supuestamente habitan por miles en el cuerpo del hombre... La misma palabra «Tao» acuñó un nuevo significado: «vía», «camino». Un «camino» que conduce ¿adónde? Y ¿para qué? Para muchas escuelas esotéricas Dios resultó ser perdido. Y el «camino» se convirtió en... la acumulación de «poder personal» —del mismo grosero poder que sólo es bueno para someter a otras personas, para alzar sobre ellas sus inflados y primitivos «yos» inferiores.

Es en aquellas degradadas escuelas esotéricas chinas donde un «nuevo método» de acumulación de «poder personal» fue «descubierto»: uno sólo tiene que tener tantos contactos sexuales y con tantas compañías como sea posible sin llegar a los propios orgasmos; así ahorra la propia energía (udana), que de otro modo es descargada por el organismo durante el orgasmo, y a la vez acumula para sí mismo la energía de su pareja.

Este repugnante concepto de vampirismo bioenergético egoísta se propagó de China a Rusia, y muy probablemente a muchos otros países, bajo el nombre de «sexo espiritual». Pero en realidad no hay nada espiritual en esta práctica: el egotismo, el robo, así como el sexo casual, no tienen nada que ver con el Camino a la Perfección y hacia Dios. Por el contrario, le llevan a uno en la dirección opuesta, cosa que he visto en numerosos casos aquí en Rusia. El poder personal sí que aumenta como resultado de esto, pero no es en absoluto sutil. Las personas que lo acumulan se abocan a enfermedades, al endurecimiento de la conciencia y, como consecuencia, al infierno, y, además de esto, a un mal karma para sus próximas encarnaciones...

He aquí un ejemplo. Una joven mujer fue tentada por representantes de una secta de ese tipo y se sumió en el libertinaje sexual desenfrenado.

Una vez, en presencia de muchas personas, se dirigió a uno de los hombres en voz alta para que todos oyeran:

—¡Slava! ¡Ven a mi casa pasado mañana! ¡Tengamos sexo!

Él me preguntó:

—¿¡Es correcto de esta manera!?

Le dije que de esa manera no estaba bien. El aspecto sexual del amor es bueno; sin embargo, no es bueno cuando es de esa manera! Y, como mínimo, el sexo nunca debería darse a conocer; esta es también la opinión de Jesús, la cual Él expresó, por ejemplo, a través de María Magdalena y Felipe: el amor sexual debe ser un asunto secreto de dos personas que se aman y recorren el Camino espiritual juntos; dejemos que sólo Dios sea testigo de este tipo de relación. (Véase [8,10,13,14] para más detalles).

Intenté traerla a razones, pero ella respondió así:

—¡Usted simplemente ni se imagina lo mucho que se puede aprender sobre la gente teniendo sexo con ella! ¡A veces un hombre termina solamente al ver mi cuerpo desnudo! Ya sabe que ¡los hombres «buenos» son tan raros!

Su convicción de estar siendo correcta, reforzada por la autoridad de un «gurú» extranjero que llegó a Moscú, era tan fuerte que ya resultaba absurdo hablar con ella sobre eso...

Y muy pronto un diabólico «poder personal» estaba irradiando de su elegante y hermoso cuerpo, haciendo que otras personas literalmente se apartaran de ella...

Le pregunté entonces si se daba cuenta de lo que le estaba sucediendo, y ella me respondió alegremente:

—¡Oh, sí! ¡Empecé a sentirme fuerte entre la gente!

El líder de una similar organización «yóguica» acumuló tan gran cantidad de energía diabólica que ello le permitió saquear los fondos de la organización y evadir impuestos. El poder diabólico de este líder de pseudoyoguis era tan intenso que nadie quería tratar con él: la gente enfermaba simplemente como resultado de hablar con él...

Habiendo perdido la comprensión de la esencia de la Evolución de la Conciencia y la aspiración a Tao, algunas escuelas chinas de Qi Gong también se degradaron. (Qui Gong significa trabajar con la energía. Esta etapa se corresponde al raja yoga hindú. Pero dentro de este sistema pueden existir diferentes variaciones de esos métodos). Habiendo desechado el conocimiento antiguo y sus principios, dados por Huang-Di, que sostienen que la práctica debe comenzar con la limpieza y el desarrollo del «palacio central» del organismo (esto es lo que los alquimistas chinos llamaban el dantian central), los líderes de estas escuelas, habiendo rechazado —como «innecesaria»— la refinación de la conciencia y todos los prerrequisitos éticos, incluyendo la nutrición sin matanza, comenzaron a enseñar a todas las personas interesadas las técnicas que incluían ejercicios con el «poder» no refinado del dantian bajo y la distribución de su grosera energía por todo el cuerpo a través de los meridianos.

También he visto los resultados de este tipo de entrenamiento: los estudiantes, incluyendo mujeres, se convierten en energéticos «guardacantones de hierro fundido» y empiezan a sentirse «invulnerables» en compañía de personas groseras e incluso a tener éxito en comandarles...

Otra desgracia llegó a China desde la India en forma de perversiones «budistas».

El hombre que por primera vez los introdujo en China se describe como una persona de apariencia intimidante, aterradora, a quien nadie pudo resistir en argumentos [41].

Lo que ello significa, ya lo sabemos.

Y no comenzó a enseñarles el amor, ni la refinación y el desarrollo del corazón espiritual, ni la aspiración hacia la Conciencia Primordial, sino el arte de la lucha...

Muchos chinos adoptaron esta orientación y desarrollaron una fuerte creencia de que la Perfección espiritual consiste en una maestría al golpear y matar a otras personas en el combate cuerpo a cuerpo.

Todo eso fue acompañado por la actividad de aquellas sectas «budistas Chan» en las que la gente obtuvo una «iluminación instantánea» a través escupitajos en la cara, golpes repentinos y gritos fuertes en el oído que la persona realizaba acercándose por detrás furtivamente.*

Y entonces comenzó la «revolución cultural». Los estudiantes, inspirados por el «gran timonel» de China, Mao Zedong, iban destruyendo centros espirituales, quemando libros e iconos y matando a todos quienes no estaban demostrando admiración hacia lo que ellos estaban haciendo. El médico personal de Mao Zedong, después de años tras la muerte del «timonel», relató a los medios que, cuando los ministros le informaron a Mao sobre casos de escolares que habían matado a su maestro, habían preparado chuletas con su carne y luego se las habían comido, Mao Zedong «se estaba riendo a carcajadas».

* * *

Hoy día China se ha recuperado de las consecuencias de la «revolución cultural» y está desarrollando con confianza su economía, elevando el nivel de bienestar de sus gentes.

Me gustaría desear a estas personas, que son una maravilla en su mayoría, el progreso espiritual a través del desarrollo de la verdadera cultura espiritual a escala nacional.

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