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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Persia (Irán)
 

Corazón espiritual/Persia (Irán)


Persia (Irán)

En la historia persa podemos observar la misma regularidad: la degradación de las verdades religiosas algún tiempo después de haber sido recibidas de Dios.

La esencia del conocimiento, que los arios-persas poseían desde la antigüedad y que degeneró más tarde, pese a que fue reavivada por Zaratustra (Zoroastro), consistió en lo siguiente [66]:

Existe Dios el Creador Universal (llamado en persa Ahura Mazda). Él se manifiesta a Sí Mismo como una Luz Infinita. También puede ser contemplado como el más sutil Fuego Dorado.

Fuerzas del bien y del mal participan en la evolución, pero es Ahura Mazda Quien supervisa el proceso.

El hombre debe cumplir con tres principios éticos: buenas intenciones — buenas palabras — buenas acciones.

La limpieza de la naturaleza debe mantenerse incluso con más cuidado que la del propio cuerpo: porque todo —todas las cosas y formas—, profundamente dentro de su estructura multidimensional, están permeadas por el Fuego Divino del Creador. Así, cualquier contaminación de la naturaleza constituye una profanación de Dios.*

No obstante, al paso del tiempo, los persas olvidaron el Fuego Divino y empezaron a adorar el fuego físico vulgar.

El mal fue deificado, y la gente empezó a creer que una batalla permanente estaba en marcha en el Cielo entre el «dios del bien» y el «dios del mal».

La práctica religiosa quedó reducida a rituales; por realizar cada uno de ellos los sacerdotes cobraban una cantidad específica de dinero. Se alegó que si un sacerdote no estaba satisfecho con el pago recibido, el ritual perdería su poder... Y ya que numerosos rituales fueron declarados absolutamente obligatorios de realizar por cada persa, eso dio lugar al extraordinario enriquecimiento del sacerdocio y al extremo empobrecimiento del común de las personas.

Además de esto, la gente habría de pagar los impuestos especiales sobre la leña usada en las grandes hogueras rituales (las «luces santas») que tenían que estar ardiendo sin cesar. La gente iba a comprar bosques enteros de madera a fin de mantenerlos, y toda aquella inmensa cantidad de árboles fue absurdamente quemada [78].

Por último, Dios trajo a los musulmanes a Persia, que destruyeron los santuarios de los zoroastrianos y proscribieron toda clase de paganismo, es decir, la adoración de «dioses» ficticios e ídolos en lugar de Dios Universal.

* * *

Sin embargo, los propios musulmanes, tanto en Persia como en algunos otros países, no siempre permanecieron firmes devotos del Creador (Allah en lengua árabe). En la mayoría de casos se expresó en el hecho de que las agresivas personas primitivas, que habían acumulado poder personal grosero y obtenido influencia sobre las personas con su ayuda, empezaron a establecer su propia tiranía bajo el pretexto de que trataban de «restablecer el orden».

Formalmente parece como una intención de introducir las tradiciones sociales que existían en Arabia en la época del profeta Mahoma. Pero eso siempre ha sido una excusa para el establecimiento de una dictadura por parte de un grupo de individuos diabólicos, con la práctica muy extendida de castigar con la muerte el librepensamiento religioso, de reprimir la parte femenina de la sociedad de una cruel manera y así por el estilo.

No obstante, tales dictaduras hacen visibles aquellas Grandes Almas que encarnan para conseguir ser —a través del martirio personal— los salvadores de naciones enteras. Esto sucedió tanto en el «fundamentalista» Irán [61] como en varios otros países musulmanes.

* * *

Deseemos al pueblo de Irán la emancipación de las cadenas del «fundamentalismo» y el retorno a la familia de estados con políticas internas y externas sensatas.

¡Que el número de sanas escuelas sufíes aumente en este país, que tantas buenas tradiciones espirituales solía atesorar! ¡Y que miles de jeques iluminados crezcan hacia Dios!

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