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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
«Caza de brujas»
 

Corazón espiritual/«Caza de brujas»


«Caza de brujas»

Otra «tarea sagrada» de la Inquisición era la llamada «caza de brujas». La Inquisición católica quemó vivas a decenas de miles de mujeres. A veces los hombres también fueron perseguidos bajo este tipo de cargo.

Para ser acusado de hechicería bastaría incluso una causa baladí, por ejemplo, si una mujer fue vista de pie en su patio durante una tormenta eléctrica, o recogiendo estiércol de caballo (¿quizá, para fertilizar el huerto?). Si alguien caía bajo sospecha la muerte en el fuego era ineludible.

El verdugo primero afeitaría todo el pelo del cuerpo de la víctima: se creía que la «fuerza diabólica» permanece en el cabello. Y después de eso empezaban las consabidas operaciones: dislocaciones diarias de las articulaciones, torturas con el fuego, agua en los pulmones...

Los verdugos exigían confesión respecto a los dos puntos siguientes: 1) la admisión de la culpabilidad, y 2) informar de los cómplices.

Las torturas dejaban a las víctimas en un estado tan terrible que ¡su único deseo era morir en el fuego cuanto antes!

Sobre el primer punto todo el mundo contaba historias «estándar» acerca de «volar en escobas» hasta los «aquelarres de brujas» e «iniciaciones» recibidas de Satán...

Al responder a la segunda pregunta, algunos iban dando los nombres de todos sus conocidos. Pero otros —los verdaderos cristianos- persistieron hasta el final, resueltos a no calumniar a otras personas.

Speranskiy N. [74] describe un caso en el que una mujer suplicó a sus torturadores que la quemaran como «inocente», ya que no sabía ni de su propia culpa ni de la de otros...

El mismo autor ofrece un testimonio de un torturador que describía cómo jóvenes y bellos cuerpos femeninos iban convirtiéndose poco a poco, día a día, en tumefactos y consumidos sacos de huesos, hasta perder la apariencia humana...

La interrupción de los tormentos diarios justo antes de la ejecución se llamó «relajación», mientras la remisión a las llamas, «reconciliación con la Iglesia» [53].

No hay duda de que siempre hubo cierto número de personas que practicaba la magia negra —en cualquier país y en cualquier momento. (Aunque está claro que ninguno de ellos fue realmente volando en escobas ni participó en «aquelarres» con Satán: eso no son más que fantasías).

Pero la cuestión es: ¿quién era más oscuro (en ese sentido): los magos negros reales o esta horrible secta que estaba torturando y quemando tanto a aquellos como a decenas de miles de personas inocentes?

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