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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo 10: Llegada de los padres de Víctor
 

Capítulo 10:
Llegada de los padres de Víctor

Los padres de Víctor tenían previsto llegar en unos días para llevárselo a la casa de la ciudad.

Víctor, el abuelo Basilio y Asya decidieron que no les informarían de antemano que Víctor podía pararse e incluso caminar por sí mismo. ¡Querían que fuera una sorpresa feliz!

Y ahora, este día había llegado.

Un par de horas antes de la hora de llegada prevista para cenar con los padres de Víctor, el abuelo Basilio dijo:

—Nuestros queridos invitados están retrasados… Su automóvil se atascó.

Y, volviéndose rápidamente hacia Amiguete y Ronroneo, continuó:

»¡Deberíamos ir a su encuentro!

—¡Nosotros también queremos ir! —declararon Asya y Víctor amigablemente.

—¡Bien entonces, nuestros amigos de cuatro patas, correrán adelante y le mostrarán el camino a nuestros invitados! Pero ustedes, Víctor y Asya, no tienen que ir tan lejos. ¡Pueden encontrarse con ellos más cerca de casa!

* * *

Dejando el auto atrapado en el lodo, los padres de Víctor caminaron por el camino del bosque. El navegador en su teléfono, ya había perdido la señal varias veces y ahora, la señal había desapareció por completo…

Cansada de la inusual caminata, la madre de Víctor, molesta, se sentó en un tocón en una bifurcación del camino y se quitó por un momento los zapatos de tacones altos que le dificultaban mucho moverse con éxito…

En ese momento, Amiguete apareció por el bosque y —saludando— meneó su cola.

—¡Ay! ¡Un perro! ¡Puede que nos ataque! ¡Un palo, agarra un palo! —gritó a su esposo la madre de Víctor asustada.

Amiguete, quedó muy sorprendido por tal reacción. Él sonrió con toda la ternura de su rostro y movió la cola con todas sus fuerzas.

Entonces, Ronroneo le alcanzó y se paró a su lado e incluso se frotó contra su amigo para mostrar su tranquilidad y buena voluntad.

—¡Oh! ¡Un gato!… ¡Y no le tiene miedo al perro! ¡Gatito, gatito!

… Ronroneo, respondió con condescendencia al llamado tan primitivo y se acercó.

Se frotó contra las piernas de la madre de Víctor y dijo con mucha confianza:

—¡Purrrrrrr!

… El padre de Víctor dijo:

—¿Te acuerdas? —Víctor nos escribió que este sanador tiene un gato y un perro en la casa. ¿Quizás estos son ellos?

—¿Pero cómo supieron encontrarnos?

—Bueno, en este momento no tenemos ningún GPS, solo estos… que tienen cola. Están bien cuidados y domesticados, así que tal vez nos lleven a una casa… ¡Y con suerte podremos encontrar un tractor para sacar nuestro automóvil de este lodo! —dijo el padre de Víctor tratando de razonar lógicamente.

Amiguete, no pudo contenerse por más tiempo y, con la esperanza de que la diplomacia de Ronroneo fuera exitosa, corrió hacia los padres de Víctor y comenzó a darse a conocer.

La mamá y el papá de Víctor siguieron a sus nuevos guías.

La madre de Víctor, con una falda ajustada y tacones altos, seguía cayéndose y tropezando, y, sintiéndose enojada por lo que le estaba pasando dijo:

—¡Espérame, no puedo ir tan rápido!… Bueno, genial, ¡ahora se me rompió un tacón!…

… Se echó a llorar de frustración, como una niña pequeña…

De pie en el suelo con las medias rotas, las cuales fueron compradas en el mismo París, y con un zapato costoso sucio y roto de uno de los diseñadores de moda más famosos, ¡ella se sentía muy infeliz!..

… Ronroneo y Amiguete decidieron que era hora de intervenir. Amiguete, tomó al padre de Víctor —que hasta entonces había estado avanzando sin darse la vuelta— por el borde de la chaqueta y lo trajo de vuelta hasta la madre de Víctor.

Y Ronroneo, comenzó a llamar a todas las ardillas y pájaros conocidos.

La madre de Víctor, escuchó cómo los pájaros comenzaron a volar por todos lados. Se posaban en las ramas, se acicalaban —y comenzaban a cantar—.

Algunas ardillas se instalaron cerca, un erizo, apareció desde atrás de un árbol, y un conejito, miró un poco con cautela desde los arbustos…

¡El sol brillaba! ¡Los rayos de luz atravesaban el follaje de los árboles! ¡Los pájaros dieron el máximo!

Y entonces —sucedió—. ¡La madre de Víctor de repente vio este hermoso Mundo que le rodeaba! Ella vio la belleza, y no el incómodo camino bajo sus pies y su tacón roto. Se secó las lágrimas y… ¡sonrió!

Y el padre de Víctor, también vio…

—Bueno, ¿estás enojada por tu zapato mi Cenicienta? —le dijo cariñosamente a su esposa y la tomó en sus brazos.

»¡Ahora, te cargaré hasta “la cabaña”, como cuando nos conocimos! ¿Te acuerdas?

… Y por momentos se abrió un pasaje para ellos al Mundo Mágico. Escucharon del amor su música y vieron su luz, —porque recordaron que una vez—… ¡ellos también supieron cómo amar!

* * *

Asya y Víctor, se instalaron en una colina cercana al camino, no lejos de la casa de Basilio. Víctor, todavía se cansaba rápidamente, por lo que decidieron esperar a los invitados ahí y no ir a recibirles lejos de casa.

Asya dijo:

—¡Es necesario que tengamos tiempo para mostrarle el Mundo Mágico a tus padres! ¡Bueno, al menos un poco! El abuelo dice que para las almas que aún no están completamente ciegas y sordas, ¡la belleza de la naturaleza puede ayudar! Si al menos se les revela un poco de amor en el corazón, entonces el Mundo Mágico se hace visible. Bueno, tal vez solo la parte más cercana de este Mundo se vuelve tangible. Pero la gente dice cuando sienten esta dicha, ¡que están «en el paraíso»!

»¡El abuelo dijo que en el Mundo Mágico, hay espacios más profundos y secretos donde incluso uno, puede hablar con Dios! Pero que no debemos contar sobre esto a todos, porque de lo contrario, la gente dejará de entendernos…

… Y entonces, los niños vieron una imagen maravillosa. Amiguete, caminaba a lo largo del camino, Ronroneo, le seguía con dignidad, y detrás de ellos, —el padre de Víctor llevaba a su esposa en los brazos—.

—¡Guao! —fue lo único que Víctor alcanzó a decir.

—¡Parece que Amiguete y Ronroneo cumplieron la tarea del abuelo a la perfección! —exclamó Asya.

Y cuando los padres de Víctor vieron a Víctor caminando hacia ellos por sí mismo, ¡su alegría no pudo ser mayor!

… ¡Y luego, todos cenaron y compartieron sus impresiones de las maravillas del Mundo Mágico!

Al anochecer, el abuelo Basilio, con un conductor de tractor que conocía, sacaron el auto del lodo donde se había atascado y lo llevaron a la casa.

* * *

Por la mañana, Víctor dijo con alegría:

—¡Ahora esta silla de ruedas se puede tirar!

… El abuelo Basilio, lo miró pensativamente:

—¿Por qué tirarla?… ¡Puede serle de utilidad a alguien! Puede servir para que alguien pueda movilizarse por la calle. Podrías encontrar en Internet a algún chico o chica que realmente necesite este equipo tan especial como para desplazarse e ir a la escuela. ¡Podrías encontrar a esta persona tú mismo y dársela personalmente! ¡Después de todo, no todos tienen el dinero necesario para comprar un dispositivo tan moderno y fácil de usar!

»¡De esta manera, se puede iniciar una “reacción en cadena de bondad”! ¡Después de todo, ahora tienes muchas cosas nuevas para compartir con otros, incluido —el conocimiento de cómo mejoró su salud—!

»¡Habiendo recibido algo como regalo, es importante que una persona quiera transferir —a otros— ese bienestar y conocimiento! ¡Y luego, pueden pasar muchas cosas buenas!

Todos escucharon las historias del abuelo Basilio sobre el Mundo Mágico y sobre cómo, al escuchar el silencio y admirar la belleza, es muy fácil para una persona encontrar una entrada al Mundo Divino.

… El abuelo Basilio terminó la conversación así:

—Es importante comprender que la entrada al Mundo Mágico Divino siempre se revela precisamente desde adentro, —por un amor que se enciende en el corazón espiritual—.

»Si el suave resplandor del amor no arde en el propio pecho, uno no podrá ver ni sentir al Mundo Mágico infinito, no importa cuán hermoso y tranquilo se pueda ser externamente. Pero cuando el amor está tanto adentro como afuera —entonces las puertas se abren fácilmente—.

»¡E incluso, si algo desfavorable ocurre alrededor de uno mismo en el mundo externo, uno puede permanecer en la unidad —por el amor de su corazón— con el Mundo Divino!

»A las personas les es dado un milagro: ¡la habilidad mágica de amar! ¡Así es como una persona aprende a ser un residente permanente del Mundo Mágico!


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