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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo tres: Ver y escuchar con el corazón
 

Capítulo tres:
Ver y escuchar con el corazón

Invisible es el «hilo conector»
entre nosotros-almas y Dios…

Más qué importante es sentir tal conexión.

¡Ahí hallan su fin —todas las ocupaciones ociosas—!


¡Existe —la Infinitud de Dios—,

y Ahí —habita el Silencio—…

y en Éste —la vida del alma resuena—

como una cuerda afinada de amor!

Ngomo


Durante varios días en el bosque, Peresvet y Yégorkie participaron en la preparación de leña junto con otros monjes.

A sugerencia de Peresvet, solo talaron los árboles secos que ya habían muerto por sí solos. Esto era más difícil que ir talando los troncos cercanos uno por uno. No obstante, además de proteger la vida de los árboles vivos, este método proporcionaba madera seca que quemaba mejor y evitaba que los árboles muertos fueran derribados posteriormente por alguna tormenta de viento. Esto ayudaba a mantener el suelo del bosque libre de troncos muertos y a su vez, resultaba más cómodo para los monjes salir a caminar en busca de hongos y bayas.

Pasaron varias noches ahí en un refugio que hicieron con algunas ramas.

Una noche, después de la oración, cuando todos ya se habían ido a descansar, Peresvet seguía sentado junto al fuego.

Yégorkie se le acercó:

—¡No puedo dormir del frío! ¿Puedo calentarme aquí?

—¡Claro, siéntate a mi lado, aquí está caliente!

… Las noches de primavera eran frías pero claras.

El cielo estaba lleno de estrellas brillantes. Altos abetos se erguían alrededor del pequeño claro donde ardía el fuego.

No había viento y todo estaba tranquilo.

¡La belleza de la noche era especial —misteriosa y majestuosa—!

El fuego ardía brillantemente. Yégorkie se calentó rápidamente, más no se quedó dormido.

—¿Me puede contar más sobre ese Anciano? —pregunto Yégorkie.

—¡Claro, pon atención!

»El Anciano comenzó a enseñarnos a Rédyiona y a mí, como de pasada y poco a poco.

»Una noche frente a una fogata, tuvimos una conversación como la que tú y yo estamos teniendo ahora. El Anciano en ese momento estaba más hablador que de costumbre. Así que aprovechamos la oportunidad para hacerle algunas preguntas. Yo pregunté:

»—¿Por qué debemos hacer todo con nuestra mano izquierda, si la mano de Rédyiona se recuperará pronto, y mi mano derecha ni siquiera me duele?

»—Lo que quieres decir es que mientras la mano derecha de Rédyiona se está recuperando, ¿vas tú mismo a darle de comer para aumentar su impotencia?

»”Y te pregunto, ¿por qué miras con los dos ojos en vez de con uno solo?

»”Las personas tiene habilidades que se pueden desarrollar de varias maneras. ¡Además, Dios le otorga muchas habilidades a cada ser! Pero no muchos las reconocen, y por ende, no las ponen en práctica.

»”Ahora bien, tú te preguntas, cómo es posible que yo lo vea todo, incluso si estoy de espaldas a lo que está sucediendo o si estoy en un lugar completamente diferente. O, cómo es posible que yo sepa tantas cosas de ti si recién nos conocemos.

»”El ser humano es realmente un alma. ¡Y esta alma puede mirar y oír sin necesidad del cuerpo! ¡E incluso te digo, que es posible que un alma humana conozca lo desconocido, aprendiendo directamente de Dios mismo!

»”¡Ustedes por ejemplo son de momento pseudo-humanos, —pero aún es posible para ustedes volverse 100% humanos—! Y para ello, la primera habilidad es aprender a mirar el mundo con el corazón espiritual.

»—Pero, ¿cómo hacerlo? —preguntamos.

»—El alma puede ver con los ojos del corazón espiritual, lo que es invisible al ojo ordinario. También, oír lo que el oído ordinario no puede oír. Siempre quedará claro para el alma qué tipo de persona está frente a ti, y si esa persona está mintiendo o diciendo la verdad. Y mucho más se puede comprender si aprendes a mirar con el alma, como por ejemplo: cómo actuar con rectitud según tu conciencia, o cómo dirigir tu vida.

»”¿Y cómo aprender a mirar con el alma?

»”Comiencen por mirar este fuego que está frente a nosotros desde ese lugar en sus cuerpos donde ocurre la respiración…

»”Luego, para una mejor práctica, miren desde la cabeza, luego desde el estómago y luego nuevamente desde el centro del corazón donde el alma puede ver.

»”Ahora, traten de repetir lo mismo pero de espaldas al fuego.

»… Sentimos curiosidad y empezamos a intentar hacerlo…

»El Anciano dijo:

»—¡Tómense su tiempo! Que el fuego y la luz que emana, sean lo más importante para ustedes ahora.

»”Traten de sentir el espacio a su alrededor. Primero, tratando de sentir este espacio con sus cuerpos. Es como sentirse sumergido en agua tibia. O intenten sentir el espacio como un aire cálido. Entonces, en el lugar donde late el corazón en sus cuerpos, comenzarán a sentir un calor acariciante. Esto ayuda a que sea más fácil empezar a ver con el alma.

»”¡Y el alma mirará con amor!

»… Curiosos, tratamos de ver con intensidad. Y no es que viéramos claramente la luz del fuego con la espalda, pero sí tuvimos la sensación especial de que con solo un poco más, empezaríamos a ver la luz, el fuego, al Anciano, y al oso Mishko que estaba tirado a cierta distancia y también miraba el fuego a veces suspirando ruidosamente…

»Entonces el Anciano dijo:

»—Ahora, escuchen con su corazón espiritual: el crepitar del fuego, el ulular del búho, y la respiración de Mishko…

»”Todo lo que existe —es y resuena en el Gran Silencio—…

»… Entonces el Anciano nos explicó lo que él mismo llamaba la Vida con Dios en todo. Realmente Él quería que conociéramos el silencio del corazón y percibiéramos la Unidad de todos los seres vivos…

»Lamentablemente no éramos estudiantes muy diligentes, nosotros simplemente tratábamos de seguirle el hilo…

—Pero si intento esto, ¿no estaré cometiendo algún pecado? —interrumpió Yégorkie.

—¿Por qué va a ser pecado? El abad Sergio nos explica lo mismo sobre la hesiquia: cómo comprender el silencio del corazón. Y nos habla del corazón espiritual, en el que se enciende el amor del monje por Dios. Y ese Anciano intentaba enseñarnos lo mismo en ese entonces…

… Yégorkie, comenzó a tratar de mirar y escuchar de esta forma especial. Pero por intentarlo demasiado, no lo hizo muy bien.

Peresvet lo consoló:

—No todas las habilidades se desarrollan al unísono. Puede que te encuentres mirando desde el corazón, y en ese momento surge un pensamiento: «¿Ya lo logré?». ¡Y pierdes entonces la plenitud de lo que percibía el alma porque la mente quisquillosa se interpuso en el camino!

—Pero, ¿cómo no pensar cuando todo tipo de pensamientos vienen por sí solos?

—¡Si pensamos en Dios con amor, en ese justo momento, Dios estará justo a nuestro lado! ¡Él está más cerca que el calor de este fuego! ¡Dios siempre está aquí! Pero no solemos sentirlo…

… Peresvet y Yégorkie se sumieron en el silencio llenos de la Presencia Divina, y durante mucho tiempo permanecieron sentados uno al lado del otro en el círculo de la luz danzante de las llamas del fuego.

Y Dios llenó sus vidas con Su Gran Amor… Y el Amor de Dios fluyó a través de ellos como un gran río…

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