English Español Français Deutsch Italiano Český Polski Русский Română Українська Português Eesti 中文 日本

Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo 8. Símbolos, imágenes, y el silencio del alma
 

Un libro acerca del Maestro Jesús/Capítulo 8. Símbolos, imágenes, y el silencio del alma


Capítulo 8.
Símbolos, imágenes,
y el silencio del alma

En aquellos tiempos llamábamos al lago de Tiberíades* el mar de Galilea…

Los barcos de los pescadores a menudo eran nuestro medio de transporte preferido y el más conveniente.

A veces, de pie en la barca, Jesús predicaba ante la multitud reunida en la orilla.

Era maravillosamente hermoso, un anfiteatro natural en la bahía, oyentes dispersos por la orilla, aguas tranquilas. La figura del Maestro en la barca se reflejaba en el agua…

Siempre se le escuchaba bien, incluso si se congregaban miles de personas.

… Llegué a amar esos espacios marinos con un amor especial en nuestros viajes con Jesús. La superficie acuática hasta el horizonte. El silencio exterior y el especial silencio del alma.

El suave chapoteo rítmico de las olas siempre me ayudaba a sumergirme en ese silencio.

El mar puede enseñar al ser humano muchas cosas de manera fácil y natural: la correspondencia del silencio exterior con el silencio interior, la percepción de la insignificancia de los cuerpos humanos en comparación con el cuerpo marino y el horizonte, la cognición de los Estados Divinos mediante la expansión del alma sutil en las extensiones marinas…

Jesús nos enseñó mucho en estas costas. A menudo utilizaba símbolos e imágenes del agua de ríos, mares y océanos. Nos decía también que recién estábamos comenzando a comprender, y que solo más tarde nos daríamos cuenta de la profundidad de lo dicho.

Y fue así. Sus palabras, los muchos amaneceres y atardeceres que compartimos con Él junto al mar, a veces en completo silencio, a veces escuchando las palabras del Maestro Divino… Todos esos episodios de la vida junto a Él, quedaron grabados en nuestras almas con tanta intensidad que —mucho después— nos ayudaron a fusionarnos con Él y a comprender profundamente lo que escuchábamos en esos momentos pero que aún no comprendíamos su alcance.

Jesús explicaba muchas cosas a través de símbolos e imágenes marinas utilizando ejemplos vivos.

Entre otras cosas, nos señalaba cómo la naturaleza marina mostraba fácil y naturalmente las Leyes del Orden Divino Superior.

Por ejemplo, el río fluye hacia el mar y sus aguas se vuelven una.

O que se podía ver en la naturaleza de las olas, que aun levantándose individualmente, no perdían su unidad con el vasto mar. El agua del mar se convierte temporalmente en una ola, llevando consigo el poder marino, pero la ola no se separa del mar, sino que sigue siendo parte de él. Y tras las olas, llega la calma y solo queda una superficie tranquila y el silencio de las aguas.

Otro ejemplo de Jesús era la vida de una gota de agua en la profundidad de los océanos, una gota que ha perdido sus límites para siempre y conoce y es parte del poder de la inmensidad del mar…

Jesús nos explicaba también que el alma aprende de manera similar a conocer la Unidad con Dios, disolviéndose como una gota en la profundidad del agua o fluyendo hacia la Unidad Divina como un gran río, y encontrando la Unión en las Profundidades. Asimismo, nos hablaba de cómo el Alma Divina puede manifestarse temporalmente como una Gran Ola, unida al Todo Divino, sin separarse de Su Totalidad, y luego, disolverse nuevamente en la Infinitud del Océano de la Conciencia Divina Primordial.

Jesús también hablaba de la importancia de comprender que sin la experiencia de vivir estos estados de Fusión con Dios, tales imágenes son solo símbolos en la mente, similares a las parábolas cuyo significado aún está por descubrirse…

Y por supuesto, Jesús nos enseñó varias prácticas espirituales para obtener un Conocimiento auténtico, porque ninguna palabra, por fuerte que sea la creencia del ser humano en ellas, puede reemplazar la experiencia del alma que ha sentido vívidamente una Realidad Divina diferente.

El propio Jesús a menudo se sumergía en la Fusión con el Padre Celestial. Vimos que Él habitaba donde aún no habíamos entrado, donde no alcanzábamos a ver…

Y soñábamos con que llegara nuestro momento.

* * *

La tranquilidad mental y la capacidad de disolverse, son muy importantes en el Camino espiritual.

Sumergir la conciencia en el silencio del corazón es un paso crucial.

Jesús nos enseñó un tipo de silencio que reemplaza la mente humana ordinaria con un estado del alma que percibe, ama, ve y escucha.

Este silencio permite experimentar la innegable realidad de la Paz, el Amor y la Ternura del Padre Celestial. Obtener tal experiencia y luego entrar una y otra vez en este silencio Divino, es muy significativo.

Para mí, la experiencia de vivir y ser discípulo de Juan el Bautista fue de gran ayuda en ese momento, ya que ya conocía las técnicas y formas de ingresar al silencio interno, lo que me permitía trabajar más eficazmente en mi propio ser. Pero otros de nosotros recién empezaban a aprender a entrar en el silencio del alma.

Le preguntábamos a Jesús con frecuencia cómo podríamos detener fácilmente la agitación de los pensamientos y las tormentas emocionales, cómo aprender a permanecer constantemente en estados de amor. Solo cuando Jesús mismo nos sumergía en el Amor Divino y la Paz con Su Poder, podíamos experimentarlo fácilmente…

Una vez, Felipe le preguntó a Jesús:

—¿Cómo podemos aprender a vivir siempre en el silencio interno del alma? Porque cuando Tú mi Señor dejas de intervenir, la inquietud de la mente y la agitación de los pensamientos nos dominan nuevamente.

Jesús nos miró a todos con una mirada tierna:

—¿Realmente aún no han sentido lo fácil que es? Ese silencio, el Silencio Sagrado, está siempre presente en todas partes. Tanto dentro de ustedes como más allá de sus cuerpos, en todas partes —el silencio es Omnipresente, Eterno—. No importa cuánto ruido y actividad haya a su alrededor, este silencio inmóvil y transparente está presente y nunca desaparece. ¡Cuando la atención de ustedes se enfoca en lo que se mueve, se genera ruido dentro de ustedes y lleva más atención hacia afuera, de esta forma, dejan de sentir el espacio de la eterna y hermosa quietud que yace en lo profundo de la Totalidad!

»Cierren sus ojos por un momento… —y escuchen—. Mi voz suena dentro de ustedes y fuera de ustedes. ¿Y ese pájaro a lo lejos… lo oyen? ¿Y el ligero susurro de las hojas del olivo, lo oyen? Ahora están llenando todo este espacio transparente y tranquilo con sus almas (conciencias) para poder escucharlo. No hagan un esfuerzo especial para escuchar el silencio, viene solo, entra en las almas. Aquí estoy en silencio por un momento, y la transparente quietud se manifiesta. Es perceptible cuando observan tranquilamente y con atención el espacio del Ser Divino. ¡Dios está aquí en todo momento! En este momento mismo, Él es y está, con todo Su Amor. La hermosa transparencia de Su Quietud puede descubrirse, conocerse ahora mismo. ¡Y siempre está presente ahora, ya mismo!

»En este momento mismo, como almas, han llenado este pequeño valle en todas direcciones desde sus cuerpos. En la distancia, el río murmura, a veces el viento acarrea los sonidos de un pueblo lejano…, y más allá el mar en toda su inmensidad… Y allí resuena el rítmico murmullo de las olas… ¿Dónde se manifiestan estos sonidos? Resuenan en el silencio de ustedes como almas…

Quedamos como aturdidos por el silencio abrumador que experimentamos. No había pensamientos, no queríamos movernos ni hacer nada.

¡Se reveló ante nosotros un espacio dimensional diferente de existencia —el espacio de Silencio y Calma Eterna e Ilimitada en el cual Dios Vive—, y en donde se Le puede percibir!

* * *

Ciertamente, nos llevó mucha práctica meditativa intentar regresar una y otra vez a ese silencio Divino. Y aún más escuchar en ese silencio la Voz de Jesús y comprender Sus palabras, absorbiendo el Conocimiento directamente con nuestras almas. ¡Aprendimos a sumergirnos en el silencio antes de dormir, contemplando la vastedad del cielo estrellado o el fuego de la hoguera; practicábamos el silencio interno en medio del bullicio de las multitudes… y gradualmente, Dios se hizo cada vez más evidente en ese silencio!

Es precisamente este tipo de silencio —el que permite escuchar la Voz del Padre Celestial—. Voz que no necesariamente es humana, pero íntimamente familiar. En ese espacio, la comprensión de las Leyes Universales de Dios puede llegar sin palabras, de manera sutil. ¡Cuando alcanzamos el silencio interior y la calma de la mente, la Guía de Dios se hace evidente!

<<< >>>
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
 
Página principalLibrosArtículosPelículasFotografíasSalvapantallasNuestros sitiosEnlacesQuiénes somosContacto