Lámpara dos: El lugar del ser humano entre la Creación y el Creador
Cada persona es inseparable de cada cosa que existe en el universo multidimensional infinito.
Las almas se visten con las envolturas de la materia densa y después se las quitan. Las almas crecen durante las encarnaciones, ascendiendo por la escalera de la Evolución.
Un ser humano es el más alto estadio de desarrollo entre las almas, pues un ser humano es capaz de alcanzar el estado Divino de conciencia y la Inmortalidad en el Creador. Un alma obtiene la Inmortalidad a través del completo cumplimiento de su predestinación, es decir, mediante el proceso de convertirse en idéntico al Creador y uniéndose con Él.
En el interior de una persona «promedio» existen tanto elementos animales como Divinos. El propósito de las personas es destruir las propiedades inferiores dentro de sí mismos y desarrollar las propiedades Divinas. Es esta la manera como ingresan en la Más Elevada Esfera de la Vida, la Vida en Unidad con el Creador.
Para ello uno debería aprender, entre otras cosas, a percibir y conocer las dimensiones espaciales intangibles, incluyendo la dimensión espacial del Creador. Esto es una realidad. Por añadidura, es algo destinado a suceder en el desarrollo de un alma.
La materia, o el plano material, no es más que una «cobertura» bajo la cual tiene lugar la vida y el desarrollo de la Conciencia Universal.
Así que, en aras de lograr la liberación del alma, encadenada —a causa de su falta de desarrollo— a la prisión del cuerpo, es necesario iniciar un proceso de purificación y, después, de crecimiento y transformación a través del desarrollo de las propiedades Divinas y las cualidades en uno mismo.
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