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Comprender a Dios/¿Es correcto dar flores a los seres queridos?

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¿Es correcto dar flores a los seres queridos?

Una vez, fuimos invitados a una nueva casa por su anfitriona; la casa fue construida en uno de los vecindarios del sur de la ciudad.

Fue en mayo, y los tulipanes y otras flores habían florecido por todas partes y brillaban con su suave belleza.

El día antes de nuestra llegada, la anfitriona cumplió años. Ella no había hecho ningún plan para celebrarlo, y no hubo invitados.

Sin embargo, las visitas llegaron por su cuenta, sin invitación, y cada uno de ellos trajo un gran ramo de flores.

El hijo de la anfitriona reunió todos esos ramos de flores en un enorme tanque de agua. ¡Las flores apenas cabían!

… Después de que llegamos, la anfitriona me pidió que evaluara el estado energético de la casa.

Cambié a la percepción apropiada y comencé a explorar la casa habitación por habitación. En todas partes, todo estaba bien! Pero solo en una pequeña habitación, cuya puerta estaba cerrada, la situación era alarmante: una intensa energía de sufrimiento y muerte traspasó la puerta cerrada. ¿Qué era eso? ¿Alguien estaba muriendo allí?

Insistí en abrir la puerta. La anfitriona, conociendo mis creencias espirituales, a regañadientes cumplió con mi pedido.

Allí, sobre la mesa, un montón de hermosas plantas moribundas permanecían en el enorme tanque…

… Invité a todos los presentes a analizar lenta y cuidadosamente la energía

de la habitación. Todos se convencieron de que el intenso campo negativo fue producido precisamente por este enorme ramo. Incluso intentamos trasladarlo a otros lugares de la casa. Pero estos experimentos solo confirmaron aún más que un poder energético de sufrimiento y muerte, que era perjudicial para las personas, provenía de este.

¡Y estos pretendían ser «pequeños presentes»!

Los ramos pequeños o las flores individuales no producen un efecto nocivo muy notable; pero de grandes ramos de flores —un efecto mucho más dañino es muy notable—. Y esas personas, a quienes tales flores «se les otorgan», sufren en consecuencia, ya sea grande o levemente…

… Por supuesto, ya sabía que las plantas sufren daños y muerte prematura (es decir, antes de su plazo natural). ¡Son —seres animados—! También en sus cuerpos, como en el nuestro, viven y crecen almas. Típicamente, esas almas son más jóvenes que los animales y los humanos. Sin embargo, existen raras excepciones.

Es posible comunicarse con algunas plantas mediante emociones y pensamientos simples. Los árboles se acostumbraron a comunicarse con personas no malvadas, que estén sanas y crezcan con suficiente iluminación, y que estén dispuestas a entablar tales conexiones emocionales. Denle el amor de su corazón, y ellos responden con su amor y, a veces —como fue el caso en los primeros años del comienzo de mi propia formación espiritual— ¡devuelven un amor mucho más fuerte!

Dichas plantas pueden convertirse en buenos amigos, e incluso en maestros. Pueden aprender a sintonizar con su armonía sutil, llenando —con el alma de uno mismo— sus cuerpos materiales y «capullos». Con esto, podemos progresar al comienzo del Camino.

… Su sufrimiento por las heridas también se puede observar más fácilmente, especialmente en árboles grandes. Es posible, en particular, ver reducciones de los límites y una reducción de la densidad de los campos energéticos en sus «capullos» energéticos. Los pinos que fueron heridos por hachas a veces me pedían que los «terminara»: tal vida de sufrimiento era insoportable para ellos… Pero yo… no podía levantar mi mano para hacer esto…

Las plantas pequeñas también sufren, aunque sus bio-campos de dolor y muerte son más débiles y, por lo tanto, apenas perceptibles para nosotros. Solo cuando —como en el caso discutido al comienzo de este artículo— las plantas simultáneamente moribundas son recogidas en un gran ramo, el bio-campo total del sufrimiento se vuelve bastante claro y obvio.

El dolor puede ser diferente. Está claro que la intensidad de la experiencia del dolor en las plantas —es mucho más débil que en animales y humanos—.

Por cierto, aquellas plantas, que mueren por vejez natural, no sufren, y tampoco las plantas anuales cuando llega el frío del invierno.

… No podemos vivir sin matar plantas para la alimentación, la construcción y la limpieza de la tierra para plantar otras plantas, que son más importantes para nuestras necesidades, etc.

¡Pero tenemos que tratar a todas las plantas con amor y compasión! ¡Tenemos que respetar sus vidas y su bienestar! Desde un punto de vista ético —¡es inaceptable dañar las plantas en vano!—

Además, debe recordarse que en los cuerpos de las plantas, así como en los nuestros, está ocurriendo el proceso de desarrollo de las almas. Las plantas y los animales son nuestros hermanos y hermanas más jóvenes en el Único Proceso Universal de Evolución de la Conciencia. Algún tiempo después, estarán encarnados en cuerpos humanos, y serán personas…

Y, hace mucho tiempo, cada uno de nosotros estaba encarnado en cuerpos de plantas, y era una especie de planta u otra, y tal vez sufrió de dolor causado por personas inmorales…

* * *

Cualquier imposición de dolor en vano a cualquier ser encarnado resulta en la acumulación de «destinos que retornan» que caen en el propio destino del agresor. Estamos pagando con nuestro propio dolor —¡por cada dolor causado en vano a los demás!— ¡Así es como Dios está tratando de alejar a las personas de actitudes frívolas hacia el dolor y la muerte de los demás!

¡Solo miren el asesinato en masa en vano de «árboles de Navidad»!…

Los niños que han venido a estas vidas, siendo buenos, —lloran y protestan: ¡sienten lástima por estas hermosas plantas con un aroma tan delicado y fragante!— Pero los adultos crueles insisten: esto es aceptado, ¡así que háganlo! ¡No lloren, disfrútenlo

¿Disfrutar del dolor ajeno?…

Y los peces, dicen los adultos, no mueren en agonía por asfixia, sino que «se duermen»…

Y si no van a comer carne —¡todos los señalarán con el dedo y se burlarán de ustedes—, llamándolos «marica»!

De esta manera, los niños forman en sí mismos un desprecio por el dolor ajeno. Del mismo modo, los adultos arruinan el destino de estos niños, condenándolos a enfermedades y ralentizando su desarrollo evolutivo.

Pero, por el contrario, podría ser posible enseñar a los niños a amar emocionalmente —¡incluso a través de la comunicación con flores y árboles!— ¡Y —no con plantas moribundas—, sino con plantas que crecen en la naturaleza, en su hábitat natural! ¡Y eso traerá muchas cosas positivas al destino de estos niños!

¡Sobre todo, Dios espera pureza ética de cada uno de nosotros! ¡Es precisamente desde el dominio de esta etapa del desarrollo espiritual que el progreso en un gran camino espiritual puede comenzar para cada individuo!

¡Estamos encarnados por Dios en nuestros cuerpos materiales no solo para comer y reproducirnos, sino para acercarnos gradualmente a la Perfección espiritual y —finalmente— fusionarnos con Él para enriquecerlo con nosotros mismos!