Comprender a Dios/El papel de la ética El papel de la éticaAl dirigirse a las personas encarnadas, Dios siempre presta la máxima atención al componente ético de nuestro desarrollo, a saber, a las relaciones con Él y con otras personas, así como a nuestra actitud hacia otros seres [2-3,8,13-16,21,25,29-30 y otros]. En todos los libros publicados por nosotros y mencionados en la bibliografía, también se les presta la mayor atención a estos temas. Sin embargo, puede surgir la siguiente pregunta: «¿Por qué esto es necesario para Dios?». También alguien puede pensar: «¿No será que la exigencia de estudiar la ética y de cumplir sus principios no es nada más que un dogma que los “clérigos” nos obligan a seguir? ¡En cambio, a mí, que ya me he elevado sobre el primitivismo de la muchedumbre, esto no me concierne! ¡Pues ya estoy libre de todos los convencionalismos humanos!». Por ejemplo, me encontré varias veces con algunas personas monstruosas que intencionalmente habían desarrollado la falsedad hasta tal grado que esta cualidad se había convertido en el rasgo principal de tales almas. Y ellas estaban orgullosas de esta peculiaridad suya y miraban con desdén a todas las otras personas que no habían desarrollado una falsedad tan expresiva. Estas personas monstruosas se consideraban «liberadas» sin comprender que cada mentira suya era como una red echada sobre el alma y que el alma, como resultado, se enredaba en esas mentiras. La Liberación espiritual verdadera, por el contrario, consiste en liberarse de todas las trabas y, con el alma sutil y «desnuda», completamente purificada de toda la suciedad de las emociones y los pensamientos groseros, presentarse ante el Creador para afluir a Él. Con respecto a esto, llamo su atención sobre el principio ético sugerido por Jesús el Cristo, pero rechazado por la mayoría de aquellos que se llaman cristianos. Este principio consiste en evitar los conflictos y mantener una conducta no conflictiva. ¡Jesús no solamente proponía evitar el enfrentamiento con aquellos que nos atacan y no vengarnos de los ofensores, sino ni siquiera experimentar las emociones de reprobación! ¡Al contrario, Él nos exhortó a ser tiernos, solícitos y dispuestos a sacrificarnos por el bien de los demás! También Él enseñaba a no alzarse sobre los otros tanto externamente como internamente, es decir, en la autopercepción. Felipe el Apóstol formuló un Mandamiento importantísimo: «¡No hay que afligir a nadie!» [2,8]. El Mesías Sathya Sai, Quien vivió en un cuerpo en la Tierra recientemente, nos propuso vivir según los mismos principios [2,8]. ¡Comprendamos que los Mandamientos éticos de Dios están destinados al bien de cada uno de nosotros! ¡Viviendo según estos principios, podemos cultivar la bondad en nosotros mismos a través del control y la regulación de nuestras propias emociones! ¡Y tan sólo esto será suficiente para alejarnos del infierno y acercarnos al Creador! ¡Que cada uno comprenda entonces que es conveniente tener un interés personal en el trabajo ético sobre sí mismo! Les recuerdo que el principio ético más importante es el no hacer daño injustificado a ningún ser en la medida de lo posible. La variedad de las situaciones en las cuales uno debe seguir este principio es grande y debe ser analizada por cada uno. Pues no se trata solamente de no matar o causar dolor. Incluso una hoja o flor injustificadamente arrancadas o el ensuciar la belleza de la naturaleza con la basura dejada en medio del bosque, etc., puede considerarse como una violación de este principio (ver también [5,9,11,29]). ¡Violar los principios de la estética es también hacer daño!
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