Comprender a Dios/Unas pocas palabras sobre el sexo Unas pocas palabras sobre el sexo¿Qué es lo más importante para nosotros en las relaciones sexuales? ¡Es la ternura que proviene de la gratitud que uno siente hacia el amado o la amada! La ternura-agradecimiento sutilísima y sexualmente coloreada refina la conciencia de la mejor manera. ¡Es uno de los factores sustanciales que contribuyen al progreso espiritual! ¡Estas emociones de ternura sutilísima concuerdan plenamente con el estado de los Espíritus Santos! Una tendencia común durante las interacciones sexuales realizadas por una pareja inexperta —una tendencia especialmente propia de los varones— es unir los genitales lo más rápido posible. Esto no es correcto. Para generar las emociones de ternura, el varón primero debe acariciar las zonas erógenas de su amada por mucho tiempo. Entre éstas, se encuentran, por ejemplo, los pezones, la piel de la espalda al nivel de los omóplatos (el área del chakra anahata), el sacro y las nalgas (área en la que predomina el chakra svadhisthana). (Con todo, vale mencionar que hay mujeres para las cuales estas zonas no son erógenas). Luego el varón puede acariciar el clítoris, una de las zonas erógenas más importantes del cuerpo femenino. Ambos compañeros en este caso entran en una resonancia emocional, y su ternura recíproca se enciende cada vez más. (No obstante, es necesario distinguir la ternura de la pasión sexual grosera. Por otra parte, posiblemente, sólo aquellos que ya han desarrollado sus corazones espirituales son capaces de hacerlo). Algunas mujeres experimentan el orgasmo simplemente a través de la estimulación manual del clítoris. (Existen varios tipos de orgasmos femeninos. Los más comunes son los orgasmos que se alcanzan con la estimulación del clítoris, los que se alcanzan con la estimulación del área vaginal debajo del pubis y los que se alcanzan con la estimulación del cuello uterino). Una variante típica de las interacciones sexuales puede ser el siguiente: Después de una larga estimulación manual del clítoris (la mano del varón debe estar necesariamente limpia), él empieza a estimular la zona erógena vaginal debajo del pubis, lo que lleva rápidamente a su amada a un orgasmo. Luego pueden unir los genitales y seguir deleitándose con la belleza de las emociones de ternura sutilísima, «arraigándose» en estos estados, acostumbrándose a éstos. Esta variante de las interacciones sexuales permite a los varones que sufren de una erección débil o de eyaculación precoz participar en éstas. Pues cuando los genitales femeninos están lo suficientemente humedecidos, la penetración es posible aun en el caso de una erección débil o incluso sin ésta. Después de que ambos compañeros alcanzaron el orgasmo, llega el tiempo para una nueva ola de las caricias realizadas en el estado de calma profunda. Por eso no hay que abandonar el lecho nupcial inmediatamente después del orgasmo. Hemos examinado detalladamente el aspecto ético de la sexualidad en el libro [4] y en algunos otros libros. En la última edición de dicho libro, yo, por lo visto por primera vez en la historia, propuse, entre otras reglas, una regla para las relaciones sexuales según la cual el varón no debe eyacular dentro de los genitales de la mujer sin su consentimiento claramente expresado. Tampoco debemos olvidar que existen las enfermedades venéreas y otras, las cuales uno puede contraer durante los contactos sexuales. ¡Hay que tener cautela con esto también! ¡Es éticamente correcto participar en los contactos sexuales sólo para regalar el amor al otro y para obtener la armonía mutua, y no para conseguir el placer para sí! Está claro que cualquier forma de violencia durante una interacción sexual contradice a esta regla y es un pecado que tiene consecuencias kármicas negativas. También es necesario comprender que la permisividad sexual absoluta no puede considerarse como «un método de trabajo espiritual», ¡porque la «mezcla de las gunas» no es aprobada por Dios [5,8,12]! En este caso, se trata de los contactos sexuales entre las personas que difieren significativamente por el nivel de su pureza energética, ante todo. Aparte de esto, cabe mencionar que el interés por el sexo no debe desviar, ni en lo más mínimo, nuestra atención de la Meta principal, que es Dios.
|
| ||||||||
|