Sobre el Camino y los viajeros/Sobre las dudas y cómo elegir un maestro
Sobre las dudas y
cómo elegir un maestro
Un día, el Maestro invitó a los jóvenes a ir en misión a una ciudad vecina para darle a un amigo algunos libros y manuscritos.
«Esta caminata les será muy útil» —les dijo el Maestro inesperadamente.
Así, mientras buscaban la casa del amigo del Maestro, los jóvenes pedían indicaciones de cómo llegar hasta dicha casa a los lugareños.
Un hombre que conocieron, les dijo como encontrarla.
Mucha gente en esos parajes consideraba al amigo del Maestro como un gran sabio.
El hombre que les mostró cómo hallar la casa, también le conocía, pero no compartía el mismo respeto por los Maestros espirituales.
Así que se dirigió a los jóvenes en los siguientes términos:
—¡Así que ustedes han decidido seguir la vida espiritual! ¡Qué ingenuos! ¡Quiero advertirles que están perdiendo el tiempo!
»Una vez, cuando yo era joven, también me entregué a tales sueños… Soñaba con alcanzar la Perfección espiritual aspirando al logro más Elevado.
»Después de todo ¿quién en su juventud no arde con deseos exaltados y aspiraciones? ¿Quién en su juventud no se ve también atrapado en soñar con el “Camino Justo”?
»En aquel entonces incluso di con un mentor en un monasterio. Meditábamos año tras año. Parecía que con un poco más de tiempo y esfuerzo lograría la Iluminación… Pero, ay…
»¡El tiempo pasaba y pasaba! Y las meditaciones dejaron de servirme y se convirtieron en una parte rutinaria del diario vivir en la cual nada cambiaba día tras día, año tras año… ¡Todo en ese monasterio era como en el mundo —solo trabajo duro que no traía ni progreso ni satisfacción—!
»Pero con la edad me hice más sabio. ¡Me di cuenta de que al perseguir tales sueños inalcanzables, desperdiciaba mi vida en vano!
»¡Y hasta el día de hoy, ese mentor y sus discípulos siguen buscando alcanzar el logro más Elevado cada día de sus vidas…! ¡Así, continúan su vida monástica con la esperanza de lograr algún tipo de “Iluminación”, privándose a sí mismos de los placeres y el entretenimiento que hay en este mundo!
»Me di cuenta de que siguiendo esos sueños vanos de lo irreal y del más allá, me estaba perdiendo la vida real.
»¡Estos cuentos de espiritualidad son solo un consuelo para quienes no han podido lograr nada en la vida! De esta manera, construyen sus ilusiones sobre un supuesto “Camino Espiritual” y dicen que este es el sentido de la vida…
—Pero señor, ¿qué hay de Dios y del amor por Dios? ¿Su mentor no le enseñó esto? —Preguntaron los jóvenes sorprendidos.
—¡Son solo palabras, habladurías!
»¿Quién les dijo que la gente que se llaman a sí mismos Maestros espirituales están en lo cierto? ¿Quién? ¿Los mismos Maestros? ¡Miren, hay muchos de tales “Maestros”, y cada uno de ellos dice ser el único que enseña la verdad! ¡Y cada cual está en desacuerdo con los demás, porque cada uno considera que son sus propias enseñanzas las absolutamente verdaderas!
»¿Y a qué se debe que ustedes jóvenes ingenuos decidieron dedicar sus vidas a Dios? ¿Para qué?
»Miren: algunos predicadores dicen que Dios quiere que las personas se acerquen a Él a través de la adoración y la veneración, mientras que otros enseñan meditación y dicen que esta es la única vía en que las almas se hacen perfectas, algunos otros hablan de la cognición de Dios, otros al contrario dicen que Dios no puede ser cognocido y que las personas tan solo deben ofrecerle sacrificios y orar para obtener Su misericordia. Incluso hay quienes enseñan que solo necesitas creer que ya somos perfectos y eso ya es la Perfección.
»Pero, ¿quién de ellos está en lo cierto? ¿Y quién realmente conoce lo que Dios quiere? ¿Los Maestros? Tal vez Dios quiere algo completamente diferente. Quizás solo quiere que vivamos y disfrutemos de nuestra vida aquí.
»¿Así que van a seguir creyendo en tales Maestros? Pasen por lo que yo pasé y descubrirán lo que realmente tiene valor.
—Pero, ¿qué hay de los Grandes Maestros que han alcanzado la Iluminación?
—¡Bueno, son ellos mismos los que afirman haber logrado algo! ¿Pero quién dice que esto es cierto? ¿Qué pueden estos desafortunados decir tras haber desperdiciado toda su vida? ¡Y quienes los adoran, también inventan cuentos de hadas sobre los milagros de su maestro, ya que es una buena costumbre adorar alguien «santo»!
»Escuchen mi consejo: ¡vivan y disfruten la vida mientras aún sean jóvenes y saludables! ¡No pierdan el tiempo en tonterías y mucho menos sirviendo a quienes se declaran a sí mismos como conocedores!
Los jóvenes continuaron su camino pero empezaron a sentirse confundidos… La duda penetró en sus mentes y empezaron los planteamientos:
—Las palabras de nuestro Maestro son hermosas y sublimes, y parecen justas y verdaderas. Pero ¿cómo podemos saber si el Camino del que habla es verdadero? ¿Cómo saber si hemos encontrado a un verdadero Maestro? ¿Y si todos nuestros esfuerzos en el Camino espiritual son irreales y no traerán buenos resultados? ¿Y si nuestro Maestro está equivocado y nos lleva a todos a un callejón sin salida?
—Cierto, ¿cómo podemos verificar que no estamos equivocados? ¿Cómo comprobar que nuestro Maestro conoce el Camino hacia la Conciencia Divina? Él no ha mostrado ningún milagro que pruebe Su Divinidad; solo pronuncia palabras que nos parecen sabias. Aún no hemos escuchado a otros Maestros como para comparar Sus palabras con las de los demás.
Así, inmersos en dudas hablaron hasta llegar a la casa indicada.
* * *
El amigo de su Maestro recibió alegremente a los jóvenes quienes estaban sumergidos en sus dudas.
Los invitó a lavarse y a descansar tras el largo viaje, y él mismo comenzó a preparar la comida.
Cuando el anfitrión y sus huéspedes estuvieron sentados a la mesa, los jóvenes se atrevieron a hacerle algunas preguntas.
—Por favor, díganos, ¿estudió usted con un solo Maestro o escuchó los discursos de otros mentores?
—¡Oh! ¡He visto a muchos mentores en esta vida! ¡He intentado siempre aprender de diferentes predicadores!
—¿Pero cómo eligió al Maestro indicado?
—Yo no elegí a ningún Maestro… Yo elegí a Dios —respondió tras una pausa.
»En mis viajes, siempre he observado a quienes adoran a Dios de diversas formas, hacen rituales, practican varios métodos de inmersión en la meditación, etc…
»He visto a multitudes de adeptos aferrarse fascinados a cada palabra de un maestro para luego ir a escuchar a otro gurú y, correr despavoridos luego hasta él para practicar otros métodos de alcanzar una nueva Iluminación, que supuestamente los hará más Perfectos.
»Observé las caras de muchos. Vi luz tanto en los ojos de meditadores, adoradores y de quienes les enseñaban. Observé como en algunos casos las palabras de los mentores y sus estudiantes se correspondían en como ellos vivían, hablaban, guardaban silencio, y actuaban en sus vidas.
»Estas observaciones me enseñaron mucho. ¡Pude darme cuenta que el Maestro principal de todos es Dios! Y que Él está dispuesto a ayudar a todo aquel que sinceramente aspira a conocerle. Y Dios ayuda de acuerdo a la sinceridad de cada persona y de su disposición a comprender y a tomar cada nuevo paso del Camino.
»Así fue que me convencí de que solo el amor sincero le permite a uno desarrollar gradualmente la capacidad de sentir la Guía de Dios.
»Es Dios Quien realmente ayuda al verdadero aspirante a encontrar aquello que le corresponde de acuerdo a la disposición de esa alma en particular. ¡Es Dios Quien ayuda a discernir, a aprender de nuestros errores y fracasos, a amar y mostrar lealtad, a seguir a los Maestros dignos y a abandonar a los que mezclan la Verdad con la falsedad, o a quienes buscan lucrarse de sus seguidores!
»Por ejemplo, ahora ustedes están llenos de dudas sobre si su Maestro es genuino. Ustedes quieren que sea yo quien les confirme que tomaron la decisión correcta de aprender de Él, y no de otros, ¿cierto?
—Sí… pero ¿cómo supo usted esto?
—No es tan difícil leer a las personas.
»Pero mi opinión no hará que su elección sea correcta o incorrecta. ¡Su decisión ha de estar basada en su experiencia de vida! ¡Y, por lo tanto, pasar por estas dudas es la experiencia que ustedes necesitan hoy!
»Miren, aquí frente a ustedes hay una variedad de comida. Ustedes comerán lo que les guste, es decir, lo que elijan. De esta comida, recibirán energía para la vida, tanto para el cuerpo como para el alma. Esta comida se convertirá en ustedes.
»Sucede lo mismo con el alimento espiritual que es transformado por la persona que lo consume. A una persona le aporta muchos beneficios, a otras menos, y para otras incluso puede ser dañino. Dependerá también lo que elijamos absorber del conocimiento espiritual para hacerlo propio. También depende de la capacidad de cada alma de llevar a cabo lo que desea, y la propia diligencia en lograr la maestría de lo que ha recibido. Cada quién elige lo que considera apropiado y deseable.
»¡Aprendan a no aceptar sin pensar los consejos y enseñanzas de otros!
»¡Incluso, mis palabras no deben tomarse sin la debida consideración! ¡Aprendan a distinguir entre lo que es bueno y lo que no lo es! ¡Incluso sus dudas les ayudarán con esto!
»¡No elijan a un Maestro porque es famoso o porque muchos lo siguen!
»Poco a poco, ganando experiencia, cada persona aprende a distinguir entre lo útil y lo perjudicial cuando sigue el camino del desarrollo que ha elegido…
—¡Habla usted tan sabiamente! ¿Por qué no tiene discípulos propios?
—Cuando mi consejo puede ser útil a las personas, Dios los conduce hasta mí, justo como lo ha hecho con ustedes.
»Pero no me considero con derecho de decirle a otros como vivir. En mi vida he visto a muchos que con violencia fuerzan a otros a ser “justos”, alejando a la gente de la Verdad. También he visto a muchos que concienzudamente predican mentiras en lugar de la Verdad. ¡Las palabras sobre la Verdad con frecuencia están estrechamente entrelazadas con malentendidos y mentiras —lo que hace muy difícil distinguir cuál es cuál y quién es quién—!
»Cierto sabio una vez le sugirió a unos buscadores espirituales que fueran como las hormigas del desierto, que eligen solo el azúcar entre la mescolanza de azúcar y arena.
»Yo mismo sigo lo que siento en mi corazón como Verdad, y trato de comprender la guía de Dios en todo. A lo largo de los años he aprendido esto.
»Me he topado con muchos mentores pero es imposible seguirles a todos a la vez. Así como es imposible que una persona navegue varios barcos al unísono incluso si se dirigen al mismo destino. Lanzarse por diferentes caminos espirituales, probando algunas de las numerosas prácticas aquí y allá, una tras otra —es falta de discernimiento—.
»Cualquiera que busque a un Maestro espiritual debería hacer la elección como quien elige a un capitán a quien uno está dispuesto a confiarle su barco. ¡Y un barco no puede llegar bien a destino si los marineros no obedecen las órdenes del capitán!
»Pero elegir un capitán que guie el barco a la meta deseada sin perderse en la ruta, sin encallar y sin naufragar, —no es tarea fácil—. Sin embargo, —la guía de un capitán hábil— hace más fácil alcanzar el objetivo deseado.
»Es también importante recordar que un Maestro que ya ha alcanzado la Meta, no ilumina en lo absoluto a sus discípulos. Solamente indica los métodos para que Sus discípulos alcancen la Perfección por ellos mismos.
»En el mundo material, si un barco llega a destino, implica que todos los que estaban a bordo arriban también a destino con él.
»Pero, en el mundo espiritual, los cosas son diferentes. Generalmente, un gran Maestro “toma consigo” muy pocos discípulos para navegar con Él, y el resto, recibe Su ayuda tan solo en la medida en que para futuras encarnaciones puedan tener más oportunidades en su desarrollo personal. Así es como cada uno continua y lucha por completar su evolución, para eventualmente tal vez un día, convertirse en Maestros ellos mismos y poder ayudar a otros en el Camino.
»Personalmente, yo no estoy dispuesto a confiar mi progreso espiritual a otro hombre. Yo mismo construyo mi propio “barco”… Tal vez algún día, yo quiera reclutar mi propio equipo… Pero, por ahora, no estoy listo para asumir la responsabilidad del destino de otros buscadores.
»¡Hoy, ustedes me han traído algunos libros nuevos con su Maestro, y esto para mí es una gran alegría! Los leeré con mucho placer y me darán la oportunidad de explorar y construir mi propio Camino hacia la Meta. Es importante comprender que la Conciencia Divina es tan solo Una, a pesar de los diferentes nombres que recibe y las distintas enseñanzas religiosas disponibles. Más no le pido a nadie que me siga ni que haga lo mismo que yo.
—¿Alguna vez se ha arrepentido de haber elegido la vida de un asceta espiritual en vez de los placeres mundanos?
—Hay personas para quienes los placeres mundanos son la cúspide de sus sueños. Tales personas aún no necesitan dedicarse a lograr las meditaciones más profundas. Pero sí les convendría vivir de acuerdo con las leyes de la bondad, escuchar la voz de su conciencia, regocijarse en lo bello de la vida, y esforzarse por ofrecer toda la ayuda posible a las otras personas y a los seres que les rodean. ¡Pero si no pueden con esto, resultaría mejor ser tan solo un panadero al que le guste hornear pan o un alfarero que disfruta de su labor —en vez de un desafortunado imitador de quienes se han dedicado a la vida espiritual y sirven a Dios—!
»¡Si la vida monástica para ir a Dios —no trae alegría y satisfacción— significa esto que el camino que se ha elegido no es para uno o que se ha entrado en él prematuramente!
»Es mucho más dichoso para Dios ver felices a quienes aportan una ayuda a las personas y otros seres en todo lo bueno —que mirar a quienes pasan su vida en oraciones amargas o en sermones fanáticos—.
»¡Más quienes tenemos verdadera sed espiritual nos esforzamos por lo Elevado! Yo mismo nunca me he arrepentido de mi elección. Pero esto no significa que ustedes no se arrepentirán de la suya.
»Piensen por sí mismos: ¿necesitan a Dios? ¿Quieren vivir para Él, no por un impulso momentáneo, sino durante toda su vida, hasta vuestro último aliento? ¿Quieren dominar lo que se necesita para sentir y comprender a Dios siempre y en todo?
»¡Si este conocimiento no les es querido, si vuestras almas no arden de amor por Él, no deberían entonces continuar con esto!
—¡Oh no, no! ¡Nos gustan mucho las prácticas que estamos aprendiendo! ¡Realmente sentimos que hay un Dios vivo y esto es maravilloso! ¡Queremos conocerlo, acercarnos a Él!
—Entonces, ¿por qué las dudas?
—Aparentemente, nos contagiamos al hablar con un hombre cuando estábamos buscando su casa. Nos abrumaron las dudas, no acerca de si seguir el Camino espiritual, sino de si estábamos recorriéndolo correctamente… Aún somos inexpertos. ¡Después de todo, recientemente comenzamos a aprender!
—Creo saber de quién están hablando. Su historia es muy triste, pero no fuera de lo común. Su ego creció y se fortaleció de tal forma que dejo de sentir el amor y la Presencia de Dios en su vida. ¡No quiso ver en sí mismo los vicios que se intensificaban en él! ¡Y así, comenzó a luchar con todas sus fuerzas, para probarse a sí mismo y a los demás que todo lo que le rodeaba estaba mal! Y ahora, decepcionado con todo en la vida, trata de encontrar alguna excusa o algún consuelo. ¡Es por esto que condena a todos y trata de olvidarse de sí mismo en los placeres momentáneos! E infeliz y ofendido con todo el mundo, predica que no tiene sentido trabajar en la transformación del alma.
»¡Pero vean también el bien que les ha traído el encuentro con esta persona y su discurso! ¡Gracias a él se han planteado muchas cosas importantes hoy!
»Del mismo modo, todo lo demás que entre en sus vidas por la Voluntad de Dios, puede ser utilizado para su progreso, purificación, y para el desarrollo del conocimiento del vasto mundo y de las otras almas que se desarrollan en él.
* * *
Los jóvenes regresaron a la casa de su Maestro con un sentimiento de felicidad después de la conversación con el amigo.
Uno de ellos inició la plática:
—Mira: ¡Dios ha confirmado que nuestra elección es la correcta!
»¡Y nuestro Maestro, previó todo esto! ¿Recuerdas lo que nos dijo antes de partir? ¡Él ya sabía de antemano lo útil que sería para nosotros este viaje! ¿Recuerdas cómo dijo que aquellos que han alcanzado la Iluminación no necesariamente tienen que demostrar sus Habilidades Divinas a los demás? ¡Y los discípulos avanzados de nuestro Maestro sonríen misteriosamente cada vez que se habla de Sus Habilidades! ¡Ahora entiendo que Él no demuestra sus Habilidades Divinas para atraer discípulos e incrementar la fe en ellos! Nuestro Maestro enseña a todos a amar a Dios y a desarrollar la capacidad de percibir la Guía Divina. Él nos enseña a pensar por nosotros mismos y no a creer ciegamente en Él o en alguien más.
—¡Si, que maravilloso es todo! ¡El amigo a quién visitamos también aprende de nuestro Maestro aunque no vive con Él! Una persona tan sabia como él, busca consejos e instrucciones de Dios en los libros de nuestro Maestro. ¡Qué afortunados somos de estar cerca de Él y poder aprender de Él directamente todos los días!