English Español Français Deutsch Italiano Český Polski Русский Română Українська Português Eesti 中文 日本

Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Cómo tomar nuestra vida en nuestras propias manos
 

Sobre el Camino y los viajeros/Cómo tomar nuestra vida en nuestras propias manos


Cómo tomar nuestra vida en nuestras propias manos

«Toda intención es ciega cuando
no hay conocimiento.

Todo conocimiento es vano cuando
no hay trabajo.

Y todo trabajo está vacío cuando
no hay amor.»


«El profeta»,

Kahlil Gibran


Érase una vez dos jóvenes que vivían en una aldea muy pobre. Compartían su aburrida existencia con otros habitantes tan miserables y tristes como ellos, lo que no les agradaba. La tierra en esa zona no era fértil. Más aún, año tras año, las sequías arruinaban todos los cultivos y muchas personas morían debido al hambre y las enfermedades. Por ello, algunas personas comenzaron a robar para poder alimentar a sus familias.

Pero criados por sus padres de buena fe, nuestros jóvenes amigos no querían causar daño a los demás.

Sin embargo, les oprimía vivir en esa pobreza deprimente sin la esperanza de un posible cambio para mejorarla.

Sus padres ya habían fallecido, por lo que ni siquiera tenían a un anciano a quien cuidar, lo que podría haberle dado sentido a sus vidas. Tampoco se apresuraron a formar sus propias familias ante la pobreza y existencia triste que les rodeaba.

Un día, uno de ellos le dijo al otro: «¡Nos vamos a pasar toda la vida viviendo así… y nada cambiará en ella si nosotros mismos no hacemos algo! ¡Después de todo, depende de nosotros en qué invertimos nuestro tiempo y energía!

… Así, decidieron emprender un viaje en busca de la felicidad y una vida mejor.

* * *

Caminaron durante mucho tiempo. Los asentamientos que encontraban en el camino, aunque eran mejores que el de ellos, no eran muy diferentes. Nuestros jóvenes querían encontrar un lugar donde realmente pudieran ser felices.

Así, llegaron a una gran ciudad. Allí, el ajetreo, el bullicio, —y la gran riqueza de unos y la pobreza de otros— coexistían en estrecha relación entre sí.

Los jóvenes consiguieron empleo y empezaron a ganar lo que les parecía una gran suma de dinero, pero que apenas alcanzaba para pagar por la vivienda y la comida.

Esto les obligaba a ganar más dinero mediante trabajos forzados, por lo que en esta ciudad no había para sus vidas más felicidad que la que había en su pobre aldea natal.

Pero ahora no tenían tiempo para aburrirse porque estaban siempre preocupados en cómo ganar más dinero, cómo gastar lo menos posible, y cómo evitar ser estafados o robados por los demás…

¡Y había tantas trampas y engaños allí! Inclusive ellos fueron timados y embaucados en más de una ocasión… Afortunadamente, como su riqueza no era grande tampoco lo fueron sus pérdidas.

Un día, fueron testigos de la muerte de un joven. Estalló una pelea en el mercado debido a un engaño, y le costó la vida a uno de los contendientes…

Mirar el cuerpo de alguien que había muerto siendo aún muy joven, hizo que los jóvenes pensaran que les podría pasar lo mismo en cualquier momento. Después de todo, la muerte no ocurre necesariamente en la vejez. Por lo tanto, no tenían garantía absoluta que tendrían el tiempo suficiente para realizar sus deseos.

Comprendieron que la vida en la gran ciudad no les hacía más felices. De hecho, solo les hacía… más desconfiados.

… Ya hemos comentado que nuestros jóvenes fueron educados en los principios de la fe y la piedad. Regularmente oraban a Dios y seguían otras normas religiosas inculcadas en ellos en su infancia. Y ahora juntos comenzaban a pensar sobre ellas y a evaluarlas:

«¿Será que le estamos pidiendo a Dios las cosas incorrectas?»

«¿Será que no entendemos lo que Él quiere de nosotros y de las otras personas?»

«¿Por qué no son escuchadas las oraciones de la mayoría?»

«¿Por qué hay tanta injusticia y fealdad, si Dios es Justicia y Belleza?»

«¿Por qué hay tanta gente enferma e infeliz?»

«¿Por qué hay quienes nadan en el lujo mientras otros llevan una existencia miserable?»

«¿Por qué la injusticia reina en todas partes, incluso entre los jueces de los tribunales, donde la verdad pura debería triunfar?»

«¿Por qué para algunos la muerte ocurre a una edad temprana, mientras que otros llegan hasta la frágil vejez?»

«¿Y qué es lo que realmente vale la pena desear y lograr en la vida?»

Así, comenzaron a indagar entre las personas que les parecían inteligentes. Preguntaron también a los ancianos de cabellos grises lo que habían aprendido en esta tierra durante sus largos años de vida, sea acerca del significado de la vida humana, acerca del propósito del bien y del mal, sobre las causas de la desigualdad entre las personas en cuanto a la riqueza material, la salud y la enfermedad, la suerte y los fracasos.

Más los ancianos no pudieron explicar todo esto. Se limitaban a decir, —es la Voluntad de Dios—…

… Pero un día, se les aconsejó que fueran hasta un Maestro sabio, quien muy probablemente podría responder a todas sus preguntas.

* * *

Los jóvenes llegaron al lugar indicado a última hora de la tarde y solicitaron pasar la noche en la casa del Maestro, donde vivían muchos de sus discípulos.

Solicitud que les fue concedida.

¡Les encantó todo acerca del lugar, lo limpio que estaba todo, las sonrisas amistosas de los discípulos, y además no les fue solicitado dinero alguno! Pero fue la calma y benevolencia del Maestro —lo que percibieron como la mayor bendición—.

«¡Qué afortunados que somos! ¡Es como si estuviésemos en el paraíso! ¡Aquí sí que vale la pena vivir! ¡Intentemos quedarnos aquí y hacernos discípulos del Maestro!» —se dijeron el uno al otro.

A la mañana siguiente, después de comer, le preguntaron al Maestro acerca de los infortunios e injusticias de este mundo, y sobre el propósito de la vida humana…

El Maestro les respondió:

«Este cuerpo pertenece al desierto de este mundo. En el cual la mayoría de la gente se pasa la vida tras el espejismo de la riqueza y la gloria… y la sed del poder y el placer…

»¡Pero, al final, el alma humana, al dejar este desierto, no podrá llevarse consigo —ni un puñado de arena—, no importa cuánta riqueza haya acumulado en el mundo material!

»Solo la transformación de sí mismo como alma que la persona logró en la vida terrenal, y aquello que ha aprendido y dominado en ese proceso, —es lo que se llevará esa alma al “otro mundo”—.

»Los altibajos en las vidas de las personas en la Tierra, a simple vista parecen estar llenos de injusticias. Más el destino de las personas depende de muchos hechos que se entrelazan en patrones intrincados a lo largo de muchas vidas.

»Cómo se forma el destino de cada persona —es una historia muy larga—. Pero el principio fundamental es simple: “¡en tu destino siempre cosechas los frutos de lo que sembraste y cultivaste!”

»Los frutos de algunas acciones llegan al destino de la persona rápidamente, mientras que otros pueden tardar mucho en madurar. A veces sucede que maduran en la siguiente encarnación del alma cuando está en un cuerpo nuevo.

»Cada vez que la vida en el cuerpo termina y el alma lo abandona, —esta alma no desaparece ni muere—. La vida de un alma no termina con la muerte del cuerpo, sino que continúa en el mundo no-material, hasta que llega el momento de un nuevo nacimiento en otro cuerpo.

»Y el sentido verdadero de la vida de un alma en la Tierra no es perseguir los espejismos del mundo material, sino transitar el Sendero hacia Dios, Quién es el Soberano de todos los mundos. Este Sendero consiste en alcanzar la cognición de Dios y en lograr la maestría de otros aspectos de la Perfección.

»El alma tiene la capacidad de aprender y dominar muchos conocimientos y habilidades.

»Hay ciertas cualidades del alma que son útiles en ambos mundos, el material y el inmaterial. Estas son ante todo —el amor, la ternura, el cuidado, el perdón, la gratitud y la voluntad de aprender—.

»Todas estas cualidades son útiles y podemos mejorarlas en nosotros mismos. Es decir, cada uno de nosotros, como alma, puede autodesarrollarse en este mundo.

»Igualmente, hay cualidades que debemos erradicar de nosotros mismos. Porque tanto en la vida encarnada como en la vida sin cuerpo, estos vicios del alma solo nos traerán problemas. Estas cualidades son: la ira, la irritabilidad, la violencia, la envidia, el resentimiento, el deseo de apropiarse de lo ajeno, la glotonería, el engaño, la falta de voluntad, la pereza, el orgullo y otras manifestaciones del egocentrismo. También hay vicios menores como por ejemplo, el incumplimiento de las normas establecidas de comportamiento.

»¡Y quién se esfuerza por ser mejor ante el Rostro de Dios, debe tratar de eliminar de sí mismo todas las cualidades negativas del alma que le impiden acercarse a Dios!

»Entendamos que los eventos que nos rodean, en los que estamos involucrados, o los que nosotros mismos creamos, pueden servir para nuestra meta principal, es decir, —aprender de Dios a través de ellos—.

»¡Sí! Una persona puede tomar la decisión acertada de elegir el propósito y la dirección de su vida, y —tomar su desarrollo y su destino en sus propias manos—.

»Después de todo, cualquiera sea el propósito del hombre, —hacia allí fluyen las fuerzas del alma—. Y cuanto más se esfuerce por alcanzar su objetivo, más rápido progresa.

»Vivir tan solo para entretenerse y satisfacer los deseos, puede parecer fácil y agradable… Pero el resultado de una vida entera desperdiciada en nimiedades —es la ruina absoluta—…

»¡Cada uno de los días de tu vida en la Tierra, es un tesoro dado por Dios! ¡Y no deberías vivirlos sin usarlos para tu autodesarrollo y ayudar a otras almas en lo mismo!

»¡Tratemos de ver todo el Camino, desde una pequeña alma humana —hasta un Alma Divina viviendo en Unidad con el Creador—!

»Para acercarse a Dios, es necesario avanzar conscientemente en este Camino.

»Este Camino se abre para quienes eligen —servir a Dios— como la meta y el significado de sus vidas.

»Pero para embarcarse en este Camino, primero hay que entender mucho. En particular, es necesario desarrollar en uno mismo la habilidad de distinguir entre el bien y el mal, y entre lo que es necesario y lo que es inútil.

»Y debemos tener total confianza en lo correcto de la elección tomada.

»Para seguir este Camino, no es necesario “renunciar al mundo” y vivir en un monasterio o en una celda solitaria. ¡Después de todo, cuanta más experiencia adquiera el alma —mejor—!

… Los jóvenes escucharon la respuesta del Maestro y se asombraron ante la oportunidad que se abría ante ellos. Le pidieron entonces permiso para quedarse y aprender de Él.

El Maestro dijo que les permitiría quedarse por un tiempo para luego Él determinar si realmente querían y estaban dispuestos a seguir el Camino del Corazón, y si la intención en ellos seguía firme. Y, que al final del período de prueba, Él decidiría si podían establecerse en Su casa y esforzarse por convertirse en Sus discípulos.

<<< >>>
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
 
Página principalLibrosArtículosPelículasFotografíasSalvapantallasNuestros sitiosEnlacesQuiénes somosContacto