Lo que es más importante
en nuestras vidas
¿Qué es —objetivamente—lo más importante en la vida de cada persona en la Tierra? Es la comprensión, desde el punto de vista filosófico, del sentido de la propia vida y de las vías para hacerlo realidad. Sin conocer este aspecto fundamental de nuestra existencia, ¡uno no puede formar una cosmovisión correcta ni, por tanto, planificar estratégicamente la propia vida! Incluso una elección correcta en cada situación éticamente significativa depende de la comprensión de la estructura del universo, de las razones de nuestra existencia en él y de nuestras tareas en él —tanto en el aspecto del desarrollo personal como en relación al papel de uno en la vida de la sociedad—.
Si todas las personas tuviesen este conocimiento su vida sería mucho más armoniosa, tanto en la faceta personal como en la social. Ese conocimiento reduciría significativamente toda una serie de acciones egoístas y agresivas, así como los casos de drogadicción; ¡la salud de la gente sería mucho mejor! Y los destinos de muchas naciones y países cambiarían de forma significativa: esos destinos, también, dependen de la actitud del Creador hacia la ética de las naciones en nuestro planeta.
Uno podría esperar encontrar respuestas y explicaciones claras sobre este tema en los movimientos religiosos de masas, pero este no es el caso. Y ¡en ausencia de tal conocimiento fundamental, los puntos de vista religiosos inevitablemente se vuelven deficientes e incluso erróneos!
¿Qué tipo de ayuda pueden recibir de sus «pastores» los seguidores de esos movimientos religiosos? ¿Están estas personas sencillamente entrampadas por sus «maestros», que son egoístas y mentirosos o simplemente intelectualmente subdesarrollados?
Cada cual puede preguntarse ahora a sí mismo: ¿Poseen tal conocimiento los líderes de mi organización religiosa? Y algunas personas podrán darse cuenta de que pertenecen a una secta, es decir, a una asociación religiosa cuyas concepciones se separaron y se desviaron de la verdad…
En tales sectas, los «pastores» dan diversas respuestas absurdas a la pregunta planteada aquí.
Por ejemplo, pueden responder con evasivas, pero con voces autoritarias, que Dios nos juzgará según nuestras obras: Él enviará a algunos de nosotros al paraíso y a otros al infierno. Pero permitámonos pensar: ¿tiene sentido crear todo el mundo material y a todas las personas en aras de un objetivo tan insensato? ¿Por qué habría de necesitar Él una cosa así?
También pueden decir que nosotros, la gente, se supone que no sabemos lo que sólo Dios puede saber…
En la literatura, existe una opinión de que el Creador estaba aburrido de estar solo… Y así, por aburrimiento, Él decidido divertirse de esta manera… El autor de esta idea —en general, un hombre razonable— por desgracia no sabía nada acerca del Creador…
… Sin embargo, hay una verdadera respuesta a esta pregunta. El Creador Mismo la dio a través de Sus Mensajeros-Mesías enviados a la Tierra.
La respuesta consiste en lo siguiente: La infinita en el espacio y el tiempo Conciencia Universal, La Cual permanece en el estrato más sutil (dimensión espacial, eon, loka) del universo multidimensional y es llamada el Creador, Dios Padre, la Conciencia Primordial, y por otros diferentes nombres en diferentes idiomas humanos, esta Conciencia se desarrolla de manera incesante, es decir, evoluciona. Y nosotros, almas (conciencias individuales) encarnadas en cuerpos materiales, hemos de ser los principales elementos de este Proceso Evolutivo. Concretamente, nosotros, cumpliendo la Voluntad del Creador, dada a nosotros, en particular, a través de los mandamientos de Jesús el Cristo, tenemos que esforzarnos por llegar a ser perfectos tal como nuestro Padre Celestial es perfecto (Mateo 5:48). Si cumplimos con esto —con Su ayuda y debido a nuestros propios esfuerzos— fluimos al interior de Él enriqueciéndole a Él con nosotros mismos. ¡Es gracias a esta absorción de las conciencias humanas individuales, las cuales han logrado la Perfección, como Su Evolución prosigue!
Esta es la razón de que Él esté interesado en el crecimiento espiritual de cada uno de nosotros. Es por esto que Él nos trata como Sus Hijos.
Y el bienestar de cada uno de nosotros depende, en primer lugar, de nuestro amor hacia Él. Este amor tiene que ser manifestado tanto en las emociones de amor dirigidas a Él como en nuestros esfuerzos en el desarrollo personal y el servicio a Él.
Así pues, debería quedar claro que un verdadero servicio a Dios no consiste en leer oraciones y hacer ciertos movimientos corporales, sino que consiste en ayudar a otros seres encarnados en su avance hacia nuestro común Objetivo. «¡Ayudar a todo el mundo en todo lo que es bueno!»; ¡hagamos que este lema se convierta en un credo (un eje o principio de vida fundamental) para cada uno de nosotros!
Este tema se describe en detalle en nuestros libros y películas educativas, las cuales se presentan en nuestros sitios web. El autor de este artículo ha dedicado decenios de su vida como científico-biólogo al estudio de este problema, y ha ampliado la investigación biológica a las formas de vida no encarnadas. Su labor y el trabajo de sus colegas dieron como resultado la creación de una amplia panorámica de la estructura del Absoluto multidimensional, la comprensión de la esencia de Dios, del hombre y de otros seres, y asimismo dieron como fruto la descripción de los métodos para el conocimiento del Creador. De esta manera nació una nueva rama de la ciencia moderna —la metodología del desarrollo espiritual—. Esta rama incluye el conocimiento teórico general, los principios de autocorrección ética, un sistema de autorregulación psíquica, y otras etapas de desarrollo de la conciencia a través de entrenamiento meditativo.
Hoy día es posible usar este conocimiento tanto como uno lo considere necesario en la actual etapa de su vida.
¡Y ayudar a otras personas en esto!