Lámpara cinco:
El Amor es el estado de Dios;
quien recorre el Camino se acerca al Creador
mediante los peldaños del Amor.
Hay un lugar donde Dios puede morar en un humano: es el chakra central anahata, el lugar de nacimiento del corazón espiritual.
El corazón espiritual puede y debería convertirse en la morada, en el centro de la Divinidad en cada persona. Aquí es donde se puede empezar a desarrollar el amor como estado del alma.
Cuando trabajamos para Dios, nuestro amor-devoción hacia Él crece.
Cuando Le amamos, nos acercamos a Él directamente.
En los mundos más sutiles no existen las distancias en el sentido terrenal; Dios entra en la vida de cada alma que Le ama.
El corazón espiritual es la fuente de hesychia o silencio interior. El corazón espiritual es también la puerta a la Luz. Cuando esta puerta es abierta, Dios, Que es Amor, ¡llena con Su Resplandor el silencio de un alma como esa!
¡El amor fluye desde el corazón espiritual de esta persona y llena la vida dentro y alrededor de ella con luz y paz, armonía y serenidad!
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En las Enseñanzas órficas, abrir el corazón espiritual era importante para la creación de un diapasón para el alma.
El sonido de la gama entera de las emociones positivas en la lira de siete cuerdas del organismo humano es sintonizado con la ayuda del corazón espiritual. Los siete chakras del organismo pueden sonar de forma armónica ¡sólo si están en sintonía con el estado de amor del corazón!
Y entonces, tocando el propio instrumento, es decir, el cuerpo, con el alma-luz, uno puede inducir en los oyentes esos estados emocionales que se transmiten por medio de uno en calidad de alma-luz. Esta es la capacidad para transformar el espacio circundante, llenándolo de amor y armonía. Y el poder de esta habilidad crecerá con el crecimiento del alma.