SabiduríaEl primer paso hacia la sabiduría es el deseo de conocer. Las almas de mal genio y aún no desarrolladas son indiferentes al conocimiento. Viven y mueren sin nunca despertar a una vida consciente. El conocimiento es necesario para el desarrollo de la sabiduría en el alma. Es bueno tener diversos conocimientos. Sin embargo, ¡no te vuelvas orgulloso de ti mismo por saber mucho! Ten en cuenta el hecho de que has madurado gracias al conocimiento obtenido por otros. Recapacita, y reconoce que tu presente conocimiento no te pertenece sólo a ti, sino a todas las personas. ¡Dáselo a ellas, ayudándoles por medio de esa donación! La sabiduría crece poco a poco. A medida que te desarrollas a ti mismo puedes tocar más y más profundas capas de conocimiento y usarlo, manifestando mayor y mayor sabiduría. La sabiduría no te es dada como un regalo, sino que es adquirida a través de tu experiencia al aprender, y al amar. La sabiduría puede ser obtenida sólo por aquellos que iluminan el conocimiento acumulado con el amor de su corazón. Ello es así debido a que no la mente, sino el corazón espiritual, es la esencia de cada ser humano. La pereza conduce a la destrucción de tu fuente de vida, de tu poder vital, de tu energía de vida. La ociosidad no te traerá Libertad. No puede dar felicidad al alma, sino que solamente la encadena con los grilletes del aburrimiento… Tu poder vital se puede perder, puede quedar malogrado o desperdiciado si no sabes para qué vives en la Tierra… Deberías aprender a distinguir lo que es necesario, inútil y nocivo en tu vida. ¡Puedes obtener Libertad sólo mediante una gran cantidad de esfuerzo! ¡Siempre deberías continuar la obra de Dios! ¡Deberías trabajar cada día creando la belleza! ¡La sabiduría se cultiva a través de los actos de bondad! Y el éxito viene a aquellos que conocen la oportunidad de las acciones. La Voluntad de Dios puede ser manifestada a través de cualquier persona. Sin embargo, quien conoce a Dios manifiesta Su Voluntad Superior de manera totalmente consciente. El lenguaje debería servir para decir la verdad. Pronunciar palabras ociosas es una violación de la armonía. El habla llena de paz y palabras de verdad son las señales de un sabio. Es más útil escuchar que hablar. Quien ha aprendido a escuchar puede desarrollar la habilidad de escuchar a Dios. Quien ha aprendido a escuchar a Dios recibe las claves para conocerle a Él. Quien ha aprendido a escuchar a Dios puede hablar de Dios. ¡El arte de la palabra puede ser grande! Las palabras pueden no sólo llevar el conocimiento, sino también abrir para los oyentes el Camino hacia la Luz.* Quien conoce el Poder de Dios puede ponerlo en palabras. En este caso, el oyente que ya ha conocido al «Yo» Superior las entenderá. Quien todavía está en la ignorancia pero es puro sentirá el toque de la Verdad. Y quien se entrega a la oscuridad huirá…
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