«Burbujas de percepción»/Sobre el verdadero monacato Sobre el verdadero monacatoPara progresar realmente en el Camino espiritual, se requiere revisar todo el estilo de vida, a saber, es necesario entrar en el estado del verdadero monacato. ¿Qué significa esto? Existe una muy extendida opinión de que los monjes son aquellas personas que han pasado a través de ciertos ritos de «iniciación» en una u otra forma, visten cierto uniforme «monástico» e incluso han recibido nuevos nombres. Ellos también viven, por regla general, en monasterios y han hecho ciertos votos, los que no siempre son razonables. Esto último concierne a la comida, al sexo y a la sumisión de la propia voluntad a la voluntad de un preceptor, quien a veces no es muy inteligente. Además, algunos monjes siguen ciertas recomendaciones antihigiénicas tales como renunciar completamente a lavar el propio cuerpo o lavarlo solamente una vez por semana, lo que no contribuye de ninguna manera a su progreso espiritual, sino que, por el contrario, sólo lo obstaculiza. Permítanme decir unas pocas palabras sobre el sexo. Me he expresado muchas veces sobre este tema en otros libros [4-5,8-9,29]; por lo tanto, ahora sólo menciono lo más importante. El sexo, en general, no es «pecaminoso» en absoluto. Es tan natural como el comer o dormir, aunque los principios éticos en la esfera de las relaciones sexuales deben ser observados aún con más esmero. El más importante de éstos es renunciar el egocentrismo, el que a menudo causa daño al otro. Tampoco uno debe olvidar que existen las enfermedades venéreas, las cuales uno no sólo puede contraer, sino también contagiarlas al otro. Mediante las relaciones sexuales armoniosas, podemos asimilar muy eficazmente cualidades valiosísimas en el Camino espiritual, tales como la ternura emocional, el cariño, el cuidado sobre la pareja que excede el cuidado sobre sí mismo, etc. También podemos aprender a percibir las reacciones de la pareja a nuestros actos y a corregirnos respectivamente. Dios especialmente programó que todas las personas sanas y suficientemente adultas aspiren sexualmente las unas a las otras. ¡Es un área de la vida en la cual debemos aprender muchísimo! ¿Qué sentido tiene entonces rechazar esta posibilidad ofrecida a nosotros por Dios? Por eso lo correcto sería, en vez de luchar contra la sexualidad en uno mismo, deshacerse de la tensión sexual a través de la armonía de las interacciones sexuales. Me quedaron en la memoria las palabras de una mujer joven en un programa de televisión. Ella dijo que cuando vives por mucho tiempo sin un varón, ¡te empieza a parecer que tu gato es el hombre de tus sueños que ha sido hechizado y convertido en gato! De hecho, la sexualidad insatisfecha es capaz de desviar poderosamente el foco de la atención de una persona, lo cual puede convertirse en un obstáculo serio en el Camino hacia Dios. La ausencia prolongada de uniones sexuales puede ser aún más desfavorable para los varones de edad avanzada a causa de las peculiaridades de la fisiología del organismo masculino. El hecho es que las glándulas sexuales masculinas deben vaciarse a través de las eyaculaciones. Durante los años juveniles esto puede pasar gracias a las así llamadas poluciones, que son las eyaculaciones involuntarias de semen que tienen lugar normalmente durante el sueño nocturno y que a menudo suelen ser acompañadas con sueños sobre temas sexuales. No obstante, en las décadas posteriores las poluciones ya no ocurren y los productos, cada vez más condensados, de la actividad de las glándulas causan el desarrollo de la hiperplasia prostática benigna. (Pueden encontrar más detalles sobre este tema en la literatura especializada, incluyendo [4]). El celibato (la doctrina de la abstinencia sexual debido a motivos «religiosos») es, de hecho, el rechazo de la posibilidad, ofrecida a nosotros por Dios, de aprender el amor emocional. ¡Y sin asimilar estas emociones, es poco probable que uno aprenda a amar a Dios! ¡Las emociones de amor, desarrolladas en el mundo de la Creación son las que luego debemos dirigir hacia el Creador! ¡Entonces logremos el éxito! ¡Así es Su Plan! Y el verdadero monacato es, en general, la dedicación total de la propia vida a Dios. Esto implica hacer sólo aquellas cosas en las que Él está interesado. Pueden encontrar más detalles sobre este tema en todos nuestros libros.
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