«Burbujas de percepción»/«Burbujas de percepción», dantianes, chakras

«Burbujas de percepción»,
dantianes, chakras

El término «burbujas de percepción» fue introducido en la ciencia espiritual por Juan Matus, cuyo conocimiento fue transmitido a la humanidad a través de Carlos Castaneda [32-39].

Este término tiene una importancia fundamental ya que ayuda a los buscadores de la Perfección, predicada a nosotros por Jesús el Cristo [2,8,14] y por otros Grandes Maestros [8], a dirigir correctamente sus esfuerzos en el autodesarrollo mediante las prácticas meditativas.

¿De dónde se originaron estas palabras tan extrañas a primera vista? El hecho es que el «capullo» energético que rodea el cuerpo de cualquier persona se asemeja, en cierto grado, a una gran burbuja, la que, a su vez, puede ser dividida en dos «burbujas» más pequeñas.

Con nuestras «burbujas» nosotros percibimos el ambiente, por eso ellas fueron llamadas «burbujas de percepción».

Como ya hemos dicho, cada uno de nosotros tiene dos «burbujas»: una alta y otra baja. Con la «burbuja» alta percibimos el mundo de la materia (o tonal), mientras que con la «burbuja» baja, el mundo no material (o nagual).

Por eso para aquellos que no solamente desean hablar de Dios y otras manifestaciones no materiales, sino también conocerlos, tiene sentido prestar atención al perfeccionamiento de sus «burbujas». ¡Pues estas últimas están destinadas a facilitar este conocimiento!

A la «burbuja» alta también se la llama dantian alto, el cual comprende los tres chakras altos: el sahasrara, el ajña y el vishuddha.

La «burbuja» baja, en cambio, se subdivide en dos dantianes: el dantian central y el dantian bajo.

El dantian central está conformado por un solo chakra muy importante, el chakra anahata. Desde esta estructura el corazón espiritual puede empezar su crecimiento.

El dantian bajo consta de tres chakras: el manipura, el svadhisthana y el muladhara, y puede servir como un «centro de poder» del organismo, nutriendo con la bioenergía tanto a los órganos del cuerpo como a los componentes no materiales del organismo. Este dantian está destinado, entre otros propósitos, a asegurar el crecimiento cuantitativo de la conciencia (o alma).