«Burbujas de percepción»/Sobre nuestra alimentación

Sobre nuestra alimentación

Para contribuir a nuestra salud y crecimiento espiritual exitoso, nuestra comida debe ser pura y de pleno valor nutritivo. Lo primero implica, entre otras cosas, que esta comida debe ser comida «sin matanza» (es decir, vegetariana) y lo segundo implica que debe contener todos los componentes esenciales de la nutrición.

Además, es importante tener en cuenta la compatibilidad de los alimentos. A saber, no se combinan bien, al estar simultáneamente en el estómago, grandes cantidades de dulces con la comida proteínica y grasosa. En este caso, los dos últimos tipos de comida se quedan por mucho tiempo en el estómago deteniendo los azúcares allí también, por lo que estos últimos pueden empezar a descomponerse bajo la acción de los microbios.

Las papas (patatas) y la leche son otra mala combinación.

Y, en general, la leche normalmente se asimila bien sólo en la niñez. En cambio, en el caso de los adultos, especialmente si en su nutrición hubo grandes intervalos de tiempo en los cuales ellos no consumieron leche, los fermentos necesarios para su digestión dejan de producirse.

A este respecto, será útil tener en la memoria que algunos productos alimenticios (por ejemplo, galletas, chocolate, mayonesa y otros) contienen leche en polvo (o leche deshidratada).

Aparte de todo esto, es esencial que todas las estructuras bioenergéticas que participan en la asimilación de la energía proveniente de la comida estén limpias y debidamente desarrolladas. Esto puede lograrse mediante las técnicas del raja yoga, con las cuales pueden familiarizarse en [9] y en otros materiales nuestros (libros y películas).

El autor de este libro ha vivido según dichos principios dese hace ya 40 años. Actualmente mi cuerpo tiene 68 años, pero parece tener 40; no me quejo de mi salud y me siento joven. Los hongos, el arroz, las pastas, el tomate (crudo o en diversas prepareciones) y la mayonesa sin leche forman la base de mi nutrición durante todo el año. También a veces como papas, zanahoria, diferentes hierbas frescas (perejil, eneldo y otras) y un poco de pan blanco y de mantequilla. Uso sal común sólo para preparar los hongos. En la mañana tomo un café. En las décadas anteriores, comía huevos de gallina y productos lácteos. Se puede, si no hay hongos en su región, usar la soya (o soja) y las nueces como una fuente de proteínas.

Si añadimos a la comida, al cocinarla, una moderada cantidad de agua marina, esto provee a nuestros cuerpos del conjunto completo de los oligoelementos necesarios.

El mismo efecto puede lograrse al usar algas marinas comestibles (del género Laminaria). Si hervimos ligeramente estas algas secas, dejamos que absorban el agua y luego las ponemos sobre el pan con mantequilla, obtendremos una exquisitez. (Sin embargo, no coman demasiado, ya que este tipo de algas se convierte en un laxante al consumirlas en cantidades grandes).

En cuanto al alcohol, ya hace mucho tiempo, en el mismo inicio de mi despertar espiritual, Jesús me propuso —como una condición para prestarme Su ayuda personal— rechazar para siempre el consumo de cualquier bebida que contenga alcohol, incluyendo aun el kvas*. Acepté esta condición y nunca la violé.

Sólo vi aquello que ahora se llaman drogas en la televisión y nunca las probé.