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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo Tres: Un Alma es Sanada en Humildad
 

Leyenda de Rada y Alexey/Capítulo Tres: Un Alma es Sanada en Humildad


Capítulo Tres:
Un Alma es Sanada en Humildad

El tiempo pasó, y la vida ordinaria de Alexey no parecía tener ningún significado… Día tras día pasaba…

Alexey se acostumbró, pero todavía anhelaba más en la proeza de la vida monástica.

Una vez, le preguntó al anciano:

—¿Por qué no vemos a Jesús? ¿Por qué no podemos escuchar Sus palabras?

—Aparentemente no lo merecemos todavía… Cuando sea necesario, ¡el Señor dice que Él será escuchado por los sordos también!

»Jesús dijo: “si dos se reúnen en Mi Nombre, entonces Yo estoy entre ellos”. ¿No le crees a Jesús? ¿No crees que Él está aquí con nosotros ahora? ¿Y —que Él oye cada palabra—?

—Yo creo, pero…

—¡Tu fe ha sido débil hasta ahora!… ¡Debes trabajar en ti mismo-alma! Y el resultado —¡le pertenece a Dios!—

—¿Qué se necesita para que las manos no se caigan y continúen los esfuerzos?

—¡Fe, esperanza, amor!

»Es importante entender que no es un rango en la jerarquía de la iglesia lo que debemos tratar de obtener… ¡sino más bien —de Dios— debemos esforzarnos por obtener el rango de pureza y acercarnos a Él!

»Y cuando llegará ese momento —¡eso depende de Su Gracia!—

—¿Qué piensas?: ¿Por qué Dios nos ha situado aquí?

—No sé por qué… Pero si obedecemos la Voluntad del Señor, ¡entonces tal vez lo descubramos!

—Pero, ¿cómo saberlo, si no escuchamos la Voz de Dios? ¿Y cómo orar —para recibir una respuesta—?

—¡Dios entiende todo, y Él escucha y ve! ¡No tengas miedo de contarle! ¡Tú, con nuestras palabras habituales, puedes contarle sobre tu amor por él!

»Las oraciones que ahora repetimos una vez fueron dichas por alguien por primera vez desde el corazón… Y luego esas oraciones fueron escritas y ahora son repetidas…

»¡Lo principal es que las palabras deben venir del corazón!

»¡Ora por todas las personas!…

—Pero, ¿realmente estas oraciones les ayudan?

—¡No en vano fuiste exiliado aquí!… ¡Seguramente avergonzarías a todas las mentes con tus preguntas! ¡La fe en ti no es suficiente, hay muchas dudas!…

»¡Vamos a regar el jardín, de otra manera en invierno te quejarás de que Dios no nos envió comida!

* * *

Alexey estaba abrumado por el anhelo por Dios. Ahora estaba dispuesto —a través de oraciones fervientes y persistentes— a alcanzar estados sublimes. El trabajo en el hogar —lo consideraba como un obstáculo molesto—.

Sin embargo, tuvo que trabajar mucho en la granja. Toda su supervivencia era dependiente sólo de su trabajo común.

Alexey no estaba acostumbrado al trabajo rural. Vivió desde la niñez en una casa rica, rodeado de sirvientes quienes realizaban todo el trabajo económico común. No era flojo, y siempre estaba listo para trabajar con empeño. Pero para él, el trabajo consistía —en estudiar, en leer libros, en oraciones—, y no cavar en el suelo y cortar madera…

Y aquí —¡él necesitaba gastar tanto tiempo y esfuerzo en el trabajo «sucio»—, y no podía estar en un estado elevado para pronunciar oraciones!

Y esto era muy entristecedor para Alexey. Pero, cuanto más triste estaba, más órdenes le daba el anciano Nicolás. Incluso comenzó la reparación del templo, que estaba en ruinas, aunque la gente no había entrado en absoluto por un largo tiempo…

Alexey no refunfuñó, intentó en todo, obedeció al anciano, pero a menudo estaba sujeto al desaliento…

Incapaz de soportarlo, un día hizo la pregunta:

—¿Cómo podemos acercarnos a Dios, si cavamos la tierra como los campesinos, si nosotros, como los carpinteros, reparamos el templo?…

El anciano Nicolás contestó con una suave sonrisa:

—Dicen que Jesús también fue entrenado en carpintería…

Después de una pausa, agregó:

—Dios puede ser sentido no sólo predicando desde el púlpito las palabras de Dios a los feligreses. ¡Puedes sentirlo —cuando estás cavando un jardín, si estás con Él en tu corazón—!

»¡Puedes cumplir cualquier otro trabajo de esta manera también!

»¡Comprende: la autocompasión es destructiva!… ¡Pareces atarte a ti mismo al pecado del desaliento! ¡Desde la autocompasión —pierdes fuerza, y no puedes sentir la alegría de Dios—! ¡Pero esas fuerzas podrían ser enviadas tanto al amor por Dios como a los hechos virtuosos del trabajo!

»Pasé por eso, yo mismo, una vez…

»¿Quieres que te cuente cómo Dios me enseñó la humildad?

… Alexey asintió felizmente. Se sentaron en el banco, que fue reparado recientemente. El anciano comenzó a hablar —y en sus ojos se iluminó la chispa de alegría—, que Alexey no veía a menudo en él:

—¡La obediencia monástica puede enseñar mucho!

»Enseña cómo humillar el orgullo y cumplir la voluntad de otra persona. Se puede hacer con la ayuda de, por ejemplo, un anciano —en lugar de la propia voluntad de uno—.

»Quien ha aprendido esto, habiendo obtenido el orgullo sometido y la mente subordinada, puede tomar la Voluntad de Dios —¡a cambio de la propia voluntad de uno!—

»Si el anciano es santo o, al menos, razonable, ¡entonces grande es el beneficio!

»Si el mentor no es sabio, sino que tiraniza al novato, haciendo alarde de su autoridad, —incluso en estas condiciones—, la obediencia puede enseñar mucho.

… El anciano Nicolás sonrió pensando en sus recuerdos:

—Existió tal prueba, que me fue dada por el Señor, a través de la cual comencé a obtener humildad.

»¡Mi instructor me edificó y me dio tareas que contradecían el sentido común! Él fue el primero, a quien me asignaron como monje para atender sus necesidades.

»En ese tiempo, acababa de llegar al monasterio, y todo era nuevo para mí. Y no había leído mucho los libros de los sabios aún…

»Y mi “mentor”, como un hombre que ha perdido la razón, rociaba su saliva en ira hacia mí, a menudo me atacaba con gritos, o incluso me golpeaba si trataba de decir una palabra de desacuerdo… Me obligó a hacer trabajo completamente sin sentido…

»Al principio, todo yo estaba ardiendo en indignación… Pero, ¿qué hacer? —no sabía—… Y no obedecer —tenía miedo—, porque podría ser exiliado del monasterio por eso. Y tal exilio me parecía más terrible que la muerte, porque pensé que con esto sería exiliado para siempre también de Dios.

»Y no podía entender por qué debía tratar de cumplir trabajo que no era necesario para nadie, dedicando tiempo y esfuerzo en esto —en lugar de traer beneficios a los hermanos y al monasterio, o dedicar ese tiempo a la oración—…

»Hice ese trabajo superando la indignación de la mente y la fatiga del cuerpo…

»Ahora es ridículo para mí recordar… ¡Pero en ese entonces —fue difícil—!

»Contándote esta historia, no quiero decir que —en humildad— ¡es necesario hacer trabajos estúpidos! Porque, al adherirse a las tareas tontas creadas de acuerdo con la voluntad de algunos líderes religiosos, quienes ordenan obedecerles —se comete una gran cantidad de maldad en este mundo—. ¡Ser capaz de distinguir esto —es necesario—! De otra manera, existen aquellos quienes “han abandonado su voluntad”, fanáticos, quienes pueden matar “por fe”, quienes se queman en hogueras… Y en eso ven sus logros espirituales…

»¡Tu no tienes tal locura, pero te falta humildad!

»Me tomó mucho tiempo entender todo esto…

»Más tarde —apareció un anciano sabio en el monasterio quien me liberó de ese tutor—. Entonces comencé a aprender a sentir calor en el corazón, a sumergir la mente en el corazón. Él me enseñó cómo aspirar a Dios con el alma y los pensamientos, cómo —en nuestra humildad— Dios puede cambiar todo lo que entra en nuestras vidas. Porque, si Dios ve la humildad, no el orgullo, —¡entonces la Gracia de Dios es revelada!—*

»Pero en la vida monástica, incluso cuando el anciano es inteligente, no siempre es que el novato obtiene placer por lo que sucede… Cuando prevaleces sobre la renuencia y la resistencia en el trabajo en el hogar, ¡entonces el trabajo te dará alegría! ¡Y la oración estará para ayudar, te llenará de fuerza!

… ¡Con seguridad! Cuanto más Alexey entendía las instrucciones de su anciano, más fácil se volvía todo. A veces —era como si su corazón estuviera cantando cuando estaba aserrando y planeando tablones para la reparación de la iglesia, o cuando estaba cortando heno, cavando en el jardín de vegetales, cortando leña—…

Y las oraciones en ocasiones se volvieron diferentes. ¡Todas las palabras eran similares, pero ellas —como una canción del alma para Dios— fueron exaltadas! Y, —¡como si Dios estuviera cerca!— ¡Realmente, no siempre resultó, pero más a menudo la Presencia del Dios invisible lo envolvió con Amor y Paz!

Cada vez más, la oración en el corazón —¡parecía como si cobrara vida!—

Un día helado de invierno, el silencio resonante llenó el espacio —¡y Alexey vió la Luz Brillante!—

¡Qué milagro fue este!

¡El silencio se llenó con la Presencia de Dios Viviente! ¡Esto no se podía dudar!

Pero esto no duró mucho. Y de nuevo, Alexey no podía regresar a este estado, sin importar cuánto lo intentara.

Alexey le contó al anciano sobre eso.

Y el anciano Nicolás le contestó como respuesta:

—Los toques maravillosos de los Espíritus Santos —nos cambian, pero no de inmediato y para siempre—…

»Para mí —fueron necesarios diez años de trabajo para experimentar esto—. Y para ti —ni siquiera han pasado dos años—. ¡Tal quietud y calidez del corazón han sido conocidos!

»¡Y agradece al Señor por esta Gracia!

»¡Un alma agradecida está fácilmente en un estado humilde!

»Pero para una persona orgullosa —¡la humildad es difícil de dominar!—

»¡Agradece a Dios por todo! ¡A través de eso —la salvación del orgullo vendrá—! ¡Y la humildad será más fácilmente dominada!

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