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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capitulo Dos: Anciano Nicolás
 

Leyenda de Rada y Alexey/Capitulo Dos: Anciano Nicolás


Capitulo Dos:
Anciano Nicolás

Alexey caminó con la nieve hasta las rodillas y, a veces, hasta la cintura. Apenas llegó a la ermita. Ya estaba oscuro.

Tocó a la puerta de una choza pequeña donde se veía la luz de una vela en una pequeña ventana:

—¡Adelante! ¡Está abierto!

… Alexey entró, se persignó frente al único icono en la esquina delantera e hizo una reverencia.

… Sabía un poco sobre el anciano Nicolás; sólo que él no era de los propietarios. Por sus declaraciones públicas, llamando a la pureza ética de los servidores de la iglesia, a la simplicidad en la vida y la decoración, —fue exiliado aquí hace muchos años—.

Luego el anciano hizo un voto de silencio durante diez años —y lo mantuvo—.

Debido a eso —la actitud hacia él ha cambiado—, y sobre su santidad ya se habló mucho.

Le enviaron a Alexey supuestamente para ayudar en la debilidad del anciano. Y —para entrenar a Alexey a vivir en silencio—.

… Alexey miró a su alrededor. En la tenue luz de la vela, el interior parecía pequeño y casi vacío. Una mesa, una silla, un banco ancho… Ni siquiera había una cama.

Miró con atención al anciano Nicolás —y de repente… ¡se calmó! —¡Tanta bondad, afecto, y paz habían en los ojos del anciano! ¡Alexey fue abrazado y lleno de esta calma suave!

Y la desesperación debido a la pena de su destino actual, que presionaba como un tornillo y le estaba pesando hasta el suelo —de repente dejó ir a Alexey—.

… El anciano Nicolás era alto. Era evidente que en el pasado su cuerpo fue muy poderoso. ¡Pero los años no rompieron el alma, no le doblaron la espalda!

Una barba gris enmarcaba su rostro lleno de bondad. Cada arruga en la cara era como un rayo brillante de amor.

El silencio y la bondad vivificaron el espacio alrededor de su cuerpo.

… Por la tarde tuvieron una charla:

—¿Y por qué te enviaron aquí, hijo?

—Por pensar libremente…

—Claro.

—¿Has vivido aquí solo durante mucho tiempo?

—Durante mucho tiempo… —sí—. ¡Pero no soy el único aquí! ¡Vivo con Dios!

* * *

De esta manera, para Alexey vino una nueva era en su vida.

Gradualmente, Alexey le contó al anciano Nicolás todo sobre él mismo: sobre cómo creció y fue criado, cómo eligió el Camino espiritual como el único camino correcto para él.

Desde la niñez, Alexey no sólo tenía un afán por las oraciones, sino que aspiraba al conocimiento de Dios. Leyó mucho, aprendió latín y griego. Y en estos idiomas, leyó los libros espirituales en su forma original.

Sin embargo, incluso esos libros solo fomentaban la búsqueda avanzada: no daban respuestas a las preguntas, que se volvían más y más…

Él contó sus sueños sobre esforzarse por alcanzar esos estados del alma que los discípulos más cercanos de Jesús habían encontrado: ¡escuchar la Voz de Dios, ver la Luz de Dios, comprender completamente la Voluntad de Dios!

¡Alexey dijo que fue reprochado por su orgullo y por sus comentarios ingeniosos, que son «del diablo»! Le ofrecieron arrepentirse y vivir «como los demás».

Entonces, Alexey se arrepintió mucho, cuidadosamente mirándose a sí mismo como el alma.

Pero no podía vivir sin buscar la Verdad, no quería y no podía vivir «como los demás».

Alexey dijo mucho sobre su comprensión de la vida Cristiana. Él, en un principio, estudió diligentemente las escrituras de las primeras comunidades Cristianas. ¡Y cuán diferente fue la vida de los primeros Cristianos en esas comunidades —de la que ahora es dirigida por personas quienes se llaman a sí mismas Cristianas—!

Estaba tratando de entender: ¡¿por qué todo es tan difícil y sombrío —en la organización de la presente vida espiritual en el estado ruso—?! Y —¿es posible cambiar algo?— Y —¿cómo cambiarlo?—

El anciano Nicolás lo escuchó en silencio, dejando que saliera todo lo que había germinado en Alexey…

Alexey también contó sobre lo que lo llevó a estar aquí: que sus sugerencias sobre cómo transformar la vida en la iglesia lo llevaron a ser enviado lejos de Moscú —¡para no perturbar las mentes de las personas con sus ideas, para no comenzar nuevos problemas en la vida de la iglesia!—

… Le contó todo al anciano Nicolás. También reveló pensamientos amargos y tormentos sobre la ignorancia del presente —¿cómo y por qué vivir más?—

* * *

El anciano Nicolás casi no habló. Comieron en silencio y pasaron tiempo en oraciones y simples asuntos usuales, necesarios para la vida.

Alexey hizo lo mejor que pudo para dedicar tanto tiempo como fuera posible a las oraciones. Pero para él no existía esa alegría tranquila, de la que el anciano Nicolás siempre estaba repleto.

Y poco a poco, comenzó a hacer preguntas sobre la fe, sobre las oraciones, sobre la comprensión de la vida monástica.

Cada conversación así con el anciano Nicolás le abrió a Alexey la nueva visión de su propia vida ante Dios y Su Ayuda.

Y el anciano Nicolás no sólo consoló a Alexey, sino que también pudo avergonzarlo:

—¡Un fuerte orgullo, hijo, todavía está en ti! Muchos monjes consideran la reclusión monástica en la ermita —¡como la gran felicidad—! Y tú —¡lo llamas un exilio!— ¡Los buscadores espirituales buscan esto! ¡Dios envió tal regalo a tu destino! Y tú —¡estás quejándote!—

—Pero no se trata de mi mismo…

—¡Si no fuera por ti mismo, no estarías quejándote del destino!

»Si vives aquí ahora, ¿está Dios menos cerca de ti aquí de lo que está en Moscú?

»¡Tú mismo —a saber, voluntariamente— aceptaste el monasticismo! ¡Y tal ermita —debes apreciar con alegría—! ¡A través de eso —muchos profetas y ermitaños han encontrado la santidad—!

»¡No estás agradecido por la Ayuda de Dios y Su Cuidado por ti! ¡No los ves!

»Comprende esto, hijo:

»La humildad —¡sana el alma!— La humildad —¡calma los pensamientos!—

»Mientras estás en la mente, reina el caos, y los pensamientos parecen luchar entre sí mismos para capturar tus emociones y deseos —hesiquia, silencio interior—, ¡es como una orilla inalcanzable!

»Pero dentro de la calma del corazón espiritual, sobre el otro lado de la vanidad y de los pensamientos orgullosos —¡sólo manda el camino de la humildad y el amor del corazón—!

»La humildad —limpia el alma—, el ayuno —¡sana el cuerpo!—

»¡Y los esfuerzos en los asuntos — ambos terrenales y espirituales— fortalecen la voluntad del hombre!

»Mucho depende de la aspiración personal: todo lo que, le sucede al hombre, irá por el beneficio del alma —¡o por el detrimento!—

»Aquí —mira—: sucede que las personas sufren de hambre, incluso se enferman. Pero cuando uno estrictamente guarda un ayuno debido a su propia voluntad y para Dios, —sucede algo más—: ¡la purificación y la salud para ambos el cuerpo y el alma!

»Y el desánimo —peor que cualquier enfermedad— destruye la vida de una persona, ¡como si el óxido se comiera el alma!

»Pronto el alboroto del mundo te abandonará —¡y el corazón se llenará de calidez!— ¡Pero tú, para esto, debes abandonar la vanidad de los pensamientos!

—Pero, ¿cómo?

—¡A Dios, no a tus propios problemas y tristezas, debes dirigir tus pensamientos!

»Ese es el primer pequeño paso!

»¡Si los pensamientos se dirigen a Dios, entonces la ayuda viene de Dios!

»¡A través de eso —surge la limpieza de la mente—!

»Si empiezas a pensar en las propias tristezas o en el bullicio del mundo —¡debes rechazarlos y aprender a pensar en Dios¡—

»Y así —¡aprenderás a llenar el alma con amor y gratitud hacia Dios por todo!—

»La habilidad de subordinarte voluntariamente a la Voluntad de Dios —¡es la libertad que se obtiene en la vida monástica!—

»Existen acciones que se hacen para el cuerpo. Y existen las labores del alma.

»¡Y estas labores no son inactivas, no son pensamientos vanos y fervientes sobre algo sublime!

»¡Vivimos en presencia de Dios!

»¡En Su presencia —en cada momento— todo lo que sucede en nosotros está descubierto!

»¡Y es posible vivir correctamente —bajo cualesquiera condiciones externas—! ¡Nuestros pecados resultan no por lo que está sucediendo a nuestro alrededor, sino especialmente por nuestros propios vicios que se encuentran adentro!

»Por ejemplo, es muy posible no permitir, en ti mismo, pensamientos pecaminosos, conversaciones vacías, melancolía, e inactividad.

»Las oraciones no ayudan en esto —cuando sólo las palabras se dicen una y otra vez—. ¡La oración es para convertirse en una oración viviente! ¡Y cobra vida —en el corazón espiritual, aquí mismo—!

… El anciano Nicolás tocó con su mano el pecho de Alexey —de modo que durante un breve momento la respiración de Alexey fue retenida—. Y Alexey vió con su mirada interior en su pecho —¡luz y espacio!— Pero no pudo mantenerlo…

El anciano continuó:

—Puede ser que si sólo pronuncias el nombre de Jesús en el silencio del corazón espiritual —¡será más que todas las oraciones!—

»Aprende a orar —¡en tu corazón!— ¡Como si tu boca estuviera localizada en el pecho! ¡Y —como si una vela en el corazón espiritual estuviera encendida—! Cada palabra —¡permítela sonar desde el corazón!— Entonces —¡la calidez en el corazón aparecerá pronto, la gracia de Dios comenzará a sentirse, la presencia de Él se hará visible!—

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