Leyenda de Rada y Alexey/Capítulo Cinco: Sobre la Fe Indestructible y la Fe Destructible
Capítulo Cinco:
Sobre la Fe Indestructible y la Fe Destructible
Alexey pensó mucho en lo que había visto y aprendido últimamente. Pensó sobre el cisma en la iglesia, sobre las múltiples divergencias en las creencias incluso entre los que ahora se llamaban «cismáticos», sobre cómo están escritos los decretos sobre «erradicar herejías» y cómo son interpretados y aún más terriblemente endurecidos por las personas quienes están dotadas del poder de ejecutarlos, sobre la poca voluntad y obediencia irreflexiva de algunas personas y sobre la incomprensible crueldad de otros…
Pensó en la disposición de una persona para aceptar la muerte por su fe…
También pensó en cómo podrían detenerse las persecuciones: «¿Es necesaria solamente una fe para todos? ¿Es posible que no haya hostilidad e intolerancia en la fe entre las personas? ¿Y qué es fe en general?»
Una vez Alexey le preguntó al anciano Nicolás:
—¿Por qué hay tanta hostilidad entre las personas, tanto odio debido a la fe?
»¿Y qué es fe en general?
—¡La fe es un gran poder! Este poder crece desde la mente —hacia dentro del alma—.
»Quien tiene fe fuerte —¡es fácil para tal hombre vivir!— ¡Es —como una pequeña hoja en la rama de un árbol sintiendo lo mismo que el árbol entero—!
»La fe es el poder que mantiene esta hoja junto con la rama y con el árbol mismo. Y si la fe es débil, entonces este hombre es como una hoja que fue separada de una rama y es impulsada por el viento: será llevada a un lugar desastroso, luego a otro…
»Nuestra felicidad monástica es simple: ¡siempre debemos vivir con el alma —con el Señor—! ¡El alma se une con Dios —a través de la fe profunda y el amor puro—!
»¡Y el Amor de Dios es el Poder maravilloso que alimenta al alma, como si la tejiera con el Creador!
»El cuerpo humano es como una hoja en ese Árbol de Dios.
»Se le da tiempo a este pequeño cuerpo-hoja para que florezca, se vuelva verde, se vuelva amarillo, y perezca… Y el alma —permanece inseparable de Dios—, si se ha llenado de amor por el Señor durante su vida, ¡si ha crecido rápidamente hacia Dios! Y si el alma no ha crecido rápidamente hacia el Señor —entonces esta, así como el cuerpo—, es perecedera como una hoja caída puede perecer…
»Y qué beneficio tuvo el árbol de esa hoja —ya no es tu preocupación—.
»¡A tu hora naciste, a tu hora aceptarás la muerte! Y Dios juzgará por mérito: ¿eres digno del Reino Celestial —o no—?…
—Y cómo saber: ¿qué es bueno para Dios —y qué no—?
—Es a saber, ¡el secreto de la oración del corazón! Cuando sientes a Dios en tu corazón —¡entonces entiendes Su Voluntad!— ¡Por eso viene la alegría —cuando Lo obedeces—! Tú mismo ya has experimentado esto muchas veces…
»Y si has concebido algo incorrectamente —entonces se sentirá como un cielo que está oscuramente nubado—. También sentirás como si no fuera alegre —¡eso significa que el Señor no quiere lo que has planeado!—
»Él está por encima de todos nosotros: ¡incluso, por encima de la vida de uno y por encima de todos nuestros destinos!
—¿Y significa esto que nada depende de la persona en su propio destino? ¿Puede uno no cambiar nada, puede uno no ayudar a nadie más? ¿Tiene uno sólo que creer, amar —y nada más—? Así —como una planta— ¿sólo para vivir y morir?
—¿Cómo es que “no depende”? ¡Sí depende! ¡Para rebajar el orgullo en uno mismo, para erradicar los vicios, no pecar debido a la debilidad de voluntad, no dar paso a los propios malos deseos, dominar el amor del corazón y cómo aprehender la Voluntad de Dios! ¡Todo esto depende de una persona solamente! Y es agradable vivir de esta manera —¡de modo que todo sea sólo para Dios!— Y el resto —¡Él decidirá!—
»¡Alegre es tal vida con Dios, cuando por Su Voluntad vives!
»¡La alegría sucede cuando Dios está en tu corazón espiritual! Esto ya es más que sólo fe…
»Cuando el Amor de Dios sobrellena el alma, entonces no estás separado de Dios: ¡Él está contigo y tú estás con Él! Y tu vida —¡Le pertenece por completo!—
»¡Deja que todo sea con nosotros —de acuerdo con Su Voluntad—! Y, en tal caso, nada es triste, todo es alegre, ¡si entiendes que todo viene de Él! ¡Y es inapropiado para nosotros resistir Su Voluntad!
—¿Y cómo podemos saber siempre que entendemos correctamente Su Voluntad y que no estamos equivocados? ¡Sólo mira cuántas interpretaciones han sido creadas por las personas para cada palabra de las Escrituras! ¡Cuánto mal se hace —ostensiblemente por Dios—!…
—¡Tú, Alexey, no deberías preocuparte demasiado por esto!… ¡Tú —siente con el corazón—! ¡Ya sabes —cómo—! Así —siempre sentirás la Verdad de Dios con tu corazón incluso cuando tu comprensión no pueda hacerlo—.
»La fe y el amor a Dios le permiten a uno no temer la muerte del cuerpo. Y —pasar todas las pruebas que suceden en la vida con mérito—. También le permiten a uno hacer el bien que está en su poder y no tener pena por lo que no puede cambiar.
»Y más importante —recuerda siempre la hora de la muerte—. El hombre debe entender que cada uno —en su propia hora— responderá ante el Señor.
»¡La vida es de gran valor! ¡Esta es la verdad!
»Y a menudo un hombre mundano piensa que no hay nada más allá de la vida del cuerpo… Pero una persona espiritual sabe la razón por la que se da la vida corporal por el bien de salvar el alma. ¡Y muchas personas lo hicieron!
»Hay un estado especial del alma humana, en el que la fe es tan fuerte y profunda, en el que la fe y el amor han transformado tanto el alma —que uno ya no teme por sí mismo—.
»Trascender los dogmas convencionales y experimentar al Dios Vivo —¡eso es lo más importante en la fe indestructible!— ¡Sólo es posible sentir esto —en el corazón espiritual—! ¡Entonces el alma no dudará de que Dios existe y de que Dios es Amor, como lo enseñó Jesús!
»Y luego puedes dejar de “tener miedo por ti mismo”: preocupándote por la vida de tu cuerpo.
»Puedes dejar de tener miedo por lo que la gente piense y diga sobre ti… —sea fama, vergüenza, condena de la multitud—… ¡Aquellos, en quienes el orgullo es fuerte, temen la vergüenza y el reproche! Las palabras de elogio —¡son agradables para nuestro orgullo!— Y los reproches —le causan dolor—…
»Todo esto es temido por alguien quien tiene sus propios pensamientos y preocupaciones principales —¡sobre sí mismo!— Pero el alma, fortalecida por la fe y el amor a Dios, ¡ya no tiene miedo de esto!
»Existe una creencia en la cual una persona florece tan completamente hacia Dios, ¡que acepta tanto la Voluntad de Dios —que ya no se preocupa por sí misma—!
»Jesús Mismo murió en la cruz a través de una muerte que estaba destinada a las atrocidades de criminales. Por nosotros —¡lo aceptó!— Para que —¡pudiéramos ver el posible Gran Poder del Alma!— ¡Para que —Sus palabras sean recordadas—! Para que —nosotros sepamos que no hay muerte para el alma—, sino que más allá de este umbral —¡el Reino Celestial admitirá a los dignos!—
»Y —con alegría—, los cristianos estaban listos para aceptar la muerte de un mártir —¡para seguir al Señor!—
»Entonces la fe puede convertir cualquier sufrimiento —en purificación y transformación del alma—. ¡Ese es el poder de la fe!
—Pero, ¿por qué son necesarios la tortura y el sufrimiento —cuyo final no se puede ver—?
—… No sé… Por alguna razón, en un mundo pecaminoso, esto no sucede de otra manera… Es evidente que, a través de esto, recibimos limpieza de los pecados, y quitamos nuestros ojos de este mundo material —para mirar al Cielo— e intentar —en humildad— obtener una comprensión de la Sabiduría de Dios…
… Después de una pausa, el anciano Nicolás agregó, como si estuviera respondiendo a los pensamientos que Alexey no había expresado en voz alta:
—… Sí, tienes razón, Alexey, en tu forma de pensar que la mayoría de la gente cree en cosas estúpidas… Viviendo en una fe ciega y fanática, a veces, cometen crímenes terribles… Y, a través de lo que ellos llaman su “fe”, justifican sus atrocidades…
»No está dirigida al Padre Celestial, la fe de tales personas, no a Jesús, —sino a reglas y ceremonias ostensiblemente
“de salvación”—…
»La fe que resulta del miedo —¡convierte al hombre en un esclavo sin mente—, en un instrumento ciego de aquellos quienes inculcan este miedo!
»Pero la fe que crece por amor a Dios —¡acerca a una persona al Señor!—
»Entonces, resulta que los problemas vienen porque la fe de la mayoría de la gente proviene del miedo. Piensan que, si se realiza el ritual equivocado, entonces la muerte los espera…
»Aún peor, muchas personas piensan que ejecutar a aquellos, quienes son de otra fe, es una hazaña por la cual los pecados son perdonados…
»Y hay aquellos, quienes estimulan esta locura en personas de mentalidad baja y, a través de eso, fortalecen su poder sobre las riquezas del mundo, sobre las tierras vastas. ¡Este es un crimen terrible, el mayor pecado!
»Y no es sólo entre los ortodoxos que tales desgracias se multiplican… Pues, los latinos en sus países iniciaron la inquisición…
»¡Un alma débil teme “arder para siempre en el infierno” por “no creer correctamente”! ¡Y, por lo tanto, es fácil para estos villanos mandar a aquellos quienes están abrumados por miedos y prejuicios!
»Tal fe destrozada a veces arruina toda la vida de uno, convirtiéndola en desesperación y sin sentido. Uno estaba creyendo, y creyendo —y de repente le dicen que era falso lo que él o ella ha creído—, y que su fe era incorrecta y que él o ella tiene que creer de una nueva manera… —y así, la fe es destrozada—…
»Y las personas se aferran al menos a alguna fe “salvadora” y “correcta”, en su opinión…
»Las almas débiles y las mentes escasas se sienten perdidas, si en lo que creían es llamado repentinamente “herejía”, engaño, crimen. Resulta que tal persona se enfrenta a una elección insoportable: ¡él o ella no sabe ¿a quién creer ahora?! Es porque la fe de tal persona no era profunda. Y tal persona quiere con mayor rapidez seguir a otro líder, cambiar la fe a una nueva, comenzar a creer en la “salvación” mediante nuevos rituales…
»¡La fe es fácilmente destrozada si no hay amor a Dios y si no hay profundidad de entendimiento!
»Y la Esencia de la fe indestructible —¡es Dios Mismo!— Con tal fe —¡nada da miedo!—