English Español Français Deutsch Italiano Český Polski Русский Română Українська Português Eesti 中文 日本

Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Primera Parte
 

Leyenda de Rada y Alexey/Primera Parte


Primera Parte

Capítulo Uno:
El Exilio

El joven sacerdote ortodoxo Alexey viajó a través de una tormenta de nieve en un trineo hacia el nuevo lugar de su ministerio, protegiéndose del viento y las heladas con una no muy apropiada lona, que una vez fue usada para cubrir el heno. Parte de ese heno, dejado en el trineo, fue muy útil, protegiendo a Alexey del frío feroz.

Un hombre que había aceptado llevar a Alexey a un pueblo donde él iba a vivir y servir a partir de ahora, de vez en cuando lanzaba maldiciones dispersas contra el clima y se calentaba con alcohol.

Un pueblo pequeño en las faldas de los Urales, donde Alexey fue enviado, era para él una especie de lugar de exilio.

… Sin embargo, muy recientemente, su vida en Moscú estuvo en el centro de los acontecimientos que tuvieron lugar en el país; estudiando en el Monasterio Spassky, y luego en la Academia Greco-Latina de Semyon Polotsky, recién creada siguiendo el modelo de las universidades europeas. Después —la ordenación en presencia de sacerdotes cercanos a la corte real—… Esto prometía un futuro brillante…

… Y ahora —¡todo se había derrumbado!—

Primero, su tutor-educador murió —un hombre honesto y sabio—. Él dirigió todos los asuntos de los bienes de Alexey. Y Alexey —un huérfano de una familia noble y rica— estaba libre de todo el alboroto de administrar propiedades.

Alexey dirigió todas sus aspiraciones sólo a lo espiritual. Eligió para sí el camino del servicio monástico a Dios —porque desde la niñez sólo tuvo sueños e intenciones sobre esto—.

Después de la muerte del tutor, sin pensarlo dos veces, Alexey le entregó todos sus bienes y dinero —a la iglesia— y luego tomó los votos monásticos. Después de todo, «es difícil para un hombre rico entrar al Reino de los Cielos»*. Y muy pronto después de eso —todo sucedió—: deshonra, exilio…

Era doloroso para Alexey recordar esto… Después de todo, sólo el abundante dinero y las tierras que le habían pertenecido antes —fueron firmemente requeridos por aquellos quienes ordenaron retirar su presencia de Moscú—… Cada uno de ellos se apresuró a apropiarse tanto de estos bienes terrenales como les fue posible…

Y además —un predicador joven y apasionado por la transfiguración de la vida espiritual— no era apreciado…

Y ahora, todo se había derrumbado: todos sus sueños de transformar la vida de la iglesia, todos los pensamientos de hacer en libertad buenas obras para la gloria de Dios, estaban ahora tan pisoteados…

… Ahora se había convertido en uno de los que nunca podrán ser capaces de cambiar nada en la vida de la iglesia y del país en su conjunto…

…Y parecía como si los pensamientos amargos sobre su triste destino —como una niebla gris— giraran en la cabeza de Alexey:

«Ahora no soy nadie… Soy como un copo de nieve en esta ventisca… ¿Y cuál es la diferencia?: ¿se derretirá ahora? — ¿o se congelará en un ventisquero y esperará su final en la primavera?—…

«¿Me quedaré tal vez en alguna ciudad del condado? ¿Para comenzar otra vida? Y nadie sabrá nunca: ¿dónde desaparecí, o qué fue de mí?

«… ¿Pero por qué? ¡No hay ninguna razón!… ¡Pues no por eso el alma se precipitó! Después de todo, ¡por su profunda aspiración, elegí el camino monástico!

«¿O, tal vez, Dios necesita mi amargo destino por alguna razón?

«¡Cuántas preguntas! ¡Y no hay respuestas!…»

De vez en cuando, Alexey regresaba mentalmente a las últimas semanas de su vida metropolitana, recordaba los ardientes discursos que pronunció ante muchos de sus amigos y mentores. Le pareció que sus palabras encendieron el amor de otras personas por Dios y el deseo de transformar la vida espiritual en todo el país. ¡Alexey estaba seguro de que sabía cómo podría y debería hacerse! Si sólo aquellos, quienes gobiernan la vida de la iglesia, pudieran escucharlo, para que le cuenten al rey sobre esto…

Y de este modo —escucharon—…

… Recordó la última conversación con quien le anunció la expulsión de Moscú. La mirada burlona en la cara del interlocutor, su tono arrogante del «ganador» en esta vida, siempre sabiendo de qué lado posicionarse en las intrigas de los cortesanos —para él poder sobrevivir así como avanzar—…

—Ahora te irás —dijo él, —¡para obtener la liberación de tus pensamientos heréticos y arrepentirte! El anciano Nicolás también trató de reformar a todos, quería “expulsar a los comerciantes de los templos”… ¡Nada pasó! ¡Él ha entrado en razón! Incluso ahora, no se escucha una sola palabra suya cada año…

—¿Qué hay de malo en la no codicia, si eso es lo que Jesús ordenó?

—¿Entonces? ¡Nosotros no nos preocupamos por nuestra propia riqueza! ¡Sino por la riqueza de la iglesia! Y tú —¡condenas!— Y eso es —¡un pecado!—

… Alexey realmente se encontró a si mismo teniendo pensamientos condenatorios, porque a menudo veía la decoración rica de la morada del interlocutor, lo veía comiendo alimentos de carne en gran abundancia durante los ayunos: «con la bendición y para la corrección de la debilidad del cuerpo». Pero, ¿qué tipo de debilidad es esa? El abdomen es redondo, las mejillas son brillantes de grasa…

«¿Estoy condenando? ¿Me había ofendido?»

… «Amen a sus enemigos, bendigan a aquellos quienes los maldicen, hagan el bien a los que los odian, ¡y oren por aquellos quienes los ofenden y los persiguen!» *

Alexey intentó entrar en oración.

El viento se calmó, la nevada había terminado, todo comenzó a brillar a la luz del sol que había luchado por salir por detrás de las nubes.

¡La belleza y el silencio están nevados!

… El conductor detuvo el trineo:

—¡No hay más camino, camina a pie!

—¿Cómo puede no haber más camino?

—¡No, no hay! En el verano, hay un camino aquí, pero ahora no hay —¡así que vete—!

—Pero, ¿dónde está el pueblo?

—¡Y no hay pueblo! Desde hace mucho tiempo, todas las personas han sido reubicadas en la planta de mineral de hierro. Sólo quedan unas pocas casas. Aquellos, quienes no son aptos para trabajar en minas y hornos de fundición, son los únicos que viven sus días aquí.

… El conductor agitó su mano hacia las chozas torcidas y ennegrecidas que eran visibles en la distancia.

Luego se volvió hacia el otro lado y señaló a la dirección en la que Alexey debía ir:

—¿Ves la cruz sobre las copas de los árboles? ¡Entonces ve a eso! Hay un skete*. Y el anciano Nicolás vive allí.

… Alexey tomó la bolsa con sus modestas pertenencias, la ajustó a su espalda y caminó en la dirección de esa cruz.

<<< >>>
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
 
Página principalLibrosArtículosPelículasFotografíasSalvapantallasNuestros sitiosEnlacesQuiénes somosContacto