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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo nueve: El regreso de Olaf
 

Saga de Odín/Capítulo nueve: El regreso de Olaf


Capítulo nueve:
El regreso de Olaf

Las colinas suaves están cubiertas de brezo en flor, y estas florcitas lilas brillan bajo los rayos del sol matutino. Sobre esta alfombra de brezo, se alzan los pinos decorados con rocío. En algunas partes, las piedras de granito sobresalen entre los brezos. Estas piedras estaban aquí incluso en aquellos tiempos cuando Odín caminaba en cuerpo por estas tierras.

Desde la niñez, yo amaba estos hermosos lugares, sin saber que ¡la Presencia Divina de Odín era lo que los hacía tan increíblemente bellos y desbordantes de una alegría tan difícil de describir! Ahora a mí, quien conoce a Odín por muchos años, ¡me sobrecoge la gratitud hacia Él por Su Amor y Cuidado! ¡Sus palabras me colman de Felicidad Celestial, y la Unión de nosotros, como conciencias, me da gran Éxtasis!

Odín, en respuesta a mis emociones, expresa con Sus emociones y palabras el Amor entre Dios y un alma humana encarnada. Él dice:

—¡Soy Omnipresente!

»¡Desde cualquier rincón del universo, puedo llegar a ti en un instante!

»Tú puedes, permaneciendo en tu cuerpo o fuera de éste, es decir, siendo el alma libre, llamarme, ¡y en ese mismo momento estaré contigo y en ti!

»El Océano de Mi Transparente Calma siempre te abraza. ¡Pero para que se encienda la Llama de Mi Amor recíproco, tienes que dirigir tu amor hacia Mí!

»¡Estoy dispuesto a enviar los Flujos de Mi Ternura hacia ti, hacia tu interior, cada vez que Me recuerdes!

»Si me invitas, entro en tu corazón amoroso regalándote el estado de Felicidad.

»¡Estoy dispuesto a verter Mi Poder en todo tu cuerpo llenándolo con el Flujo de Fuego de Mi Amor!

»No estoy diciendo estas palabras sólo para ti, sino que quiero que cada uno que lea estas líneas ¡intente encontrarse en tu lugar, intente experimentarme y oírme!

»¡Dirijo estas palabras a todos los que Me aman! ¡Estoy dispuesto a abrazar a cada persona que es fiel a Mí y que Me busca!

»¡Soy Odín, uno de Muchos Que alcanzaron la Unidad Divina en Su pasado! ¡Cada uno de Nosotros está dispuesto a guiar a la Casa Divina Universal —el Océano de la Conciencia Primordial— a cada persona que dirige las emociones de su amor hacia Nosotros!

»¡El alma que ha aprendido a amar supera los obstáculos que antes le parecían insuperables y se acerca rápidamente al Creador!

Habiéndome sumergido en Su Luz, Odín continuó narrando la saga.

* * *

Cuando la terrible tormenta se acercaba, la sensación de una desgracia irreparable se apoderó de Anika. Su corazón temblaba y se contraía como por dolor. Pues un alma enamorada siempre siente si una desgracia sucede con su amado.

Las nubes tormentosas se aproximaban y ya se podía oír los truenos.

Vagni la llamó a la casa varias veces, pero Anika no abandonaba el peñasco.

—¡Oh grandes Dioses! Si Olaf padeció, ¡es el tiempo para mí seguirlo! ¡Pues yo quiero estar con él tanto en la vida como en la muerte! ¡Quiero compartir su destino y aceptar la misma suerte que Ustedes le prepararon a él!

—¡No tengas prisa, Anika! ¡Pues puedes arruinar todo con tu precipitación! ¡Aquello que a una persona pequeña puede parecer como desgracia, o incluso muerte, tiene un sentido completamente diferente para un Gran Alma! ¡Aguarda! ¡Él llegará a ti después de tres días!

—¡¿Puedo oírlos?! ¡¿No me he vuelto loca por la espera y la angustia?! ¡¿Están hablando conmigo?! ¡¿Puedo hablar con los Dioses?!

—¡Por supuesto! ¡Cada uno puede hacerlo! Si no, ¿para qué te dirigiste a Nosotros? ¿No estabas esperando Nuestras respuestas y consejos?

—Yo nunca antes escuché Sus respuestas.

—¡Todo pasa por primera vez en algún momento! ¡Estás madurando, Anika! ¡Has cultivado el amor en ti que une las almas! ¡Y el alma que se ha convertido en amor puede hacer muchas cosas! ¡Ella puede aprender a ver, a escuchar y a hablar con las personas a distancia! ¡También tal alma puede comunicarse con Dioses como con sus Amigos y Maestros! ¡Conocerás todo esto, ya que decidiste firmemente compartir el destino de tu amado!

»¡Debes esperar tres días más!

Una gran tormenta se desencadenó.

Tratando de calmar a Anika, Vagni le decía:

—¡No temas! ¡Olaf es sabio y nunca arriesgará las vidas de sus amigos y el barco! ¡En este mal tiempo, ellos seguramente están resguardados en alguna bahía tranquila!

Anika apenas escuchaba a Vagni. A veces ella veía, como en una neblina, el rostro de Olaf compuesto de Luz y otros Rostros Divinos resplandecientes. Esto le daba esperanza, pero luego ella otra vez dejaba de ver y oír y, por la angustia, le parecía que ella iba a morir en ese mismo instante.

* * *

Llegó la mañana después de la tormenta. ¡No hubo ni un viento ligero! Anika estaba en el peñasco y miraba el mar.

El barco de Olaf se aproximaba. No había viento, ni remeros, ni una vela en el mástil.

Un Poder invisible llevaba el barco hacia la orilla. Olaf estaba en la popa y sostenía el remo de navegación.

Ella reconoció a su amado con dificultad. Su pelo, iluminado por el sol, era tan blanco como la nieve. ¡Y un resplandor de Luz estaba a Su alrededor! Ella comenzó, corriendo, a bajar del peñasco para encontrarle.

¡Él desembarcó y la abrazó!

—Ahora vamos a ver a Mis amigos, Anika. Ellos se encuentran en cautiverio debido a su fidelidad a Mí, y debemos liberarlos.

»Después de esto, si no cambias de opinión, tendremos nuestro matrimonio.

—Pero ¡¿cómo podría yo cambiar de opinión?!

—Yo he regresado, pero no soy el mismo de antes. ¡Ahora soy uno de los Dioses y el Gran Poder está en Mí! ¡Tendré que realizar muchas obras obedeciendo a la Voluntad del Primordial! Y nunca podría violar Su Voluntad, ni aun por el amor hacia ti.

—¡Me pertenezco a Ti, mi amado, para siempre, y no deseo otro destino más que la vida Contigo!

* * *

Ahora Olaf ya sabía que el movimiento del barco en el espacio puede ser más rápido que lo habitual. Él podía controlar este movimiento, abrazar a Anika, quien se estrechaba contra Él, y, al mismo tiempo, escuchar a Sus Divinos Hermanos y Hermanas, Quienes le decían:

—¡Has pasado a través de las «puertas de la muerte» a la Vida Eterna! Y Tu cuerpo no murió al hacerlo. Es una gran posibilidad de hacer llegar a las personas el Conocimiento Divino directamente, sin intermediarios. ¡Ser Dios, teniendo el cuerpo similar a los cuerpos de las personas, es una gran suerte!

»Ahora debes aprender a controlar el Poder Divino.

»Podrás manifestarlo como la Gran Calma o como la Luz Divina o Fuego, en tal cantidad e intensidad como Te sea necesaria. También podrás realizar obras que superan las capacidades normales de una persona.

»Con todo, ya no debes ni podrás manifestar Tus deseos personales humanos que tenías antes. Es, más que nada, el deseo de ayudar o cambiar algo en las vidas de las personas según Tu propio parecer. ¡Sólo la Voluntad Divina se manifestará a través de Ti de ahora en adelante!

»Desde este momento, no debes ni por un instante olvidar Quien eres y para qué estás aquí.

»Tú, la Persona Que conoció la Unidad, podrás manifestar la Omnipotencia del Único Dios, Su Sabiduría y Su Amor, mediante Tu cuerpo material. ¡Y muchas personas podrán verlo y escucharlo!

»Tu trabajo consistirá en educar a las almas y ayudarles a crecer con la ayuda de Tu cuerpo material. ¡Y esto es una labor larga y bastante ingrata a primera vista!

»¡Ahora podrás mostrar el Camino, en todos sus detalles, a aquellos que Nos buscan y que son capaces de atravesar las pruebas de este Camino!

»¡Recuerda siempre que poseer el Poder Divino es una gran responsabilidad!

Olaf estaba acostumbrándose a Su nuevo estado y aprendía a controlar el Poder Que ahora estaba a Su disposición. Su Omnipotencia, sin embargo, no significaba la posibilidad de hacer todo lo que quisiera. La Divina Omnipotencia implicaba no sólo el Poder, sino también seguir la Voluntad Divina Que uno no podía transgredir en favor de su deseo personal.

La sensación del Poder y el percibirse como el Océano entero de la Conciencia Divina era algo nuevo para Olaf.

Y Él aprendía la Sabiduría y la Paciencia de Dios.

¡El Poder de todos los Soberanos del universo se unía con el poder de Olaf!

Él era uno de Ellos, Quienes, como olas de un gran océano, hacen Su Trabajo sin separarse de las Profundidades Oceánicas, o pueden permanecer en la Calma, y entonces no hay Olas Divinas, sino sólo la Calma Extática Que invita dentro de Sí y Que espera a los dignos dentro de Sí.

Todo lo que Olaf conoció, experimentándolo por un corto tiempo en las meditaciones, ¡se convirtió en Su esencia, en Su nueva Vida Divina!

Su cuerpo ya no Le estorbaba, sino que era solamente una pequeña partícula de Su existencia que le permitía manifestar las Palabras y el Poder de la Divina Integridad.

Él podía ver con la ayuda de los ojos de Su cuerpo, o sin su ayuda directamente con el Alma Divina.

También comprendió que el Océano Unido podía mirar ahora a través de los ojos de Su cuerpo y, viendo esta mirada, las almas viciosas y malvadas temblarían. ¡En cambio, quienes buscan el bien, el amor y la pureza se llenarían de felicidad!

Él podía expresar palabras de Sabiduría Divina con la ayuda de Su cuerpo, de tal manera que fuesen oídas por personas ordinarias quienes todavía no desarrollaran la capacidad de comprender a Dios directa y personalmente. También podía transmitir los pensamientos a las almas sin palabras.

Era suficiente para Él dirigir la atención a cualquier alma y tomarla en la Palma de Su mano de la Conciencia, y Él sabía el destino de esta alma y veía todas sus cualidades y pensamientos.

Anika, sus amigos, los hombres de Boli, quienes querían hacerle el mal, todos ellos estaban ahora dentro de Él, ¡y no sólo ellos! Él se convirtió en el Señor de todos los seres en el Océano de la Vida, pero ya no tenía más el deseo personal de gobernar.

Desde la Gran Unidad, Él veía ahora la razón y el propósito de todo lo que sucedía y comprendía que cada alma tiene el derecho a la libertad de elección.

Olaf aprendía a ver aquellos momentos raros cuando el Poder Divino puede intervenir en lo que sucede con el propósito de ayudar a las personas en la comprensión de las Leyes Divinas y en la obtención del Amor.

Y uno de tales momentos se acercó. La bahía donde hace poco tiempo su barco fue atacado estaba frente a ellos. Se podía ver el campamento de los hombres de Boli, sus botes, las riquezas que ellos sustrajeron y a los amigos de Olaf cautivos.

* * *

Los hombres de Boli notaron el barco que se acercaba rápidamente sobre la superficie lisa del agua aunque no había viento. Es más, el barco no tenía la vela ni remeros.

Los gritos de pavor comenzaron a sonar:

—¡Es un fantasma! ¡Es el fantasma de Olaf! ¡Es él! ¡Quiere vengarse y tomar nuestras vidas!

Incluso los vikingos más intrépidos temblaban ante la magia y otras manifestaciones del mundo no material.

Olaf se acercó a los hombres de Boli petrificados por el asombro y el miedo.

Ahora nadie dudaba que era Él y que estaba vivo o, por lo menos, parecía estarlo.

Olaf comenzó a hablar y el Amor Divino sonaba en Su voz. La Tranquilidad de Dios llenaba el espacio alrededor de Su cuerpo.

—Sí, ¡soy yo! ¡Vine por mis amigos! ¡Regresé del reino de la muerte para cumplir la Voluntad de los Dioses! Así que ¡desátenlos!

Sin embargo, antes de que los hombres de Boli, estupefactos por el asombro, se lanzaran a cumplir Su orden, las sogas «por sí mismas» se deshicieron en cenizas.

La voz alegre de Run perturbó el silencio:

—¡Olaf! ¡Yo sabía, yo creía en que esto pasaría!

¡Run se acercó corriendo a Olaf y le abrazó sin esconder sus lágrimas de felicidad!

Boli quiso lanzar un cuchillo a Olaf, pero ni siquiera pudo mover su brazo. Y ninguno de sus hombres pudo moverse o decir siquiera una palabra.

Olaf continuó:

—Sí, regresé de los mundos a los cuales van las almas después de la muerte de sus cuerpos.

»¡No te esfuerces, Boli, ya no podrás matarme por más que lo quieras!

»Regresé poseyendo la Sabiduría y el Poder de los Dioses para contar a las personas sobre las Leyes Divinas.

»No Me vengaré de ti, Boli, ni de tus guerreros por el mal que nos causaron. ¡El mal hecho es ya por sí mismo, el más terrible castigo para los que lo cometieron! ¡Este mal siempre regresa a aquel que lo cometió y predetermina un terrible destino en el futuro para tal persona!

»¡Es debido a su propia ignorancia que las personas, las más de las veces, violan las Leyes Divinas y crean desgracias tanto para ellas mismas como para los demás!

»¡Estas Leyes son destinadas para ayudar a las almas a alcanzar los mundos Divinos! Son muy sencillas:

»— ¡No hagas daño a nadie!

»— ¡Ayuda a todos en todo lo bueno!

»— ¡Regala amor a los demás y el amor llenará tu vida de felicidad!

»Sabiendo estas Leyes, podemos comprender qué es la Justicia Divina.

»Ahora mostraré a cada uno de ustedes lo que le puede pasar en el futuro como una retribución por el mal ya cometido.

Entonces, ante cada uno de los hombres de Boli aparecieron las imágenes de su posible futuro y ellos obtuvieron la comprensión de las conexiones de causa y efecto que normalmente se abre ante las almas sólo después de la muerte de sus cuerpos.

Después de una larga pausa, durante la cual cada uno de los presentes vio y comprendió muchas cosas, Olaf continuó hablando:

—Que el arrepentimiento sincero dé a cada uno de ustedes la posibilidad de construir su destino de otra manera y cambiar la triste suerte que ustedes mismos crearon con sus actos pasados.

»Pues el destino de una persona no depende de aquello con lo que esta persona fue premiada al nacer por “las diosas del destino”. Este cuento simplemente refleja el hecho de que el alma llega a la Tierra con un destino y un plan ya formado y que los Dioses solamente definen qué es lo que debe realizarse de este destino y en qué secuencia.

»Pero no es menos importante aquello que una persona hace en su vida presente. Esto también predetermina su futuro, tanto cercano como distante, y puede cambiar su destino para mejor o para peor.

»¡Manifestar el odio, resistir al bien y al amor y causar el mal a los demás significa oponerse a la Voluntad Divina! ¡Esto implica arruinar el potencial de la Divinidad en uno mismo e impedir el crecimiento de lo Divino en los demás!

Las palabras de Olaf entraban en las profundidades de las almas, y si había allí por lo menos un poco de bien y de luz, entonces la comprensión se arraigaba en tales almas.

Luego Olaf propuso a los hombres de Boli:

—¡Ahora prepárense para el viaje! Llevarán los tesoros sustraídos por ustedes a aquel a quien prometí estos tesoros. Vayan al soberano Ingvar y díganle también que Yo cumplí Mi promesa y que Anika ahora será Mi esposa y siempre estará Conmigo.

* * *

Boli estaba acostado solo cerca de una fogata que se extinguía. Sus ex compañeros querían atarlo, pero comprendieron que ya no era necesario. Todos sus ayudantes le abandonaron. Pues para ellos era más fácil tolerar lo que les pasó, porque fue Boli quien ordenaba, y ellos simplemente cumplían sus órdenes criminales.

Boli, en cambio, se sentía tan mal como nunca antes en su vida. ¡Su maldad le asfixiaba! Y cada explosión de odio causaba un dolor agudo en su cuerpo. Tan pronto como él se llenaba con emociones de odio hacia Olaf, su cuerpo se retorcía en convulsiones y sentía un cruel dolor. Él no podía resignarse con lo que pasó, y el arrepentimiento no llegaba.

Estaba acostado así sin poder levantarse. Mentalmente culpaba a la brujería de Olaf por su estado y no podía entender de ninguna manera que su propia maldad generaba cada siguiente arrebato de dolor que hacía temblar su cuerpo.

De repente, Boli vio el rostro de la mujer que había visto en la visión cuando Olaf les mostró a todos ellos sus muertes, y esta muerte en esa visión tuvo lugar de la mano de esta mujer, ¡lo cual fue muy humillante y atroz para él! Ahora observaba a esta mujer en realidad frente a él.

Era alta y estaba vestida con ropas de hombre. Una daga brilló en su mano. Vagni también vio a esta desconocida que levantó la daga sobre el cuerpo retorcido de Boli acostado cerca de la hoguera.

Y aunque Boli merecía el castigo más horrible, Vagni detuvo con firmeza la mano alzada con la daga.

—¡No se debe acabar con los enemigos derrotados! —dijo él en voz baja.

—¿Qué sabes tú? ¡Él merece la muerte más horrible y dolorosa! ¡Saqueó nuestra aldea cuando nuestros hombres aun no habían regresado de campaña, y en el invierno las mujeres y los niños morían de hambre! ¡Yo juré encontrarlo y vengarme! ¡No podrás detenerme! ¡Le he buscado por un año entero!

—¡Tú misma te detendrás, porque una muerte rápida ahora simplemente aliviará sus sufrimientos! ¡Mira qué deplorable e inválido está!

»¡Y la misericordia le queda mejor a una mujer que la venganza! ¡Que se sienta mal ahora por los escrúpulos de la conciencia! ¡Que recuerde a todas estas personas inocentes que padecieron por su culpa!

»¡Él mismo ahora es peor que un muerto! ¡Ya no podrá causar daño a nadie!

En ese momento ante Boli, otra vez empezaron a pasar imágenes horribles. Y todas las personas a quienes él no recordaba, pero que padecieron por su culpa le rodearon por todos los lados. Boli les gritaba tratando de justificarse: «¡Yo nunca he matado a los niños! ¡Yo nunca he batallado contra mujeres! ¡Yo simplemente saqueaba! Sí, he engañado, he traicionado, pero peleaba solamente con los hombres». Sin embargo, las miradas de muchos ojos acusadores le seguían mirando silenciosamente. Boli prorrumpió en llanto.

Este infierno que experimentaba por fin generó arrepentimiento en él.

El dolor del cuerpo empezó a ceder y cambió por el dolor del alma que necesitaba una gran purificación.

* * *

Habiéndose apiadado del sollozante Boli, la desconocida dejó a Vagni abrirle la mano que sostenía la daga, y Vagni mismo puso el arma en la vaina en su cintura. Él abrazó a la mujer por sus anchos y suaves hombros y la llevó a los amigos de Olaf, quienes preparaban el barco dañado por la tormenta para zarpar.

Vagni preguntó:

—¿Cómo te llamas?

—Gerd. He buscado a este malvado por tanto tiempo para vengarme.

—Ahora puedes estar segura de que él inevitablemente recibirá su pleno castigo. Y la muerte no es el castigo más horrible.

»¡La venganza siempre sólo siembra la continuación y multiplicación del mal!

»Es más, hace más cruel al alma que se venga, en vez de que, según la idea de Dios, esta alma florezca en el amor.

Vagni le acarició la mano sin saber él mismo de dónde surgió en él esta ternura.

No pensaba Vagni que todavía era capaz de enamorarse. Gerd tampoco pensó que en su vida podría encontrarse con alguien que pudiera convertirse en su esposo.

* * *

Pronto la caravana con los tesoros se dirigió al soberano Ingvar. Ninguno de los que acompañaban y protegían la carga pensó en robar una parte del oro y escapar a un lugar donde podía empezar una vida lujosa y libre. Estas personas comprendieron que el inicio de su nueva vida debería ser honesto y que el robo, incluso no descubierto por otras personas, no podría servir como un cimiento para una vida feliz y alegre.

Ahora ellos tenían otra comprensión del significado de sus vidas y no se podía entrar en esa nueva vida verdadera con la ayuda de oro robado. Había que empezar esta vida cambiando uno mismo. ¡Y de todas las hazañas, esta es la más difícil!

Mientras tanto, Olaf y sus amigos arreglaron el barco y comenzaron el viaje.

—Parece que dos matrimonios, y no sólo uno, nos esperan —bromeaban alegremente los amigos de Vagni.

Anika con una ligera angustia preguntó a Olaf:

—Dime si puedes hacer que yo muera antes de que envejezca y me vuelva fea.

Olaf, riendo, abrazó a su amada.

—¿Por qué te preocupan estas tonterías ahora?

»Bueno, te prometo que Yo también tendré la apariencia de acuerdo a la edad.

* * *

Muchas alegrías, dificultades y hazañas aguardaban a su tripulación en el futuro.

Tampoco fue tan fácil el destino de aquella que se convirtió en su esposa y educaba a sus hijos, ¡pero Anika no cambiaría este destino por nada en el mundo!

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