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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
 


María Magdalena.
La parábola de la piedra


Escrito por Anna Zubkova

Traducción al español por
Luis Alfredo Martinez





«Si todas esas lenguas vieras arrancar,
hasta las piedras querrían cantar:

¡Hosana! ¡Hosana!»


(De la ópera «Jesucristo – Superestrella»)




Sucedió hace mucho tiempo…

Que había una piedra ordinaria, pequeña.

Yacía a un lado del camino, durmiendo en paz, inmóvil, inconsciente...

* * *

Un día, en ese mismo camino, una multitud de personas quería apedrear a una mujer por sus pecados. Y la indignación de la horda se avivaba y la ira se derramaba alrededor.

… Pero de repente, algo también sucedió en ese mismo camino.

Jesús de Nazaret se interpuso entre la multitud y la pecadora. Y les habló del amor, la bondad y la comprensión de la palabra de Dios...

Pero la indignación no disminuyó ante Sus sabias palabras. Continuó la multitud levantando piedras del camino para herir con vergüenza y dolor tanto a la mujer que había pecado como a Quien intercedía por ella.

Y así, una piedra voló con odio desde una mano humana contra aquella mujer para demostrar a todos que todo pecado merece condena y castigo...

¡Mas Quien había pronunciado las palabras de Amor —escudó a la mujer con Su cuerpo—!

* * *

¿Qué opciones tiene una piedra ordinaria cuando se la arroja con odio y con malicia?

¿Qué puede hacer la simple piedra? No puede detener su movimiento en el espacio con su voluntad aún no desarrollada... Y al ser solo una piedra, no puede suavizar su golpe contra la carne viva...

¡Pero el milagro de tocar al Cristo sucedió!

Y en esa piedra ordinaria, las energías se transformaron. ¡La malicia que se le había añadido —desapareció—! Y el amor —brilló en la conciencia de sus cristales— y se asentó en esta simple piedra durante siglos...

* * *

La gente presente titubeó ante la hazaña... Y tras las palabras del Cristo, el odio se disipó: «Quien no haya pecado que arroje su piedra. Quien tenga culpa, déjela caer...» Así las manos descendieron dejando caer las piedras de vuelta al camino… Y la ira se desvaneció de las almas.

Cada uno tuvo la oportunidad de verse a sí mismo ante Dios...

Tras esto la multitud se dispersó...

* * *

Y la piedra que una vez tocó el cuerpo de Jesús, yace junto a ese camino y recuerda y guarda ese gran amor.

¡Así es como la malicia es transformada por el Amor Incondicional!

Y cuentan las leyendas que hasta las piedras que Jesús tocó en Su paso terrenal todavía cantan en un silencio muy especial: ¡Hosana! ¡Hosana!

* * *

Y para las personas mismas... que son más que las piedras...

Son varios siglos ya que resuenan en ellas las palabras que el Cristo pronunció...

¡Que las palabras de Verdad del Cristo, que transforman a quienes escuchan con el corazón —toquen de nuevo a las almas y que el AMOR cobre vida y reflorezca—!


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