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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
¿Es correcto dar flores a los seres queridos?
 


¿Es correcto dar flores a los seres queridos?

Vladimir Antonov, PhD.
(en biología)


Traducción al español por
Miguel Sosa y Susana Cabalceta




Una vez, fuimos invitados a una nueva casa por su anfitriona; la casa, fue construida en uno de los vecindarios del sur de la ciudad.

Fue en mayo, y los tulipanes y otras flores habían florecido por todas partes y brillaban con su suave belleza.

El día antes de nuestra llegada, la anfitriona cumplió años. Ella no hizo planes para celebrarlo y nadie fue invitado.

Sin embargo, las visitas llegaron por su cuenta, sin invitación, y cada una de ellas trajo un gran ramo de flores-cortadas.

El hijo de la anfitriona, reunió todos estos ramos en un enorme contenedor de agua. ¡Las flores apenas si cabían!

... Después de que llegamos, la anfitriona me pidió que evaluara el estado energético de la casa.

Me cambié a la percepción apropiada y comencé a explorar la casa habitación por habitación. ¡En todas partes, todo estaba bien! Pero solo en una pequeña habitación, cuya puerta estaba cerrada, la situación era alarmante: una intensa energía de sufrimiento y muerte traspasaba la puerta cerrada. ¿Qué era esto? ¿Alguien estaba muriendo allí?

Insistí en abrir la puerta. La anfitriona, conociendo mis creencias espirituales, a regañadientes cumplió con mi pedido.

Allí, sobre la mesa, un montón de hermosas plantas moribundas yacían en el enorme contenedor...

... Invité a todos los presentes a analizar lenta y cuidadosamente la energía de la habitación. Todos se convencieron de que el intenso campo negativo era producido precisamente por este enorme ramo. Incluso intentamos trasladarlo a otros lugares de la casa. Pero estos experimentos solo confirmaron aún más, que un poder energético de sufrimiento y muerte, perjudicial para las personas, provenía de este.

¡Y esto, —como «regalo»—!

Ramos pequeños o flores individuales no producen un efecto nocivo muy notable; pero de los grandes ramos de flores —un efecto mucho más dañino es bien notorio—. Y aquellos a quienes «se le regalan» tales flores, sufren en consecuencia, ya sea grande o levemente...

... Por supuesto, yo ya sabía que las plantas sufren por las heridas que se les causan, y por su prematura muerte (es decir, antes de su término natural). ¡Las plantas son —seres animados—! También en sus cuerpos, como en los nuestros, viven y crecen las almas. Típicamente, esas almas son más jóvenes que la de los animales y de los humanos. Sin embargo, existen raras excepciones.

Es posible comunicarse con algunas plantas mediante el uso de emociones y pensamientos simples. Los árboles se acostumbraron a comunicarse con personas no malvadas, que se encuentren sanas, que crecen con suficiente iluminación, y que estén dispuestas a entablar tales conexiones emocionales. Les das el amor de tu corazón, y ellos responden con su amor y, a veces —como fue el caso en los primeros años del comienzo de mi propia formación espiritual— ¡ellos te devuelven un amor mucho más grande!

Dichas plantas pueden convertirse en buenos amigos, e incluso en maestros. Se puede aprender a sintonizar con su armonía sutil, llenando —con el alma de uno mismo— sus cuerpos materiales y «capullos». Con esto, podemos progresar al comienzo del Camino.

… Su sufrimiento por heridas infligidas se puede observar también fácilmente, especialmente en grandes árboles. Es posible, en particular, ver hundimientos en los límites y una reducción en la densidad de los campos energéticos de sus «capullos» de energía. Pinos que fueron heridos por hachas, a veces me pedían que los «terminara»: tal vida de sufrimiento era insoportable para ellos... Pero yo... no podía levantar mi mano para hacer esto...

Las plantas pequeñas también sufren, aunque sus bio-campos de dolor y muerte son más débiles y, por lo tanto, apenas perceptibles para nosotros. Solo cuando, como en el caso discutido al comienzo de este artículo, —plantas que mueren simultáneamente son reunidas en un gran ramo—, el bio-campo total de sufrimiento se vuelve bastante claro y obvio.

El dolor puede ser diferente. Está claro que la intensidad de la experiencia del dolor en las plantas —es mucho más débil que en animales y humanos—.

Por cierto, esas plantas, que mueren por vejez natural, no sufren, y tampoco las plantas anuales, cuando llega el frío del invierno.

... No podemos vivir sin matar plantas para alimentarnos, construir y limpiar la tierra para sembrar otras plantas que son más importantes para nuestras necesidades, etc.

¡Pero tenemos que tratar a todas las plantas con amor y compasión! ¡Tenemos que respetar sus vidas y su bienestar! ¡Desde un punto de vista ético —es inaceptable dañar a las plantas en vano—!

Además, debe recordarse que en los cuerpos de las plantas, así como en los nuestros, está dándose el proceso de desarrollo de las almas. Las plantas y los animales son nuestros hermanos y hermanas más jóvenes en el Proceso Único Universal de Evolución de la Conciencia. Algún tiempo después, estarán encarnados en cuerpos humanos, y serán personas...

Y, hace mucho tiempo atrás, cada uno de nosotros estuvo encarnado en cuerpos de plantas, y fue una especie de planta u otra, y tal vez, padeció dolor causado por las personas inmorales...

* * *

Cualquier imposición de dolor en vano a cualquier ser encarnado resulta en la acumulación de «líneas que retornan» y caen en el propio destino del agresor. ¡Estamos pagando con nuestro propio dolor —por cada dolor causado en vano a los demás—! ¡Así es como Dios está tratando de alejar a las personas de las actitudes frívolas hacia el dolor y la muerte de los demás!

¡Solo miren el asesinato en masa de los «árboles de Navidad» en vano!...

¡Los niños que han venido a estas vidas, siendo buenos, —lloran, protestan y sienten lástima por estas hermosas plantas con un aroma tan delicado y fragante—! Pero los adultos crueles insisten en: ¡esto es aceptado, hagámoslo! ¡No se lamenten, disfrútenlo!

¿Disfrutar del dolor ajeno?...

Y los peces, dicen los adultos, no mueren en agonía por asfixia, sino que «se duermen»...

¡Y si no comes carne —todos te señalarán con el dedo y se burlarán llamándote «marica»—!

De esta manera, los niños forman en sí mismos desprecio por el dolor ajeno. Del mismo modo, los adultos arruinan el destino de estos niños, condenándoles a enfermedades y ralentizando su desarrollo evolutivo.

¡Pero, por el contrario, podría ser posible enseñar a los niños a amar emocionalmente —incluso a través de la comunicación con árboles y flores—! ¡Y —no con plantas moribundas—, sino con plantas que crecen en la naturaleza, en su hábitat natural! ¡Y eso traerá muchas cosas positivas al destino de estos niños!

¡Sobre todo, Dios espera pureza ética de cada uno de nosotros! ¡Es precisamente desde que se domina esta etapa del desarrollo espiritual, que un progreso aún mayor puede comenzar para cada individuo en el Camino espiritual!

¡Estamos encarnados por Dios en nuestros cuerpos materiales no solo para comer y reproducirnos, sino para acercarnos gradualmente a la Perfección espiritual y —eventualmente— fusionarnos con Él para enriquecerle con nosotros mismos!

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