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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo Siete: Sobre el Amor por la gente y por Dios
 

El Faquir y la Ciencia de los Milagros/Capítulo Siete: Sobre el Amor por la gente y por Dios


Capítulo Siete:
Sobre el Amor por la gente y por Dios

Pasaron los días. El Sr. Lurie, despidió a Franz después de la trágica caída de Katya. Y Ram, le prometió al director que, cuando le enseñara a Katya lo que tenía en mente, ella actuaría con él en su parte del espectáculo.

Y, poco a poco, Ram comenzó a llevar a cabo sus planes.

La preparación del nuevo programa tomó varios meses.

Mientras tanto, Ram realizó también otro tipo de entrenamiento para Tom y Katya.

En estos entrenamientos, las preguntas para el diálogo vendrían de parte de ellos. Ya que después de todo, Ram, nunca comenzaba a explicar algo por el simple hecho de que él lo supiera.

Tom, encontró en Ram, a un interlocutor muy interesante. Incluso, antes de la recuperación completa de Katya, comenzaron a conversar sobre muchos temas y problemas filosóficos en la vida de las personas sobre los cuales Tom había querido entender con anterioridad pero, no tenía a nadie quien pudiera al menos de alguna forma, dar respuesta a sus preguntas.

Una de las primeras de tales conversaciones sucedió ya tarde en la velada después de las actuaciones, cuando ya Ram y Tom se encontraban juntos a solas. En esta conversación, Tom preguntó:

—¿Quién necesita de esta labor en la que paso los días y años de mi vida?

»¡Estoy cansado de ver caras aburridas riéndose de chistes rudimentarios! ¡Me entristece lo que hace reír a mis espectadores!

»¡A veces, miro hacia la multitud intentando encontrar al menos un rostro significativo… —y al no ver ninguno— quiero entonces abandonarlo todo!

»¡Pero ya traté de vivir sin el circo! ¡Y afuera —es aún peor—!…

—Bueno, ¿no sería un lindo sueño hacer un número en el que la risa ennoblezca a las personas para que superen sus debilidades y vicios, y les enseñe a ayudar a los demás y a ser compasivos?

—Ya intenté con eso. ¡Pero simplemente la gente es estúpida y malvada! ¡Todo lo que traté de hacer fue en vano!

»Explícame algo, ¿tiene algún sentido la vida humana?

»¡Después de todo, tiene que haber alguna razón por la cual todos estamos empujándonos aquí en la Tierra, en esta chistosa comedia de sufrimiento y engaño!

»¿Cuál es el punto de la existencia de todo esto? ¡No estamos aquí tan solo para correr en círculos y de vez en cuando tropezarnos, ¿cierto?! ¡No hacemos más que repetir las mismas cosas! Caemos, estrellamos nuestras narices contra el suelo ¡pumba! Luego… nos volvemos a caer, nos ponemos de pie, nos sacudimos un poco, corremos de nuevo, y a caerse otra vez… Y después, un día, —ya no podemos siquiera volver a levantarnos—…

»¿Por qué Dios permite todo esto?

… Tom, entonces recordó una de sus actuaciones anteriores. Absurdamente iba y venía por toda la arena para alcanzar y saltar sobre la escalinata de los gimnastas que se desplazaba a medida que los equilibristas actuaban por delante de él. Comenzaba a correr para luego, con un pie, diestramente tropezarse, —y con toda la fuerza— caer totalmente aplastado contra el suelo —para la risotada de la audiencia—. Se levantaba… miraba a su alrededor como buscando algo en la arena que pudiera haberle causado tal caída; al no encontrar nada, amenazaba a alguien de la audiencia, corría nuevamente, luego corría aún más rápido, —para luego caerse de una manera aún más divertida—…

… Despertándose del recuerdo, Tom continuó la conversación:

»¡La mayoría de las personas son estúpidas y malvadas! Durante muchos años, he visto cómo casi todas las tardes se revuelcan de risa cuando ven que una persona se cae, es golpeada, o ha engañado a otra… ¡Y se ríen de la misma manera fuera del circo de aquellos que han caído en problemas reales!

»Pero cuando ocurren problemas de la vida real con cualquiera de ellos, ya no se ríen, sino que se enojan y buscan a los culpables de sus problemas, y luego, se vengan de sus ofensores…

—¡Tú no amas a las personas Tom! ¡Solo hiciste una excepción con Katya, —y eso te ha salvado, dándote una razón para vivir—!

—Está bien, ¿pero no estás de acuerdo?

—A mí me parece que te complicas la vida pensando así de los demás…

—Pero ¿por qué la gente es tan estúpida y malvada? ¿Me puedes explicar eso?

—Vamos.

—¿A dónde?

—Ya verás…

Se vistieron con su ropa de calle y se sumergieron en la oscuridad de la noche…

Después de caminar varias cuadras por las calles vacías de la ciudad, Ram, abrió una puerta cuya inscripción decía: «Orfanato de Niños Santa Sofía».

El vigilante dormía y por ende no les detuvo.

Entraron a una habitación grande donde, una mujer con sobrepeso en un vestido gris opaco y con un delantal blanco, intentaba arrullar a un bebé que chillaba con toda sus fuerzas. Los otros niños, que yacían en otros catres y cunas, escuchando el llanto del bebé, se despertaban y también comenzaban a chillar.

—Tom, respóndeme: ¿de qué forma son “estúpidos y malvados” estos pequeñines que concentrados en sí mismos chillan por su sufrimiento? —preguntó Ram señalando lo que estaba sucediendo.

—¡Pero… estos son tan solo bebés, niños… y ni siquiera saben quiénes son sus padres!

… La mujer con el niño que gritaba en sus brazos, se asustó, pensando que estos extraños eran posibles inspectores, y comenzó a dar excusas explicando que los niños tenían hambre y, por lo tanto, no podían dormir bien…

Ram, tomó al bebé de las manos de la mujer y comenzó a mecerlo, —de repente, este se quedó en silencio—. Y así también, de repente, todo en general entró en silencio; el resto de los niños también dejaron de llorar, y se durmieron. En algunas de las caras, incluso había sonrisas.

Entonces Ram, sacó dinero de su billetera y se lo entregó a la mujer.

—¡Compre lo que considere más necesario para los niños! Es un regalo para el Orfanato de Santa Sofía de un invitado indio que está aquí en visita no oficial.

Esta explicación y el dinero, dejaron por largo rato a la pobre mujer sin palabras.

Y luego Ram y Tom, igualmente calmados pasaron frente al guardia que seguía durmiendo.

Ram continuó:

—La mayoría de los adultos que nos rodean son similares a estos bebés. Sí, tienen cuerpos adultos, pero ellos —como almas— siguen siendo bebés. Aún apenas saben cómo pensar. Están llenos de deseos egoístas. ¡Quieren comer! ¡Quieren ser amados! ¡Quieren ser felices, pero no saben cómo y dónde buscar la felicidad!

»¡Y nadie les enseñó que el pelear, el tomar de los demás para sí mismo, el odio y la envidia, —no solo es malo— sino que también les genera toda una cadena de desgracias en sus propias vidas! ¡Esto es así ya que después deberán nacer en las peores condiciones y experimentar el dolor que previamente causaron a los otros! En India, a esto se le llama la acción de la “ley del karma”.

»¡Estas personas no conocen y no sienten a su Padre Divino! ¡Ni siquiera miran en dirección a Dios, Quien es el único que puede dar la verdadera felicidad!

—¿Dios puede dar felicidad? Pero, ¿por qué no lo hace?

—Hablaremos de esto algún tiempo después; porque, hasta ahora, ¡ni siquiera puedes imaginarte la felicidad que Dios puede brindar a una persona! Después de todo, ¡debes estar al menos un poco preparado para poder percibir esta felicidad, y aceptarla!

»Si a un bebé que está chillando, le das una montaña de diamantes o lo conviertes en el dueño de un castillo, no con eso le harás feliz ni dejará de despotricar. Aún necesita de tan solo la leche y el cuidado materno… ¡Pero, aquel que conoce la verdadera Felicidad, que se puede encontrar en la Unidad con Dios, nunca cambiará esta felicidad por montañas de diamantes, fábricas o castillos!

»Pero esto es acerca de la felicidad… Y tú me preguntaste sobre la estupidez humana.

»La mayoría de las personas que nos rodean, aún son almas jóvenes que todavía no han sido educadas y no desean aprender.

»Hasta ahora son almas jóvenes y pequeñas, y por ende —son estúpidas—. Todavía no han aprendido a amar y, por lo tanto, —son malvadas—.

»Son huérfanos, porque no conocen a su Padre Divino: ¡la Madre y el Padre para todos!

»¿Querrían acaso muchos de los niños aprender si no es porque sus sabios padres les enseñaron a aprender con alegría sobre el mundo y a trabajar por el bien de ellos mismos y de otros seres?

—Entonces, ¿dónde está Dios? ¿Por qué no educa Él a Sus hijos? ¿Por qué les dejó huérfanos, —aquí, en este mundo cruel—?

… Ram, de repente señaló con el dedo el pecho de Tom:

—¡A Dios —Le encontrarás aquí— en ti mismo!

»¡En cuanto a las personas, —comienza a enseñarles—! ¡Este es el significado de tu vida, del cual me preguntaste!

—¿Enseñar? ¿Yo?

—Sí.

»¡Ya no eres un bebé! Eres capaz de pensar y sacar conclusiones. Puedes ver cuán fácil es controlar una multitud, cómo uno puede dejarles congelados con deleite mostrándoles la belleza de como por ejemplo, la actuación de Katya, o hacer que rían de buenos chistes, o convertirles en un rebaño atemorizado… Pero, si a la cabeza de tal multitud hay un ser malvado, entonces, él o ella, al manipular los pensamientos y las emociones de tales personas, puede convertirles en un arma de odio en ebullición en vías de lograr sus propios objetivos egoístas…

»¡Recuerda: la gente escuchó con entusiasmo la predica de Jesús —y luego— esas mismas personas exigieron crucificarle!…

»¡Pero Jesús, con todo y eso, enseñó a las personas —tanto con Su vida como con Su muerte—! Y, con esas palabras que aún se preservan en los Evangelios, ¡Él, sigue enseñando incluso ahora!

—Ram, probablemente sea solo en la India donde todos pueden convertirse en gurú y enseñar a las personas de una manera propia…

—Todos ya, al menos con el ejemplo, inevitablemente transmitimos a las personas que nos rodean, a cómo vivir y a cómo actuar. Uno enseña —ya sea esto, malo o bueno—. Así que tú: ¡enseña solo lo que es bueno!

»¡Tenemos un trabajo maravilloso para hacer esto! ¡Nos permite dirigirnos directamente a muchas personas y darles la oportunidad de comenzar a sentir la vida y a pensar más correctamente!

»¡Dios ayudará a las personas —a través de tus obras y de tus palabras—! Puedes comenzar a despertar gradualmente en las personas lo que en ellos es realmente bueno. Puedes comenzar a enseñarles a pensar un poco mejor, a mirar hacia el mundo y el papel que uno representa en este…

»¡Pero solo es un individuo quien puede cambiarse significativamente a sí mismo! Este, debe ser un trabajo totalmente consciente sobre uno como alma. Es aquí donde, nosotros dos y Katya, podemos hacerlo, si es que eso es lo que quieres.

»En cuanto al resto de las personas… ¿Cuándo se cansarán de disfrutar de la información sobre las guerras, la crueldad y las atrocidades cometidas de una persona a otra, o sobre las tragedias y los destrozos en el andar de la vida de alguien más?… Yo no sé la respuesta a esta pregunta…

»¡Pero no te lo tomes tan a pecho! ¡El mundo entero que nos rodea no tiene que corresponder a nuestros deseos y al nivel de nuestro propio desarrollo!

»¡Solo acepta que si el hombre llega a cognocer la Luz, entonces puede vivir en la Luz, incluso si hay oscuridad alrededor! ¡Es así, porque esta Luz ahora arde en él mismo!

Tom preguntó:

—¿Qué podemos cambiar en este mundo?

»¿Qué puede cambiarse en un mundo donde abundan las mentiras, la violencia, el odio, la envidia, el deseo de gobernar a los más débiles y el temor a los más fuertes? ¿Qué puede cambiarse en un mundo donde las personas viven tan solo de instintos animales en obtener alimentos y reproducirse, y no utilizan las oportunidades que la naturaleza del hombre brinda, —la cual supuestamente es más elevada que la de los animales—?

»¡A menudo, incluso los animales son más inteligentes y más capaces de amar que el resto de las personas!

—Todo es así, Tom, pero…

»Dios ve todo lo que está sucediendo aquí. Y Él toma en cuenta todo lo que estamos haciendo, al construir nuestros destinos futuros.

»Y hay una increíble LIBERTAD otorgada a cada alma, la libertad de elegir —de entre diferentes posibilidades—: la Luz, el Bien y el Amor. ¡Y, de elegir a Dios, como la Meta Principal!

»Solo entonces se abre la oportunidad para uno mismo de aprender a trasladarse al Mundo Divino y mirar, amar y comprender —en la forma en que Dios lo hace—.

»¡Tampoco, siente uno ya desesperación al creer que es imposible cambiar el mundo entero! ¡Uno comienza a cambiarse a sí mismo —y entonces, todo alrededor inesperadamente cambia también—! ¡Esta es una de las Leyes Divinas que existen en el orden mundial!

»A continuación, será posible ayudar a otros, mostrándoles el camino de la liberación del sufrimiento. Sin embargo, solo aquellos que entiendan esto y quieran esto, recorrerán este camino.

»En este mundo, es muy poco lo que podemos cambiar. Principalmente —tan solo podemos cambiarnos a nosotros mismos—. ¡Son los esfuerzos dirigidos a cambiarse a uno mismo, es decir, la purificación del alma y el acercamiento a Dios —lo que cambia el mundo que nos rodea—!

»Todo y todos comienzan a sincronizarse con la armonía que lleva esta alma. Y, cuanto más fuerte es esta alma, más claramente es sentido su impacto en otras personas.

»Al igual que la luz del sol, este efecto puede pasar desapercibido. ¡Pero existe y funciona!

»La luz del sol, le da a la vida la oportunidad de crecer y desarrollarse en nuestro planeta.

»De modo similar, el alma, que se ha convertido en Luz, ayuda a los demás, —incluso simplemente irradiando Amor y Paz en el mundo material—.

»A veces se dice que cierta persona irradia alegría y amor. Cuando tal persona se comunica con otras, ejerce esta una influencia sobre ellas. Es como si se entrase a una habitación a oscuras con una vela, y solo entonces —se hace evidente— qué hay en la habitación de justo y qué hay de basura.

»De la misma manera, la presencia de una persona, portando Luz, ilumina en otras almas lo bueno y lo malo, lo importante y lo no importante. Y las personas entonces tienen la oportunidad de encender sus propias lámparas desde ese Fuego espiritual, al seguir el ejemplo de quien ha aprendido tanto.

»Pero esta es la elección de cada persona.

»Y hay quienes intentan “apagar esa Luz”, para no ver los vicios en sí mismos…

* * *

Muy pronto, Tom, creó un número con bebés chillando y el tutor estúpido de un orfanato. Todo se le caía de las manos, dejaba caer los chupetes y se confundía ridículamente sobre el uso de los pañales. Luego, en una u otra cuna, un bebé comenzaba a chillar. Y, desde bastidores, envoltijos de sábanas plegadas representando bebés abandonados, le eran traídos y entregados a Tom… Tom, se alborotaba, se apresuraba entre las cunas y se caía. Y, al final del número, debajo de la carpa, aparecían pañales desenrollados donde se leía: ¡ORFANATO DE SANTA SOFÍA, HAY 185 DE ELLOS!

En ese momento, la audiencia, que había estado llorando de la risa hasta entonces, de repente se calmaba… Tom, nunca antes había estado en tal silencio al final de un número.

Y luego irrumpían los aplausos.

Después de la presentación, uno de los espectadores le entregó dinero a Tom, diciendo:

«Esto es lo que la gente reunió para el orfanato. ¡Por favor, hágaselo llegar!»

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