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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo Dos: Tom el Payaso
 

El Faquir y la Ciencia de los Milagros/Capítulo Dos: Tom el Payaso


Capítulo Dos:
Tom el Payaso

Una tarde, después de otra airada ofensa de Franz a Katya, acusándola de ser incompetente y perezosa y, amenazarla con echarla a la calle para que muriera de hambre, Katya estalló en lágrimas en su pequeña habitación, —por el dolor de su infeliz destino—. ¡Ella sollozaba con el rostro hundido en su almohada; le parecía que todo lo bueno en su vida había terminado para siempre, y que ella nunca más volvería a tener alegría y esperanza!

De repente, en la puerta, apareció la cabeza de un payaso, cuyo nombre era Tom. Él, también comenzó a gimotear ruidosamente, y entonces, desde unos tubos especiales escondidos debajo de su divertida peluca roja, chorros de agua, que semejaban ser chorros de lágrimas, comenzaron a salpicar. Katya, ya sabía que para esto, él presionaba una bombilla de goma escondida en su bolsillo. Pero, sin embargo, ella sonrió entre lágrimas. ¡Tom lloró más y más fuerte, y las lágrimas salpicaron en todas direcciones!

—¡Lloré más fuerte que tú! ¡Yo gané! —dijo Tom, entrando a la habitación de Katya y sentándose en una silla frente a ella que aún lloraba en su cama—. Añadió:

»¡Ríndete!

Katya dejó de llorar por completo.

»¿Qué pasó, Katya? —preguntó Tom, y le entregó un gran pañuelo con un diseño cuadriculado.

Katya se secó las lágrimas.

Ella le contó a Tom sobre todas sus desgracias.

Tom, le dio un poco de ungüento de un frasco y dijo que le ayudaría a disminuir el dolor muscular y tratar los moretones. Luego se sentó a su lado y le preguntó:

»¿Quieres que te enseñe cómo no tener miedo y cómo hacer esas cosas en tu número que aún no están funcionando?

—¡Nunca seré capaz de hacerlo, tengo miedo de ese trapecio! ¡No puedo hacerlo y nunca lo lograré! —dijo Katya con tristeza.

—¡Olvida tales palabras, Katya! ¡En el circo —estas palabras no existen—!

»¡El hombre puede aprender casi todo! ¡Las posibilidades humanas son enormes!

»¡Por ejemplo, puedes aprender a controlar tu propio cuerpo, —para que este no te controle—! El cuerpo puede gimotear: “¡No quiero, no puedo, estoy cansado!…”, ¡Pero le das una orden, y el cuerpo obedece!

»¡Sólo que, esta orden debe ser muy clara y segura!

»¿Has visto cómo Madame Matilda enseña a los perros a saltar a través del aro y pararse sobre sus patas traseras? Ella les da una orden clara. ¡Así, debes aprender a darle al cuerpo órdenes similares!

»¡De esta manera, gradualmente, podrás realizar cualquier práctica, sin importar lo compleja que sea!

»¿Quieres que te ayude? Entrenaremos temprano en la mañana mientras todos los demás aún duermen.

»¿Quieres ser una artista verdadera, no? ¡Entonces, —debes aprender a nunca sentir pena por ti misma, sino muy al contrario, hacer todo con alegría—! ¡Solo en este caso, el público estará encantado de aplaudirte!

»Pero esto no es lo más importante. El aplauso es solo un reconocimiento por parte de otros de que estás dando un buen espectáculo. Pero sucede que las otras personas no se dan cuenta inmediatamente de lo que es importante o bello. Para evitar que esto suceda, ¡debes aprender a trabajar para que tú misma puedas disfrutar de tu presentación!

»¡Tú ves cómo funcionan todos los artistas del circo! Lo que el público considera magia y milagros, se logra con el trabajo diario en cada elemento de su número.

»¡Cuando una persona trabaja duro para lograr un resultado, entonces, lo que parecía imposible ayer, no solo se hace posible hoy, sino que es un pequeño paso que le permite a uno ascender, seguir avanzando!

»Y lo más importante, ¡si conquistas tu miedo a las alturas y al dolor, y, aprendes a hacer las cosas que debes hacer con alegría, —entonces puedes ser feliz—!

»Pero hay una pequeña dificultad aquí: no puedes superar el miedo de una vez para siempre…

—¿Y cómo hacer entonces?

—Sólo puedes aprender a mantener el miedo bajo tu control. ¡No permitas que el miedo te domine!

»De la misma forma, puedes aprender a superar todas las otras emociones que te hacen débil e infeliz, y te hacen sentir víctima de algunas circunstancias u otras personas.

»Yo lo he probado en mi vida muchas veces. ¡Si te rindes ante las dificultades o te entregas a tus debilidades, —nunca te haces mejor—! ¡Y si por el contrario no te rindes, —te vuelves mejor cada día—! ¡Tal vez solo un poco, —pero siempre mejor—!

* * *

Ese día, la amistad entre el payaso Tom y Katya comenzó.

¡Los shows de Tom eran siempre tan alegres! ¡Toda la audiencia reía y aplaudía siempre con entusiasmo!

Y, en la vida cotidiana, Tom estaba dispuesto a dar a todos un toque de humor y de bromas que siempre «daban en el clavo». ¡No importaba dónde estuviera ni qué hora era, él siempre estaba como actuando, desempeñando el papel de bromista, entreteniendo a todos!

Muchos en el circo le amaban y respetaban, muchos incluso le temían: temían convertirse en sujetos de sus bromas. Incluso el director del circo, el Sr. Lurie, a veces respetaba su opinión.

Pero con Katya, —Tom era diferente—: era un amigo real y amable, sin hacer una triste ironía sobre lo que estaba sucediendo y sin el uso de máscaras tontas.

El primer día de su trabajo juntos, fue muy difícil para Katya despertarse al amanecer, así que fue el mismo Tom quien la despertó.

Tom le dijo: «¡Levantarse en la mañana temprano, es genial! El día se hace más largo, y puedes hacer todo lo que has planeado, pero ser perezoso y dormir mucho tiempo significa que tienes que darte prisa después, —para ponerte al día con todo—. ¡Y en el ajetreo y en la prisa, podemos olvidar cómo notar las cosas más importantes en la vida!»

… Y así, todos los días, Tom comenzó a enseñarle a Katya a no tener miedo a las alturas y a realizar movimientos complejos en el trapecio, superando el temblor del cuerpo y el alma.

… Él mismo había sido gimnasta una vez… Fue hace mucho tiempo, antes de caerse y lesionarse tan seriamente que tuvo que hacerse payaso.

Él conocía todos los detalles del desempeño de los movimientos gimnásticos y acrobáticos, —y comenzó a ayudar a Katya a aprenderlos mientras los demás seguían durmiendo—.

Bajó el trapecio a una altura tal que Katya no se sentía asustada. Él le brindaba seguridad, ayudándola a hacer varios movimientos correctamente.

Luego Tom —gradualmente— aumentó la altura del trapecio, y también agregó debajo de Katya, una rejilla de trampolín para atraparla en caso de que se cayera…

Pero, lo más importante, era que Katya aprendía a superar su miedo, ¡aprendió a lograr la belleza y la claridad en la ejecución de todos sus movimientos! ¡Ella se alegraba con Tom, por cada pequeña victoria!

Tom inventó algunos elementos nuevos en los números, que Katya después le mostró a Franz. Y él, atribuyéndose a sí mismo el descubrimiento, incluyó los movimientos nuevos en los números recién creados.

¡Y los números realmente resultaron ser encantadores por su belleza!

* * *

La primera actuación del «ángel volador» causó sensación entre el público. Katya fue despedida con estruendosos aplausos.

La pequeña figura de una niña en un vestido rosa, bordada con destellos y pequeñas alas transparentes elegantemente construidas en la espalda, brillaba a la luz de los focos. Katya realizó movimientos complicados debajo del domo del circo, y luego fue como si volara alrededor de la arena de trapecio a trapecio.

¡El Sr. Lurie estaba increíblemente complacido!

Comenzaron así las giras por muchos países europeos. Una presentación tras otra… Y entre estas —entrenamientos interminables—…

Katya se acostumbró a esto.

Pero, un día, se quejó con Tom:

—¡No alcanzo a ver la vida que está más allá de las paredes del circo! ¡Casi ni puedo ver las ciudades a las que vamos! Todas parecen iguales, solo que la gente habla otros idiomas…

—¡Tú, Katya, ves mucho más de lo que ven la mayoría de las personas que viven en estas ciudades! Y ciertamente, —más que las hijas de algunos artesanos u obreros de las fábricas—.

»Pero, vivir como ese público rico y pretencioso, que nos aplaude… No sé yo si deberíamos soñar con una vida tal…

»Una vez, intenté vivir fuera del circo… Yo gané entonces mucho dinero… Me mantuve así durante varios años. Pero, sin embargo, no logré vivir de esta forma durante mucho tiempo, —y regresé al circo—. Después de todo, ¡todos aquí, —son honestos—!… Pero afuera… Afuera, todos desempeñan también un rol, pero muchos de ellos engañan a otros y a menudo se engañan a sí mismos…

—¿Es por eso que te convertiste en un payaso que hace feliz a la gente?

—Sí, Katya. Y las personas… Siempre son iguales, sin importar a dónde vayas, aunque hablen idiomas diferentes…

… Esta conversación llevó a Tom a comenzar a enseñarle a Katya todo cuanto él mismo sabía y podía enseñar.

Al principio, simplemente le leía cuentos de hadas con imágenes, comprados estos en librerías —no eran nuevos, pero sí económicos—. Luego le enseñó a Katya a leer y a contar. También le relataba, lo que él mismo sabía, de la historia de los países a los que llegaban. Y, cuando se daba la oportunidad, juntos salían a caminar por la ciudad en la cual el circo del Sr. Lurie estaba de gira en ese momento.

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