English Español Français Deutsch Italiano Český Polski Русский Română Українська Português Eesti 中文 日本

Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Silencio
 

La heredera del anciano Zosima/Silencio


Silencio

Los amigos se reunieron en la cabaña temprano por la noche para poder despertarse en la madrugada y contemplar el amanecer.

Siéryie, el hermano de Denis, les estaba esperando en la cabaña.

Su uniforme de marino le entallaba muy bien. Siéryie era alto, esbelto, de hombros anchos, guapo de rostro, y sorprendentemente agradable —tanto físicamente como de alma—. Siendo esta última mucho más notable que su belleza externa. Parecía abrazar con su atención y dulzura a todos quienes le rodeaban.

En muchos sentidos, él era como un padre para Denis.

Siéryie le entregó unas llaves a Denis y le dijo que había revisado el bote, que estaba todo en orden y que no tenía pérdidas. Luego le pidió estrictamente a Denis que le prometiera que sus amigos solos, sin él, no saldrían a la bahía.

Volvió a mirar a todo el grupo y volviéndose hacia Olga y Zosia, les dijo:

—¡En ustedes señoritas, pongo toda mi esperanza! ¡Eviten que estos jóvenes hagan algo imprudente y no los ahoguen a todos!

… Olga, haciendo un saludo militar respondió:

—¡Obedeceremos, Su Señoría!

… Todos rieron.

—¿Cenarás con nosotros Siéryie? —Preguntó Olga.

—No, por favor perdónenme, debo irme, ¡el deber me llama!

»Pero cuando aprueben los exámenes de este año podemos salir a navegar juntos, y celebrar el evento en algún lugar en la costa del golfo de Finlandia.

… Olga miró como hechizada a Siéryie tras su respuesta.

Una vez Siéryie se marchó, se acomodaron en la sala de estar amueblada con sencillez junto a la chimenea.

Denis, como disculpándose, mencionó que Siéryie siendo doce años mayor que él había sido como un padre para él durante toda su vida, y por eso acostumbraba a preocuparse tanto por su seguridad.

Tomaron el té y cenaron los pasteles que habían traído.

¡Víctor bromeó un poco diciendo que —nuevamente los pasteles estaban rellenos con manzanas y repollo—!

Esto se debía a que, no obstante Olga había cesado su activismo en el movimiento Tolstoi, aún seguía muchas de las reglas en su vida diaria, incluida la regla de la nutrición «libre de matanza», como León Tolstoi la llamaba.

No mucho después de su primer encuentro, Olga les comentó a sus amigos, cómo ella había llegado a comprender la necesidad de hacerse vegetariana.

Ella siempre hablaba con sencillez y al mismo tiempo con voz sincera y segura. No trataba de ofender a quienes no estaban de acuerdo con ella en esto. Tampoco discutía con nadie al respecto. ¡Simplemente afirmaba con su brillante ejemplo que el vegetarianismo era bueno!

Olga decía: ¡no asesinar ni alimentarse de los cuerpos de los animales que sienten dolor y que sufren —es algo tan justo y tan sabio—!

Por su lado Zosia supo desde siempre que el anciano Zosima nunca se había alimentado de carne. Era muy estricto con su dieta. Aunque, por supuesto, Zosima se alimentaba del jardín del monasterio con mucho más que —manzanas y repollo—.

Y en cuanto a la cantidad, rara vez el anciano se permitía comer más allá de las necesidades del cuerpo para la vida, excepto en esas ocasiones en las que no hacerlo podría ofender a quien se acercaba con regalos.

Zosima, nunca le pidió a nadie llevar una vida de ayuno tan estricta y austera como la suya. Pero sí dijo que es bueno que la persona alimente primero el alma, y solo después, el cuerpo. Más si el principal esmero de una persona es comer y beber, y es después de esto que se acuerda de Dios, entonces Dios no estará cerca de él. «Siempre pasa en la vida», dijo, «que lo que una persona considera más importante en sus pensamientos y en sus acciones, es eso lo que le acompaña siempre».

Desde la infancia, la propia Zosia no podía comer carne, su cuerpo simplemente no la aceptaba ¡y punto! Sus padres estaban preocupados por la salud de la niña, pero el anciano Zosima les tranquilizó: «¡No se preocupen, su salud está bien! ¡Dios se ha pronunciado en ella a favor de su salud! ¡Acéptenlo, y no la fuercen!»

… Así, ahora unidas Olga y Zosia, establecieron como regla para las salidas del grupo que llevarían consigo solo alimentos buenos para todos. Bollos rellenos de champiñones, repollo, manzanas y cerezas. También tartas de queso, queso y huevos, y pan recién hecho con mantequilla.

¡Sus jóvenes amigos se mostraban indignados con esta dieta solo para bromear, ya que todo era muy sabroso y bien llenador!

¡Tampoco bebían vino, solo té y jugos de bayas! Y debatían mucho sobre los pros y contras del vino, el vodka, el alcohol ilegal y la embriaguez —como una calamidad para el pueblo ruso—. Decidieron por sí mismos no beber alcohol en absoluto, y servir así de buen ejemplo para los demás.

* * *

No conversaron más esa noche y se fueron a la cama poco después de la cena.

Se levantaron antes del amanecer, que en mayo en la zona norte del país era muy temprano.

En la desembocadura del río Neva, las ramificaciones del río y los canales formaban muchos lugares acogedores.

Esa mañana comenzó con una ligera neblina. Durante los días anteriores, hubo un calor casi veraniego y las noches estuvieron bastante frescas.

… ¡En la calma matutina —la neblina hacía que todo fuera mágicamente fascinante—!

¡La mañana apacible hacia despertar la belleza natural! ¡Las primeras hojas verdes, las briznas de hierbas jóvenes y las flores a lo largo de las orillas, llenaban todo de dicha! ¡Y toda esta belleza natural la reflejaba la superficie del agua espejada, duplicando así la belleza!

¡El canto de los pájaros enfatizaba el asombroso silencio!

A esa hora, casi todas las personas dormían aún y por ende no interferían la armonía de la naturaleza con sus ruidos.

… La barca se deslizaba sobre el agua y solo se escuchaban los silenciosos chapoteos de los remos…

Olga embelesada dijo con entusiasmo:

—¡Qué belleza fabulosa! ¡Gracias Denis!

… Víctor inspirado también dijo:

—¡Sí, rara vez se puede ver esto! ¡Tuvimos suerte con el clima!

… Y Zosia susurró:

—¡Y qué silencio! ¡Intentemos escucharlo!…

»¡Incluso hasta podemos respirar este silencio! ¡Es como si nos disolviéramos en él! ¡Árboles, flores, briznas de hierba, pájaros, y también nosotros —somos tan solo pequeñas partículas de esta belleza y de este silencio—!

… Los jóvenes dejaron de remar.

El silencio les abrazó a todos y les sumergió en un maravilloso mundo de paz infinita…

Zosia sintió que ella misma se había convertido en ese portentoso silencio transparente en el que todo y todos habitaban… Y pasó a tomar en sus manos del alma —junto con Dios— la orilla con sus pájaros cantores, árboles, flores, y la superficie del agua cubierta de neblina… ¡Y les acarició a todos como a niños pequeños!…

… El sol calentaba gradualmente el espacio. Y la neblina se disipaba con una ligera brisa que se elevaba.

Anclaron en una orilla solitaria y sacaron las cestas con las provisiones para tomar un refrigerio.

Olga compartió sus impresiones:

—¡No existen palabras que puedan describir la belleza y el silencio que hoy disfrutamos… qué grande!

»Desde mi niñez he admirado lo bello e imaginaba cómo podría representarlo en un cuadro, o meditaba con qué palabras describir la belleza, de ahí nace mi tendencia a las artes.

»¡Y hoy me siento convertida en un árbol en flor con brotes y hojas verdes que salen de mí en todas direcciones!

»¡En este silencio, siento que germino!

»O más bien, este silencio me toca en lo más profundo de mi ser…

»¡Hasta el flujo de mis pensamientos se ha detenido!

»¡Y me encuentro aquí —viva— junto a todas las demás criaturas en igualdad de condiciones!

… Zosia, continuó tras Olga en voz baja y pausada:

—A este estado se le conoce como hesiquia. Es ese silencio interior que permite al alma disolverse en Dios en el silencio del corazón. Y en este silencio —podemos sentir a Dios y comprender lo que quiere de cada uno de nosotros y de toda la humanidad en su conjunto—.

»¡Y qué absurdo y antinatural es en tal silencio la malicia, la violencia y la guerra entre las personas!

»Este silencio puede servir para purificar nuestros pensamientos.

»Y en tal silencio, es como si vieras claramente todo como realmente es y entiendes —qué es el bien y qué es el mal—.

… Después de una breve pausa, Zosia continuó:

—Nosotros vemos las células a través del microscopio y las estudiamos.

»Pero, ¿saben las células del cuerpo por qué viven, se dividen, se multiplican, y por qué mueren a su debido tiempo?

»Tal vez no, más no obstante, en la vida humana juegan un papel fundamental unidas como un todo.

»Me parece que al igual que estas células, así somos las personas en el Universo; tenemos un propósito, una función que cumplir.

»¡Más si la gota comprende que es una partícula del océano, entonces todo se vuelve diferente para ella!

»Esto fue lo que Jesús quiso trasmitir: “¡Mi Padre y Yo somos Uno!”

»¡Y nos pidió que nos esforcemos por esto!

»Y así, si uno aprende a mirar todo junto a Dios, alcanzamos entonces un entendimiento común, holístico. ¡El significado de los eventos se vuelve más claro! ¡Y es más fácil poder llevar a las personas —una ayuda verdadera—!

»De hecho, para comprender incluso a otra persona, es necesario poder ponerse en su lugar, sentir lo que piensa, cómo ve este mundo.

»Para amar a tu prójimo como a ti mismo, o incluso más que a ti mismo, ¡necesitas ser capaz de comprenderle en profundidad! De lo contrario, ¡no es posible!…

»Lo mismo ocurre con Dios. De hecho, para vivir de acuerdo con la Voluntad de Dios, es necesario aprender a comprender cómo Él ve cada situación específica, cómo planea el destino de cada persona. Y debes intentar sentir todo lo que está conectado con esa persona. ¡Y esto, al principio, no es fácil!

»Y puedes intentar mirar a través de los ojos de Dios, a ti mismo, a otras personas y al mundo entero.

»Cuando era niña, a menudo imaginaba que Dios me estaba mirando…

»A veces incluso jugaba así: me imaginaba que frente a mí, por ejemplo, Jesús mismo estaba sentado. Yo le hablaba y luego imaginaba lo que Él me respondía; y me miraba a mí misma a través de los ojos de Jesús. Así me explicó el anciano Zosima que me confesara. Y de ahí en más lo hice muy a menudo de esta forma. A veces incluso me parecía que el Jesús que yo imaginaba cobraba vida… ¡Era tan maravilloso, la felicidad me envolvía!…

»Quizás lo estoy explicando de manera confusa. ¡Todavía no he aprendido a hablar de esto!

—¡Lo haces muy bien, Zosia! Cuando hablas, ¡es como si el Mundo Divino se abriera! ¡Y llega la comprensión! ¡Lo que estás hablando se vuelve visible y perceptible! —Dijo Olga, y continuó pensativa.

»Más ese mundo es tuyo… Es como que nosotros aún no podemos entrar en él. ¡Aparentemente, todavía no se nos está permitido! ¡Es como si hubiera una pared de vidrio para nosotros!

—¿Y qué pasa con los que no tenemos alma? ¿Cómo podemos nosotros, la gente infeliz, admirar la belleza, escuchar el silencio, o ayudar a los demás? —Intentó bromear Víctor.

Pero su broma no cayó bien entre sus amigos.

Más no obstante, el estado especial de infinita paz y tranquilidad, la belleza primaveral dichosa, —no se esfumó tras el comentario y no les permitió retornar por completo al mundo ordinario—. ¡Todo alrededor era demasiado hermoso!

Y Dios, impregnando Su Creación con Su invisible Presencia y Amor, siguió abrazando tanto a quienes Le sienten como a quienes aún no Le ven ni Le escuchan.

<<< >>>
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
PDF
 
Página principalLibrosArtículosPelículasFotografíasSalvapantallasNuestros sitiosEnlacesQuiénes somosContacto