El Faquir y la Ciencia de los Milagros/Capítulo Seis: Katya y Ram
Capítulo Seis:
Katya y Ram
Había pasado una semana desde la caída. Katya, permanecía en una especie de sueño tranquilo, pero Ra-Mak-Mey no se apresuraba a despertarla.
«¡Deja que su cuerpo se acostumbre a estar saludable y, que todos los que están alrededor, se olviden de lo que “imposiblemente” ha sucedido!» —decía Ram riendo cuando Tom preguntaba ansiosamente sobre la salud de Katya.
Y, de hecho, muy pronto, todos alrededor apenas casualmente se interesaban en preguntar a Tom cómo estaban las cosas con Katya, y Tom, respondía con confianza: «¡Mejor! ¡Se está recuperando!»
Fue así que, nadie en el circo se sorprendió cuando Katya se despertó por completo. La única que realmente se sorprendió, fue la propia Katya al ver a Ram inclinado sobre su cama.
—¿Quién eres tú?
Katya, miró al extraño que llevaba un turbante al estilo oriental y estaba sentado al borde de su cama, mientras sostenía gentilmente la mano de Katya en su mano morena de dedos delgados y elegantes.
Sus ojos, eran tan amistosos, cariñosos, relajantes, y familiares…
Pero ella, nunca antes había visto este rostro.
«¿O sí lo he visto?… —pensó ella—.
»¡Sí! —y se dio cuenta—. ¡Le vi en un sueño!…
En ese sueño, él como que la había encontrado y la llamaba. Ella, en la Luz, que iluminaba como un sol gentil, vio tan solo sus ojos. Su paz amorosa la envolvió como en una nube… y entonces… Katya, no lograba recordar lo que sucedía después.
De repente, ella recordó algo diferente… Recordó cómo caía de lo alto de la carpa del circo, sintiendo miedo, dolor, y entendiendo que ese era su fin…
»¿Esto realmente sucedió? ¿O fue tan solo un sueño terrible?
»¿Estoy viva? —se preguntó.
El extraño dijo:
—Fue una especie de “sueño terrible”. ¡No pienses en eso ahora! ¡Tu cuerpo está bien!
»Y todo lo que nos pasa aquí, en este mundo, es realmente como un sueño.
»¡Pero el hombre es capaz de despertarse —y conocer la Realidad—!
»Pero hablaremos de esto en otra ocasión, si es que quieres por supuesto.
—¿Quién eres tú? ¿Dónde está Tom?
—Tom está actuando en este momento. Pronto vendrá y se alegrará de verte recuperada por completo.
»Y mi nombre es Ra-Mak-Mey. Pero Tom acortó este nombre alegando que era demasiado largo. Así que ahora aquí en el circo, todos me llaman simplemente, Ram. Me gusta ese nombre.
»Soy un faquir. Recientemente, firmé un contrato con el Sr. Lurie, —y ahora yo también actúo en tu circo—.
—¿Puedo ponerme de pie?
—Sí… Pero… ¡Tom está viniendo! Ahora yo tengo que ir a prepararme para mi número.
—¿Puedo verlo?
—Sí.
Tom, temiendo aún por la salud de Katya, la llevó en brazos a la arena. Fue recibida alegremente y la sentaron al lado de la entrada de la arena, —en el pedestal usado para las actuaciones de los perros—.
Katya, no fue la única en ver la actuación del faquir detrás de escena. Incluso los artistas, que ya habían visto muchas veces los diferentes trucos del espectáculo, lo veían una vez más.
El espectáculo, era fascinante no solo por la novedad de los diferentes elementos, sino también porque había un sentimiento especial que envolvía a todos los espectadores.
Una niebla dorada como humo, era liberada por el faquir al comienzo de la actuación desde un cuenco vacío. Para ello, Ram ponía su mano en el cuenco y como que comenzaba a revolverlo. Y entonces, esta niebla envolvía a todo y a todos, dando a los presentes una sensación de felicidad.
Entonces, cuatro palomas blancas emergían del mismo cuenco y emprendían vuelo bajo la carpa. En lo alto, parecían como extraer una tela ligera y translúcida del vacío, halándola con sus picos y luego llevándosela al faquir.
Él, cubría a las aves que se posaban en el borde del cuenco con la tela, —y estas… desaparecían—.
Entonces, una llama comenzaba a arder en el cuenco. Desde esta, Ram comenzaba a extraer diferentes objetos…
¡Y todo lo que sucedía después de esto, también era mágico!
A veces, Ram, antes de realizar otro milagro, invitaba a alguien de la audiencia para revisar —la firmeza o vacuidad— de los objetos extraídos…
La mayoría de los espectadores, creían que los participantes de la audiencia eran los así llamados —títeres—, es decir, ayudantes especiales del faquir que hacían el número junto con él. ¡Pero el personal del circo sabía que esto no era así, y su sorpresa no conocía límites!
¡El show de Ram terminó con el programa del día, siendo el más novedoso y espectacular! El público presente acogió todo «con una explosión de aplausos». Y el Sr. Lurie, decidió incluso extender la estadía del circo en esa ciudad.