Parábola sobre la humildad
y la vida monástica
«… con humildad, que cada uno considere a los otros mejores que a sí mismo.»
Filipenses 2:3
«Cuando sufras una deshonra, alégrate.
Pues si no es justa, tu recompensa será grande, y si es justa, entonces,
después de hacerte más sabio a través de esto, te liberarás del látigo del castigo.»
De Los Preceptos Ascéticos de Nilo de Sinaí.
«En la sabiduría y humildad nunca habrá precipitación, prisa,
confusión, pensamientos apasionados o frívolos.
Por el contrario, la persona humilde y sabia siempre permanece en la tranquilidad.
No existe nada que le pueda asombrar, turbar, aterrorizar…
Y toda su alegría y gozo están en lo que es agradable para su Señor.
»La persona humilde y sabia, (…) cuando inclina su rostro y cuando su vista interior
del corazón se levanta hacia las puertas del Sagrado de los Sagrados,
se atreve a hablar y orar solamente así:
«¡Que pase conmigo según Tu Voluntad, Señor!».
De Los Preceptos Espirituales de Isaac de Siria.
En un pequeño monasterio, situado en un pueblo de provincia en la orilla de un gran río vivía el padre Zosima.
Con el apoyo de Dios, hacia muchos años que él ayudaba a las personas y numerosas sanaciones milagrosas fueron llevadas a cabo por Dios a través del anciano. Muchas otras cosas también sucedieron gracias a su trabajo, a pesar de que la gente generalmente no las consideraba como signos milagrosos. Aquellos que hablaban con el padre obtenían fe, esperanza y amor y aprendían a vivir concientemente y en armonía con la Providencia Divina.
El anciano padre tenía un discípulo, el novicio Nicolás.
* * *
Nicolás le preguntó una vez al anciano padre:
—Zosima, ¿por qué decidiste convertirte en monje? ¿Alguna vez soñaste con tener una familia y niños? ¿O desde el principio soñabas sólo con Dios?
—No, no desde el principio. Todo sucedió en mi vida…
»Sí, he soñado con tener niños. Pero Dios hizo las cosas de manera que todos Sus niños se convirtieron en mis niños y entonces tuve la oportunidad de preocuparme no sólo por mis propios niños.
»¡Hay personas que viven sobre la Madre Tierra como huérfanos, sin sentir a Dios el Padre! ¡Ellos viven en su soledad y le piden a Dios, a Quien consideran un “Juez Terrible e Incognoscible”, que tenga piedad de ellos! No perciben a Aquel con Quien están tratando de hablar. ¡No sienten Su Gran Amor y no le dan su amor en respuesta!
»¡Parece que las personas se han olvidado de las maravillosas oportunidades que Dios les da! ¡Han olvidado cómo ver, oír y entender a su Padre Celestial! Han olvidado cómo hacer los milagros de Dios…
»¿Por qué las personas viven como si Dios no existiera? ¿Por qué se sumergen a sí mismas en el infierno mientras viven en la Tierra en sus cuerpos?
»¡Esto sucede porque han perdido la pureza de las almas! ¡Y para regresar a esa pureza, uno primero debe desearlo!...
* * *
En una oportunidad, un joven novicio llegó a la celda del padre Zosima. Se persignó, se inclinó en reverencia hasta el piso y les deseó buena salud a Zosima y a Nicolás. Luego preguntó:
—¿Cómo puedo aprender a oír la Voz de Dios?
—Contéstale, Nicolás, yo voy a escuchar.
La historia sobre el monje enfermo que había sido sanado por Nicolás hizo crecer bastante el respeto que las otras personas tenían por él. Y muchos estaban listos para escucharlo, a pesar de que aún no había sido ordenado monje.
Nicolás comenzó:
—Para poder escuchar la Voz de Dios, debemos aprender a permanecer en el silencio del corazón espiritual; esto es, el silencio de la mente sumergida en el corazón espiritual expandido. ¡En este estado del corazón, abierto por el amor interior y lleno con calidez y tranquilidad, podemos entender al Señor! También podemos pedirle a Jesús que venga a nuestros corazones espirituales que han sido purificados y abiertos para Él.
»Inicialmente, el corazón espiritual se halla limitado por el volumen del pecho del cuerpo. ¡Pero esto es así sólo al principio, cuando el amor del alma aún no ha aprendido a expandirse y unirse con el Amor de Dios, que no tiene fronteras!
»¡El Corazón de Dios es infinito! ¡Contiene a todo y a todos y los abraza con Su Amor!
»Para empezar, inhale y exhale lentamente varias veces. Sienta el espacio en su pecho que se llena con el aire. Ese es el lugar en donde se sitúa el corazón espiritual.
»Trate de enviar amor a todas las criaturas de Dios desde este centro, hacia todas las direcciones.
—¿Cómo? ¡He escuchado que el amor puede conducirnos al pecado!
—¡Eso no es amor sino lujuria! ¡El verdadero amor es una escalera que nos guía al Cielo! ¡El amor es la lámpara del alma que nos permite ver el camino correcto en medio de la oscuridad y el mal!
»Además, no debemos considerar como lujuria al deseo que aparece en un hombre hacia una mujer o viceversa. ¡Este deseo está destinado a enseñar a las almas a amarse y a cuidarse mutuamente! ¡Para las personas que viven en el mundo secular este es uno de los grandes medios que pueden ayudarlos a desarrollar su habilidad de amar!
»¡Solamente la vida vivida según los propios deseos malvados debe ser llamada lujuriosa! Y eso sin importar si es que un hombre ha deseado a la mujer de otra persona o comida pecaminosa a causa de la gula o aquello que otra persona es incapaz de darle.
»El amor, al contrario de la lujuria, es cuando uno piensa, desea y hace el bien a los otros, pero no a sí mismo…
»Puedes aprender a mirar hacia delante desde tu corazón espiritual de manera que tu mirada del alma acaricie suavemente todo lo que percibas, ¡como un rayo de la luz del sol!
»También puedes aprender a mirar hacia atrás desde tu corazón espiritual, hacia aquel espacio en donde siempre es posible ver a Dios.
»Cuando comiences a ver la Luz que no es de este mundo con los ojos del corazón, ven a verme a mí o a Zosima. Te enseñaremos qué hacer después.
En ese momento vieron por la ventana como un cadáver era transportado hacia el templo para un servicio funerario.
El joven novicio le preguntó al anciano:
—¿Puede usted revivir a esa persona cómo lo hacía Jesús?
—No, no puedo. Dios no necesita prolongar la vida de ese hombre en ese cuerpo agotado.
»Puede que recuerdes que Jesús no sanó a todos los enfermos y no hizo resucitar a todos los muertos a la vida terrenal. ¡El propósito de Su trabajo no fue hacer caminar a los paralíticos y hacer ver a los ciegos! ¡Tampoco trabajó para hacer volver las almas a los cuerpos que ya habían sido alcanzados por la muerte! Si Él únicamente hubiera sanado a los enfermos, las personas no Lo hubieran recordado por miles de años. ¡El Poder de Dios se reveló a través de Jesús para que podamos comprender las Enseñanzas de Dios y aprender a vivir de acuerdo con Ellas!
»¡Todos nosotros somos almas que no mueren con la muerte del cuerpo! Las almas pueden aprender a vivir en Unidad con Dios durante la vida en sus cuerpos.
»Allí hay un cuerpo que yace en su ataúd. Es el igual que cuando estaba vivo: tiene brazos, piernas, cabeza y corazón… ¡Pero no está vivo! ¡Es así porque Dios retiró al alma viviente que había en él!
»Así, por la Voluntad de Dios, el alma se une y se separa de su cuerpo.
»Por lo tanto, es importante aquello que una persona puede realizar mientras Dios llena su cuerpo con vida. Esto depende de hacia dónde dirigimos nuestra fuerza y nuestros pensamientos.
»Tú, por ejemplo, quisiste convertirte en monje. ¡Ese deseo es admirable! ¿Pero qué es un monje? ¡Es una persona que vive cara a cara con Dios y hace todo para Él!
»Tú deseas escuchar las Palabras y consejos de Dios. ¡Es bueno! ¡Es importante! La manera más fácil de hacerlo es comenzar por escuchar la voz de la conciencia.
»La conciencia es la manifestación de la Voz de Dios en nosotros — la primera manifestación. Y manteniéndonos atentos a ella, la Voz de Dios puede volverse muy clara para nosotros.
»Si ignoramos los pinchazos de la conciencia, si no prestamos atención a los problemas que se nos plantean y actuamos en contra de la conciencia a causa de nuestro interés egoísta, esta voz apacible cesa gradualmente. Así el alma deja de percibir los problemas que tiene que resolver. De esta manera una persona puede caer en el abismo de los pecados, y entonces él o ella vivirá sin conciencia, ¡sin Dios! De tal persona se dice que es inescrupulosa.
»Si, por el contrario, escuchamos atentamente a la voz de la conciencia y tratamos de comportarnos de manera que no tengamos nada que reprocharnos a nosotros mismo, entonces, muy pronto, seremos capaces de oír la Voz de Dios, Quien siempre está pronto a darnos consejos.
»¡Aprende a observar con atención cómo vives frente a Dios! ¡Trata de mantener la pureza del alma y luego todo será fácil: serás capaz de sentir tu corazón espiritual y más tarde a Dios!
* * *
Cuando Zosima y Nicolás se quedaron solos, continuaron hablando acerca de la vida monástica. Ellos habían hablado muchas veces sobre este tema pero volvieron a abordarlo:
—Ahora debes tomar una decisión que no todos tienen oportunidad de tomar. Otros tardan años de una vida monástica en adquirir el conocimiento y las habilidades que tú ya has adquirido. Tú, al contrario, ya has aprendido mucho: puedes sentir la Voluntad de Dios y oír Su Consejo. Ahora puedes comenzar a hacer en el mundo secular lo que has aprendido de mí. Seguirás siendo un monje frente a Dios y podrás hablar libremente sobre Él a las personas.
»Pronto tendré que dejar este lugar y será difícil para ti permanecer aquí: tu vida puede tomar diferentes direcciones…
Zosima calló, como si estuviera mirando con la visión interna el camino que había atravesado… Él recordó como había sido perseguido y humillado, como había sido acusado de ser atraído por las maquinaciones diabólicas debido a que podía… ¡escuchar a Dios! Sin embargo, a través de esas dificultades, él se unió más fuertemente con la Voluntad de Dios…
Él no le contó sobre esto a Nicolás.
Este último lo pudo adivinar pero no pidió aclaraciones. En vez de eso, preguntó sobre otra cosa:
—¿Puedo preguntarle por qué usted no administra este monasterio? Usted podría cambiar muchas reglas monásticas… ¿Y por qué usted no enseña a los otros monjes lo que me enseñó a mí?
—Esas son dos buenas preguntas. Me parece que en el futuro tú mismo serás responsable de todos los que están en este monasterio…
»En cuanto a tu segunda pregunta, debo explicar que para poder enseñar a alguien alguna de las cosas del campo espiritual, ambas partes deben desearlo: el que enseña y el que aprende.
»A veces sucede que una persona llega al monasterio y es aceptada. Debido a este simple hecho, esta persona comienza a creer que él o ella se ha acercado a la santidad. A tal persona le parece que el hecho de evitar las tentaciones de la vida terrenal es una gran hazaña en sí misma…
»Generalmente tal persona piensa que de ahora en adelante el prior se hará responsable de él o ella ante Dios, que el prior lo educará, que le proveerá de la absolución de sus pecados y que la vida en el monasterio por sí misma va a llevarlo más cerca de Dios… ¡Pero esto no es verdad! ¡Es posible vivir en un monasterio de la misma manera que en el mundo secular, encadenado por las pasiones!
»¡Sólo la persona misma puede transformarse! ¡Es él o ella quien debe eliminar los vicios del alma! ¡Dios permite que se le acerquen sólo aquellas personas que viven así! ¡Incluso si un maestro colmado de santidad está cerca, él no será capaz de limpiar al discípulo que no se purifica a sí mismo!
»La tarea del maestro que puede ver mejor las fallas del alma consiste nada más que en explicar qué es el vicio y cómo corregir este defecto.
—Tiene razón. Muchas veces yo me apoyo más en usted que en mí mismo o en Dios. Me parece que puedo cometer errores al tratar de interpretar la Voluntad de Dios…
—… Tú también piensas que yo nunca me equivoco y que voy a salvarte de todos tus errores… —agregó Zosima y ambos rieron al unísono.
El anciano nuevamente se regocijó para sí por la habilidad de Nicolás de escuchar atentamente a cada una de sus palabras. Él también estaba feliz porque a través de sus palabras su discípulo no solamente llegaba a entender los problemas de las otras personas, sino que también podía detectar en sí mismo hasta los rastros más ínfimos de los pensamientos erróneos. «¡No fue en vano que Dios lo guió hasta mí! ¡No fue en vano que le enseñé! ¡Quizás él de hecho pueda realizar el verdadero y gran servicio! Más tarde posiblemente el guíe a todo el monasterio…»
—Muchas personas creen que si los pecados de alguien son absueltos por un sacerdote entonces el pecado desaparece. Pero esto no es verdad. ¡Y es importante que aprendas a explicar esto a las personas!
»¡El defecto del alma habrá desaparecido completamente sólo cuando cada acto pecaminoso provocado por este defecto se vuelva repulsivo para el alma! ¡En otras palabras, sólo entonces tal persona ya no deseará más cometer este tipo de acciones indecentes y ya no será capaz de ello! ¡Sólo entonces estará libre de este vicio o defecto!
»Entre nuestros compañeros hay algunos que pudieron dominar el silencio interior con la ayuda de Dios. Ellos comenzaron a aprender el amor del corazón. Pero no todos ellos han entendido que sólo esto es necesario, ¡que basta sólo con que el corazón espiritual esté abierto para Dios para vivir una vida verdaderamente monástica! ¡Sólo el corazón lleno de amor nos permite limpiar las almas y hacer todo como un servicio para Dios!
Nicolás escuchó atentamente y después dijo:
—Pero todavía no puedo subyugar a mi mente siempre… A veces condeno lo que es malo. Todavía tengo preguntas sin respuesta. Cuando veo el mal y escucho palabras maliciosas, ¡el repudio se despierta dentro de mí!
—¡Ver y comprender que algo es malo no es el pecado de la condenación! ¡Si no puedes ver el mal en alguien, no puedes ayudarlo!
—Sí, entiendo esto, pero todavía no puedo discernirlo completamente.
»En mi juventud sólo podía ver el bien en las personas, y muchas veces me equivocaba acerca de ellos y traicionaba a mis mejores amigos… Después de eso, por el contrario, comencé a notar sólo lo malo en las personas, sólo la suciedad y la inmundicia en ellos. Y así llegó la desesperación e incluso perdí la fe…
»Ahora estoy aprendiendo a verlos a todos tal como usted los ve. Es decir, trato de no condenarlos, sino de buscar la luz en cada alma, incluso si brilla muy poco, y de apelar a esta luz y no a la oscuridad de los vicios que están tratando de extinguirla.
—Sí, esto es exactamente lo que necesitas. Es esencial ver todos los vicios y problemas del alma, pero también encontrar la luz que brilla en ella. ¡Si nos dirigimos a lo mejor que hay en alguien entonces hay chance de que esta persona sienta la Mano de Dios que siempre está extendida hacia él o ella! Y si esta persona siente la Presencia de Dios y se sujeta a Su Mano, entonces él o ella puede comenzar a salir del abismo de los vicios. Por supuesto, esto es posible sólo si esta persona es capaz de entender el significado de este trabajo de transformación del alma.
—Puedo entender todo esto con la mente. Pero algunas veces no puedo evitar condenar a otros… Cuando dicen cosas injustas sobre ti, por ejemplo…
»Justamente ayer nuestro prior te llamó otra vez… ¡Él probablemente te sermoneó y humilló de todas las maneras posibles, como siempre lo hace! ¿Por qué escuchas sus acusaciones como si fueran justas? ¡Nunca te opones a las calumnias lanzadas en tu contra! Dios habla a través de ti y los milagros que glorifican este monasterio suceden a través de ti, pero pareciera que ni siquiera tienes el derecho a objetar.
—No juzgues prematuramente cuando no sabes todo sobre la persona que juzgas…
»Es fácil ver las fallas de la persona que está expuesta a la vista de todos y está a cargo de administrar a los demás…
»¡Comprende Nicolás que nada que no sea necesario para Dios le sucede a nadie! ¡Sólo los eventos a través de los cuales podemos hacernos más sabios y puros o que ayudan a que nuestro prójimo pueda darse cuenta de algo importante llegan a nuestras vidas!
»¡Incluso si la persona que es acusada injustamente es inocente, a través de esto otros pueden ver sus propias falencias!
»Pero esto puede suceder sólo cuando un alma justa se encuentra en el estado de paz y mansedumbre, similar a la suave superficie de un lago cuando el clima está calmo.
»Por el contrario, cuando uno trata de objetar y probar que está en lo cierto, lo único que hace es generar un debate. Y de un debate surge muy poco beneficio, porque los que discuten sólo se escuchan a sí mismos y únicamente tratan de probar la veracidad de su propia opinión. Incluso si mantienes las objeciones dentro de ti mismo sin decir una palabra, tal estado interior te va a imposibilitar ayudar a otra persona.
»¡Es necesario ver todas las situaciones desde la calma profunda y junto con Dios! Desde esta calma profunda, las palabras que Dios propone surgen y se articulan con la voz.
»Además, ¡sólo desde la calma que existe en las profundidades de tu corazón espiritual expandido puedes percibir a Dios claramente, comunicarte fácilmente con Él y percibir con seguridad la diferencia entre el bien y el mal!
»… Sin embargo, a veces no hay razón ni siquiera para hablar con una persona poco razonable y llena de vicios: las palabras no producirán ningún cambio en él o ella… Esto significa que el tiempo de entender no ha llegado aún para esta persona… No es posible ayudar a todos ahora mismo…
»Nuestro prior es un buen hombre: es fuerte y persistente. Fuimos amigos cercanos por mucho tiempo, soñábamos con una vida pura en frente de Dios y con los logros espirituales… Más tarde nuestros destinos se separaron. Cuando llegué, él ya era un dirigente de alto rango del monasterio y había hecho mucho aquí. Yo, por otro lado, era perseguido por todos… y no tenía nada más que a Dios en mi corazón…
—Así que, probablemente, él lo aceptó aquí debido a los milagros que realizaba, para darle gloria al monasterio.
—Lo dudo, él no sabía de esto en ese momento. Yo ya sabía que Dios podía manifestar Su Poder a través de mí, pero él no sabía esto y a pesar de todo me ayudó…
»¡Ignacio no es envidioso! Aun así, las cosas terrenales lo sujetan fuertemente y no lo dejan ir hacia la Libertad de Dios. ¡Es una lástima porque podría haber alcanzado mucho, su poder del alma es grande!...
»¡Cuando alguien se ha elevado mucho sobre los otros, no es fácil para él o ella comenzar a percibirse como un “pequeñito” y empezar a aprender! ¡No es fácil para tal persona reemplazar completamente su voluntad con la Voluntad de Dios! ¡No es fácil negar todo lo perecedero en uno mismo!
»¡Para una persona que aspira a vivir para Dios también es difícil humillar el orgullo y convertirse en un instrumento de la Providencia Divina!
* * *
Zosima calló por un largo tiempo. Él recordó las cosas que lo habían unido con Ignacio en su juventud: sus sueños elevados, sus deseos de servir a Dios… Él también recordó como, muchos años después, llegó al monasterio. Dios le dijo: «Este es el lugar en donde vivirás y trabajarás para la Gloria de Dios hasta los últimos días de tu cuerpo. ¡Aquí podrás hacer muchas cosas buenas!».
Ignacio lo miró como a un miserable que no había podido lograr nada en la vida… Empezó a contarle a Zosima sobre sus importantes planes y asuntos… No echó al miserable sino que lo dejó vivir en el monasterio…
Estuvo bien, pero desde ese momento Zosima se vio obligado a hacer una gran cantidad de cosas inútiles durante todo el día o incluso a trabajar en tareas completamente sin sentido…
Durante ese tiempo él pasó por numerosas lecciones de paciencia y humildad y aprendió a estar en Unión con Dios sin importar qué estuviera haciendo su cuerpo. Él cosechó mucho beneficio a partir de estas pruebas de humildad y paciencia.
Zosima recordó como más tarde Ignacio vio por primera vez al Poder de Dios manifestarse a través de Zosima.
Un niño ciego fue sanado. Dios lo hizo para que todos vieran.
Ignacio se dio cuenta de lo que había pasado y se puso pálido…
Luego hablaron en privado:
—¿Desde hace cuánto que puedes hacer esto, Zosima?
—La primera vez fue hace mucho tiempo, hace diez años… No entendía en ese entonces cómo funcionaba todo esto… Pero en el presente yo conozco la Voluntad de Dios y la sigo incansablemente. ¡Y Dios puede hacer a través de mí lo que sea necesario para Su Gloria! Sin Él, no puedo hacer nada.
Entonces Ignacio le asignó una celda especial a Zosima y le permitió recibir personas. También le permitió ignorar algunas reglas del monasterio.
Y se distanció, se ensimismó pensando, «Dios no me ha dado eso…»
Él no se propuso aprender aquello que hubiera podido dominar.
Más adelante, hubo otro momento en el que Ignacio pudo haber progresado…
Zosima recordó que tenía la esperanza de poder ayudar a Ignacio a conocer a Dios…
En ese entonces Ignacio se enfermó de gravedad. Sufría mucho dolor y prácticamente no se podía sostener sobre sus piernas ni hablar pero no dejó de orar la liturgia…
Después, los monjes lo llevaban sobre sus manos a su habitación. Sin embargo, el no llamaba a Zosima, no le pedía ayuda…
Entonces Zosima fue por sí mismo.
Ignacio yacía en su cama, pálido por el dolor. A pesar de eso, él aguantaba sus gemidos…
—¿Es tiempo de morir? —preguntó.
—No, no ahora, Ignacio. Simplemente estás expulsando cálculos renales. Pronto te sentirás mejor. Perdóname, Dios no me permite remover completamente tu dolor…
»Cuando sientas un dolor fuerte, recuerda todo el mal que pensaste e hiciste, ¡pídele perdón a Dios! ¡En tal caso, junto con los cálculos, también saldrá todo lo sucio y pesado en ti! ¡Vas a estar bien! ¡Incluso vas a sobrevivirme! ¡Dios te ha enviado esto para la purificación del alma!
—¡Perdóname, Zosima! Fui injusto contigo… Quizás fue por envidia… Creí que sólo yo era correcto y justo frente a Dios… Pero Él hace milagros a través de ti, Él te eligió a ti…
Zosima se quedó con el prior toda la semana.
Durante ese tiempo, Ignacio se ablandó, escuchó atentamente e hizo mucho… Pero luego él cambió nuevamente. Él decidió experimentar el Poder de Dios en sí mismo; sin embargo, no funcionó… Trató una y otra vez pero nada sucedió… Y luego fue como si una puerta se cerrara… Él mismo eligió eso: él mismo dejó de tratar de construir una nueva vida con Dios desde el comienzo… Parece que continuaba sintiendo resentimiento por su incapacidad…
¡No es fácil dejar que sólo el amor te gobierne! ¡La mente impide esto! ¡El egoísmo humano lo impide!
Pero a pesar de todo, él podría haberlo hecho…
* * *
Después de una pausa, Zosima continuó con la conversación:
—Ignacio me ayudó mucho. Gracias a su ayuda yo también pude ayudar a otras personas. Sin embargo, no pude ayudarlo mucho a él…
»Él obtiene un poco de entendimiento de cada conversación que tenemos… ¡Él también me permite enseñarte! Y no solamente enseñarte como le enseño a otras personas, sino prepararte para que me reemplaces cuando me vaya…
—¿De qué estás hablando? ¿Quién puede reemplazarte?
—¡Bueno, reemplazo o no, te tocará hacer mi trabajo cuando yo no esté!
»Les he dicho muchas palabras a las personas desde la paz del corazón, en donde mora el Creador. Pero ahora para mí es más apropiado estar en silencio que hablar.
»Algunas veces uno primero necesita explicaciones para comprender qué es el Amor de Dios y cómo experimentar Su Gran Silencio y Su Presencia en él.
»Y tú debes aprender a hablar de tal manera que el Silencio del Creador, nuestro Dios Padre, se vuelva evidente en tus palabras. Ahora debes aprender a transmitir la Presencia de Dios a la persona que venga a buscar tu consejo y ayuda, ya sea que estés hablando o en silencio.
»¡Frecuentemente podemos oír y leer que Jesús, Vivo y Resucitado, está con nosotros ahora y que el Padre Celestial es Omnipresente, Omnipotente y Omnisciente! Pero mientras que el alma no haya experimentado esto por sí misma, a menos que el Amor de Dios haya tocado el corazón, estas palabras serán sólo palabras, repetidas una y otra vez en oraciones o en sermones vacíos…
»¡Es importante la forma en la que te mantienes en silencio, en la que hablas, en la que escuchas! ¡Todo esto determinará si La Presencia de Dios alcanzará o no al corazón espiritual de la persona con la que hablas, si la puerta del santuario más íntimo del alma se abrirá o no!
»Ahora es tu turno de dar ayuda espiritual a las personas. Ahora tú, en vez de mí, escucharás a todos los que yo te señale.
»Tanta gente viene a diario… Estoy cansado… Cansado del deseo humano…
»Si se dieran cuenta de que no vivimos para nosotros mismos sino para Dios, entonces, quizás, podrían entrar en razón… Pero no es fácil explicar esto a las personas… Cuánto ha sido dicho ya sobre el amor al prójimo…
Zosima suspiró y dijo:
—Vayamos al jardín… La gente me ha regalado un pequeño cerezo. ¡Plantémoslo juntos!
* * *
Al día siguiente llegó a la celda de Zosima una pareja no muy joven. Nicolás sintió que ellos no confiaban en él. No era sorprendente: ¡ellos seguramente venían a pedir el consejo de Zosima y no de un novicio desconocido para todos!
Sin embargo, esto no molestó a Zosima para nada. Los saludó amablemente y dijo:
—Ahora hablarán con él, y Dios les dará consejo a través de él.
—¿Cómo es eso? Hemos venido a verlo a usted…
—¡No a mí sino a Dios!
Y el Silencio de Dios cayó sobre todos ellos. Una Paz transparente y Suave los abrazó y los llenó desde adentro.
Nicolás no sabía si era él mismo quien creaba este estado de Dios o si era Zosima que ayudaba a hacer tan palpable la Presencia de Dios. O quizás era Dios Mismo Quien manifestaba Su Ayuda…
Los visitantes comenzaron con su historia:
—Venimos a pedir un bebé a Dios. Hemos rezado por muchos años sin ningún resultado. Aún no tenemos niños. En la Biblia, hay historias en las cuales Dios permite que personas mayores tengan un bebé… pero quizás no somos dignos de esta gracia. ¿Cómo podemos encontrar esta gracia? ¿Qué debemos hacer para merecerla?
Nicolás inmediatamente sintió lo que debía decir como respuesta. Eligió sus palabras por un tiempo y luego dijo:
—¿Por qué quieren necesariamente tener un niño propio? Hay muchos niños que ya han nacido; viven en orfanatos y no tienen el cuidado de sus padres.
»Adopten un niño de ahí y críenlo. ¡De esta manera ustedes recibirán la felicidad y un niño encontrará unos padres que lo cuiden!
—Ya hemos pensado en eso también… Pero, ¿y si no logramos amar a un bebé que no es nuestro? ¿Y si su carácter es difícil y no logramos lidiar con él?
—¿No sucede eso también con los niños propios? ¿No sucede que los padres no pueden hacer frente a la crianza de sus propios niños?
—Pensamos que el Señor podría ayudarnos…
En ese momento Zosima entró en la conversación:
—Dios de hecho ayuda, ¡pero sólo cuando escuchan Sus consejos! ¿Son capaces de aceptar Su ayuda con humildad? ¿Son capaces de ayudar a otra persona?
»A cien kilómetros de su hacienda hay un orfanato. Una niña llamada Tanya, de doce años de edad, vive allí. Ella es delgada y un poco enfermiza. ¡Pero cuando viva con ustedes, se pondrá más fuerte gracias al aire fresco! Esta niña podría haber nacido a través de ustedes, pero ustedes no deseaban niños en ese momento. Ahora ella es una huérfana y ustedes están solos… Sin embargo, es fácil solucionar esta situación. Ella puede convertirse en su hija…
—Podríamos adoptar a un niño pequeño de manera que no sepa que es adoptado. Hemos soñado tanto…
—Han venido a pedir por el consejo y la ayuda de Dios…
»Ahora piensen y decidan por ustedes mismos qué van a hacer.
»Muchas personas desean adoptar un niño pequeño. ¡Pero si ustedes adoptan a Tanya, esto podría cambiar mucho su destino! ¡También sus vidas van a cambiar mucho! Todo va a comenzar de nuevo… Y respecto a cuidar bebés, lo harán con sus nietos…
Zosima sonrió de una manera especial. Él hacía eso cuando Dios le permitía ver un futuro bello:
—¡De hecho recibirán ese milagro que le pedían a Dios! ¡Pueden hacer esto de acuerdo con Su Voluntad! Ahora vayan…
La pareja hizo una reverencia hasta el suelo y se marchó.
Afuera la mujer le preguntó a su marido en voz baja:
—¿Iremos a buscar a Tanya ahora mismo?
Nicolás no sabía si había escuchado las palabras o simplemente entendía lo que estaba sucediendo en las almas. ¡Pero la dicha y la ternura lo inundaron!
—¿Funcionó? —le preguntó al padre Zosima.
Éste sonrió gentilmente:
—¿No lo entiendes por ti mismo?
—Sí, entendí. Pero todavía no puedo hacer como usted. Hasta que lo dijiste, no había visto a la niña…
—¡No te preocupes! ¡Aprenderás a penetrar profundamente en cada situación con la ayuda de Dios!
* * *
Nicolás no podía sentir a Dios en cada ocasión que las personas se dirigían a él con sus preguntas y preocupaciones.
Sólo cuando estaba junto al padre Zosima todo era fácil. ¡Pero cuando Nicolás estaba solo y las personas acudían a él con sus aflicciones él sentía que toda la responsabilidad recaía sólo sobre él y a veces nada pasaba! De manera que después de varios fracasos serios le dijo a Zosima:
—¡Es claro que aún no estoy listo! No me fuerce a hacer algo para lo que aún no estoy listo…
Zosima no se opuso.
¡Era duro para Nicolás! Él se sentía indigno, no sabía qué hacer y sufría…
Un día Zosima le dio un grueso cuaderno de notas cuyas hojas estaban amarillas por el tiempo:
—Tómalo. No he escrito sermones, ni tampoco todo lo que he escuchado de Dios. Nunca pensé que podría ser útil para alguien… Pero aún así es algo. Quizás te sirva a ti.
Nicolás lo tomó con reverencia, le agradeció a Zosima y se fue a su celda.
Abrió el cuaderno al azar y leyó:
«El desánimo significa la ausencia de Dios en tu vida.
»Si estás abatido, significa que tu amor por Dios se ha enfriado y que tu amor por tus prójimos también ha disminuido.
»Si mantienes a Dios en tu corazón, si tu corazón genera amor, luz y calidez a cada segundo, entonces la tristeza no puede surgir.»
¡Nicolás leyó estas palabras y éstas lo quemaron! Él pensaba que ya estaba firmemente establecido en el campo de la espiritualidad, pero resultó que…
Continuó leyendo:
«¿Por qué aparece la debilidad? Porque se ha debilitado la fuerza de voluntad en una persona. Las aspiraciones previas de esta persona se volvieron menos apreciadas por él o ella. ¡Y la razón más importante por la que esto sucede es porque esta persona no ve la necesidad de Dios para su trabajo!»
«¿Cómo hicieron los Apóstoles para realizar sus grandes obras? ¡Ellos —a través de Su amor por Jesús y el Padre Celestial— abrieron el camino para que el Poder de Dios fluyera a través de Ellos! Y dirigieron ese Poder hacia aquellas personas a quienes trataban de ayudar.
»¡Ellos lucharon para dejar a las personas el conocimiento que habían recibido de Jesús!»
«El mundo de las personas condena, juzga y castiga…
»Dios, al contrario, no hace eso. Él ama a todos Sus niños. Él ama incluso a los que están perdidos. ¡Y Él les desea el bien a todos y está listo para mostrarles el Camino a la felicidad y a la Luz!
»¡Esta es la esencia del perdón de Dios!
»Las cortes humanas deberían existir en la Tierra para frenar el mal de aquellos que están ciegos y sordos a causa de su odio y otros vicios…
»¿Y qué es el “juicio de Dios”? Es cuando nosotros, percibiéndonos ante Dios, vemos nuestras faltas y nuestros destinos…
»El que sirve a Dios debe dominar el perdón de Dios: ¡El Amor incondicional de Dios, el cual, como la Luz del Gran Sol, fluye equitativamente hacia todos!»
«Para cada alma humana que Dios envía a la Tierra existe una tarea realizable. ¡Y cumplir con esta tarea puede significar la gran hazaña de transformarse a sí mismo y a lo que está alrededor!
»¡Incluso si el trabajo que Dios le encarga a un alma no es grande por ahora, será bueno si ésta lo realiza felizmente!
»¡Sería bueno si, a causa de la aspiración al bien, empezáramos a actuar de acuerdo con la Intención de Dios!»
«Es importante no sólo decir palabras de consuelo a una persona. Tales palabras se olvidan rápidamente y luego esta persona comenzará a buscar el consuelo de otro…
»Aparte de esto, ¡necesitamos ver qué sería bueno para esa alma y mostrarle la posibilidad de resolver con alegría y comprensión el problema que Dios le ha planteado!»
»¿Por qué condenas la falta de discernimiento de tus hermanos menores?
»¡Cada uno llegará a la comprensión a su propio tiempo!»
«Se dice que “del amor al odio hay sólo un paso”. ¡No es verdad! ¡Aquel que puede odiar a su prójimo, al cual pensaba amar antes, no amaba a ese prójimo para nada!
»¡El amor perdona las ofensas!»
«Se dice: “El mandamiento de Dios es soportar…”
»Y una persona poco inteligente sufrirá y soportará mientras otros hacen cosas malas con él o ella…
»El sabio, en cambio, se apartará del mal que no puede corregir y cambiar.»
«Si tus manos, de pronto, se han ensuciado, necesitas lavarlas.
»No hay necesidad de esperar que la suciedad se caiga sola.
»Y no pidas la ayuda de Dios para esto.
»¡Uno debería limpiar todo en uno mismo a través de sus propios esfuerzos, incluyendo el cuerpo, la mente y las emociones! ¡Y esta limpieza debe mantenerse! ¡Sin ella es imposible percibir a Aquel Que es el Más Bello o, en otras palabras, escuchar y sentir a Dios!
»¿Cómo eliminar en uno mismo la resistencia a la Voluntad de Dios?
»La arena permite que el agua pase a través de ella; la arcilla no. Las propiedades naturales de la materia son diferentes.
»¿Por qué se enferma la materia del cuerpo? Normalmente, porque las propiedades negativas del alma lo afectaron.
»Es necesario transformar esas cualidades del alma.
»¡Y luego la enfermedad del cuerpo se irá y el alma brillará con pureza!
»¡Cuando el alma no ama —muere, por así decirlo!
»¡Podemos levantarnos por nosotros mismos desde el abismo de los pecados, vicios y sufrimientos y elevarnos, ascender a la vida en la pureza y en el Amor de Dios!
»¡El silencio del corazón espiritual se llena con las Palabras de Dios y luego el entendimiento penetra al alma!
Leyendo una y otra vez las notas de Zosima y recordando todo lo que ya había aprendido de él, Nicolás continuamente elevaba el estado del alma a la percepción del Espíritu Santo. Él estaba dominando la Unión continua con Dios.
* * *
El tiempo pasaba, pero Zosima aún no llamaba a Nicolás para que lo ayude con los visitantes.
Ese día Nicolás estaba ocupado cortando madera para el monasterio. Él amaba ese trabajo y era muy agradable ver como su cuerpo robusto y fuerte empuñaba el hacha.
Inesperadamente, fue llamado por el padre Zosima, quien dijo que tenía una tarea importante para Nicolás.
En la celda del padre había un chico de unos quince años de edad. Su brazo derecho colgaba como una cuerda. Era evidente que había venido a pedir por su sanación.
Zosima le dijo a Nicolás:
—Aquí hay trabajo para ti: ¡puedes sanar a Pablo!
Inmediatamente, Nicolás sintió lo que debía hacer. Ni siquiera necesitó pensarlo por mucho tiempo. ¡La Luz del Espíritu Santo lo abrazó como el Flujo de un Gran Río!
Le dijo cordialmente al niño:
—Vamos, ¡puedes ayudarme a cortar leña para el monasterio! Deja este trabajo y corre hacia aquí.
El niño le dijo con tristeza:
—Soy un mal trabajador: mi brazo derecho ha estado paralizado por un largo tiempo. No lo siento para nada…
—¡No importa! ¡Vamos a echarle un vistazo! ¡Vamos!
Mientras caminaban, Nicolás sintió clara e intensamente cómo el Espíritu Santo fluía a través de sus cuerpos. Él sólo dirigía ligeramente este Flujo, que surgía desde las Profundidades, hacia la columna del niño y a su brazo dañado…
Él observaba esos Flujos de la Luz de Dios, unido a través del alma con Ellos y escuchaba, como desde lejos, las palabras del niño que le decía que estaba avergonzado de su debilidad, que le gustaba una niña pero que no podía cortejarla a causa de su defecto… Además, ¿qué puede hacer un hombre sin un brazo en un pueblo?...
Cuando llegaron a la pila de leña, Pablo sorprendido movió sus dedos del brazo derecho:
—Tengo unas sensaciones extrañas en mi mano… ¡Mire! ¡Mis dedos se mueven!
Nicolás no le dio tiempo para quedarse pensado sobre esto:
—¡Si se mueven, entonces toma el hacha! ¡Ayúdame! ¡Yo ya estoy cansado! ¡No me gusta hacer esto! ¡Sostenla con tus dos manos! ¡Con una mano no podrás hacer mucho!
Trabajaron por aproximadamente una hora, por turnos: trabajando con el hacha y luego armando la pila de leña. Durante todo el tiempo, la Luz de Dios fluyó por sus cuerpos.
—¡Bien hecho, mi amigo! ¡Me has ayudado mucho! ¡Lo hicimos rápido juntos! Mañana te va a doler un poco el brazo, ¡pero no te preocupes! Es porque estuvo inactivo por mucho tiempo. ¡Ve a un baño público a calentarte! Y pídele al padre Zosima que te dé algún bálsamo medicinal.
Fueron al templo. El servicio aún no había comenzado. Estaba todo muy silencioso.
—¡Pablo, agradece a Dios por tu sanación!
—No sé muchas oraciones… ¿Cuál debería usar?
—¡Dilo con tus palabras! ¡No uses una oración! ¡Dios escucha cada palabra e incluso los pensamientos!
»¡Y recuerda que dado que Dios le devolvió la fuerza a tu brazo, deberás hacer el bien con él siempre! ¡Nunca hacer el mal!
Nicolás estaba parado junto al niño y no podía hallar las palabras para expresar su gratitud a Dios…
En el camino de vuelta a la celda del padre se encontraron con un gatito. En el monasterio había algunas gatas que regularmente tenían unas hermosas crías.
Nicolás tomó a este dulce y ronrroneante animal en sus brazos y le dijo a Pablo:
—¡Acarícialo!
Pablo tocó gentilmente el acolchado pelaje con la palma de su brazo recuperado…
—¡Es tan bello!… Una vez, cuando era niño, fui forzado a ahogar a unos gatitos. No quería hacerlo, lloré, pero a pesar de todo lo hice. Desde entonces nunca he acariciado a ningún gato, porque me sentía culpable frente a ellos…
—Quizás tu niña hermosa estaría contenta de recibir un regalo así.
—¡Sí, seguro! ¿Puedo?
—¡Por supuesto! ¡Por la suerte de ambos!
* * *
Cuando la puerta de la celda se cerró detrás de Pablo, Zosima felicitó a Nicolás:
—¡Bien hecho! ¡Y tú decías que no podías lograrlo! ¡Con Dios todo es posible!
»Pero, ¿cómo determinar dónde se encuentra el límite de las capacidades humanas? La realidad es la siguiente: cuando llegas al límite, Dios abre en frente de ti nuevas puertas, dándote nuevas posibilidades para nuevos logros. ¡Él ofrece nuevas misiones para el alma!
»¡La mente unida con el corazón espiritual e iluminada por el Amor de Dios no puede ser oscurecida por nada! ¡En este caso, Dios dirige la voluntad de la persona que se ha consagrado al servicio de Dios! ¡Y cada vez, surgen las palabras apropiadas que pueden ayudar a otra alma! ¡Y el poder de esas palabras es grande!
»¡Dios llena esas palabras con Su Poder a través de tu corazón espiritual abierto y expandido!