Parábola sobre el bien,
el bien realizado
y el bien no realizado
En un pueblo de provincia, emplazado en la costa de un gran río, había un monasterio. En ese monasterio vivía un anciano padre que era reverenciado por muchos como un santo. Su nombre era Zosima. ¡Se decía que milagros sucedían por su palabra, que las vidas de las personas cambiaban para bien y que las almas se transformaban! Un comerciante acaudalado, cuya hija fue milagrosamente sanada por Zosima, construyó un hospital público en esa ciudad. Muchas personas llegaban de lugares distantes para poder conversar con el padre, para pedirle su consejo. La ayuda de Dios llegó a muchos a través de las palabras y acciones del anciano y una gran cantidad de gente, luego de conversar con él, cambiaba sus vidas frente a los Ojos de Dios, tratando de hacer el bien…
Sin embargo, otra vida existía en el mismo pueblo. Había bares con fiestas de borrachos y asesinatos. También había cosas que no deben ni siquiera ser mencionadas… Y las personas multiplicaban sus calamidades porque no sabían nada acerca del significado de las vidas de las almas en los cuerpos… ¡Ni siquiera pensaban sobre esto!... Las personas —a raíz de sus vidas injustas— causaban daño tanto a los otros como a sí mismos. Y simplemente pasaban, sin mirar a los problemas de las otras personas y sin pensar sobre lo que estaban haciendo…
* * *
Una vez una joven mujer llegó a ese hospital público.
En la recepción, ella dijo que necesitaba hablar con el doctor más importante que hubiera.
La enfermera que mantenía los registros le dijo:
—¡Tú, querida, no necesitas verlo a él! ¡Tenemos a otra doctora que se ocupa de las mujeres embarazadas! ¡Ella es muy buena también, así que no debes preocuparte por nada! ¡Vino desde la capital! ¡El doctor Fyodor está muy ocupado! Es un cirujano y realiza cirugías muy complejas. ¡Ahora mismo está con un paciente difícil, así que no debemos distraerlo!
—No, debo hablar con él, —dijo la joven mujer, bajando la mirada — No puedo esperar…
—Está bien, voy a reservarle una entrevista con él. ¿Su nombre?
—Nadezhda Veresova.
En ese momento, un hombre alto de espaldas anchas con una bata blanca apareció en la entrada.
—Doctor Fyodor, llega justo a tiempo. ¡Aquí hay una mujer que lo busca!
—Muy bien, ¡vayamos al consultorio!
—Siéntese. ¡La escucho! Espero que esto no nos lleve mucho tiempo. Tengo una cirugía dentro de poco.
El Doctor Fyodor se sentó en frente a la mujer mirándola.
Ella, avergonzada, arrugaba las puntas de su chal, que cubría sus hombros y su gran vientre.
—Necesito una operación. No puedo dar a luz a este bebé… Perderé mi trabajo en el hotel de Taisiya…
Ella se forzó a decir estas palabras, palideciendo y sonrojándose, dado que era de público conocimiento que ese supuesto «hotel» era un lugar famoso en la ciudad por las juergas que tenían lugar en él. E indudablemente el doctor sabía esto.
Ella esperaba una reacción de condena y desprecio por sus palabras, pero no fue así. El doctor la miraba calmadamente, así que Nadezhda continuó:
—Acudí a Angelina. Ella siempre nos ayuda en este tipo de situaciones. Pero ella me rechazó diciendo que ya era demasiado tarde y que ella no era una asesina…
—Entonces usted acude a mí como a un «asesino», ¿verdad?
—No… No quise decir eso… ¡Perdóneme, por favor, perdóneme!... ¡Pero no tengo opción! ¡Ayúdeme!... Creí que él realmente iba a casarse conmigo, que una nueva vida, diferente y pura, empezaría para mí. ¡Por eso esperé tanto!... Yo sospechaba que él me estaba engañando. Él simplemente estaba jugando una apuesta con sus amigos… Yo no quería admitirlo… Y ahora… ¡Hasta he ahorrado algo de dinero! ¡Le pagaré! Si no es suficiente, entonces le daré más después, usted diga cuánto…
—Mi querida, ¿entiendes lo que me estás sugiriendo? ¡Me ofreces algo que va en contra de mi conciencia y por lo que iría a la cárcel! ¿Quieres que este hospital sea clausurado después de que yo cometa ese crimen? ¿Quieres que tome la vida de ese bebé que probablemente esté por nacer?
»Además, ¡tu quisiste a este bebé!...
»¡Hay otras salidas! Dices que has ahorrado un poco de dinero; esto significa que tendrás suficiente para empezar…
»No soy muy bueno dando consejos morales. ¡Pero no tengo derecho a hacer lo que me pides! Simplemente no puedo hacerlo ni quiero hacerlo…
En ese momento alguien tocó a la puerta:
—¡Doctor, estamos listos para la cirugía! ¡Estamos esperando por usted nada más!
—¡Sí, ya voy!
—Perdón, ya entendí… Perdón… —susurró la joven a la vez que sus labios palidecían y fue hacia la puerta…
El Doctor Fyodor comenzó a caminar apurado hacia el quirófano pero, repentinamente, la voz del padre Zosima sonó dentro de él:
«¿Y quién se va a hacer responsable del bien que no has hecho?»
El doctor Fyodor miró hacia atrás a la mujer que se estaba yendo.
Él entendió los pensamientos de la joven. Él había lidiado muchas veces con aquellos que eran rescatados de la horca en el último momento o que eran salvados después de haber tomado veneno…
Él volvió sobre sus pasos y, con un paso enérgico, alcanzó a la mujer que se iba, la tomó de los hombros y lentamente la hizo girar sobre sí misma. Él vio su rostro pálido, pero muy hermoso, sus ojos sin esperanza…
—¡Espere! ¡Escúcheme! Ahora no tengo tiempo, pero prométame que me va a esperar aquí. Después de la operación vamos a hablar. ¿O es necesario que la encierre para que no pueda hacerse nada malo a usted misma? ¡Encontraremos una solución! ¡Esté segura de eso! Si lo desea, podría permitirle trabajar aquí: limpiar, cuidar a los enfermos… ¡No hay situaciones sin salida, sólo hay ceguera espiritual! ¡Y la vida nos es dada por Dios para realizar un propósito muy importante! ¡Y necesitamos encontrar ese propósito y cumplirlo! ¡Usted es tan joven y hermosa! ¡Debe entender esto ahora mismo! ¡Siéntese aquí y espéreme! ¡Y no trate de irse!
—Esperaré… —susurró Nadezhda con voz temblorosa y las lágrimas brotaron de sus ojos.
* * *
La operación fue exitosa y los pensamientos del doctor Fyodor retornaron al problema que le planteaba la joven:
«Bien, ¿qué pasaría si le permitiera trabajar aquí? Ella dará a luz. Luego va a empezar a tener romances con los doctores, con los pacientes… Luego abandonará a su bebé y volverá a su vida anterior…
»¿Seré capaz de criar a este niño como si fuera mío? ¿Tendré la fortaleza para hacerlo? Hasta ahora no he podido crear mi propia familia porque ninguna mujer aceptaría mi estilo de vida, en el cual este hospital se ha convertido en mi “amado” principal…
»¡Pero un niño requiere cuidado y amor!
»Quizás, esta mujer pueda cambiar, pero ¿querrá hacerlo?
»No sé cómo explicar estas cosas a las personas, pero debería saberlo. Debo encontrar las palabras apropiadas ahora mismo… El padre Zosima puede explicar cómo encontrar la salida correcta de los callejones sin salida. Una vez él también me salvó a mí…»
* * *
Los recuerdos inundaron al doctor Fyodor:
Fue hace diez años. Él era un joven y exitoso cirujano en una de las clínicas famosas de la capital. Pero un paciente murió en su mesa de operaciones en cierta ocasión… Nadie acusó a Fyodor oficialmente. Sus colegas trataron de consolarlo, diciendo que eso le pasaba a todos los doctores, que era una experiencia de vida inevitable para ellos…
Pero Fyodor no pudo soportarlo. Abandonó su trabajo y se fue de la capital a un lugar en donde nadie lo conocía… Y allí comenzó a beber incesantemente… Era el final: no le quedaba ni un vestigio de esperanza, la oscuridad lo rodeaba…
Fyodor no recordaba quién le había contado sobre el anciano padre, pero repentinamente decidió ir a visitarlo.
Al llegar donde Zosima, él esperaba escuchar algunas palabras de consuelo, de recibir el perdón de sus pecados…
Sin embargo, escuchó algo completamente diferente:
—¿Pides por el perdón de tus pecados? ¿Pero quién se hará responsable ante Dios por el bien que no hiciste?
… Fyodor pudo recordar claramente los detalles de todo lo que había pasado en ese entonces. Él dijo abruptamente:
—Maté a una persona…
Él profirió estas terribles palabras y se quedó en silencio… Sentía lástima por sí mismo y por su vida en ruinas…
—Sí… Cómo podrías ser un buen doctor si tus manos están temblando por el vodka… —contestó el padre calmadamente.
Luego miró muy amablemente sus ojos —como si se dirigiera a un hombre que había trabajado como doctor, que había visto un futuro brillante por delante y soñaba con salvar gente…
—¿Cómo sabe que soy un doctor?
—¡No, ya no lo eres! ¡Ahora eres como un cobarde que siente lástima de sí mismo y que ha traicionado a su trabajo!...
—He venido a buscar consejo, pero usted…
—¡Sólo le digo la verdad! ¿Le asusta? ¿Bebe vodka para no ver la verdad?
«¡Si todos comenzamos a cubrir con vodka cada uno de nuestros pecados entonces una multitud de pecados aún más terribles aparecerán!
»¿Va a escucharme o solamente ha venido a que lo consuele?
—Vine a confesarme… No sé cómo vivir con un pecado así…
—Entonces confiésese: ¿cuál cree que fue su pecado?
—¡Fue mi error! Si no hubiera cometido ese error, ¡esa persona hubiera sobrevivido!... Pero él… murió instantáneamente…
—Pero si no hubiera realizado la cirugía, ¿hubiera sobrevivido?
—No, hubiera muerto también… pero no de inmediato…
—… Él hubiera agonizado por un largo tiempo antes de morir…
—Puede ser. Pero si hubiera hecho todo bien él hubiera sobrevivido y hubiera recobrado su salud… Por lo tanto soy un asesino.
—¡Dios determina el tiempo en el que cada alma debe partir de su cuerpo! ¡Y tú, como doctor, has tenido muchas oportunidades de ver como pacientes que según todas las reglas médicas no deberían haber sobrevivido, sin embargo lo hicieron y se recobraron! O, en cambio, un paciente que debía recuperarse muere repentinamente porque su corazón se detiene o algo similar sucede. A veces incluso las personas saludables mueren y los enfermos terminales se recuperan.
»¡Nada de esto sucede sin la Voluntad de Dios! Esta Voluntad se realiza, entre otras formas, a través de diferentes personas buenas o malas: a través de su trabajo, de sus hazañas, de sus crímenes o de sus errores.
»El sentimiento de culpa es útil porque el arrepentimiento llega de esta manera. ¡Sin embargo, esta persona debe luego seguir viviendo y corrigiendo lo que puede ser corregido!
»Pero si en vez de esto, uno cava su propia tumba a causa de la culpa y pone una lápida sobre ella, eso resultará en un gran daño tanto para esa alma como para todos alrededor.
»Las personas están acostumbradas a culparse a sí mismas sólo por el mal que han hecho. ¡Pero también deben responder ante Dios por el bien que podrían haber hecho y no hicieron!
»Así que decida ahora: ¡el Señor podría enviarle a muchas personas que necesitan de su ayuda si usted fuera capaz de superar su debilidad y su autocompasión y comenzar a realizar otra vez el servicio para el que fue llamado!
… Fyodor vio algunas imágenes flotando frente a él: muchas personas —niños, jóvenes y adultos— que recuperaban su salud gracias a él…
Zosima continuó como si supiera lo que Fyodor había visto con los ojos del alma:
—¡Todos ellos morirán antes de tiempo si no regresa a su trabajo! ¡Su falta ante Dios será grande si no salva a aquellos a quienes puede ayudar pero no ayuda debido a que ha abandonado su servicio más importante!
»¡Ahora usted puede arruinarse fácilmente bebiendo y dejándose llevar por su impotencia! ¡Es fácil para usted traicionar su vocación! ¡Es mucho más fácil para usted no cambiar y dejar todo como está hasta el fin de sus días, porque “todo es tan malo”! ¡Pero esto sería similar a no tratar una enfermedad que está en su propio cuerpo! ¡En ese caso, esta enfermedad inevitablemente empeoraría! ¡Como resultado, ese cuerpo moriría rápidamente!
»Sucede lo mismo cuando alguien no cura la enfermedad del alma.
»Este problema, dado que el alma es inmortal, ¡continuará sin solución incluso después de la muerte del cuerpo! ¡Y el alma tendrá que responder por su vida ante Dios!
»¡Si no te transformas a ti mismo y no te salvas de errores fatales tales como el miedo, la tristeza, la falta de fuerza de voluntad y otros, tu destino se pondrá cada vez peor!
»¡No importa qué tan persistentemente alguien trate de ignorar el problema que Dios ha puesto frente a esa persona, él o ella inevitablemente tendrá que entenderlo y resolverlo en el futuro!
»¡Apúrese a ayudarse a sí mismo y a los otros! ¡No desperdicie en vano el “agua de la vida” que Dios le ha dado para realizar su importante servicio!
»Las personas piensan que sólo el mal que han hecho es un pecado ante los demás y ante Dios. ¡Pero el bien no realizado también es un pecado!
»Por ejemplo, si un hombre se está ahogando en un río y otro hombre capaz de ayudarlo lo ve pero no lo salva, sin duda este bien no realizado le resultará en la muerte.
»Otro ejemplo es cuando los niños sufren de hambre en la casa de al lado o cuando una persona cruel hace una injusticia.
»¡Si miramos alrededor de nosotros con atención veremos la multitud de aflicciones que aquejan a las personas! Las aflicciones que llevan dentro de ellas mismas o que crean y multiplican alrededor de ellas… ¡Cuando vivimos estando concentrados sólo en nuestros sufrimientos no podemos ver el sufrimiento alrededor de nosotros, sufrimiento que podemos aliviar!
»Por el contrario, cuando buscamos ayudar a los demás, ¡Dios nos ayuda a nosotros!
»¡Aun así, no deberíamos hacer el bien insensatamente sino con discernimiento! ¡Debemos aprender este discernimiento! ¡Y esto quizás nos lleve toda nuestra vida!...
»Hacer el bien no significa solamente sacar a alguien de un río o sanar alguna enfermedad grave. ¡A veces sólo una palabra dicha oportunamente puede evitar que alguien cometa una acción terrible! ¡A veces basta solamente con escuchar silenciosamente a alguien para que esta persona entienda, incluso sin nuestra ayuda, qué es lo correcto, qué es lo incorrecto y qué es lo verdadero y qué lo falso!
»Jesús podía hablar de esa manera con las personas.
»¡Dios puede ayudarnos a elevarnos incluso desde las profundidades de los vicios y pecados! Por ejemplo, Pablo el Apóstol era un asesino y perseguidor de cristianos. ¡Pero él reconoció a Dios en Jesús, al Cual escuchó una vez, y logró cambiarse a sí mismo!
»Ese es el propósito más alto de nuestras vidas: ¡elevarnos hasta el estado de Cristo!
»¡No todos podemos comenzar a vivir así inmediatamente, pero todos podemos tratar de limpiarnos y transformarnos a nosotros mismos!
»¡Además todos tenemos la posibilidad de ayudar a nuestros vecinos!
»Cada alma tiene su vocación en su vida terrenal. Algunos pueden sanar enfermedades, otros pueden construir casas, enseñar a los niños, pintar cuadros, componer canciones o música.
»¡Cuando una persona encuentra esa vocación que le permite dar el mayor amor y bondad posibles a otras personas, esta persona es feliz a causa de su trabajo! ¡Y todos los que están alrededor se benefician mucho por el trabajo de esa persona, incluso si él o ella simplemente hornea pan o limpia las calles! ¡El que cultiva la tierra o diseña jardines también es feliz y justo ante Dios! Lo mismo sucede con los que pueden escuchar con el alma la música Divina y tratan de transmitirla a la gente o con el que cría a los niños y les da educación.
»¡Y es tu destino sanar a las personas de las enfermedades! ¡Y si no cumples con el propósito de tu vida será una gran falta ante aquellos que podrían ser salvados y rescatados a través tuyo!
»¿Quieres que te ayude ahora?
—Sí, quiero.
—Un mercader rico construyó un hospital en nuestra ciudad. Él paga los salarios de los doctores y de las enfermeras y todo es gratis para los pacientes. Este hospital puede llegar a ser muy bueno si un buen doctor lo dirige. Es verdad que no estamos en una capital y que esa persona no obtendrá mucha gloria por esto… ¿Aceptas dirigir ese hospital?
—¿Soy…? ¿Seré capaz de manejarlo?
—Solo, no podrás, pero con la Ayuda de Dios, sí. ¡No será fácil! ¡Pero puede resultar bueno! ¡Adicionalmente, te impongo una penitencia por tu pecado: no debes beber alcohol por el resto de tus días!
»¡Ahora elige por ti mismo entre cavar tu propia tumba o salvar a los otros de la muerte!
»¿Has decidido?
—¡Voy a tratar de hacerlo!
—¿Entiendes qué es lo que se necesita para lograr todo esto? ¿La Voluntad de Dios? Sí. ¡Pero no sólo eso! ¡Se necesita tu trabajo, tu esfuerzo diario! En otras palabras, ¡por medio de tus manos Dios puede crear muchas cosas maravillosas!
»Si no haces este trabajo, ¿quién lo hará por ti?
… Fyodor recordó cómo le habló el anciano padre: severo por momentos, por momentos gentil, como una madre con un niño pequeño…
¡Zosima logró hacerlo virar hacia una nueva vida! ¡Lo salvó de la pesadilla infernal y lo hizo nacer de nuevo, por así decirlo! ¡Desde ese entonces nunca más bebió alcohol! ¡Y le volvió la fe en sí mismo y en Dios! ¡Y ya hace diez años que el hospital funciona correctamente! ¡Miles de vidas fueron salvadas! ¡Y cuántas buenas personas que fueron llevadas por Dios trabajan con él ahora!
* * *
«¡Señor, ayúdame a encontrar las palabras justas!» —pensó Fyodor y suspirando profundamente fue al lugar en donde lo esperaba su visitante de la mañana.
Repentinamente vio los amables ojos de Zosima y se relajó completamente. Una calma parecida usualmente descendía sobre él antes de realizar operaciones difíciles. En estos casos, desaparecía la ráfaga de pensamientos; todo dentro de él se recolectaba en un solo estado y su intuición determinaba con precisión cada acción.
Él entró en la sala donde Nadezhda lo esperaba.
Ella estaba sentada cerca de una ventana y su rostro brillaba con una belleza y ternura asombrosas.
Fyodor se dio cuenta de que ella ya había tomado su decisión; ella traería al mundo al bebé y lo criaría. ¡Sin importar lo que él dijera ahora, lo principal ya estaba decidido!
Se sentó frente a ella. El cansancio de la operación ya había desaparecido, pero aun así no sabía qué decir…
Ella alzó sus ojos de una belleza increíble y le preguntó calmadamente:
—¿Cómo estuvo la operación? ¿Salió todo bien?
—Sí, espero que todo esté bien.
—¡Yo también estaré bien! —dijo ella sonriendo cariñosamente a lo nuevo y sin embargo desconocido y bello— ¡Gracias, me ha ayudado mucho! ¡Encontraré algún trabajo por mí misma! Coseré en casa o encontraré otra cosa…
Ella sonrió nuevamente con gentileza:
—Me voy…
—¡Espere un minuto! ¿Se casaría conmigo?
Ella miró a Fyodor como María Magdalena pudo haber mirado a Jesús cuando la gente deseaba lapidarla pero Él la defendió…
* * *
Poco tiempo después de la boda, nació una niña en la familia del doctor Fyodor y Nadezhda. La llamaron Sofía. Zosima la bautizó y es quizás por esto que todos comenzaron afectuosamente a llamar a esta niña Zosya…
Pero esa es otra historia…