Parábolas de Lao Tsé/La quinta parábola: El Gran Emperador de China Huang Di
La quinta parábola:
El Gran Emperador
de China Huang Di
El burrito caminaba lentamente por el sendero.
A veces él se paraba para restablecer sus fuerzas con una porción de hierba, entonces Lao Tsé se bajaba y le permitía pastar.
Lao Tsé se esforzaba por conocer todo lo que Huang Di abría ante él y preguntaba frecuentemente a Huang Di sobre sus encarnaciones pasadas y sobre aquellas lecciones de su discipulado.
Aquel día, cuando ellos se detuvieron de nuevo, Huang Di permitió a Lao Tsé ver algunas imágenes de aquel pasado remoto en el cual Lao Tsé era uno de los discípulos del Gran Emperador encarnado de China.
* * *
La procesión se movía lenta y solemnemente. El Emperador Huang Di estaba sentado en lo alto, vestido con un traje ceremonial, y contemplaba todo esto. Una multitud de personas pasaba como un río. La solemne procesión parecía infinita.
«¡Un Dios encarnado ha venido a las personas! ¿Cómo Él puede aguantar estas interminables ceremonias? ¿Seré yo realmente admitido a una reunión personal?» —Lao Tsé recordaba aquellos eventos tan claramente como si le estuvieran sucediendo de nuevo en ese momento.
La ceremonia llegó a su final. Los guardias llevaron a algunos invitados a las cámaras internas del palacio de Huang Di.
Sólo muchos años de práctica de meditación le permitían a Lao Tsé superar la agitación y entrar en la habitación en calma. Varios discípulos ya estaban allí.
Huang Di miró con ternura al recién llegado. Parecía ser diferente: ya no era la Deidad de la ceremonia del festival. Aunque la Grandeza Divina y la Tranquilidad rodeaban Su cuerpo como el Océano Transparente, también era simplemente un hombre sabio y bondadoso.
Huang Di dijo:
—¡Me complace darles la bienvenida a todos! El hecho de que ustedes hayan sido invitados indica su gran progreso en el Camino del conocimiento de Tao. ¡Espero que ustedes hayan sido bien acomodados y alimentados a pesar del ajetreo de la festividad!
Era sorprendente observar cómo su Grandeza Universal se combinaba con la comprensión de las necesidades humanas comunes de sus discípulos.
Muy pronto ellos se acostumbraron a la apariencia corporal de Huang Di, a la presencia viva de Dios en un cuerpo humano. El hecho de que Él estaba cerca de ellos dejó de ser un milagro que causaba estupefacción por la piedad. Ellos podían hacer preguntas y escuchar Sus respuestas y no perdían la habilidad de hablar cuando el Divino Soberano de China se dirigía a cualquiera de ellos personalmente.
Durante la enseñanza, Él a veces los invitaba a la sala de conversación. En otras ocasiones, los transportaba —con Su Poder Divino— a otros lugares de China, a las montañas, a los valles o a las orillas del océano, y entonces Sus lecciones tenían lugar allí.
Ahora Lao Tsé se veía entre los discípulos de Huang Di. Ellos estaban en la sala de conversación donde escuchaban las palabras del Gran Maestro.
Huang Di estaba sentado junto a ellos como igual entre iguales y hablaba. Era como si no hubiera distancia entre el Maestro Inmortal y Sus discípulos. Así Él también los ayudaba a ascender a las alturas de Su Conciencia Divina.
El Océano de Luz Viva de Huang Di estaba por encima y por debajo de nuestro planeta. ¡Su Infinitud se extendía por toda China! Sin embargo, Él se encontraba en Su cuerpo también con una Parte de Sí Mismo. Estaba sentado con Sus discípulos en una habitación y les explicaba los fundamentos del Camino. ¡La Gran Alma, Que impregnaba todo lo existente con Su Luz Viva, estaba unida con la apariencia humana!
¡En cuanto alguno de los discípulos abría la puerta de su corazón espiritual, el Palacio Celestial de este discípulo se llenaba con amor de Huang Di!
¡El Divino Emperador de toda China y de sus vidas estaba aquí!
¡Su mirada era tranquila, y cuando Él sonreía ligeramente, el Éxtasis los envolvía a todos!
—¡Siempre que levanten sus ojos al cielo, recuerden que los Cielos existen alrededor de toda la Tierra y dentro de ella! ¡Yo los lleno!
»¡Yo abrazo todo con Mi Corazón!
»¡Así es Mi Omnipresencia!
»¡No importa desde donde Me llamen, Yo puedo acudir inmediatamente a su llamada!
»¡Estoy por encima de todo y debajo de todo!
»¡No soy el único de los Grandes! ¡Sin embargo, siempre es más fácil llamar al Amigo Que conocen bien!
»¡Ahora, si quieren, pueden hacer sus preguntas y les responderé!
Uno de los discípulos preguntó:
—¿Por qué la mayoría de las personas viven como si Tao y Te no existieran?
—¡Los Rostros de Te no son visibles para una mirada ordinaria! ¡Sólo un corazón espiritual amoroso, tierno, sutil y grande adquiere la facultad de verlos!
»Un cuerpo que lleva dentro de sí un alma pequeña es vencido fácilmente por las enfermedades y otras desgracias.
»Quienes no experimentan la alegría y la Luz, sino que solamente miran sus problemas y tristezas y ven sólo oscuridad, son también inestables en sus vidas.
»¡Las personas deben estudiar y practicar los métodos de la purificación del alma y del cuerpo! ¡Sólo entonces la alegría llegará a sus vidas!
»¡El arte de vivir y crecer como alma estable en el amor sutil y tierno es un gran soporte en la vida! ¡Quien vive así podrá pronto ver los Inmortales Te y contar con Su Dirección en el Camino del conocimiento de Ellos y de Tao!
»¡Tales personas, como almas, empiezan a florecer y alcanzan a Tao, el Soporte inconmovible de todo lo existente!
Huang Di miró a otro discípulo y éste pregunto:
—¿Cómo debemos ayudar a las personas? ¡Pues solamente unos pocos quieren escuchar un consejo sabio! ¡E incluso aquellos que lo han escuchado, usualmente, objetan y no hacen lo que podría beneficiarlos!
—¡Quienes son débiles e inseguros, quienes no han madurado todavía en los caminos terrenales, quienes sólo quieren autoafirmarse y están apasionados por lo terrenal, deben ser dejados en sus destinos! ¡No hay que tratar de ayudarlos a alcanzar aquellas cumbres que son superiores a sus fuerzas!
»¡Al comienzo, cada persona se desarrolla lentamente y experimenta todo lo que desea y necesita experimentar. A través de esto, obtiene —vida tras vida— muchas experiencias diferentes: la dulzura del éxito, el éxtasis de la felicidad, la amargura de las derrotas, la tristeza de las desilusiones… Sólo después de esto llega el momento cuando nada le atrae en el mundo de las cosas y nada puede despertar en esta persona el deseo de poseer algo más de las cosas terrenales.
»¡Luego tal persona comienza la búsqueda del significado de su existencia y dirige la mirada del alma hacia Tao! En este caso, los Te le llevan al camino del conocimiento.
»¡No todos necesitan la Verdad sobre Tao, ya que para muchos tal Verdad está por encima de sus fuerzas! ¡Un alma debe madurar en su evolución personal hasta que un deseo vehemente de conocer a Tao surja en ella! ¡Pero es imposible enseñar esto!
»Ustedes deben aprender a ver y a encontrar a aquellos que realmente necesitan el Camino.
Otro discípulo preguntó:
—Quiero saber si se debe renunciar a las riquezas terrenales y si son un obstáculo en el Camino.
—Mientras las riquezas terrenales no «traben» a una persona como alma, éstas pueden ser útiles. ¿Pero cuántos son aquellos que, poseyendo oro y plata, palacios y tierras, jade y jaspe, son libres de éstos?
»Por otra parte, un pobre tampoco es libre de lo terrenal. La pobreza inmoviliza su desarrollo aún más, puesto que tal persona se preocupa constantemente de qué comer y dónde conseguir los recursos para seguir existiendo. ¡Tal “apego” suyo a lo terrenal le causa aún más daño que le causaría la excesiva posesión de las cosas terrenales!
»Para ser verdaderamente libre de lo terrenal, el pobre debe primero obtenerlo.
»Es más, quien no ha tenido nada importante de las cosas terrenales no ha aprendido a administrar sus bienes. ¡Por eso hay poca esperanza de que esta persona sea capaz de acumular los tesoros espirituales y usarlos apropiadamente! ¡E incluso si logra acumularlos, no será capaz de entregarlos a Tao Que le envió a la Tierra para su educación!
»Es por eso que las almas vienen a la Tierra más de una vez. Encarnándose incontables veces, ellas deben aprender mucho tanto en el mundo material como en los mundos de la sutileza Divina.
»¡Entre otras cosas, deben conocer el amor en todas sus manifestaciones! Pues aquel que es hábil en el amor terrenal puede llegar a ser hábil en el amor Celestial. ¡En cambio, aquel que no es hábil en el amor terrenal no será capaz de conocer y manifestar el poder del amor espiritual!
»Por esta razón, las personas primero aprenden el amor en las cosas pequeñas, donde las alegrías se alternan con las tristezas.
»¡Con todo, quien realmente ha conocido y realizado en sí mismo el Amor Divino, ya no puede ser afligido por nada! ¡Pues tal persona actúa según la Voluntad de Tao!
»¡En cuanto a aquellos que no están listos todavía para el Gran Camino, ellos pueden servir a Tao con sus obras! ¡Esto hará que sus vidas sean aún mejores ahora y que sus futuros destinos sean bellos! Sirviendo de este modo, ellos plantarán buenas semillas en sus destinos. El bien que hacen ahora les dará frutos en sus próximas vidas en la Tierra.
»¡Los destinos de aquellos que sirven a Tao por todos los medios posibles son puros y hermosos!