Cuentos del abuelo Vanya/Un cuento acerca de un pescador, un pequeño pez y el reino bajo el agua. Un cuento acerca de un pescador, un pequeño pez y el reino bajo el agua.El abuelo Vanya preguntó: —Anechka, ¿te gustaría que te cuente un cuento de hadas acerca de un pescador y un pequeño pez? —No —respondió Anechka—, yo conozco muy bien ese cuento. ¡Fue escrito por Pushkin! —Te voy a contar una historia completamente nueva, que me ocurrió cuando fui a mi último viaje de pesca. —Entonces sí, por favor ¡cuéntamelo! —dijo Anechka y se sentó cómodamente. —Así que, cada verano —empezó el abuelo Vanya—, yo pasaba tiempo con Akulina Andreyevna no en la orilla del mar azul, sino en la orilla de un gran lago. Tenemos una pequeña casa allí. »Y debe decirse que hemos vivido juntos por treinta y tres años y nunca hemos peleado. Todo lo que hacemos lo hacemos con amor y por consentimiento mutuo. »Un día me desperté temprano antes de que el sol saliera, tomé mi equipo de pesca y fui a pescar. »¡Salí de la casa y vi cuan hermoso era todo lo que me rodeaba! ¡La neblina se elevaba sobre el lago! El camino bajaba por la colina hacia el lago, ¡y mis piernas se movían como por sí solas! ¡Yo estaba tan feliz! »¡Pronto el sol comenzó a salir! ¡lo iluminaba todo con su luz, calentando y embelleciendo a la naturaleza! »¡Las gotas de rocío empezaron a brillar con la luz del sol como si fuesen diamantes, o incluso mejor! »Llegué a la orilla. Mi bote estaba amarrado con una cadena y estaba esperando por mí. Abrí una cerradura, puse los remos en los toletes*, y solté las amarras. »¡El lago era muy muy grande! Cuando me visites allí, lo verás con tus propios ojos. »Ni siquiera había brisa. La neblina ligera se elevaba del agua como el vapor se eleva de mi taza de té ahora. »¡La suave superficie del lago se veía como un gran espejo! »Las nubes, iluminadas por el sol naciente, se veían reflejadas en el agua. »Podía ver claramente el fondo del lago a través del agua transparente. »¡Suavemente iba remando y admirando la belleza que me rodeaba! »Podía ver la arena y las rocas debajo de mi bote. Podía ver como crecían las plantas acuáticas. Cardúmenes de pequeños peces nadaban y brillaban con sus escamas plateadas. »Las aves empezaban a despertar. Las golondrinas comenzaban a volar muy cerca de la superficie atrapando insectos para sus crías. Las gaviotas también estaban volando cerca del agua y de vez en cuando se sentaban cerca de mi bote. »Lancé el anzuelo esperando por el pez que sería el primero en morder la carnada. Sin embargo, ningún pez lo mordió. »Aunque yo no estaba perturbado, ¡porque todo estaba tan tranquilo y agradable alrededor! »Yo estaba así sentado y entonces me quedé dormido. »De repente vi como el corcho se movió y se sumergió, y la línea de pesca se tensó. ¡Parecía que un gran pez estaba en el anzuelo e incluso arrastraba el bote hacia sí mismo! Agarré mi caña de pescar con las dos manos. »¡Así que to estaba sacando al pez del agua y él me estaba metiendo al agua! »Pronto ocurrió que el pez me arrastró abruptamente y perdí mi balance, caí al agua y empecé a hundirme porque mi ropa —un impermeable de lona y botas altas de goma— era pesada. »Pensé que el final de mi vida se acercaba: ¡me iba a ahogar! Antes yo había sido más fuerte que cualquier pez, y los había sacado a todos del reino bajo el agua hacia la superficie donde ellos no podían respirar y empezaban a morir. Ahora era mi turno de morir bajo el agua, donde no podía respirar. »¡En ese punto cosas milagrosas comenzaron a pasar! »El pez que mordió mi anzuelo apareció ante mi rostro. Pero esta vez todo fue al revés: ¡Me sorprendió y me arrastró hasta el fondo! ¡Era un pez gato gigantesco! Nunca antes había visto un pez tan gigantesco. »Nos miramos el uno al otro. ¡Mis ojos se abrieron de par en par por el asombro y los ojos del pez también se abrieron de par en par! ¡Yo tenía un bigote y él también tenía un bigote! Pero mi anzuelo estaba en sus labios y él no tenía manos para removerlo. ¡La sangre corría y él tenía mucho dolor! »Entonces el pez gato me dijo: »—¡Quítame el anzuelo, me lastima! »Yo no escuché como lo dijo, pero milagrosamente comprendí lo que él decía. »Cuidadosamente le quité el anzuelo. »Y yo estaba esperando por lo siguiente que ocurriría. »El pez gato dijo: »—¡Yo quería destruirte por el mal que causaste a mi reino de peces! ¡Pero ahora veo que aun tienes bondad! »»Es por eso que aún estás vivo. »»¡Te dejaré ir si me prometes que nunca matarás a ningún pez, ni grande ni pequeño! »Prometí esto porque experimenté muy profundamente cuan doloroso fue para el pez tener un anzuelo y como ellos no quería morir antes de su período prescrito por la naturaleza. »¡Sabes, Anechka, que yo siempre cumplo mis promesas! ¡Soy fiel a mi palabra y no la romperé por ningún precio! »Parecía que el pez gato también descubrió mi lealtad, porque estábamos escuchando los pensamientos el uno del otro y respondiéndonos con pensamientos. »El pez gato me dijo: »—De acuerdo a nuestra ley de peces, se te concederán tres deseos por tu acto de bondad. ¡Solo necesitas pensar en lo que quieres desear y se hará realidad! »»Tu primer deseo es obvio. Si no quieres estar en el reino bajo el agua para siempre, debes desear aparecer en tu bote o en la orilla. »»¡Dos deseos más permanecerán contigo! ¡No los desperdicies en algo inútil! »Le agradecí al pez gato y me imaginé a mí mismo en mi bote como si nada de esto hubiese pasado. ¡Lo imaginé fervorosamente! Y se hizo realidad: me encontré en mi bote como si nada hubiese ocurrido. * * * —¡Te debes haber quedado dormido, y eso fue un sueño! —dijo Anechka. El abuelo Vanya respondió: —Yo pensé la misma cosa: lo más probable es que me haya quedado dormido y haya tenido este maravilloso sueño. ¡Pero no pude encontrar mi caña de pescar por ningún lado! —Entonces, ¡se cayó cuando estabas durmiendo! —También pensé en eso y empecé a buscarla, pensando que tal vez se quedó atascada en el cañaveral. Pero no la conseguí. —¿Tu ropa estaba seca o mojada? —preguntó Anechka. —Mi ropa estaba seca, pero yo me había imaginado a mí mismo en ropa seca. Es inconveniente y frío estar en ropa mojada. »Bueno, yo mismo no creía completamente en este milagro, en que yo estaba en lo profundo debajo del agua y hablé con el pez gato. »Tomé los remos y remé hasta la orilla. »Después de atracar, pensé acerca de ¿cómo podría llegar con las manos vacías a mi Akulina Andreyevna? ¿Con que ingredientes ella podría cocinar sopa? »Así que decidí recolectar hongos blancos*, pero no solo cualquier tipo de hongos blancos. ¡Deseaba que hubiesen unos hermosos, robustos, enormes y deliciosos, y que no hubieran menos de 10 de ellos! »Tan pronto como lo deseé vi algo en un arbusto costero que parecía un hongo blanco. »¡Me acerqué y de hecho era un hongo blanco, uno enorme, robusto y muy hermoso! ¡Di dos pasos más y vi otro! »¡Crecieron en una línea, todos los diez hongos blancos, cada uno más grande que el anterior! Volví a buscar y no encontré ningún otro. »¿No fue eso un milagro? Nunca había encontrado hongos tan grandes y hermosos ni antes ni después de esto. »Fui a casa muy complacido, pensando que la sopa sería excepcional, y que habría muchos hongos sobrantes para ser fritos. ¡Mi Akulina Andreyevna estaría alegre! »¡Yo estaba caminando y pensando si eso podía ser una coincidencia o un milagro! »Si eso realmente fue un milagro, ¿Qué podría pedir como tercer deseo? »Llegué y le conté todo a mi Akulina. »Comimos la sopa de hongos y comenzamos a discutir que deseo deberíamos pedir. »Parecía que teníamos todo: una casa cerca del lago y camas vegetales no muy lejos. La casa, sin embargo, era pequeña, había solo una habitación donde solo estaban nuestra cama, nuestra mesa, dos sillas y una pequeña estufa, pero, ¡por otra parte, debido a eso no tuvimos muchos problemas con ella! »No podíamos pensar en que desear. ¡Todo lo que teníamos era bueno, todo lo que no teníamos no era necesario! »De repente, el hijo de nuestro vecino, Petya, vino a nosotros. »¡Akulina le dio la sopa de hongos! Ella sentía pena por Petya y siempre trataba de alimentarlo. Este niño creció como un huérfano, aunque tuviera padres. Él estaba seriamente enfermo, y yo fui con él a los doctores de la ciudad en más de una ocasión. Ellos dijeron que el necesitaba una cirugía costosa, pero sus padres no tenían suficiente dinero ni siquiera para la comida porque lo gastaban todo en vodka. Akulina y yo solo teníamos nuestras pequeñas pensiones. Incluso si las reuníamos por el resto de nuestras vidas no podríamos recoger siquiera una fracción del dinero que los doctores pedían para la cirugía. »¡Tan pronto como Petya se fue, Akulina y yo decidimos dar el tercer deseo a este pequeño niño para que se pudiera recuperar! ¡Lo deseamos mucho! —¿Y qué? ¿Se hizo realidad? —preguntó Anechka. —¡Se hizo realidad! ¡Fui con él al doctor, y dijo que sus exámenes eran mejores y que él ya no tenía que hacer la cirugía! ¡El solo necesitaba continuar templando y fortaleciendo su cuerpo, y entonces la enfermedad pasaría! »En ese momento ya había estado enseñando a Petya a templar su cuerpo vertiendo un balde de agua helada sobre el cada mañana. »¡Así que, el pez gato no me mintió! ¡Y yo tampoco le mentí, pues desde ese momento no volví a pescar y no volví a comer pescado! ¡Dejé de comprar pescado que era atrapado por otras personas, porque si lo compraba significaría que fueron pescados y matados por mí! »Y desde ese momento también empecé a encontrar hongos milagrosamente en todas partes. ¡Incluso cuando las personas se iban del bosque con canastas vacías, mi canasta estaba llena! —¡Abuelo, tu historia es grandiosa! »Conozco el cuento de hadas acerca de la flor de siete colores. Pero en ese cuento solo el último deseo de la chica fue bueno. ¡En tu caso, sin embargo, todos tus tres deseos fueron buenos! —¿Y qué hay de ti, Anechka? ¿Qué desearías? —Lo pensaré y te contaré la próxima vez.
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