Taoísmo/Parábola sobre la capacidad de atravesar paredes
Parábola sobre la capacidad
de atravesar paredes
«La vida y el desarrollo de lo Sutilísimo
son eternos e infinitos.
Lo Sutilísimo es el Fundamento Profundo
de todo el resto.
Es Aquello sobre Lo Cual el mundo
material existe.
Y es Lo Que actúa sin recurrir a la violencia.
... Las puertas desde el mundo material
al mundo oculto
se abren con la observancia de la tranquilidad.
La comprensión de esta verdad surge
con la no acción.
... Siguiendo estrictamente el perpetuo Camino
de la transformación de uno mismo, como alma,
se puede conocer el Origen Eterno.
Este Camino es el Camino hacia Tao.»
Lao Tse — Tao Te Ching (6,10,14)
Un niño llamado Wen trabajaba como aprendiz de un alfarero. Era un huérfano.
Se supone que debía estar contento por el tipo de trabajo que tenía, la comida diaria que recibía, aun siendo escasa, y el techo sobre su cabeza…
Pero a Wen no le agradaba esa monótona vida: no le gustaba hacer las mismas ollas y cuencos cada día de la mañana a la noche.
Lo estaba haciendo bien, hacía cuanto podía, pero soñaba con otra cosa distinta...
Quería ser discípulo de un Maestro de Tao, ¡y no de un alfarero!
¡Quería salir de ese reducido mundo del taller, con sus altas paredes de barro que le aislaban del resto del mundo! ¡Quería escapar de ese monótono círculo de vida!…
... En cierta ocasión el alfarero sorprendió a Wen haciendo algo extraño. El chico modeló una figura humana de barro, la secó un poco, luego la sumergió en el agua… y la figurilla desapareció…
«Si también yo pudiera desaparecer; si pudiera disolverme y volverme invisible, huiría de este sitio y encontraría un Maestro de Tao» —pensó Wen.
En tales sueños le encontró su propietario. Y el castigo, por supuesto, no se hizo esperar.
Azotaba el alfarero a Wen con un tallo de bambú y crecía su exasperación con el hecho de que el tozudo muchacho no estaba pidiendo clemencia…
Y Wen, intentando contener sus gemidos, imaginaba que su cuerpo… se disolvería, que se iba a esfumar ya en el aire ante un atónito alfarero… Sabía que los Inmortales Maestros de Tao podían hacerlo: ¡Ellos desaparecían y reaparecían luego en algún otro lugar!…
En ese momento un hombre apareció en el patio. Sobre cómo atravesó una bien cerrada y recia puerta o los altos muros de arcilla en torno al taller para llegar allí dentro, el airado alfarero y Wen especularon mucho después…
Era Maestro Corazón Celestial Quien dijo:
—¡Deja que el chico venga conmigo! Te pagaré el precio que pidas.
—Uhm... Es muy buen trabajador y yo le aprecio —masculló el alfarero.
Dejó de castigar a Wen y comenzó a imaginar frenéticamente qué cantidad de dinero podría pedirle al extraño viajero. Esperando el regateo, aumentó diez veces el precio más alto y lo farfulló... Para su total sorpresa, el visitante le ofreció serenamente la suma especificada.
Desde ese momento el Maestro Corazón Celestial no prestó atención alguna al perturbado alfarero, igual que si ya no existiera, y habló sólo con el niño:
—¡Empaca tus cosas, Wen! —dijo—. Tú querías aprender lo que saben los Inmortales Maestros de Tao. Si vienes conmigo, te mostraré el Camino a la Morada de Tao.
... Todo había ocurrido tan rápido que Wen no tuvo tiempo ni de extrañarse de que el insólito Viajero supiese su nombre... Al instante reunió sus exiguas pertenencias.
Aún sentía Wen cierto temor de que este milagro fuese solamente un sueño y que pronto se iba a despertar y abriría los ojos... ante el torno del alfar…
¡Pero Maestro Corazón Celestial era real!
Así que Wen partió con Él.
De este modo se convirtió en un discípulo del Maestro Corazón Celestial.
* * *
Pasaron muchos años. La nueva vida de Wen como discípulo del Maestro Corazón Celestial no fue fácil, ¡pero le brindó la increíble ventura del cada vez más profundo conocimiento de Tao y Te!
… Cierta vez Maestro Corazón Celestial conversó con Sus discípulos que, bajo Su guía, habían estado explorando el Resplandor de Te y la Infinitud de Tao durante muchos años.
En aquella ocasión Él les estaba ilustrando sobre la muerte del cuerpo, y los discípulos Le escuchaban con gran atención:
—Quienes nunca piensan acerca del momento en que dejarán para siempre sus cuerpos pueden encontrarse en confusión, sobre todo si los dejan de manera inesperada y en circunstancias adversas.
»Ustedes ya han constatado que las almas siguen existiendo tras haberse separado de sus cuerpos.
»Cuando el alma se reviste con su cuerpo la gente acostumbra a llamar a esto vida. Cuando el alma abandona su cuerpo para siempre, llaman a esto muerte…
»Pero cuando nos ponemos la ropa de diario, ni estamos menos ni más vivos que cuando nos la quitamos…
»Ya sin sus antiguos cuerpos las almas continúan existiendo en el estado al que estuvieron acostumbradas mientras vivían en ellos. Es decir, se encuentran entre las almas que son similares a ellas, en los mundos de la correspondiente grosería o sutilidad. Las almas groseras y malvadas viven entre quienes odian y ejercen violencia. En contraste, las almas amables y tiernas viven en la casa de la paz y la caricia…
»Quienes han aprendido a vivir permanentemente en la Unión con Te obtienen la Unidad con Te.
»Y Quienes se han consolidado en la Unión con Tao alcanzan la Más Excelsa Morada de Todos los Perfectos.
»En la juventud nos parece que tenemos por delante una inmensa cantidad de tiempo… Los pensamientos sobre la vida y la muerte por lo general nos visitan hacia el final de nuestro viaje terrenal. Pero ¡esto no es sabio! ¡En la vejez una persona casi no tiene ni el tiempo ni la energía para los logros espirituales! Por tanto tiene sentido para nosotros estar siempre preparados para la transición.
»Con la pérdida del cuerpo, un alma pierde su capacidad de transformarse a sí misma. ¡Este es el por qué cada momento de la vida en el cuerpo no se debería malgastar!
»Para Quienes han conocido a Tao la muerte de Sus cuerpos ¡no es algo terrible! ¡No les arrebata Sus logros y sabiduría!
»De este modo los Perfectos, Quienes han afluido a Tao, dejan el mundo material.
»Quien ha conocido la Infinitud de Tao puede acostumbrarse a la vida en la Unión con Tao. En este caso esta persona no va a sentir ningún miedo cuando llegue el momento de salir del cuerpo. Tras haber dejado el cuerpo ¡Él o Ella se sumergirá en la Bienaventuranza de Tao!
»Todos ustedes ya han empezado a aprender a entrar en la Unión con Tao. Y saben que Tao es eterno y omnipresente.
»Este es un gran logro de cara a vivir en la Unión estable con Tao.
»¿Cómo se puede dominar eso? Pueden, por ejemplo, en meditación, percibir a Tao como la Infinita Muralla detrás del anahata de su cuerpo material. Y pueden apoyarse en esa Muralla, unirse con Ella y desaparecer en Ella.
»Para lograr esto, ustedes, como almas, deben tener el mismo nivel de sutilidad que Tao.
»Además, al ser Tao omnipresente, esta Muralla Sin Fin está justo aquí…
Maestro Corazón Celestial se apoyó en la invisible Muralla hecha de la Paz de Tao y carente de límites a izquierda, a derecha, arriba y abajo… Con el movimiento de los Brazos del Alma, Él entró en la Unión.
Ahora el cuerpo del Maestro Corazón Celestial se llenó con la Transparente Calma de Tao. Su cuerpo se volvió como una prominencia de la Infinitud de Tao en el mundo de la materia. Ello permitió al maestro estar presente a la vez en ambos mundos: en el mundo del Creador y en el mundo de la Creación.
Tras haber mostrado este ejercicio el Maestro resumió:
—Así es, más o menos, como se puede aprender a vivir ahora. Si hallan la muerte de sus cuerpos en tal estado, ¡eso significará que no han aprendido de mí en vano!
… Pasado un tiempo, cuando los discípulos, fatigados por el nuevo ejercicio, se estaban tomando un descanso, Wen preguntó al Maestro Corazón Celestial:
—¿Nos enseñará a atravesar los muros materiales?
—La gente ha inventado muchas maneras de crear y destruir diferentes muros… Ya los construyen para guarecerse de la intemperie o de ataques, ya destruyen los que otros crearon como defensa…
»¡Hoy les he mostrado el más Grandioso e Indestructible Muro entre todos los muros!
»Y si en algún momento tienen que atravesar un muro material con su cuerpo, sin duda les diré cómo hacerlo.
»Esa Unión que les mostré deben aprender a lograrla no sólo mientras caminan en meditación en torno al estanque de lotos, sino también en cualquier lugar. Deben fortalecer esa Unión y hacer de Ella el estado habitual de su vida. Más aún, deben aprender a sumergirse al instante en este estado, incluso en circunstancias adversas, a pesar de que les llevará mucho tiempo dominar esto.
»Sólo puede unirse con el Gran Poder de Tao quien haya transformado todo cuanto hay dentro de sí en la Calma de Tao. Para ustedes, esto es aún un futuro lejano. Pero recuerden que para quienes han trabajado a fondo en este Camino ¡nada les resulta imposible ya nunca más!
Y el Maestro Corazón Celestial desapareció, tras mover levemente Sus Brazos del Alma y retraerse en el Muro Infinito hecho de la transparente Paz de Tao.
… Y Sus discípulos comenzaron a adquirir destreza en la meditación que se les había enseñado.
* * *
Pasaron los años…
Wen era un discípulo capaz.
Siguiendo instrucciones del Maestro Corazón Celestial, él mismo fundó un pequeño monasterio en tierras norteñas de China y comenzó a enseñar allí lo que hubo aprendido de su Maestro.
Aquella tarde Wen evocó nuevamente la lección sobre la aceptación de la muerte del cuerpo mediante el logro directo de la Extática Unión con Tao. Esto llenó su cuerpo con la Gran Paz…
«Pero aún así, ¡lástima que el Maestro no nos enseñara la habilidad de traspasar las paredes materiales!» —pensó—. «¡Eso sería muy útil ahora!»
Una invasión de nómadas se adueñó de su provincia y el monasterio fue capturado…
Wen miró con cariño a sus jóvenes discípulos. Dormían sobre el piso de tierra de una mazmorra y estaban seguros de que él, Wen, les salvaría…
Un cruel líder de uno de los batallones atacantes decidió mostrar a todos los lugareños la fuerza del nuevo poder. Quería demostrar que sus «dioses» eran «más poderosos». Para ello, Wen y sus discípulos habrían de ser ejecutados al día siguiente ante toda la gente…
Wen no temía a la muerte de su cuerpo. Estaba seguro de que iba a ser capaz de encararla como su maestro le enseñó. Pero sus discípulos… ¡No tenían tiempo suficiente para dominar tantas cosas!…
… Apenas hacía cinco años que Wen había fundado su pequeña escuela. Allí había reunido a los huérfanos-infantes abandonados sin cuidados parentales. Se había convertido para ellos en un padre estricto, una madre cariñosa y un sabio maestro a la vez. Les había enseñado los principios éticos, a leer, a escribir y a desplegar el amor del corazón hacia todos los seres. También les había enseñado a hacer cerámica. No fue en vano que Wen aprendió las lecciones del alfarero. El don de trabajar con empeño y de hacer cosas que las gentes necesitaban había ayudado a su pequeña institución a disponer siempre de medios de subsistencia.
Pero todo lo que pudo enseñar a sus pupilos fue tan sólo las etapas iniciales del Camino del conocimiento de Tao. No hubo tiempo para más.
Wen recordó de nuevo las palabras del Maestro Corazón Celestial: «Si en algún momento tienen que atravesar algún muro material con su cuerpo, ¡sin duda les diré cómo hacerlo!».
Wen incluso sonrió bajo el brillo de los recuerdos… De pronto le pareció estar, como antaño, al lado de su Maestro…
Y, en verdad, el Maestro Corazón Celestial llenó todo el espacio alrededor con Su Presencia. Entonces Su intangible Luz se hizo visible para Wen: así es como los Inmortales se pueden manifestar.
—Sí, tienes razón; ¡es la hora de que cumpla Mi promesa! —dijo el Maestro Corazón Celestial.
»Hay varias maneras de atravesar las paredes materiales —prosiguió—. Ahora para ti tiene sentido no sólo penetrar en la mampostería con sus cuerpos, sino estar lejos de este lugar.
»Ven aquí hasta Mí. Haz junto Conmigo lo que te voy a mostrar…
… Wen repitió exactamente los movimientos de la conciencia, estando en la Unión con su Divino Maestro. Sus manos tocaron los muros de la prisión…
De repente vio el semblante sonriente del Maestro Corazón Celestial… al otro lado del muro… El pasillo apareció entre sus manos y las Manos del Maestro…
Los discípulos de Wen se despertaron:
—Maestro Wen, ¿por qué hay tanta luz? ¿Ya ha llegado la mañana?
—¡Aquí está el Maestro Corazón Celestial! ¡Vayan a Él!
Los discípulos vieron al Maestro Corazón Celestial y pasaron por el corredor abierto merced al Poder de Tao. Wen fue el último en pasar y el pasillo se cerró.
Se hallaron en un monasterio distinto, en el sur de China.
La brillante luz y el Maestro Corazón Celestial desaparecieron.
Jubiloso se acercaba Han al encuentro de Wen y sus discípulos. Era uno de los viejos camaradas del Maestro Corazón Celestial. Aquí, en la parte sur del país, había un monasterio creado por Él.
* * *
A la mañana siguiente, Han encontró a Wen junto a una pared de la casa. Estaba intentando pasar por ella, repitiendo la misma secuencia de movimientos de ayer. Trató de hacerlo todo exactamente. Pero la diferencia era ¡que ahí no estaba el sonriente rostro del Maestro Corazón Celestial al otro lado del muro!
Wen repitió sus intentos una y otra y otra vez hasta que la risa y dulce voz de Han interrumpió sus esfuerzos:
—Hay una pequeña condición de la que te has olvidado. Esta condición es ¡la Voluntad de Tao! Las acciones de este tipo se pueden cumplir solamente si concuerdan con Su Gran Designio! ¡Sólo bajo esta condición lo increíble y lo imposible pueden tener lugar!
* * *
Esa misma mañana, en otra parte del país, los guardias hallaron en la celda, en lugar del monje Wen y sus discípulos, a un desconocido.
A falta de los otros prisioneros, le llevaron ante el jefe del destacamento para ser ejecutado.
—¿Dónde se hallan los demás? —preguntó el comandante a los guardias.
—¡Están donde no puede usted encontrarles! —respondió en lugar de ellos el Maestro Corazón Celestial.
—¿Quién eres tú? ¿Y cómo osas hablar sin mi permiso? —gritó el comandante sin ocultar su indignación y su ira.
—Soy Quien sabe cómo son creadas las cosas a partir de lo sin forma y cómo en lo sin forma desaparecen. Soy el Perceptor de la Voluntad de Tao y Te. ¡He venido aquí para poner fin a esta crueldad sin sentido!
—Bueno, entonces ¡tú eres el que tendrá que morir!
—¡Eso es imposible! —replicó con una amable sonrisa el Maestro Corazón Celestial—. ¡Tú no Me puedes matar, ya que Yo soy Inmortal!
»Si bien tú, como alma, eres inmortal también, aunque esto no lo entiendes aún. Esta es la razón por la que eres el que va a morir una y otra vez como un cuerpo, ¡hasta que el conocimiento sobre el alma y el amor hacia Tao se vuelvan más importantes para ti que la vida llena de ansias de poder y de cosas materiales!
… Habiendo decidido que tenía ante sí a un monje loco, el líder no quiso escuchar nada más y dio la orden de matar al prisionero. Estaba muy contrariado por el hecho de que nada estaba siendo como lo había esperado…
Mas cuando los guardias trataron de ejecutar al Maestro Corazón Celestial sus armas atravesaron Su cuerpo translúcido sin causarle daño alguno. Los guardias se horrorizaron y su líder sintió su flaqueza de lleno...
Sonriendo serenamente, Maestro Corazón Celestial dijo:
—¡Nunca exhiban su fuerza sobre los vencidos!
»¡No causen daño alguno a las gentes inocentes!
»¡E informa a tus superiores de cuanto has visto y oído!
»¡Cumple todo lo que he dicho… y sólo entonces podrás vivir con dignidad tu vida!
* * *
Tras este incidente, los nómadas, que se habían adueñado de casi toda China, ya no causaron más daño a las residencias espirituales y honraron la sabiduría de Quienes conocían a Tao.
Esta actitud persistió incluso cuando, más tarde, esos nómadas llegaron al poder en toda China.
Y es que aquellos que se tienen como derrotados bien pueden ser más fuertes que los que les han conquistado.
El conocimiento espiritual sobre Tao y Te perduró en China y pasó de una a otra generación, de Maestros a aprendices.
Y siempre hubo quienes estuvieron dispuestos a dedicar sus vidas a este conocimiento.