Diálogos con Pitágoras/Comentario del Dr. Vladimir Antonov ¿Dónde podemos encontrar a Dios?
Comentario
del Dr. Vladimir Antonov
¿Dónde podemos encontrar a Dios?
Dios existe no sólo en iconos, estatuas, manuscritos antiguos y profecías, sino que está realmente y siempre en todo, siendo un constante Testigo y Participante en la vida de cada uno de nosotros. En este caso, estoy hablando, antes que nada, de Dios en el Aspecto del Espíritu Santo (o, más exactamente, de los Espíritus Santos).
Más aún, nosotros, como almas y cuerpos, somos partículas de Dios en el Aspecto del Absoluto.
El Absoluto es multidimensional. Su Parte principal, conocida también como Conciencia Primordial, Dios Padre, Alá, Tao, Ishvara, Corazón del Absoluto o Sol de Dios, es el Creador Que existe en la dimensión espacial suprema y más sutil.
«Dios es Amor» es la frase que hace referencia al Creador, al Espíritu Santo (o los Espíritus Santos) y a los Representantes encarnados del Creador (o Avatares, Mesías, Cristos).
Los Espíritus Santos son los Representantes no encarnados del Creador. En el pasado, Ellos también fueron personas encarnadas, practicantes espirituales que evolucionaron positivamente, alcanzaron la Consustancialidad con el Creador y ahora proceden de Él con el propósito de ayudar a los seres encarnados.
El Camino hacia el conocimiento del Creador en Su Morada y hacia la Unión con Él se recorre a través del desarrollo de uno mismo como un corazón espiritual y a través de la refinación de uno mismo como conciencia mediante los métodos de la autorregulación psíquica, del arte y de la ecopsicología, entre otros (todo lo mencionado forma parte de la rama de la ciencia que se llama metodología del perfeccionamiento espiritual).
El Absoluto evoluciona. Este proceso se realiza gracias al desarrollo de las almas individuales creadas por Ishvara. Desarrollándose positivamente, estas almas alcanzan la Perfección y afluyen al Creador en Su Morada enriqueciéndole de esta manera.
Con todo, también existen las almas que, usando su libre albedrío dado por Dios, escogen el camino del mal realizando actos viciosos y experimentando las emociones correspondientes. Al final son echadas a la «oscuridad exterior» o infierno.
Así cada uno de nosotros, personas encarnadas que viven en la Tierra, tiene la posibilidad de escoger para sí su futuro hábitat en una u otra dimensión del espacio multidimensional, dimensiones entre las cuales están la Morada del Creador, el paraíso y el infierno.
Pitágoras en cierta ocasión habló de esto de la siguiente manera graciosa: «¡El Amor engendra bebés compuestos de Luz! ¡Las almas que han desarrollado este amor alegran al Padre Celestial y llegan gradualmente a ser Uno con Él!». He aquí algo sobre lo que cada uno puede reflexionar.
Quienes han alcanzado la Unión con el Creador en Su Morada obtienen la posibilidad de seguir desarrollándose, pero ya dentro del Todo, es decir, dentro del Absoluto entero, permaneciendo al mismo tiempo con la Parte principal de Ellos Mismos en la Consustancialidad eterna con Dios Padre.
El significado de nuestras encarnaciones en la Tierra consiste en cumplir esto o, por lo menos, tratar de avanzar por este Camino hacia nuestra Meta común tan lejos como nos sea posible.
Para concluir, les brindo otra alegoría sabia de Pitágoras. Cuando uno de Sus discípulos Le preguntó: «¿Qué debe hacer uno para no perder la sensación de felicidad en la vida?», Él contestó así: «¡El Sol de la Felicidad sale en el firmamento interior!».
El lector ya debe comprender que en este caso se trata de que el desarrollo de uno mismo como corazón espiritual es de una importancia máxima, y no sólo para el perfeccionamiento espiritual, sino, simplemente, para poder llevar una existencia normal en el cuerpo material.
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