PrólogoEn las tierras que estaban habitadas por pueblos quienes ahora se refieren como eslavos, había una cultura especial con una tradición de diseminar el conocimiento a través de cuentos. Estas no fueron lecciones que aprender, sino más bien cuentos, en los que había información sobre la rectitud y sobre la historia de la Tierra, sobre los métodos para el desarrollo de las almas, y sobre Dios-el-Creador. Estos cuentos eran diferentes. Y se volvieron a contar de manera diferente —dependiendo de la audiencia—. En las largas noches de invierno, podían ser contados por los abuelos o las abuelas a los nietos. O, cuando estaban en las aldeas, los Magos contarían historias sobre por qué y cómo viven las personas, cómo evitar enfermedades y adversidades, cómo aprender a vivir una vida feliz y alegre, y cómo comportarse si ocurren dificultades y problemas. ¡Mucho conocimiento fue descrito en esos cuentos de hadas mágicos! Y esos cuentos mágicos se convirtieron en recordatorios de cómo Dios ordenó a las personas vivir en la Tierra. Esos cuentos enseñaron a las personas a realmente pensar, sentir, y actuar. ¡Y no era tedioso! ¡Tanto los niños como los adultos querían seguir esos ejemplos de belleza y justicia! O, a veces, uno se avergonzaba de escuchar pistas en esos cuentos sobre sus propios vicios. Y entonces las personas, quienes se habían estado peleando entre sí, comenzarían a buscar la reconciliación entre sí mismas. Y buscarían cómo rectificar sus fechorías. Estos cuentos ya no suenan como antes, porque las personas han cambiado y el dispositivo de la vida humana también ha cambiado. Pero Cada Uno de Nosotros Quien hablará, tratará de restablecer las cosas más importantes —para hacer que esta narración y libro de texto espirituales sea interesante y memorable para todas las almas. Ahora lentamente, Uno tras Otro, los Maestros Divinos contarán cuentos. Entonces —¡escucha—!
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