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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo primero: Amigas
 

¡Yo, Pitágoras, aquí y ahora, reabro Mi Escuela en la Tierra! ¡Con vuestra ayuda amigos Míos —le daremos comienzo—!

¡Me gustaría llevar la atención de los jóvenes hacia las leyes de la existencia y el significado de la vida!

¡Inculcar en las personas el amor por la Sabiduría!

¡Glorificar la belleza de la Tierra!

¡Hacer que la ley de la Bondad —sea la base de la vida en las comunidades humanas—!

¡Y, abrir de par en par —las puertas del Mundo del Amor Divino, la Paz y la Dicha— para aquellos quienes avanzan con ímpetu hacia ella!


(Pitágoras. «Clásicos de la filosofía espiritual y el presente».)

Capítulo primero:
Amigas

Ariadne, emergió de las aguas tras su baño matutino. Las esclavas, ungieron su cuerpo con incienso y aceites delicados, y peinaron su suntuoso cabello. ¡Vestida con un traje de fina tela y de costosos bordados de oro en los bordes, lucía como la encarnación misma de la gracia!

Se acercó al espejo plateado que reflejaba en todo su esplendor la magnificencia de su cuerpo.

Una de las esclavas —con una reverencia especial— puso a su alcance un cofre lleno de joyas. De las muchas exquisitas y ostentosas alhajas, Ariadne tomó tan solo una bella y delicada diadema. Se retocó el cabello y lo sujetó con esta fina ramita de oro y perlas.

Luego, con un gesto le indicó a la esclava que se retirara.

«¿Que más necesitas?» —se preguntó Ariadne mentalmente reflejada en el espejo.

Todo en su vida era lujo, joyas, atuendos…

La riqueza de su familia era enorme. Tanto su padre como su madre vivían ahora en Atenas y ya no la molestaban tanto con sus cuidados excesivos. Los pretendientes más guapos y acaudalados pedían su mano en matrimonio y ella misma podía elegir entre ellos…

Sus pensamientos fluían suavemente, como en un diálogo continuo con el hermoso reflejo en el espejo:

«¿Qué más quieres? ¿Matrimonio? ¿Hijos? Con elegir a cualquiera de los pretendientes se hará todo realidad.

»¿Qué falta en tu vida?

»El destino te acaricia como un mar cálido. ¿Pero por qué este vacío interior?

»¿Será que quieres entender el porqué de todo esto?

»En una o dos décadas, esta belleza se desvanecerá. ¿Qué quedará entonces? ¿Qué pasará con la bella Ariadne?

Ariadne, ahuyentó de su mente los pensamientos de vejez y de muerte…

Hoy estaba a la espera de su amiga Ferenike que prometió visitarla.

* * *

Ferenike, una belleza de pelo rojo ardiente y rizado, irrumpió en la casa de Ariadne inundando el espacio con toda la vivacidad incontenible de su naturaleza, exclamaciones entusiastas y un mar de risas alegres.

Las amigas se abrazaron tiernamente. Exquisitas golosinas acompañaban y deleitaban su conversación. Hablaron de los pretendientes de Ariadne durante largo rato sin darle preferencia a nadie.

Ariadne suspiró:

—Todo eso está bien, pero mi corazón no arde de amor por ninguno de ellos… ¿Y qué viene después? ¿El matrimonio, los hijos, la vejez… la muerte? ¡¿Para qué todo esto?! ¿Por qué la belleza se desvanece camino a la tumba? ¡¿Para qué este florecer?! ¡La vida debe tener algún sentido! —dijo Ariadne expresando finalmente en voz alta los pensamientos que le oscurecieron la mañana de ese día.

—Hablas como el filósofo. ¿Ya escuchaste entonces hablar del sabio que exalta la sabiduría ante todo lo demás? ¿Has asistido a sus conferencias? ¿Has escuchado alguno de sus discursos?

—¿A qué te refieres?

—Entonces, ¿no has oído hablar de Pitágoras? Llegó recientemente. Está organizando una escuela para la educación ética de la juventud o algo así. ¡Los discursos que da son admirados por muchos! Dicen que es tan guapo como Apolo. ¡Y que tiene el poder de Zeus!

»¡Dicen también que es dueño del Conocimiento Divino que viene de lo alto! ¡Quizás, —desde los mismos Dioses—!

»¡También que se llama Pitágoras porque Pitia en el templo de Delfos antes de su nacimiento, había predicho a sus padres el gran destino de su hijo!*

»Se dice también que se hizo sacerdote en Egipto. Que estudió magia y matemáticas de los caldeos en Babilonia. Y que ahora ha decidido ofrecer a las personas lo que sabe abiertamente.

»¡Mañana hablará de nuevo! ¡Deberías ir a escuchar sus discursos! ¡Además, muchos hombres dignos de atención estarán allí! ¡Podrás deslumbrarlos con tu belleza!

—¿Tú también vas?

—Ni hablar… ¡me moriría de aburrimiento! Yo no soy como tú, tanto razonar sobre el porqué de la vida me da sueño. ¡Quiero vivir, no hablar del sentido de vivir!

»Si la belleza y la juventud en mí florecen, quiero disfrutarlas a pleno, ¡no pensar en la vejez ni en la muerte!

»¡Bueno, me despido! ¡Mi admirador ardiente me espera! ¡Hoy nos divertiremos desde la noche hasta la mañana! ¡Y no estoy dispuesta a cambiar mi cita por —el discurso del mejor de los sabios—! ¡Me hablarás de este Pitágoras más tarde!

»¡Perdóname, querida amiga, pero yo soy así! ¡Te veo pronto cariño!

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